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La caída del magnate que prestó dinero al clan Pujol y revolucionó el mundo editorial
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bernardo domínguez, la sombra de malpaso

La caída del magnate que prestó dinero al clan Pujol y revolucionó el mundo editorial

Un enigmático mexicano desembarcó en Barcelona en 2013 y levantó un gigante editorial con pies de barro. El juez De la Mata le quitó ayer el pasaporte, acusado de blanquear dinero para el clan Pujol

Foto: Bernardo Domínguez. (EC)
Bernardo Domínguez. (EC)

A los trabajadores de Malpaso no les gustaba demasiado ver a Jordi Pujol Ferrusola pasearse por las oficinas de la editorial en Barcelona. Ya entonces, el primogénito del 'expresident' de la Generalitat estaba siendo investigado por blanqueo y evasión de capitales y su presencia enturbiaba el ambiente. Pero los empleados lo tomaban como una más de las extravagancias del propietario de la editorial, el magnate mexicano Bernardo Domínguez Cereceres. Él y Pujol Jr. habían trabado una gran amistad años atrás en México, donde el clan Pujol invirtió en varios negocios ruinosos. Ahora se daba la situación contraria: Domínguez mantenía inversiones en España y el clan Pujol se interesaba por él.

“Bernado ya dijo alguna vez que su relación con los Pujol le iba a traer problemas”, afirma uno de sus empleados, que llegó a formar parte del círculo de confianza del empresario. Y no se equivocaba. Ayer, el juez de la Audiencia Nacional José de la Mata interrogó y posteriormente dejó en libertad con medidas cautelares a Domínguez por, presuntamente, haber confeccionado contratos de préstamo ficticios por un valor de 28,5 millones de euros con el objeto de ocultar la fortuna familiar de los Pujol y mantenerla fuera del alcance de la Justicia. El juez le retiró el pasaporte, le prohibió salir de España sin autorización judicial y le emplazó a comparecer en sede judicial cada 15 días. Está investigado por blanqueo, falsedad documental y ocultación de bienes.

En realidad, la relación entre Pujol Jr. y el magnate, dueño del conglomerado empresarial DSC, fue fraguada por el padre de este último, Domínguez Moreno, fallecido en 2011. En 2005, el padre prestó a Pujol Jr. 2,3 millones de euros para construir el hotel de lujo El Encanto, en Acapulco. Dos años más tarde, le prestó otros 4,1 millones, según relata el diario mexicano 'Milenio'. La inversión fue una ruina y el hijo del 'expresident' terminó pagando su deuda mediante unos apartamentos de diseño en Puebla, en el centro del país.

placeholder Una portada de Malpaso
Una portada de Malpaso

No consta que la ‘primera familia’ de Cataluña haya apoyado a Domínguez en Malpaso, más allá de esas eventuales visitas de cortesía a las oficinas, una de ellas una fiesta de Navidad. Tampoco consta que la editorial haya servido como vehículo para blanquear capitales o cometer fraude, delitos por los que Domínguez fue acusado y encarcelado ya en 1999 en México. “Si alguien quiere lavar dinero, no contrata a 40 personas en España para montar una editorial”, explica un exempleado al que Domínguez debe dinero.

El empresario lleva una vida discreta, fruto de su obsesión por mantenerse en la sombra a raíz del secuestro que padeció en 1994. Solo se prodiga en sus vacaciones en la Costa Brava, donde suele veranear por todo lo alto junto a su segunda esposa, la catalana Berta Mongé, directora de Marketing de Malpaso. También los tres hijos de Domínguez han trabajado en uno u otro momento en la editorial. “Es una persona inteligente y leída, pero no entiende cómo funciona el mundo editorial y ha cometido un error tras otro. Nunca escucha a nadie. Solo su orgullo iguala a su incompetencia”, indica otro exempleado.

El sector que mejor conoce Domínguez es el de la construcción. En él se sostiene el conglomerado DSC, que aglutina 87 empresas de ámbitos tan dispares como la hotelería o las plantaciones de eucalipto y agave. Entre ellas, también está Malpaso Holdings. Su fortuna empezó a fraguarse, paradójicamente, como consecuencia del devastador terremoto que sufrió México en 1985. Domínguez obtuvo importantes licencias para tareas de reconstrucción que catapultaron su riqueza y su poder.

En los últimos tiempos, afirman desde el entorno de Malpaso, está “vendiendo pisos en algunos de los bloques de viviendas que tiene en México para ir sufragando las deudas”. No permite que nadie le pregunte sobre las finanzas. “Tengo inmuebles, lo resolveré”, es su lacónica explicación en los comités de empresa. De hecho, el empresario había diseñado un plan de pago de deuda que, en las actuales circunstancias, puede irse al traste, dejando el futuro de Malpaso a los pies de los caballos. Es decir, a un paso del concurso de acreedores.

placeholder La librería que Malpaso ha cerrado en Barcelona. (Gentleman)
La librería que Malpaso ha cerrado en Barcelona. (Gentleman)

Un imperio tambaleante

Desde su nacimiento en octubre de 2013, Malpaso ha estado envuelta en un halo de asombro y misterio. Nadie entendía cómo una editorial surgida de la nada en lo más crudo de la crisis era capaz de crecer y expandirse tan velozmente, arrebatando en ocasiones lanzamientos a Planeta y Penguin Random House y consolidándose en el complicado nicho de las editoriales medianas. Y nadie sabía de dónde sacaba el dinero su fundador y único socio capitalista, Bernardo Domínguez. Hitos como pagar 250.000 euros por los derechos en español de la obra de Bob Dylan o 120.000 por las de Elton John forman ya parte de las extravagancias más sonadas del mundo editorial en España. O la fiesta por todo lo alto en la Feria de Fráncfort con tequila y mariachis para 200 personas, un gasto que ninguna editorial de su tamaño se atrevería nunca a realizar.

Por no hablar de los libros: ediciones muy lujosas, de tapa dura y cantos de página pintadas de colores que destacan en cualquier librería. "Era una chufla frecuente. Yo cada vez que veía a los editores les preguntaba de broma si les estaba financiando el narco. Ahora me he dado cuenta de que no tenía mucha gracia la broma", comenta un autor. La cara visible y mediática de Malpaso, el editor Malcom Otero Barral, nieto de Carlos Barral, llegó a afirmar en esta entrevista que ellos no tenían "nada que ver con Jordi Pujol Jr., ni con la corrupción" tras una pregunta del periodista.

Foto: Puedes leer este reportaje con un formato especial: http://www.elconfidencial.com/cultura/2017-04-15/libros-planeta-penguin-editoriales-aramburu_1366425
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Bernárdez gestionó Malpaso a golpe de talonario hasta que el Justicia mexicana congeló sus cuentas y le complicó las transferencias de capital a España. Lo que antes eran anticipos muy suculentos para editores noveles (hasta 10.000 euros para escritores no publicados), adquisición de sellos editoriales y ampliación de catálogo, se convirtió en impagos a proveedores, imprenta, traductores y autores. De los cerca de 40 trabajadores contratados, ya solo quedan una docena. Deudas que se arrastran hasta el día de hoy. Domínguez llegó a cuantificar en cuatro millones las pérdidas con Malpaso en estos cinco años. La deuda, en verano de 2017, era de unos 700.000 euros, según fuentes conocedoras de los balances de la empresa. Junto a la editorial, el empresario abrió un restaurante, una librería que ha tenido que cerrar y un centro deportivo en Barcelona. Esos son todos sus activos conocidos en España.

En el mundillo cultural, la reputación de Bernardo Domínguez y Malpaso empezó a ser cuestionada (primero en broma y cada vez más en serio) por su sospechoso modelo de negocio, basado en captar autores con suculentos adelantos y adquirir pequeñas editoriales, algunas ruinosas, una estrategia que nadie terminaba de entender en un sector acostumbrado a vivir con estrecheces y contando cada euro. En los últimos tiempos, el rumor más persistente era que Malpaso no pagaba a tiempo, o directamente no pagaba. “Cuando me llamaron, mucha gente me advirtió de que no me metiera ahí porque me iban a engañar. Otros, sin embargo, me decían que no habían tenido problemas”, asegura la autora Laura Fernández, que tradujo dos libros para el grupo editorial del mexicano.

Lo más increíble es que Malpaso declaró a Hacienda que me había pagado e ingresó el porcentaje de impuestos

Fernández tuvo que amenazar con dejar a medio traducir la última obra que le encargaron para que le pagasen la primera. “Con esa maniobra conseguí que ingresasen el dinero, pero ya no cobré la segunda traducción. Me deben 2.300 euros desde noviembre y me siguen dando largas. Es común, y en Barcelona creamos un pequeño colectivo para llevarlo a los juzgados al ver que éramos varios. Lo más increíble es que Malpaso declaró a Hacienda que me había pagado e ingresó el porcentaje de impuestos. Así que en la declaración de la renta me aparecía como si me hubiesen pagado. Para reclamarlo, necesito citación judicial: no aceptan la reclamación porque es su palabra contra la mía. Tengo los recibos bancarios para demostrar que nunca me pagaron. Es algo increíble, no me había pasado nunca”, dice.

Autores, traductores y correctores confirman a El Confidencial que los impagos han empezado a ser más que frecuentes, a pesar de que la empresa aparecía saneada en los últimos registros (de 2016) tras una inyección de capital de 3,69 millones de euros procedente del grupo mexicano DSC. La facturación, nada desdeñable, rondaba ese año los 1,5 millones anuales. “Pues han dejado de pagar incluso suministros, nóminas, imprenta, etcétera. Van trampeando y desde hace ya tiempo solo pagan lo que no tienen más remedio para seguir funcionando. Están en una huida hacia delante”, dice un extrabajador.

placeholder Libros de Malpaso con los cantos de colores. (EC)
Libros de Malpaso con los cantos de colores. (EC)

Galder Reguera, autor de 'Hijos del fútbol', no ha visto un duro a pesar de que la primera edición (3.000 ejemplares) está prácticamente agotada y de que ha sido uno de los mayores éxitos de Lince desde que el sello fue adquirido por Malpaso. “Me dan largas, aunque los editores han dado la cara, pero he hablado con ellos mil veces por teléfono y me remiten al mes siguiente, me prometen que van a pagar. Al final, decidí recurrir a un abogado y mandar una notificación, un requerimiento. Les dije también que lo iba a hacer público porque no puede ser”.

Desde la editorial admiten que la situación financiera es delicada. “Por eso estamos teniendo demoras al pagar a proveedores, incluso con las nóminas hay demoras. Estamos cobrando todos con retraso, no solo le pasa a algunos”, dicen. Prometen satisfacer todas las deudas antes de que acabe el año e insisten en que se trata de una "dificultad" con la recapitalización. “Igual que en 2016 llegó una inversión importante, ahora estamos a la espera de otra”. No saben explicar cuál es el problema que frena esa inyección de dinero, pero dicen confiar en la gestión del millonario mexicano para lograrlo. “Parece que hay un obstáculo y por eso no podemos cancelar las deudas a la velocidad que nos gustaría. Pero de esas gestiones económicas nosotros no tenemos información”, aseguran.

Teníamos unas expectativas de ventas que no se han cumplido y una estructura demasiado grande

El problema de fondo, afirman desde la empresa, es que Malpaso se lanzó a levantar, de la nada, un grupo editorial con más de 200 títulos al año. “Y eso quizá no era realista. Teníamos unas expectativas de ventas que no se han cumplido y una estructura demasiado grande. Ahora lo que se está haciendo es una racionalización del gasto, una reestructuración de la plantilla y una reducción de títulos. Por eso vamos a tardar un poco en equilibrar y pagar las deudas generadas”.

Los editores de la competencia, que llevaban mucho tiempo preguntándose de dónde salía el dinero de Malpaso, sienten que el tiempo les ha acabado dando la razón. “Han levantado libros a pequeñas y grandes editoriales. Estaban reventándolo todo a su paso. Si acaban quebrando, sería un final hasta cierto punto lógico. Pero esperemos que eso no ocurra porque van a dañar a mucha gente y a muchos pequeños sellos por el camino”, comentan.

A los trabajadores de Malpaso no les gustaba demasiado ver a Jordi Pujol Ferrusola pasearse por las oficinas de la editorial en Barcelona. Ya entonces, el primogénito del 'expresident' de la Generalitat estaba siendo investigado por blanqueo y evasión de capitales y su presencia enturbiaba el ambiente. Pero los empleados lo tomaban como una más de las extravagancias del propietario de la editorial, el magnate mexicano Bernardo Domínguez Cereceres. Él y Pujol Jr. habían trabado una gran amistad años atrás en México, donde el clan Pujol invirtió en varios negocios ruinosos. Ahora se daba la situación contraria: Domínguez mantenía inversiones en España y el clan Pujol se interesaba por él.

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