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'Fariña' en Torremolinos: así es la historia de 'Brigada Costa del Sol'
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en el festival lo que viene

'Fariña' en Torremolinos: así es la historia de 'Brigada Costa del Sol'

Hugo Silva, Sara Sálamo, Jesús Castro y Álvaro Cervantes encabezan el reparto de esta serie policial basada en la historia real del primer grupo antidrogas más laureado de los 70

Foto: Hugo Silva y Jesús Castro en 'Brigada Costa del Sol'. (Mediaset)
Hugo Silva y Jesús Castro en 'Brigada Costa del Sol'. (Mediaset)

Son los años 70 y tras una década de desarrollismo España se ha convertido en la playa del norte de Europa. Mientras aquí Tony Leblanc, Rafael Alonso y Antonio Ozores dedican el verano a perseguir turistas suecas, en Estados Unidos 'Starsky y Hutch' ponen de moda la combinación pistola-chupa de cuero-pantalón de campana. En Torremolinos y Benalmádena brotan garitos y discotecas como champiñones silvestres y desde Madrid, por las noches, sale un avión que aterriza en Málaga al que bautizan como 'el putero'; no hace falta explicarlo. Y con la fiesta, de la manita, llegan las drogas, esa quimera imposible, esa cosa de legionarios y de películas de Hollywood que no podía existir en la virtuosa España del tardofranquismo. Toneladas primero de hachís que entran desde Marruecos y se distribuyen a través de Málaga al resto del continente.

placeholder Fotografía de los miembros de la Brigada Costa del Sol que aparece en el documental 'Los que caminan solos'
Fotografía de los miembros de la Brigada Costa del Sol que aparece en el documental 'Los que caminan solos'

Y allí, en enero de 1976 nace el primer grupo policial antidrogas fuera de la capital, la Brigada Costa del Sol, un conjunto de policías de lo menos convencional, vestidos con deportivas y cazadoras y con los Magnum asomando por la sobaquera, agentes de la ley con pinta de macarras como punta de lanza en la lucha contra el narcotráfico. "Éramos muy marchosos, demasiado marchosos", reconoce Gonzalo Prieto, miembro de la brigada, en el documental 'Los que caminan solos' de Antonio Moreno. Ninguno tenía mucha idea sobre el tema y tuvieron que aprender a distinguir los diferentes tipos de drogas en un cursillo de apenas una semana, un reflejo de la inocencia que respecto a las drogas presentaba la sociedad española de la época. Una brigada mítica que se infiltró desde los barrios marginales hasta los grupos internacionales de tráfico de estupefacientes y que ahora se ha convertido en la última ficción televisiva que prepara Mediaset —junto a Warner y con la participación de Netflix— y que se ha presentado en rueda de prensa en el festival Lo que viene de Tudela de Navarra.

Foto: Foto del grupo Costa del Sol con policías de Gibraltar (Del libro 'Vivencias de un policía' de José Cabrera).

Este viernes fue el duodécimo día de rodaje —de aproximadamente 180— para Hugo Silva, Miki Esparbé, Jesús Castro, Álvaro Cervantes y Sara Sálamo, quienes encabezan el reparto de 'Brigada Costa del Sol', una serie "ambiciosa" y que ha sido difícil de poner en pie. "Fue el grupo policial más premiado y más laureado de la historia", explica el realizador argentino Fernando Bassi, uno de los creadores junto al guionista Pablo Barrera ('Punta escarlata', 'El corazón del océano') y el coordinador de postproducción Juanjo García. "Recibimos hace un par de años de un colega malagueño el documental de 'Los que caminan solos', que hablaba de la historia de este grupo de policías, cada uno de su padre y de su madre, que se juntaron. Empezaron a trabajar solos, sin casi apoyo oficial, y se hicieron muy cercanos y amigos de por vida; hoy en día siguen siendo mejores amigos, padrinos, familia".

placeholder Una imagen de Jesús Castro y Hugo Silva en el rodaje de 'Brigada Costa del Sol'. (Mediaset)
Una imagen de Jesús Castro y Hugo Silva en el rodaje de 'Brigada Costa del Sol'. (Mediaset)

"Hemos querido retratar cómo se construye en el ámbito del trabajo policial una amistad y una lealtad tan fuerte que se sostiene 40 años después. Torremolinos, año 77, discotecas, música disco, comienzo de los tiempos democráticos en España, que se abre al mundo, y que con esa apertura llega el hachís de Marruecos, algo que empieza a transformarse en un negocio", explica. "Era un grupo de aventureros con unos perfiles muy concretos", continúa Barrera, que admite referencias como 'Doce hombres sin piedad' o 'Los doce del patíbulo' a la hora de retratar a la brigada en el guión. "Era una época en la que el trabajo policial era un poco como el 'far west', porque las leyes en España venían del franquismo y había una vigilancia militar y fuerte que de repente desapareció. Los policías trabajaban como si fueran 'sheriffs' con total impunidad en sus métodos".

Los policías trabajaban como si fueran 'sheriffs' con total impunidad en sus métodos

Hugo Silva da vida a Bruno López, el cabecilla del grupo, mientras que Álvaro Cervantes es el inspector Leo Villa, al que llaman 'el pijo'. Jesús Castro forma parte de la Brigada como Terrón, un personaje "que te puede decir las cosas a buenas o darte dos hostias", y Miki Esparbé hace de Martín Pulido, que es el cerebro del grupo, la cabeza pensante. Finalmente, Sara Sálamo es Yolanda, 'La Buhíta', hija de un pescador de La Carihuela y que se dedica a algunos negocios turbios que chocan con los intereses del grupo.

"Era muy importante que nos trasladáramos a la España de verdad del 77", prosigue el guionista. "Siempre he tenido la sensación de que cuando tratamos los géneros en España a menudo tenemos la tentación de trasladar las películas de otros países aquí y no asentar nuestra idiosicrasia. Creo que ahora es una tendencia generalizada la de utilizar los géneros y llevarlos justo a la identidad de cada país. El género negro nórdico es interesante porque es nórdico y 'Narcos' es interesante porque sucede en Colombia y no en Estados Unidos. Es esa idea de lo glocal, que podamos tratar los géneros con ese lenguaje narrativo universal pero siendo muy locales a la hora de contarlo".

Pero el Torremolinos de entonces poco tiene que ver con el Torremolinos de 2018. Aunque en 1976 ya existía el brutalismo arquitectónico de los mamotreto de apartamentos de una docena de pisos, el paseo marítimo exhibía una amplitud estrangulada hoy por la congestión de turistas y turismos y por los 'pequeños' rascacielos que se suceden en fila india frente a la playa. "Específicamente, Torremolinos es de lo que más ha cambiado en la zona", afirma Bassi. "Es una ciudad que se ha contaminado urbanísticamente de muchos carteles de turismo barato. El proceso de localización ha sido delicado y largo, aunque siempre tienes el mar y la playa a tu favor, porque eso no ha cambiado. Pero en un margen de 50 km desde Málaga hacia un lado y hacia otro es donde hemos encontrado esos lugares que se asemejan a lo que era el Torremolinos de los años 70 y, sobre todo, a la imagen que tenemos del Torremolinos de los años 70".

Tampoco los españoles de los años 70 tenían demasiado que ver con los españoles de ahora. "En esa época nadie sabía nada de esto", incide Barrera. "Ni los polis sabían nada ni los malos sabían nada. Eran contrabandistas de tabaco que vieron que había mucho más dinero en este otro negocio. Y la consigna de la policía era 'las drogas en España no existen'"

Son los años 70 y tras una década de desarrollismo España se ha convertido en la playa del norte de Europa. Mientras aquí Tony Leblanc, Rafael Alonso y Antonio Ozores dedican el verano a perseguir turistas suecas, en Estados Unidos 'Starsky y Hutch' ponen de moda la combinación pistola-chupa de cuero-pantalón de campana. En Torremolinos y Benalmádena brotan garitos y discotecas como champiñones silvestres y desde Madrid, por las noches, sale un avión que aterriza en Málaga al que bautizan como 'el putero'; no hace falta explicarlo. Y con la fiesta, de la manita, llegan las drogas, esa quimera imposible, esa cosa de legionarios y de películas de Hollywood que no podía existir en la virtuosa España del tardofranquismo. Toneladas primero de hachís que entran desde Marruecos y se distribuyen a través de Málaga al resto del continente.

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