Es noticia
"Franco es el mejor actor que he dirigido". El 'Caudillo' y el cine, historia de una obsesión
  1. Cultura
libro

"Franco es el mejor actor que he dirigido". El 'Caudillo' y el cine, historia de una obsesión

El dictador proyectó más de 2000 películas en su cine de El Pardo, hizo sus pinitos como actor y director amateur y escribió el guión de la exitosa 'Raza'

Foto: Fragmento de la portada de 'Las películas que vio Franco'. (Cátedra)
Fragmento de la portada de 'Las películas que vio Franco'. (Cátedra)

Mami, ¿qué será lo que tiene el cine que todo buen dictador que se precie ha declarado públicamente su amor al séptimo arte? Hitler guardaba un dietario cinéfilo en el que registraba meticulosamente sus propias críticas de las películas que veía en la Cancillería del Reich; Mussolini tuvo un pequeño papel en la película de 1923 'The Eternal City' —producida por el mismísimo Samuel Goldwyn—; Stalin mandó construir una sala de cine en cada una de sus residencias —"Veamos qué tal está esta película", solía decir, "y si no nos gusta fusilamos al director"—, y Kim Jong Il, además de escribir un manual sobre 'El arte del cine' en el que desarrolló los preceptos para hacer cine según la teoría juche, secuestró a su director y actriz favoritos para convertirlos en las principales estrellas del cine norcoreano.

Foto: Fotograma de 'Andalusische Nächte'

Y aquí en España, Francisco Franco no fue menos, como desentrañan en el libro 'Las películas que vio Franco' (Cátedra, 2018) los historiadores José María Caparrós y Magí Crusells, que han buceado en los archivos de la época y han entrevistado a testigos cercanos al dictador para confeccionar un mapa de la verdadera relación del autócrata con el séptimo arte. Y es que Franco pasó por casi todos los eslabones de la cadena de producción, desde el de director 'amateur' hasta el de guionista profesional, pasando por actor secundario, proyeccionista y máximo censor. Un hombre orquesta del celuloide.

"Parece ser que su cariño por el cine le llegó siendo muy joven. Tuvo la ocasión, y la aprovechó, de participar en una película como actor: 'La malcasada' (1926). En ella interpretó un papel como oficial del ejército español, no podía ser de otra forma. Y no tuvo problema con su peculiar timbre de voz, ya que era muda", cuenta en el libro Juan Cobos Arévalo, quien fuera mayordomo en El Pardo en los últimos años del Caudillo. "Desde los primeros años de 'la victoria' supo que este medio, el cine, le favorecería para convertirse en 'Hispanium dux'". En el filme, del director Francisco Gómez de Hidalgo, "Franco, vestido de civil, representa a un destacado militar que regresa de la guerra de Marruecos" y al que le acompaña "su amigo Millán Astray, que sí viste de uniforme", quien completa una serie de cameos en los que participan nombres célebres como Torcuato Luca de Tena, Julio Romero de Torres, Pedro Muñoz Seca o Valle-Inclán, entre otros.

Y es que antes, en sus años en Marruecos, todavía como comandante, Franco había hecho sus primeros pinitos —esta vez detrás de su cámara Pathé Baby de 9,5 mm— filmando la retirada de la Legión y los Regulares de Xauen —a finales de 1924— durante la Guerra del Rif. "En pleno fuego, tiene tiempo el ilustre Teniente Coronel Franco para emplazar su máquina cinematográfica en un trípode e impresionar una película de todo el combate que le recuerde este memorable día del 17 de noviembre, en que nos despegamos de Xauén", según relató en su momento un oficial coetáneo que afirmaba haber sido testigo.

Orson Welles afirmaba que había visto una película de dibujos animados dibujada y dirigida por Franco

Que Franco se dedicase a registrar las campañas militares en las que participaba suena creíble. Pero que también hiciese sus propias películas de dibujos animados, como aseguraba el mismísimo Orson Welles, suena más a 'sketch' de 'La hora chanante' o a leyenda urbana salida de madre. El director de 'Ciudadano Kane' juró y perjuró que él había visto una cinta de animación dibujada por "el 'Generalísimo'", aunque nadie ha podido corroborar hasta ahora la existencia de tal metraje.

Sin embargo, ¿quién sabe? Porque ya existe un precedente de lo que en principio se creía leyenda urbana y que al final acabó siendo verídico: Jaime de Andrade, el guionista de 'Raza' (1942), el superéxito de taquilla que contaba la historia de una familia gallega desde el desastre de las colonias de 1898 hasta la Guerra Civil, con un protagonista al que dan equivocadamente por muerto en combate —lo mismo que le pasó a Franco en 1916—, que tiene un hermano republicano y de izquierdas que finalmente se adhiere a la causa de los sublevados —ejem, Ramón Franco—, era en realidad, ¡oh, sorpresa!, el Caudillo escondido detrás de un seudónimo. Y, de paso, aprovecha la película dirigida por José Luis Sáenz de Heredia —primo de José Antonio Primo de Rivera— para "citar varias veces al Generalísimo, es decir, a sí mismo, como un líder de autoridad y prestigio".

En el remontaje de 'Raza', el dictador pidió eliminar cualquier atisbo de discurso racista y las imágenes con el brazo en alto

Parece ser que también tuvo intención de escribir una secuela y que, incluso, Franco empezó a escribir el guión, en el que el protagonista se alistaba en la División Azul para luchar junto a los nazis contra los rusos. Pero con las potencias del Eje acumulando derrotas y en vista de que seguir asociados a los alemanes no era la mejor idea propagandística, el dictador decidió enfocarse a otros menesteres. Años después, lo que sí hizo fue participar en el remontaje de la película, renombrada como 'Espíritu de una raza' (1950), de la que borró cualquier discurso racista y señaló todos los planos en los que aparecía con el brazo el alto para que fuesen eliminados.

El misterio sobre la verdadera identidad de Jaime de Andrade quedó oficialmente resuelto en 1964, cuando Franco, que quería pasar a la historia además de como Caudillo como hombre de letras, solicitó su inscripción en la SGAE, justificándola, además de por la autoría de 'Raza', por la de los libros 'Marruecos. Diario de una bandera' (1922) y 'Masonería' (1952), este último bajo el seudónimo de Jakim Boor.

Como curiosidad, en su periplo mundial —pasó hasta por el Festival de Venecia—, 'Raza' se topo —¡ironía cósmica!— con la censura: en Argentina no se pudo exhibir hasta que se eliminó una escena del fusilamiento de unos sacerdotes y en la Alemania nazi las autoridades torcieron el morro porque no estaban seguros de que les interesase defender y propagar en su territorio la idea de hispanidad y las "ansias expansionistas del franquismo por el Mediterráneo". Una cosa era aceptar el intercambio de favores y otra cosa era hablar de la igualdad racial de esos morenos bajitos al sur de los Pirineos; eso ya sí que no.

Foto: Antonio Piga en su despacho del departamento de Medicina Legal de la facultad de Medicina de Alcalá. (C. C.)
TE PUEDE INTERESAR
"Franco no murió el 20-N". Habla el embalsamador y último testigo
Carlos Prieto Fotografía: Carmen Castellón

Junto a Sáenz de Heredia volvió a protagonizar, ya en 1964 el documental hagiográfico 'Franco, ese hombre' (1964), en el que se le presenta como "un héroe que había salvado a un país en caos de las garras del comunismo" y en el que concede una de las pocas entrevistas de las que se tienen constancia. Sáenz de Heredia llegó a decir de esta 'actuación': "Franco es el mejor actor que he dirigido".

Franco, el cinéfago

¿Quién querría dirigir películas si puede dirigir un país con mano de hierro y sin que un guionista venga a darte el coñazo? Cuando se asentó en su papel de Caudillo, Franco decidió relegar al cine a mero 'hobby', junto a la caza y la pesca. Como documentan meticulosamente Caparrós y Crusells en su libro, entre 1946 y 1975, los años de los que han conseguido reconstruir el registro, Franco asistió a la proyección de 1979 películas, alrededor de dos títulos comerciales por semana que seleccionaba Carmen Polo con la ayuda del productor Cesáreo González. Las sesiones eran a una hora "muy taurina", a las cinco de la tarde, y en el descanso "se servía una merienda con dulces, tarta, marrón glacé y limonada o té con pastas".

Entre 1946 y 1975 —fechas de las que se tiene registro— el Caudillo asistió a 1979 proyecciones en El Pardo

Después de la guerra, el dictador había vivido en Burgos hasta el 18 de octubre de 1939, donde se le fotografió en más de una ocasión asistiendo al cine. Más tarde se trasladó al castillo de Viñuelas, en la carretera Madrid-Colmenar Viejo, aunque al principio había pensado instalarse en el Palacio Real de Madrid, idea que le quitó de la cabeza Serrano Suñer. Cuando finalmente eligió El Pardo como residencia oficial, el dictador convirtió en sala de cine un teatro doméstico construido por Carlos III y remodelado por Carlos IV.

placeholder El actor James Stewart charlando afablemente con Franco en el Pardo en 1959. (Cátedra)
El actor James Stewart charlando afablemente con Franco en el Pardo en 1959. (Cátedra)

Allí, durante esas tres décadas, Franco vio en su mayoría títulos venidos de Hollywood (917) frente a las 504 producciones nacionales. Su género favorito era la comedia (507), seguido muy de cerca por el drama (503). Y si entre sus directores favoritos españoles se encontraban Rafael Gil, Pedro Lazaga y —obviamente— José Luis Sáenz de Heredia, entre los extranjeros estaban Henry Hathaway, Henry Koster y Jean Negulescu. "En esos 30 años Franco visionaba las mismas películas que veían los españoles en los cines; es decir, muchos títulos comerciales de serie B y algunos títulos de impacto como 'Lo que el viento se llevó', 'Casablanca', 'Espartaco' o 'Doctor Zhivago'", pero tampoco mucho más. También proyectó películas infantiles coincidiendo con los cumpleaños de sus nietos. Entre sus actores más seguidos, Fernando Fernán Gómez, Sara Montiel y Fernando Rey, de cosecha nacional, y Gregory Peck, James Stewart —al que recibió en El Pardo— y John Wayne, de las estrellas de Hollywood. A las sesiones acudía gente cercana a la pareja de Estado como el Marqués de Villaverde y Carmen Franco, Luis Carrero Blanco y Carlos Arias Navarro y sus respectivas mujeres. Incluso, en alguna ocasión, los entonces Príncipes de España. Por las infantiles también pasaron los niños prodigio del cine patrio Marisol y Pablito Calvo, para alegría de 'las nietísimas' María de la O y Carmen.

"Según afirma Alberto Gil en su libro 'La censura cinematográfica en España', Franco tosía en las sesiones cuando salía alguna escena que consideraba inconveniente. Por tanto, si había algún miembro de la censura en la sesión, podía tomar nota. Con todo, el mayordomo Juan Cobos Arévalo nos negaría esa actitud, mientras que Carmen Franco comentó que no asistían los miembros de la Junta de Censura a las sesiones privadas de El Pardo", insisten Caparrós y Crusells.

También corrió durante años el rumor de que, durante la II República, Franco se había dedicado a escribir bajo seudónimo reseñas de películas en diversas publicaciones del Ejército: "Algunas veces me habló de cómo en tiempos de General en Mallorca [años 1933-1934], acostumbraba a anotar su juicio crítico personal de las películas que veía, muchas por su gran afición al cine. Con nosotros, su apoyo no fue el de un aficionado, sino el de un político que apreciaba exactamente el alcance de los problemas a acometer por el cine", afirmó en 1943 el jefe de Departamento Nacional de Cinematografía Manuel Augusto García Viñolas.

Lo que sí ha trascendido de los gustos —o 'disgustos'— del autócrata es que tras verla por primera vez consideró 'Viridiana' como "una baturrada" de Buñuel y que jamás vio ninguna de las películas protagonizadas por grupos pop y rock que tan de moda se pusieron en la década de los 60 y 70. "Las autoridades franquistas consideraban la música rock y pop poco saludables para la juventud española. Por ejemplo, la música de los Beatles era clasificada como ruidosa y estridente, mientras su aspecto físico —sobre todo el pelo largo— se consideraba el producto de la decadencia de Occidente". Franco le dijo en una ocasión al pianista José Tordesillas: "Yo, la verdad, a veces oigo la radio y ese tipo de música me crispa".

placeholder Franco con una de sus cámaras tomavistas. (1975)
Franco con una de sus cámaras tomavistas. (1975)

La última proyección a la que acudió Franco fue el 12 de octubre de 1975: el dictador vio 'Operación Crossbow', la película británica de 1965 dirigida por Michael Anderson, ganadora del Festival de San Sebastián y en la que, curiosamente, se contaba un intento de espías aliados de desbaratar los planes de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Poco más de un mes después, Franco moría en una cama del hospital La Paz. Y hasta ahora no ha salido a la luz el metraje que grabó como director, ni sus supuestas películas animadas ni los borradores de sus guiones cinematográficos, que al parecer están en posesión de la familia. Metraje que, para disgusto de los que dicen que el cine español sólo trata de la Guerra Civil, sólo trata de la Guerra Civil.

Mami, ¿qué será lo que tiene el cine que todo buen dictador que se precie ha declarado públicamente su amor al séptimo arte? Hitler guardaba un dietario cinéfilo en el que registraba meticulosamente sus propias críticas de las películas que veía en la Cancillería del Reich; Mussolini tuvo un pequeño papel en la película de 1923 'The Eternal City' —producida por el mismísimo Samuel Goldwyn—; Stalin mandó construir una sala de cine en cada una de sus residencias —"Veamos qué tal está esta película", solía decir, "y si no nos gusta fusilamos al director"—, y Kim Jong Il, además de escribir un manual sobre 'El arte del cine' en el que desarrolló los preceptos para hacer cine según la teoría juche, secuestró a su director y actriz favoritos para convertirlos en las principales estrellas del cine norcoreano.

Cine español Francisco Franco Películas Libros
El redactor recomienda