Andorra, la guarida de la mafia china: así es 'Félix', la nueva serie de intriga de Movistar+

La desaparición de una misteriosa mujer tatuada. La mafia china. Una trama de blanqueamiento de capitales en un banco de Andorra que llega arriba, muy arriba. Un cadáver. Y dos. Y tres. La prensa que calla. La policía que... ¿qué hace la policía? Y en medio de todo un entramado criminal con tentáculos internacionales, un profesor de Literatura de instituto, un hombre humilde, honrado... y enamorado (Leonardo Sbaraglia). Así cabría resumir 'Félix', la serie de intriga que Movistar+ estrenará este viernes 6 de abril, una temporada de seis capítulos escritos y dirigidos por Cesc Gay en su primer proyecto después de ganar los cinco goyas de 'Truman' (2015).

Cesc Gay mezcla un 'thriller' económico ligeramente inspirado por las aventuras y desventuras de Gao Ping —¿recuerdan al empresario chino que utilizaba la Banca Privada de Andorra (BPA) como lavandería veinticuatro horas?—, con la obsesión del protagonista por Julia o May Lin (Mi Hoa Lee) —porque ¿quién sabe su verdadero nombre, su identidad real?— y el choque involuntario y sorpresivo de un hombre tranquilo contra algo mucho más grande que él, algo temible y cancerígeno, enraizado en los resquicios de la legalidad y crecido en el hambre insaciable de poder y dinero.

"El tema de la mafia china me vino a la cabeza porque un día vi un reportaje sobre cómo detenían a un grupo que había estado subiendo el dinero a Andorra", confiesa Cesc Gay. "Empecé a informarme sobre algunos casos y a darle forma al guión. Y es que era un cachondeo. Como por ejemplo lo de Gao Ping, un empresario que tenía una red brutal de blanqueo. Lo de los chinos es muy complejo, muy opaco. Se organizan entre ellos. Son muy inaccesibles, es muy curioso".

Gay eligió Andorra como escenario de 'Félix' no sólo por su orografía —montañas escarpadas, nieve—, sino también por la turbidez de un sistema bancario imán para tocomochos fiscales y trileros de todo pelaje. "Había que montar un lío y en ese sentido Andorra es un paraíso fiscal —o lo era— y me venía perfecta para el tema. Me parecía que allí podía liarla en ese equilibrio de tramas políticas y de la utilización de la información, como se ha visto luego aquí en estos últimos años. Por ejemplo con el caso Pujol: hacía veinte años que sabían que tenían dinero ahí, pero la información la han utilizado cuando les ha interesado".

Aunque el director barcelonés ya tenía experiencia en equipos de escritura y dirección televisivas, con 'Félix' es la primera vez que construye una serie desde cero, un proyecto autoral que forma parte de los diez títulos de ficción en los que Movistar+ se ha gastado 70 millones de euros esta temporada. 90 días de un rodaje que ha pasado por Madrid, Barcelona y Andorra para completar una primera temporada que "luego veremos cómo seguimos y si seguimos", explica Gay. Para el realizador, lo más complicado ha sido tener —tanto él como los actores— todo el esquema en la cabeza, cuando "hay tanto material en la cabeza" y "cuando se rueda por localizaciones": "había días en los que grabábamos cuatro escenas de cuatro capítulos diferentes".

Movistar+ ha puesto en marcha un plan para gastarse 70 millones de euros cada año repartidos entre 10 ficciones

90 días de un rodaje "duro", admite Sbaraglia. "Fue un trabajo muy solitario. Bueno, aparte de con Cesc, que fue el compañero real y constante. Porque el resto de los actores iban y venían unos días. Pero he estado bastante solo. Para mí fue como un viaje al templo de Félix. En ese sentido tuvo mucho de 'espiritual', entre comillas, porque no te queda otra que sumergirte en ese mundo y dar lo mejor de ti. Y tratar de dejar de lado la duda; te vas a un lugar donde no te puedes enfermar, porque todos los días tienes que rodar, no puedes deprimirte, bajar los brazos, dejar de estudiar, de darlo todo…. Como proeza humana estoy muy orgulloso de mí mismo, porque salí entero, mejor de lo que entré".

Félix, aparte de profesor de instituto, escribe novelas. Es padre. Separado de su pareja. Hombre de mirada transparente, de convicciones morales, de pálpitos. Apenas conoce a Julia, pero sabe que está enamorado. Da igual que su amigo Óscar (Pere Arquillué), su Sancho personal, frunza el ceño cuando Félix jura que está enamorado de una mujer de la que no sabe dirección, ni trabajo, ni pasado, con la que sólo ha habido una madrugada y un desayuno de pasión. Da igual que su amigo Mario (Ginés García Millán), policía, desconfíe de una mujer desaparecida y a quien, hasta entonces, rodeaban mafiosos, banqueros, estafadores y asesinos.

"Félix es una buena persona; alguien honesto, educado. Yo creo que la gente somos así, a pesar de que también el mundo está lleno de cabrones. Me gusta poner a una persona normal en una situación que le supera y en la que se tiene que dejar llevar por la intuición", describe Gay. "Félix es como un Quijote. Todo el mundo cree que está luchando contra molinos de viento, pero él tiene esa intuición de que está luchando contra algo real. Félix es como si fuera un personaje en vías de extinción, que mira el mundo de una manera que ya nadie más mira", añade Sbaraglia.

En ese sentido, Sbaraglia ha encontrado en esa forma de ver la vida su conexión con el personaje. "Uno como actor siente eso también", admite. "No me pasaba tanto cuando era más joven; tenía justamente también esa idea más mercantilista, de ser un actor de no meterse en la jungla, de ser famoso, del éxito. "Para mí este trabajo es cada vez más de búsqueda personal o espiritual. Creo que realmente este trabajo implica ir creciendo y conociéndote internamente y no sólo a uno, sino al mundo en el que uno vive. Y de encontrar la felicidad en la humildad. Yo creo que las personas en general no son humildes. Creo que de los mayores problemas que tenemos en el mundo es el de la falta de humildad. Yo creo que este sistema nos hace olvidarnos de eso. Yo creo que hay que ir encontrando la sencillez, algo que se ha ido perdiendo".

Un chute de energía para la industria

Al estreno de Cesc Gay le preceden macro producciones de Movistar+ como 'La peste' de Alberto Rodríguez o 'Mira lo que has hecho', de Berto Romero, y le seguirán, entre otros, los 'Gigantes' de Urbizu. 70 millones de euros anuales en series que han servido para revitalizar la industria de la ficción española y —algo de — barra libre creativa. 'Félix', por ejemplo, es una serie que comienza en clave de comedia, rápidamente vira al 'thriller' y por el camino acaricia el drama amoroso. Una serie difícil de catalogar. "Fuimos transitando por todos estos géneros porque nos pareció muy interesante para tratar la idea de una persona normal que se mete en un lío por una cuestión sentimental", analiza Gay. "También yo creo que eso en una serie lo agradeces, porque así no cae en el lugar común. Nos salió así. La verdad es que muchas veces las cosas te salen".

"La entrada de estas plataformas en la industria española ha sido muy positiva, porque se está abriendo, se está volviendo más compleja, hay más apuestas y esto siempre es bueno", añade Arquillué. "Se está globalizando mucho y esto da muy buenas vibraciones. Da más trabajo a directores, técnicos, maquilladores y actores, evidentemente. Esto implica trabajar de otro modo, cuidar un poquito más las cosas y sobre todo más libertad para crear, para probar nuevos planteamientos, ir más allá del entretenimiento puro". "Nos está ayudando a confiar en lo que somos capaces de hacer. No tener esa presión inmediata de ala audiencia, de tener que cumplir unas expectativas", termina García Millán. "Y yo creo que si se da libertad a los creadores todos podemos hacer las cosas mejor y estamos en muy buen camino. Venimos de unos años con muy buenas series y vamos en el buen camino para hacerlas mejores. Esto demuestra que se pueden crear y se pueden hacer historias más particulares y más personales".