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"Quieren echarnos del Retiro": este fin de semana cierra la Feria del Libro más tensa
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"Quieren echarnos del Retiro": este fin de semana cierra la Feria del Libro más tensa

La 77 edición del evento cultural más masivo de Madrid comenzó con lluvias, atascos, rifirrafes entre libreros, editores y administración

Foto: Una concurrida Feria del libro en el Retiro el pasado sábado. (Efe)
Una concurrida Feria del libro en el Retiro el pasado sábado. (Efe)

Tanta tradición hay en la Feria del Libro de Madrid recibiendo el preverano desde el Parque del Retiro como en el tira y afloja anual entre libreros, editoriales e instituciones por la organización de uno de los principales eventos culturales del país, que el año pasado reportó unas ventas de 8,8 millones de euros, que no es moco de pavo. Este 10 de junio finaliza la 77 edición de esta romería bibliófila castiza y populachera, que empezó con lluvias monzónicas —también tradición— y con el gremio de libreros revolucionado por retrasos en la llegada de los permisos, el cierre temporal del parque por las fuertes rachas de viento del día previo a la inauguración y la implementación de un nuevo protocolo para la reducción del impacto medioambiental en el parque.

Foto: La lluvia ha recibido este viernes a la 77 edición de la Feria del Libro de Madrid. (Efe)

Se juntaron el hambre con las ganas de comer. Hasta las seis de la mañana del mismo día de la inauguración muchos libreros no estaban seguros de poder abrir sus casetas, que en algunas ocasiones se habían quedado a medio montar. Llovió a mares. Hubo atascos masivos en los accesos de la calle Alfonso XII y camiones que tuvieron que esperar hasta cuatro horas para poder entrar en la zona. "A las dos y media nos evacuaron en pleno montaje y la caseta se quedó medio organizada", explicaba Inmaculada González, de la Librería Méndez. "Este año han puesto muchas pegas, porque no se podía acceder con los vehículos, con los camiones del reparto. Y nosotros, que hemos hecho muchas ferias nos hemos quedado un poco impresionados. Esto no había pasado nunca".

Desde prensa del Ayuntamiento de Madrid aseguran que "sí se les ha permitido entrar a descargar los libros y, además, el Retiro lo han abierto a las seis de la mañana para que pudieran descargar —y eso que ese tipo de descargas se suelen hacer a partir de las 7.30 de la mañana— para que les diera tiempo". "Hay unos horarios y en lugar de aplicarlos se le ha permitido a la organización de la Feria que decidiera cuándo tenían que abandonar los vehículos el Paseo de Carruajes. Nosotros aquí no hemos recibido ninguna queja de ningún librero y de la organización menos". Versiones totalmente opuestas.

placeholder Las lluvias han amenazado la apertura de la feria del libro | Foto: Ignacio Bazarra
Las lluvias han amenazado la apertura de la feria del libro | Foto: Ignacio Bazarra

"La persona que lleva lo de medio ambiente y que dirige Retiro dice que el Parque es un paraje natural que hay que cuidar y que, por lo visto, haciendo la Feria aquí nos lo podemos cargar", continuaba González. La directora del Retiro es Caridad Melgarejo Armada, ex directora del Parque Juan Carlos I, y es a quien apuntan los libreros como principal responsable de su descontento. "No nos quiere en el parque", se quejaba Reyes Díaz, presidenta de los libreros madrileños, en unas declaraciones a 'El País'. "Nos llegó a decir que nos fuéramos a Barajas". "Si la Feria sale del Retiro, económicamente nos la vamos a cargar", apoyaba, Manuel Gil, director de la Feria desde octubre de 2016. Melgarejo "es una persona con la que no se puede hablar", se quejaba un librero que no quiere dar el nombre, "y no atiende a razones".

placeholder Miles de personas visitan en el Retiro durante la Feria del Libro. (Emilio Naranjo)
Miles de personas visitan en el Retiro durante la Feria del Libro. (Emilio Naranjo)

"Porque lo que quieren es echarnos del Retiro y mandarnos a Ifema", continuaba el mismo librero, un rumor persistente que se ha hecho tan fuerte que ha obligado a salir a la alcaldesa Manuela Carmena a pacificar y a desmentirlo: "La Feria va a continuar en El Retiro. Forma parte de la identidad de Madrid. Madrid, su Retiro y su Feria del Libro. Eso sí, siempre haciendo todo lo posible para que haya unos proyectos de sostenibilidad, como los que ha habido este año, en los que no se ponga en peligro ni una pizquita este parque histórico", aseguró durante una visita a las casetas la semana pasada. "La Feria del Libro de Madrid es una seña de identidad brutal de la ciudad de Madrid. Todos hemos venido de pequeños, nos han traído nuestros padres. Sabemos que es en primavera. El mundo en general se siente profundamente interesado en ese episodio que es la Feria del Libro", que "va ligada a la idea de la ciudad de Madrid y la debemos mantener en El Retiro", insistió. Por si había dudas.

Manuela Carmena: "Debemos mantener la Feria en el Retiro"

Aunque la realidad es que eventos tan emblemáticos como el Maratón Popular de Madrid o la Media Maratón de Madrid ya no tendrán su meta en el Retiro, como era habitual, sino que han tenido que buscar alternativas para reubicarse porque en el Área de Medioambiente del Ayuntamiento defienden que "los usos masificados y mal entendidos ponen en riesgo los valores intrínsecos del jardín, generando un grave impacto". Tradición cultural versus modernidad sostenible.

placeholder Elvira Lindo firma ejemplares en la Feria del Libro. (Víctor Lerena)
Elvira Lindo firma ejemplares en la Feria del Libro. (Víctor Lerena)

Al margen del interés comercial que despierta y de los beneficios para un sector que tiene que enfrentarse a datos como el de que un 38,7% de los españoles no compraron ningún libro durante el último año —lo dice el último barómetro de hábitos de lectura y compra de libros—, la Feria del Libro de Madrid es más un evento folclórico de familias y mitómanos en procesión dominguera, como lo es bajarse a la pradera en San Isidro o las excursiones al rastro. "La Feria combina esa mezcla de personalidad cosmopolita y pueblerina que tiene Madrid. Es maravillosamente pueblerina", acertaba Rosa Montero en declaraciones a 'El País'. "Yo creo que no debe cambiar. Me paso la vida viajando y no conozco ninguna donde haya 400 autores tan increíblemente accesibles, donde tengas una relación con los lectores como tienes aquí, tan sencilla, tan sin intermediarios".

El último experimento de relocalización fue en 1979, cuando las casetas se trasladaron a Casa de Campo. Y fue un desastre.

La Feria lleva instalada en el Retiro desde 1967, pero desde que hace 85 años se celebrara la primera edición el 23 de abril de 1933 en la España republicana de Niceto Alcalá-Zamora ha pasado por varias ubicaciones: desde el lateral izquierdo de la calle Recoletos de sus comienzos hasta sus excursiones a Barcelona y Sevilla cuando se convirtió en la Feria Nacional del Libro en los años 40. El último experimento de relocalización fue en 1979, cuando las casetas se trasladaron a Casa de Campo. El director del Instituto Nacional del Libro, Alfredo Timermans Díaz, explicaba entonces el traslado como medida para intentar "superar los inconvenientes de las limitaciones de espacio, la carencia de suficientes zonas pavimentadas y de servicios higiénicos, las incidencias de la meteorología y la imposibilidad de organizar actividades culturales". Cuarenta años de diferencia, mismos problemas.

placeholder Franco paseando por la Feria del Libro. (Fundación Francisco Franco)
Franco paseando por la Feria del Libro. (Fundación Francisco Franco)

¿Resultado? En este artículo de opinión publicado el año siguiente y en el que el periodista se queda bien a gusto. "Los madrileños estaban este año de enhorabuena. Después de un breve e incómodo exilio en la Casa de Campo, la Feria Nacional del Libro regresaba a donde solía y de donde nunca debería haber sido expulsada: el parque del Buen Retiro. Hubo que vencer para ello reticencias y racanerías de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento, más preocupada en ocasiones por determinar quién organiza las cosas que por las cosas mismas. Los conflictos de competencias entre la Administración central y la Administración local, en los que, a veces, subyacen infantiles pujas partidistas por el protagonismo, seguramente también se hallan en el origen de la insuficiencia de las instalaciones, que obligó a recurrir al sorteo para asignar unas casetas cuyo número era inferior al de socilitantes y que ha dejado fuera de la exposición a varias decenas de frustrados feriantes".

La Feria del Libro lleva décadas enfrentándose a los mismos problemas de espacio

Entonces había 312 expositores. Hoy la cifra es de 363, medio centenar más que entonces pero todavía muy insuficientes para las 750 empresas editoriales agremiadas en España: si en 2017 se quedaron fuera los sellos dedicados a la autoedición, este año han quedado excluidos los facsímiles. Además, este año 50 de las casetas de los editores han visto reducido su espacio disponible de cuatro a tres metros y ya son 130 en total que han visto disminuidas sus dimensiones. Todo ello supuso que a menos de un mes del día de la inauguración la comisión organizadora ya andara revuelta y con el gremio de editores levantándose de la mesa de negociación. Como curiosidad, cada metro de caseta cuesta 600 euros y para optar a uno de los puestos la empresa debe tener al menos dos años de vida y un mínimo de 140 títulos en catálogo.

placeholder El Retiro la 77ª edición de la Feria del Libro. (Víctor Lerena)
El Retiro la 77ª edición de la Feria del Libro. (Víctor Lerena)

El problema es que los inconvenientes no van a desaparecer. El Paseo de Carruajes donde se colocan las casetas —de 1,3 km de longitud— no va a crecer. Las condiciones meteorológicas van a seguir siendo indomables. El plan de convertir la cita en un evento "neutro de carbono" y de reducir el impacto en el Retiro no es lógico que dé marcha atrás. Así que, ¿cuáles son las soluciones que se plantea la Feria de cara al futuro?

Tanta tradición hay en la Feria del Libro de Madrid recibiendo el preverano desde el Parque del Retiro como en el tira y afloja anual entre libreros, editoriales e instituciones por la organización de uno de los principales eventos culturales del país, que el año pasado reportó unas ventas de 8,8 millones de euros, que no es moco de pavo. Este 10 de junio finaliza la 77 edición de esta romería bibliófila castiza y populachera, que empezó con lluvias monzónicas —también tradición— y con el gremio de libreros revolucionado por retrasos en la llegada de los permisos, el cierre temporal del parque por las fuertes rachas de viento del día previo a la inauguración y la implementación de un nuevo protocolo para la reducción del impacto medioambiental en el parque.

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