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'Gloriana': la traición de Essex, héroe de la guerra contra España, a la reina Isabel I
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en el teatro real del 12 al 24 de abril

'Gloriana': la traición de Essex, héroe de la guerra contra España, a la reina Isabel I

La ópera 'Gloriana', compuesta por Benjamin Britten para la coronación de la reina Isabel II en 1953, permanecerá hasta el 24 de abril en el Teatro Real

Foto: Una imagen del montaje de 'Gloriana' de Benjamin Britten en el Teatro Real. (Ana Caterina Antonacci)
Una imagen del montaje de 'Gloriana' de Benjamin Britten en el Teatro Real. (Ana Caterina Antonacci)

El 8 de junio de 1953 —seis días después de haber sido coronada reina y algo más de un año desde la muerte de Jorge VI, como bien recordarán los seguidores de la magnífica 'The Crown'la reina Isabel II celebró su llegada al trono con una visita a la Royal Opera House de Londres para ver un montaje que el compositor Benjamin Britten había escrito en su honor. La ópera, 'Gloriana', contaba el lado más desconocido de otra de las grandes reinas de la historia de Inglaterra, con quien además la recién llegada monarca compartía nombre de pila: Isabel I de Inglaterra. Si a la nueva reina no se le congeló la sonrisa al final de la representación fue porque previamente le había dado el visto bueno al libreto, pero entre el resto de los asistentes el veredicto fue unánime: un fracaso, una muestra terrible de falta de tacto, un regalo envenenado. Una ópera que permanecerá en el Teatro Real durante 9 funciones, del 12 al 24 de abril.

placeholder Isabel II y Felipe de Edimburgo en el estreno de 'Gloriana' en 1953. (The Royal Collection Trust)
Isabel II y Felipe de Edimburgo en el estreno de 'Gloriana' en 1953. (The Royal Collection Trust)

'Gloriana' no cuenta una historia con la que una reina quiera encontrarse nada más acceder al trono, porque William Plomer, el libretista, se centró en la cara menos amable de la monarquía. Plomer se había fijado en el libro 'Elizabeth and Essex' de Lytton Stratchey, el relato de la época más decadente del reinado de la 'Reina virgen', como la llamaban —por lo evidente—, en los años finales de la Guerra angloespañola (1585-1604).

Foto: La Armada Invencible.

"La gran Reina en su imaginación, la heroína del corazón de león, que repelió la insolencia de España e hizo pedazos la tiranía de Roma con gestos espléndidos y seguros, ya no parece tal ni sin sus ropajes ni con ellos". Y entre los principales combatientes de la guerra contra los españoles destacó Robert Devereux, II conde de Essex, que saqueó Cádiz en 1596 en respuesta al ataque de la Armada Invencible y a quien Isabel I hacía ojitos, a pesar de ser ella treinta años mayor que él.

placeholder La Reina Elisabeth I (Ana Caterina Antonacci) y Sir Robert Cecil (Leigh Melrose). EFE
La Reina Elisabeth I (Ana Caterina Antonacci) y Sir Robert Cecil (Leigh Melrose). EFE

Y por ese amor secreto que le profesaba, a la 'Reina virgen' le costó firmar su sentencia de muerte cuando descubrió que Essex era el cabecilla de un complot para destronarla. El 25 de febrero la historia de amistad —o amor no consumado ni correspondido, que dicen las malas lenguas— entre ambos acabó en la guillotina, como el cuello de Essex.

'Gloriana' ofrecerá nueve funciones en el Teatro Real del 12 al 24 de abril

"El tema de esta ópera tiene que enunciarse de la siguiente manera", escribió en su momento el propio Plomer: "La reina Isabel, una monarca sola y envejecida, sin mengua de poder, habilidades políticas o entendimiento, encuentra en un joven noble la esperanza para el futuro de su país, pero también para su propio futuro". Una descripción un tanto eufemística de una visión terriblemente pesimista y cruda de los últimos días de una reina solitaria en un trono inestable y que se tiene que enfrentar a las conspiraciones, a los celos frente a otras mujeres más jóvenes y al desamor y la muerte. Temas demasiado pedestres para una corona que, no olvidemos, es además la representante de Dios en la Tierra para la Iglesia de Inglaterra.

placeholder Otro momento de 'Gloriana'. (Efe)
Otro momento de 'Gloriana'. (Efe)

Más de 60 años después de su estreno, 'Gloriana', que se ha convertido en uno de los trabajos más aclamados de Britten, se instala por primera vez en Madrid. Y lo hace bajo la batuta del director musical del Teatro Real, Ivor Bolton —responsable de la aplaudida interpretación de 'Billy Budd' el año pasado— y con dirección de escena de David McVicar, muy fiel a la dramaturgia de la ópera. Britten, muy preocupado por evocar fielmente el momento histórico, recurre a instrumentos de la época isabelina, mientras que en escena se desarrollan bailes tradicionales —gallardas y voltas— y los trajes emulan la confección del momento.

El doble elenco encabezado por las sopranos Anna Caterina Antonacci y Alexandra Deshorties, que estarán secundadas por un reparto muy coral ─Leonardo Capalbo y David Butt Philip (Robert Devereux, conde de Essex), Paula Murrihy y Hanna Hipp (Frances, condesa de Essex), Duncan Rock y Gabriel Bermúdez (Charles Blount, Lord Mountjoy), Sophie Bevan y Maria Miró (Penelope, Lady Rich, hermana del conde de Essex), Leigh Melrose y Charles Rice (Sir Robert Cecil, secretario del Consejo), David Soar y David Steffens (Sir Walter Raleigh, capitán de guardia)─ y acompañadas por el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real y los Pequeños Cantores de la JORCAM.

placeholder La reina Isabel I en 'Gloriana' (Ana Caterina Antonacci)
La reina Isabel I en 'Gloriana' (Ana Caterina Antonacci)

Con un montaje limitado a un solo espacio escénico en el que el cambio de los elementos de atrezzo indican los cambios de localización de la acción y con una plataforma giratoria enmarcada por una especie de semi-orbe, 'Gloriana' pretende ser una mirilla dentro del espíritu —y las intrigas— de la corte palaciega. La reina, anciana, traicionada y abandonada, acaba marchándose lentamente hacia la oscuridad del otro lado de la puerta, mientras lamenta una vida de sacrificios y de dolor sin saber cómo la acabará juzgando la historia.

El 8 de junio de 1953 —seis días después de haber sido coronada reina y algo más de un año desde la muerte de Jorge VI, como bien recordarán los seguidores de la magnífica 'The Crown'la reina Isabel II celebró su llegada al trono con una visita a la Royal Opera House de Londres para ver un montaje que el compositor Benjamin Britten había escrito en su honor. La ópera, 'Gloriana', contaba el lado más desconocido de otra de las grandes reinas de la historia de Inglaterra, con quien además la recién llegada monarca compartía nombre de pila: Isabel I de Inglaterra. Si a la nueva reina no se le congeló la sonrisa al final de la representación fue porque previamente le había dado el visto bueno al libreto, pero entre el resto de los asistentes el veredicto fue unánime: un fracaso, una muestra terrible de falta de tacto, un regalo envenenado. Una ópera que permanecerá en el Teatro Real durante 9 funciones, del 12 al 24 de abril.

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