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"La cultura se derrumbó, solo quedan pijos o 'gitanos' como yo que no llegan a fin de mes"
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entrevista a fernando vacas

"La cultura se derrumbó, solo quedan pijos o 'gitanos' como yo que no llegan a fin de mes"

El músico presenta 'A través de la luz. Una ópera flamenca', un disco en el que trenza el talento de Remedios Amaya, Howe Gelb, El Niño de Elche, Jorge Pardo y Sonic Youth

Foto: Fernando Vacas. (EFE)
Fernando Vacas. (EFE)

Llego al Círculo de Bellas Artes de Madrid y doy un abrazo al músico Fernando Vacas (Córdoba, 1971). Llevamos más de veinte años cruzándonos en conciertos, jornadas culturales y saraos cool de todo tipo. Conserva su sonrisa de siempre. “Qué bonito este edificio, ¿no?”. Le contesto que sí, que quizá un poco pijo para mi gusto. “Hombre, desde la crisis todo es así. La cultura se ha derrumbado: ya solo quedan pijos o gitanos como yo, que no llegamos a fin de mes”. Cuándo le pregunto qué tal todo, se muestra pesimista, actitud que es noticia porque Vacas ha sido la persona más entusiasta que ha tenido el pop español entre la explosión ‘alternativa’ de los años noventa y el momento actual. Contagiaba ganas con Flow, su grupo de indie clásico. También con Prin’ La Lá, una banda infantil psicodélica a la que dio forma y de la que salieron algunas canciones hipnóticas. Más tarde consiguió unir Estados Unidos y Andalucía con Howe Gelb & The Band Of Gypsies, que llegaron a colaborar con Raimundo Amador.

Foto: Detalle del disco 'Black is Black', de Los Bravos. El primero por la izquierda es Manolo Fernández.

Ahora tiene entre manos 'A través de la luz. Una ópera flamenca' (2018), proyecto de altura donde se juntan nombres de relumbrón como Remedios Amaya, El Niño de Elche, Jorge Pardo, Rosalía y Sonic Youth. Imaginen una aleación de flamenco, pop elegante y ruidismo. “Me han llamado muchas veces de agencias culturales para montar mis proyectos en distintas partes del mundo, pero hoy mi inclinación es decirles que no. Les gusta lo que hago, les parece moderno y molón, pero la mayoría de veces no hay presupuesto para ir todos los músicos, sino yo solo. Eso no me interesa, para hacerlo a medias prefiero no hacerlo. Mejor me quedó en mi pueblo, como hacía Miguel Hernández”, afirma. “Además hay que ir adelantando dinero, al final no siempre recuperas, te sale más caro el collar que el perro. Te das cuenta de que eres tú el que les está haciendo un favor. Vivimos un momento pacíficamente angustioso”, resume. No me puedo imaginar mejor descripción de nuestra coyuntura cultural. “Mi siguiente disco va a ser de piano y voz, lo más barato del mundo”, bromea.

Fusión y ficción flamenca

En 2014, un conocido promotor le llamó para encargarle un espectáculo de flamenco moderno para presentar en el Monafest de Salobreña, Granada. No se vendieron suficientes entradas y se canceló con solo una semana de antelación. En vez del caché, tuvo que conformarse con cobrar los gastos. Vacas estuvo un mes deprimido, pero decidió seguir con su proyecto de ópera flamenca. La pregunta obligatoria es la de siempre: ¿cómo se entienden los gitanos y los gringos en un proyecto así? “Pues no se entienden. Para eso estoy yo: para entenderlos a todos. Este disco es ciencia ficción, no flamenco fusión. Para qué nos vamos a engañar. Este álbum solo existe en mi cabeza y en mi corazón”, confiesa, con su habitual intensidad.

Detrás de cada fusión siempre hay un payo que piensa, hay que decirlo así

Segunda duda: ¿Lee Ranaldo y Steve Shelley, del grupo de rock experimental Sonic Youth, escuchan realmente flamenco? “No. Los tipos escuchan de todo, pero flamenco no. Lo mismo tendría que haberles propuesto hacer un grupo titulado Everything But Flamenco. Pero son tíos abiertos, especialmente Shelley, que le interesa mucho la música étnica. Es un estudioso, aunque no tanto como el batería de Can. Pero, vamos, que Keith Richards de los Rolling Stones también va diciendo que es fan de Paco de Lucía y tampoco creo que se lo ponga todas las semanas. Detrás de cada fusión siempre hay un payo que piensa hay que decirlo así”, señala. Vacas es un payo que piensa —o no— y que sufre coordinando. Estuvo cuatro veces a punto de tirar la toalla, pero acabó terminando su ópera flamenca.

Foto: Enrique Morente y Leonard Cohen en el bar del Hptel Palace (Efe)

Como era de esperar, sale a colación ‘Omega’ (1996), de Enrique Morente, un álbum para el que se barajó grabar con Sonic Youth, pero finalmente se hizo con Lagartja Nick. Fernando se parte de risa con “Martinete”, la colaboración que grabó años después el maestro granadino con los de Nueva York. “Aquello fue una risa. Unos haciendo “ah ah ah”, otros “tucutú” y Thurston Moore tirando de los acoples de siempre, para no mojarse, que con eso el hombre va a todos lados”, lamenta. En el siguiente vídeo pueden comprobar el plúmbeo despropósito.

Fosforito y los caballos

¿Cómo se engancha Vacas al flamenco? “La familia de mi madre son flamencos de toda la vida, estaban en la peña del Campo de la Verdad, que fue de las primeras. Mi abuelo Curro Navarro era muy flamenco, amigo de Fosforito. Tenía dinero y caballos. La familia de mi padre, en cambio, eran muy humildes. Me pasé media vida en un barrio donde la principal diversión de los chavales era robar en el Pryca. En el cortijo de mis otros abuelos ponían Bambino y Fosforito a los caballos. Mis tíos eran de la peña Los Cabales. Mi hermana es bailaora. Yo de pequeño, a los tres años, me enganché a Paco de Lucía, no paraba de escucharle. Quise ser guitarrista, pero era zurdo y eso a los gitanos les da yuyu. Mi tío de regaló una guitarra Rodríguez, buenísima, que tocaba hasta que me sangraban los dedos. Pero los flamencos me decían “este niño no vale”, solo porque era zurdo”.

Me pasé al pop porque antes el flamenco era más que música: un pack vital completo con familia tradicional, toros y Semana Santa

¿Por eso se pasó al pop-rock anglosajón cuando llegó a adolescente? “Por eso y porque antes el flamenco era otra cosa. No se trataba solo de música, sino de un pack vital completo que incluía familia tradicional, toros y Semana Santa”, lamenta. Se pasó a la pintura y solo volvió a la música cuando descubrió a The Cure y The Smiths. “Curiosamente, cuando tocaba con mi grupo indie Flow ya era diestro, porque en la escuela franquista te obligaban a ser diestro y lo conseguí”, recuerda. “La factura es que es ahora soy disléxico, confundo los colores con las notas musicales y estoy fatal de la cabeza”, remata.

¿Quién maneja mi barca?

Seguramente la cima de la carrera de Vacas sea la producción de 'Rompiendo el silencio' (2016), el último y arrollador trabajo de Remedios Amaya, aquella flamenca que sacó cero puntos en Eurovisión 1982. A pesar de las burlas de los ignorantes, Amaya es un artista mayúscula, muy respetada en la escena flamenca. “La idea era producirlo junto a Raimundo Amador, pero nos peleamos por otras cosas y no pudo ser. Amaya insistía en verme, pero le dije que no quería producirlo solo; me sentía como un Pequeño Nicolás del flamenco. Ella volvió a pedir que nos viéramos. Tuve una regresión muy fuerte y me puse a escuchar el flamenco de mi abuelo Curro. Aquellas viejos no cantaban en público, ni querían que les echasen monedas, solo se arrancaban cuando se juntaban cuatro o cinco en un reservado de la sacristía. Remedios escucho el material que le propuse y me hizo parar a la tercera pieza. Pensé que me iba a mandar de una patada al Festival de Benicássim. Estaba callada y se puso a llorar. Me llamó hijo de puta. Dijo que empezábamos la semana que viene”, recuerda.

El disco no pudo ser promocionado porque, una semana después de grabarse, Amaya descubrió que tenía un cáncer con mal pronóstico. La artista se libró in extremis y el disco no tuvo recorrido comercial, aunque fue nominado a un Grammy Latino.

Sello de calidad

Volvemos a ‘A través de la luz’. Los lectores de esta entrevista querrán saber si el álbum es malo, bueno o regular. Vacas está feliz porque tiene la aprobación de la persona que más respeta. “Los mejores consejos para este disco me los ha dado Bernabé Roldán, un tipo que no es músico, sino antropólogo, médico y dentista. Él fue quien, en los años setenta, arrancó la idea de Veneno, el proyecto de Kiko Veneno y los hermanos Amador. La familia de Roldán son cordobeses con dinero. Tenía muchos discos y Veneno iban a su casa a escuchar música y a ensayar”, explica.

Vacas cuenta que Roldán es intimo amigo de Paco de Lucía y de Manuel Molina, así que estamos hablando de alguien de máximo nivel. “Ha sido un lujo tenerlo a mi lado diciendo ‘vamos por aquí’ o ‘mejor por allá’. Un fin de semana se vino a mi casa a escuchar el trabajo terminado. Yo tenía miedo porque los flamencos son muy nazis, muy ‘mijitas’, que podemos traducir por ‘tiquismiquis’. Cuando terminó de escuchar mi álbum, me dio la enhorabuena, me dijo que había hecho un disco de flamenco puro y duro, pero que era muy trágico y que no iba a vender nada. Su frase fue 'Los royalties lo mismo los ve tu hija de tres años', así que espero que los cobre algún día”. Vacas y yo nos reímos y apago la grabadora.

Llego al Círculo de Bellas Artes de Madrid y doy un abrazo al músico Fernando Vacas (Córdoba, 1971). Llevamos más de veinte años cruzándonos en conciertos, jornadas culturales y saraos cool de todo tipo. Conserva su sonrisa de siempre. “Qué bonito este edificio, ¿no?”. Le contesto que sí, que quizá un poco pijo para mi gusto. “Hombre, desde la crisis todo es así. La cultura se ha derrumbado: ya solo quedan pijos o gitanos como yo, que no llegamos a fin de mes”. Cuándo le pregunto qué tal todo, se muestra pesimista, actitud que es noticia porque Vacas ha sido la persona más entusiasta que ha tenido el pop español entre la explosión ‘alternativa’ de los años noventa y el momento actual. Contagiaba ganas con Flow, su grupo de indie clásico. También con Prin’ La Lá, una banda infantil psicodélica a la que dio forma y de la que salieron algunas canciones hipnóticas. Más tarde consiguió unir Estados Unidos y Andalucía con Howe Gelb & The Band Of Gypsies, que llegaron a colaborar con Raimundo Amador.

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