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Philip Roth y 'La conjura contra América': la ucronía nazi que anticipó a Trump
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Philip Roth y 'La conjura contra América': la ucronía nazi que anticipó a Trump

El escritor fallecido publicó en 2004 una novela distópica sobre la llegada del fascismo a EE.UU que, según dijo recientemente, le parecía menos terrorífica que el actual presidente

Foto: Detalle de la portada de 'La conjura contra América' de Philip Roth. (Random House)
Detalle de la portada de 'La conjura contra América' de Philip Roth. (Random House)

Imaginen que a finales de 1939 el abogado y empresario estadounidense Wendell Willkie no hubiese abandonado el Partido Demócrata para afiliarse al Republicano —en un descarado y súbito trueque de chaquetas— y en su lugar, encabezando la candidatura republicana a la Presidencia de Estados Unidos, hubiese sido elegido alguien como, pongamos, Charles Lindbergh, estrella mediática de la época, héroe de la aviación americana. Ahora no imaginen, sino lean, las declaraciones de Lindbergh en el Congreso en Estados Unidos, pidiendo un pacto de neutralidad con la Alemania nazi, afirmando que preferiría ver a Estados Unidos aliado con Hitler que con la Rusia soviética y que el Führer era "indudablemente un gran hombre". O sus acusaciones hacia los judíos como culpables del estallido de la Segunda Guerra Mundial y de la entrada de Washington en la guerra. Imaginen de nuevo que, en las elecciones de 1940, el demócrata Franklin Delano Roosevelt no hubiese conseguido el 54,74% de los votos, no hubiese ganado sus terceras elecciones presidenciales y que Lindbergh hubiese accedido a la Casa Blanca. Imaginen —o no— un nazi en la Casa Blanca.

Foto: Philip Roth en Nueva York. (Reuters)

Y es que la muerte de Philip Roth nos recuerda este argumento sobre el que el escritor construyó 'La conjura contra América' (2004), una novela ucrónica sobre la llegada del fascismo al poder narrada desde el punto de vista de una familia de clase media judía —Bess y Hermann los padres, Philip y Sandy los hijos, los nombres de la familia real del escritor— en Newark (Nueva Jersey) en los años 30 y 40. Un libro del que, en su última entrevista a 'The New York Times' el pasado enero, Roth anunció una adaptación para la televisión en forma de miniserie de seis capítulos a cargo de David Simon ('The Wire') y que ha cobrado una nueva y contemporánea lectura después de la llegada de un candidato populista, agitador y abiertamente xenófobo como Donald Trump a la Casa Blanca. ¿Predijo Roth la deriva populista de la política estadounidense en 'La conjura contra América'?

placeholder Discurso de Charles Lindberg en un mitin de America First Comittee. (Wikipedia)
Discurso de Charles Lindberg en un mitin de America First Comittee. (Wikipedia)

Cuando la novela se publicó en 2004, algunas voces encontraron en la premisa una analogía del Gobierno de George Bush Jr. —¿recuerdan cuando ese era el nivel de mediocridad de la política internacional?—, pero con la victoria de Trump, para Roth, la realidad superó sus propias fantasías distópicas. "Por más anticipatoria que 'La conjura contra América' pueda parecerte, hay una enorme diferencia entre las circunstancias políticas que inventé en ella para EE. UU. en 1940 y la calamidad que hoy en día nos causa tanto desaliento", lamentó Roth durante dicha entrevista con 'The New York Times'. "Es la diferencia de estatura entre un presidente Lindbergh y un presidente Trump. Charles Lindbergh, en la vida como en mi novela, pudo haber sido un verdadero racista y antisemita, así como un supremacista blanco a quien le agradaba el fascismo, pero también era —por la extraordinaria proeza de su solitario vuelo trasatlántico a la edad de 25 años— un verdadero héroe estadounidense trece años antes de que lo describa ganando la presidencia".

Foto: Dolores Ibarruri, Pasionaria.

"Históricamente, Lindbergh fue el valeroso joven piloto que, en 1927, sobrevoló sin escalas por primera vez el Atlántico, desde Long Island hasta París. Lo hizo en 33,5 horas, en un monoplano de un solo asiento y un motor, lo que lo convirtió en una especie de Leif Ericson del siglo XX, un Magallanes de la aeronáutica, una de las primeras figuras señeras de la era de la aviación", proseguía entonces. "En comparación, Trump es un fraude masivo, la suma perversa de sus deficiencias, desprovisto de todo excepto de la ideología hueca de un megalómano".

placeholder El escritor Philip Roth posa en Nueva York (Reuters)
El escritor Philip Roth posa en Nueva York (Reuters)

En la novela de Roth, la llegada de Lindbergh a la Presidencia supone un repunte del antisemitismo en el país y el traslado de las familias judías americanas a barrios separados. Al principio, el político encuentra apoyos hasta en la comunidad judía americana —aquello de ser más papista que el Papa como falsa sensación de integración—, la prensa vende la neutralidad ante Alemania defendida por Lindbergh como la única postura pacifista posible —antisemitismo o barbarie— y una parte de la población ve sus derechos mermados —o directamente liquidados— mientras el resto mira o, en el peor caso, jalea.

"No escribí mi novela como una advertencia", dijo Roth en otra entrevista a 'The New Yorker'. "Simplemente intenté imaginarme cómo hubiese sido para una familia judía como la mía en una comunidad judía como Newark si algo incluso ligeramente parecido al antisemitismo nazi nos hubiera ocurrido en 1940, al final de la década más intensamente antisemita de la historia. Quería imaginar cómo nos habría ido, con lo cual tenía que inventarme un gobierno estadounidense ominoso que nos amenazase. Y respecto a la manera en la que Trump nos amenaza, yo diría que [...] lo más terrorífico es que con Trump puede pasar. Incluso, por supuesto, una catástrofe nuclear".

placeholder Portada de 'La conjura contra América'
Portada de 'La conjura contra América'

En 'La conjura contra América', Roth describe: Lindbergh “expresó con toda franqueza la alta consideración en que tenía a Hitler, dijo de Alemania que era 'la nación más interesante del mundo' y calificó a su líder de 'gran hombre'. Y todo este interés y admiración los manifestó después de que las leyes de Hitler de 1935 hubieran privado a los judíos de alemania de sus derechos civiles y sociales y de sus propiedades, anulado su ciudadanía y prohibido que contrajeran matrimonio con arios".

Pocos se consideran a sí mismos racistas y, aunque ocho décadas después a Estados Unidos se le haya olvidado, en los años 30 las ideas fascistas tenían una gran aceptación en el país; entre 1933 y 1941 se crearon más de 100 organizaciones de carácter xenófobo, el número de agrupaciones nazis aumentó y las reuniones del Ku Klux Klan se hicieron cada vez más frecuentes y numerosas. Curiosamente, al padre de Donald Trump lo arrestaron en una de ellas, según . Llamar 'shithole countries' —algo así como cagaderos— a ciertos países, como hizo recientemente el presidente Trump, a pesar de la mofa y la befa de la mayor parte de los medios de comunicación, no trasluce una ideología demasiado integradora e igualitaria.

Lo cierto es que —¡oh, casualidad!— el Lindbergh real, no el de la novela, ha servido a Trump como inspiración al menos a la hora de elegir su eslogan 'América first' (América primero): el piloto fue uno de los principales portavoces del America First Comittee, un grupo de presión en contra de la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y que defendía que el país se dedicase mejor a sus propios asuntos. La asociación se disolvió poco después de que Japón atacase Pearl Harbour, claro, cuando el asunto ya era propio.

placeholder Trump en 2017. (Efe)
Trump en 2017. (Efe)

Como hombre nacido en 1933 y de profundas convicciones demócratas, Roth era fervoroso admirador de Roosevelt y nunca tuvo demasiadas simpatías por los candidatos republicanos, pero en el caso de Trump la animadversión era máxima. "Hubo muchas cosas que me parecieron alarmantes durante las presidencias de Richard Nixon y George W. Bush. Pero, aunque pueda haberlas considerado como resultado de sus limitaciones de carácter o intelecto, ninguna ha sido tan empobrecedora para la humanidad como lo es Trump: ignorante en asuntos de gobierno, historia, ciencia, filosofía y arte, incapaz de reconocer la sutileza o los matices, destituído de cualquier decencia y usuario de un vocabulario limitado a 77 palabras que más que inglés podría llamarse 'capullés'". "Nadie que conozca se imaginó un Estados Unidos como en el que vivimos ahora. Nadie (excepto quizá el cáustico H. L. Mencken, quien describió la democracia estadounidense como “asnos adorando chacales”) podría haber imaginado la catástrofe del siglo XXI que azotaría a Estados Unidos".

Ahora que las ucronías y las distopías políticas están tan de moda en la televisión —'El cuento de la criada', ejem—, seguro que la adaptación de la novela de Roth despierta el interés de las plataformas, sobre todo con el guionista David Simon como aval. Sin embargo, todavía no se han filtrado demasiados detalles del proyecto, aunque esperemos que tenga más suerte que las anteriores adaptaciones de la obra del que hasta este martes era el integrante más antiguo del Departamento de Literatura de la Academia Estadounidense de Artes y Letras.

Otras adaptaciones

'American Pastoral', 2016

Una de las novelas más aclamadas de Roth, 'Pastoral Americana', se convirtió en película el año pasado en el estreno como director de Ewan McGregor. El resultado: una película torpe y mediocre que no hace justicia a la obra del escritor. El film pasó por los festivales de Toronto y San Sebastián antes de llegar a la cartelera y las críticas fueron demoledoras: "personajes acartonados", "se limita a seguir el paso de la trama desatendiendo todo lo demás", "un melodrama rutinario", una "muy mala película" a partir de una "muy buena novela".

'Elegy', 2008

Para la adaptación al cine de la novela corta 'El animal moribundo' (2001), nuestra directora más internacional, Isabel Coixet eligió a Ben Kingsley y Penélope Cruz para encarnar a David y Consuela, un profesor universitario y crítico cultural octogenario y una joven alumna hija de exiliados cubanos, enredados en una historia de sexo, celos y obsesión. La crítica, en esta ocasión, anduvo más dividida: de "excelente película", "elegante" y donde "todo encaja con pasmosa y desgarradora armonía" hasta "insuficiente adaptación" que "no deja poso" y "sin mucha sustancia".

'La mancha humana', 2003

De lo que no se pueden quejar las versiones cinematográficas de los libros de Philip Roth es de repartos vulgares. En esta ocasión, el director Robert Benton ('Kramer contra Kramer') cuenta con Nicole Kidman, Anthony Hopkins y Ed Harris como protagonistas de un drama que, de nuevo, cuenta con un profesor de universidad y una mujer mucho más joven que él como personajes principales. La mayor parte de las críticas negativas que en su momento se llevó 'La mancha humana' coinciden en la excesiva literalidad de la adaptación y la inverosimilitud del arco dramático y de ciertas situaciones. El 5,4 que le otorga Filmaffinity es lapidario.

Imaginen que a finales de 1939 el abogado y empresario estadounidense Wendell Willkie no hubiese abandonado el Partido Demócrata para afiliarse al Republicano —en un descarado y súbito trueque de chaquetas— y en su lugar, encabezando la candidatura republicana a la Presidencia de Estados Unidos, hubiese sido elegido alguien como, pongamos, Charles Lindbergh, estrella mediática de la época, héroe de la aviación americana. Ahora no imaginen, sino lean, las declaraciones de Lindbergh en el Congreso en Estados Unidos, pidiendo un pacto de neutralidad con la Alemania nazi, afirmando que preferiría ver a Estados Unidos aliado con Hitler que con la Rusia soviética y que el Führer era "indudablemente un gran hombre". O sus acusaciones hacia los judíos como culpables del estallido de la Segunda Guerra Mundial y de la entrada de Washington en la guerra. Imaginen de nuevo que, en las elecciones de 1940, el demócrata Franklin Delano Roosevelt no hubiese conseguido el 54,74% de los votos, no hubiese ganado sus terceras elecciones presidenciales y que Lindbergh hubiese accedido a la Casa Blanca. Imaginen —o no— un nazi en la Casa Blanca.

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