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Escribir un libro, tener un hijo, plantar un árbol... y ser enterrado debajo
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proyecto documental 'ahora soy árbol'

Escribir un libro, tener un hijo, plantar un árbol... y ser enterrado debajo

Marisa Lafuente y Néstor del Castillo buscan financiación para recopilar historias sobre personas que decidan descansar eternamente bajo árboles

Foto: Luis, el protagonista de 'El Tesoro' contemplando el pino bajo el que será enterrado.
Luis, el protagonista de 'El Tesoro' contemplando el pino bajo el que será enterrado.

“Los planté yo con mis manos. Es muy bonito eso de estar ahí 30 años manteniéndolos, arándolos y regándolos, preparándolos para que fueran hermosos y grandes. Y ahora se ha hecho un pinar… Ya verás cuando lo veas qué bonito es. Tanto pinar allí junto.” Luis esboza una leve sonrisa cuando termina la última frase, confiando en que la naturaleza haya sido favorable y sus pronósticos no fallen. Porque, aunque entonces no lo sabía, uno de los pinos que plantó tres décadas atrás, será el lugar en el que él y su esposa descansen eternamente tras su muerte.

Luis es el protagonista de ‘El Tesoro’, la primera historia de ‘Ahora soy Árbol’. Un proyecto audiovisual que, a través del crowfunding, aspira a ser un largometraje documental “formado por varias historias unidas por un mismo tema, gente que va a buscar el árbol donde quiere que le entierren, en cualquier parte del mundo”. Así lo explica Marisa Lafuente, guionista del proyecto e hija de Luis. Con experiencia en la televisión y el cine, y galardonada en diversos festivales por sus trabajos, Marisa descubrió el deseo de su padre de ser enterrado junto a un pino, cuando ella le contó su experiencia en Alemania.

Foto: El autor de la historia viral del verano en Twitter Manuel Bartual. lBA DIETHELM

“Mi suegra, que es alemana, me dijo un día que iba a buscar un árbol. Lo primero que pensé,” confiesa “es que hablaba de un árbol para el jardín. Ella me explicó que cuando muriese quería ser enterrada en un árbol, y le pregunté sorprendida si ella podía decidir eso. Se me quedó la idea de la poética de la búsqueda del árbol, me pareció precioso.” Además de inspirarle para desarrollar un proyecto documental que ganó interés cuando su propio padre le dijo que en primavera “vamos y buscamos un pino”. Marisa decidió entonces llamar a Néstor del Castillo, creador y director de la productora ‘De Cabo a rabo S.L.’, además de realizador con el que trabajó muchas veces en televisión. “Néstor, esto es muy grande, muy bonito, y necesito que me ayude alguien como tú.”

Marisa le contó su idea “con la naturalidad con la que te la ha contado a ti” reconoce Néstor “y pensé que era algo muy chulo, que de ahí salía un corto muy bonito”. El viaje que Luis quería hacer para encontrar y marcar su árbol serviría de ensayo para “probar que lo podemos hacer” explica Del Castillo. Y el resultado es ‘El Tesoro’, un cortometraje que dirigen ambos y que ya ha sido seleccionado en un festival en Canadá un país donde, como explica el director, “están muy sensibilizados con el tema porque también se pueden hacer este tipo de enterramientos.”

placeholder Imagen de 'El tesoro', una de las historias de 'Ahora soy Árbol'.
Imagen de 'El tesoro', una de las historias de 'Ahora soy Árbol'.

Convertirse en árbol

Este cortometraje, en el que con toda naturalidad Luis indica a su hijo donde deben colocar las urnas con sus cenizas y las de su mujer, es sólo una parte del documental que Marisa Lafuente y Néstor del Castillo quieren rodar. Para financiarlo han lanzado una campaña en Verkami con la que costear el rodaje de la siguiente historia que formará parte de ‘Ahora soy árbol’. Y que esperan encontrar en Alemania, un país donde el 55% de la población opta por la incineración y los enterramientos en bosques públicos están permitidos y regulados desde hace quince años. Después, explica Néstor, “contaríamos historia de donde surjan. En Canadá parece ser que también está permitido, en Estados Unidos, en Siberia hemos leído hace poco que hay unas tribus concretas que tienen como forma de vida buscar un árbol en el que quieren que se les entierre”.

"Si los árboles tuviesen nombre, tendríamos más amor a los bosques. No me imagino a alguien, sabiendo que ese árbol se llama Marisa, pegándole fuego."

El proyecto, como los propios árboles, ha evolucionado con el paso del tiempo. Para Marisa, “al principio era una manera de darle naturalidad al proceso de despedirte de un ser querido y cómo asumes ese paso, la enfermedad de mis padres y todo eso, además de la poética que tiene la búsqueda”. Pero pronto surgió una lectura medioambiental. “Estoy convencido” explica el director “de que si los árboles tuviesen nombre, si este fuese el árbol de Marisa y este fuese el árbol de Néstor, yo creo que tendríamos más amor a los bosques. No me imagino a alguien, sabiendo que ese árbol se llama Marisa, pegándole fuego”.

“En Alemania” continúa la directora “tienen tanto respeto al bosque que hay muy pocas señales o elementos que invaden el ecosistema, no dejan poner flores por ejemplo. La intervención y la invasión es mínima”. Allí las cenizas se meten en urnas biodegradables antes de ser enterradas en el árbol seleccionado previamente. “No contaminas y se propone un debate entre el hombre y la naturaleza como muy conciliador, de retorno a la naturaleza sin contaminar y formando parte del paisaje” detalla Marisa antes de explicar que “a los seis u ocho años ya formas parte de la red que raíces que alimentan el árbol”. “A los ocho años ya eres árbol” insiste Del Castillo.

Historias sobre árboles y buscadores

Pero ¿qué busca alguien cuando busca su árbol? Para Marisa “hay una especie de proyección del ego, la búsqueda de un alter ego en el árbol. Otros prefieren no tomar esa decisión y ponerla en manos de otro. Todos en común tienen esta cosa de la convivencia, de la vida, lo que se aglutina alrededor del árbol. El paseo, la visita, la celebración”. La directora también destaca que “en la elección de un árbol también hay cierto pragmatismo, quitarles a sus hijos el hecho de ir a un cementerio, un lugar feo, y visitar una lápida.”

Tras varios meses de trabajo, Néstor y Marisa han tenido la oportunidad de encontrar varias historias en torno a los árboles. “En la última pieza que hemos colgado en Youtube” detalla ella, “un grupo de amigos que perdieron un colega con 60 años y ahora es un roble que se llama ‘Hasso’ y ellos sienten como que sigue perteneciendo a su grupo, al que van a visitar”. “Para rodar esto” prosigue el realizador, “nosotros simplemente pusimos la cámara, y ahí se ve la espontaneidad y la alegría que tienen por ver a un árbol, algo que te lleva a pensar que están tontos de la cabeza. Pero no, es que fue así, de pronto se acercan al árbol, el corazón les da un vuelco, se abrazan al árbol, empiezan a sonreír, empiezan a charlar y a tocarlo y le dan besos”.

El naturalista y escritor Joaquín Araujo es otra de las personas que se ha cruzado en el camino de los directores. Según detalla Néstor “investigando nos enteramos que ya lo hace en su finca. Empezó poniendo en un roble a su sobrina de cuatro años que murió, y ahora ya están ahí su padre y su madre. Él nos ha contado que ese es su destino también. También quiere ser árbol. Y es un poco el padrino nuestro proyecto.” El autor de ‘La sonata del bosque’ y ‘Agua’ también les dijo que “las cenizas resultantes de un cuerpo son como las cenizas resultantes de una fogata de leña” y que no permitir este tipo de enterramientos por cuestiones de salubridad “era una chorrada como un piano”.

Más allá de la legislación, que no permite depositar las cenizas de un difunto en un lugar público, la religión también juega un papel importante. “Si eres cristiano católico” explica Marisa “no puedes despojarte de tu cuerpo y decidir que haces con él, o qué es lo que quieres si se trata de un lugar que no es santo”. Pero en Alemania, según ella, “se está constatando que muchos luteranos y evangelistas están optando por este tipo de enterramiento” y “muchos católicos, ya se deciden por la incineración, por lo tanto ahí hay algo que resolver y creo que la Iglesia debería plantearse si se moderniza algo en este tema.”

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Imagen del vídeo 'Hasso, ahora soy árbol'.

La última decisión

Néstor descarta que su proyecto sea una particular cruzada e insiste en señalar que “cada uno tenemos nuestra personalidad, la mía es más medioambiental, pero nuestro verdadero late motiv es contar las historias individuales, tratando de comprenderlas pero sin inmiscuirnos”. Para Marisa “plantear al espectador si haría lo que hacen nuestros protagonistas, si se enterrarían en un árbol, me parece precioso” pero además señala que “si lo hacemos bien y encima hacemos una historia emocionante, y la gente piensa que puede cuidar del árbol, y puede contribuir al medio ambiente, sería estupendo que una cosa llevase a la otra”.

Antes de que termine nuestra conversación, la directora y guionista hace un alto para confesar que en los últimos minutos se ha dado cuenta “de que se trata de un acto de libertad individual, creo que lo que tendrían en común todas las historias de ‘Ahora soy Árbol’ sería la elección libre de cómo tú quieres irte de este mundo y dónde. Y yo creo que eso forma parte del camino de la vida y tener metas en todo, incluso en esto, creo que es muy interesante. Y poder decir “soy libre para decidir cómo quiero irme y dónde”. Como su padre, que un día decidió descansar eternamente junto a su mujer en un pinar de la Comunidad de Madrid. “63 años casados, no voy a tener yo ganas de seguir con ella. Los dos juntitos” reconoce Luis en ‘El Tesoro’, esbozando de nuevo una pequeña sonrisa.

“Los planté yo con mis manos. Es muy bonito eso de estar ahí 30 años manteniéndolos, arándolos y regándolos, preparándolos para que fueran hermosos y grandes. Y ahora se ha hecho un pinar… Ya verás cuando lo veas qué bonito es. Tanto pinar allí junto.” Luis esboza una leve sonrisa cuando termina la última frase, confiando en que la naturaleza haya sido favorable y sus pronósticos no fallen. Porque, aunque entonces no lo sabía, uno de los pinos que plantó tres décadas atrás, será el lugar en el que él y su esposa descansen eternamente tras su muerte.

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