Es noticia
Fito Cabrales (Fitipaldis): "Contraté a mi mánager por su éxito como camello"
  1. Cultura
presenta 'fitografía'

Fito Cabrales (Fitipaldis): "Contraté a mi mánager por su éxito como camello"

Publica recopilatorio e inicia gira para celebrar dos décadas de Los Fitipaldis

Foto: Fito celebra de gira 20 años de Fitipaldis. (EFE)
Fito celebra de gira 20 años de Fitipaldis. (EFE)

El rockero que más pabellones llena en España está en fase efervescente. La responsable de promoción le persigue por el pasillo porque él pretendía ir solo a abrir la puerta al periodista. Relajado y campechano, Adolfo Cabrales, 'Fito' (Bilbao, 1966) contagia calidez. Es uno de las pocos superventas que no mide sus palabras a la hora de responder. Se muestra incapaz de reprochar nada a otro músico, pero no se muerde la lengua cuando algo no le gusta. Se nota que está feliz con su nuevo recopilatorio, 'Fitografía', lanzamiento que sirve de excusa para la gira '20 años, 20 ciudades', donde repasará sus grandes éxitos en pabellones rebosantes.

Aunque no le tengamos mucho en mente, Fito Cabrales es el rockero español con más éxito del siglo XXI. Ni Bunbury ni Calamaro ni Loquillo despachan tantas entradas.

"Solo importaba mi ombligo"

Los discos de grandes éxitos son momentos propicios para el balance, por eso empiezo preguntado por el mejor y el peor álbum de su carrera. “Estoy satisfecho de todos porque no me centro en lo artístico, sino en lo personal. Ahora ni de coña grabaría así el primero, 'A puerta cerrada' (1998), pero representa lo que yo era en ese momento. Veo este recopilatorio como un álbum de fotos familares. El trabajo que más me marcó fue 'Lo más lejos a tu lado' (2003). Tiene algunas canciones que nos dieron a conocer en todas partes”, recuerda.

Me obsesioné con el disco hasta engancharme a las anfetas, pasar por una clínica de desintoxicación y romper con mi pareja

Su disco más emblemático le sirve para elaborar una teoría. “Cada artista tiene un disco donde supera sus límites y al mismo tiempo la caga. Con este me obsesioné, hasta el punto de engancharme a las anfetas, pasar por una clínica de desintoxicación y romper con mi pareja. Me daba igual el mundo, solo me importaba el disco y mi ombligo. Me pasaba el día hablando de las putas canciones. Mi papel como persona quedó bastante disminuido. Fallé en todo, menos en el disco. Si te pones a pensar, te das cuenta que todos los artistas tenemos un trabajo así”. Los discos clásicos conllevan muchas veces grandes idas de olla. Para ilustrar su intuición, menciona 'Honestidad Brutal' (Andrés Calamaro), 'Rumours' (Fleetwood Mac), '19 días y 500 noches' (Joaquín Sabina), 'Exile On Main Street' (Rolling Stones) y 'Agila' (Extremoduro).

Tres 'tiros' al día

Muy pronto, casi sin querer, ha mencionado su intensa afición al speed. Le pido qué nos diga cómo anda en ese campo. “Sigo enganchado, aunque no consuma. He recaído mil veces. Es algo que siempre está ahí. Como el alcohol. El speed lo he padecido y lo he disfrutado”, resume. Luego hace una pausa y se estira con detalles: “No me gusta hacer un discurso que parezca favorable al consumo de drogas. Me costó demasiado dejarlas. Cada vez que pasa algo malo, lo primero que me viene a la cabeza es “me metería una raya ahora mismo”. Por eso voy a correr y hago mil cosas. Tengo la suerte de haber formado familia, me llenan mis tres hijos y haber mantenido una banda estupenda. Hay otra gente que no tiene trabajo, ni recursos , ni educación. Es probable que tengan algo de razón cuando piensan que están mejor drogados que sin drogarase, aunque muchos se mueran antes de tiempo”, lamenta.

Cada vez que pasa algo malo, lo primero que me viene a la cabeza es 'me metería una raya ahora mismo'

En realidad, es admirable que una estrella de rock sea consciente de sus muchos privilegios. “En mi caso, merecen la pena los esfuerzos porque disfruto de una vida plena. Dicho esto, me encantaría que el cardiólogo me dijera que necesito tres ‘tiros’ al día. Qué pena que no me vaya a recetar eso en la puta vida”, confiesa.

"Me gustan los virtuosos"

La transición de Platero y Tú a los Fitipaldis no fue todo lo suave que cabía esperar. Muchos le acusaron de “ablandarse”, “venderse” y “perder la chispa”. Lo recuerda como una reacción injustificada: “No fundé los Fitipaldis para triunfar. De hecho, ya tenía una banda que vendía mucho. Los Fitipaldis hacemos solos de saxo, solos de guitarras y piezas de seis minutos. No parece la receta ideal para la radiofórmula”, señala.

Más allá de números, algunos musiqueros no le perdonan su adoración por los blandengues Dire Straits. “Me encantan los virtuosos, desde Paganini a Chick Corea. Me puedo para horas en Youtube escuchando tocar a Béla Fleck. Creo que son gente de otro planeta, tienen un don divino. Pero lo que más me gusta son artistas virtuosos que además ponen su toque especial, como J.J. Cale o Dire Straits. Rechazo el yihadismo rockero, gente que desde un sillón del quinto C te explican qué ramas del rock puedes escuchar y cuáles no”, afirma.

"La música no te salva el culo"

Quizá lo que algunos echan de menos es una escena rockera menos reblandecida. “Ahora hay grupos que suenan más duros que nunca. Mi hijo toca tan fuerte que parece que ha venido el demonio a afinarle la guitarra. Su grupo usa doble bombo, guitarrazos y cuerdas vocales graves. Motörhead parecen Abba a su lado. El punk-rock es una broma al lado de esto, pero es cierto que se ha perdido esa preocupación social”, admite. Le pregunto si tiene alguna explicación para este paso atrás. “No es cosa del rock: todos nos hemos reblandecido. El rock ya no es una revolución, dejó de serlo tras los Beatles y los Stones. Ahora estamos pendientes de qué cambios nos ofrece Google y nuestro proveedor de móvil. La música no volverá a ser rebelde. El rock no nos va a salvar el culo. Quizá nos salve el alma, pero el culo ya no”, señala.

La música no volverá a ser rebelde. El rock no nos va a salvar el culo. Quizá nos sale el alma, pero el culo ya no

Pone como ejemplo a otro artista vasco. “Ahora hay que andarse con ojo. Javier Gurruchaga, que es una mente, me contó que ya no puede tocar letras como 'Ellos las prefieren gordas', 'El hombre de los caramelos' o 'Garras humanas'. Si lo hiciera, seguramente se le echarían encima los más tontos de la asociación española de mancos porque el protagonista es un mutilado que dice “he perdido los brazos y me quiero morir”. No se puede ser tan políticamente correcto”, denuncia.

Mánagers corruptos

Fito fue de uno de los primeros rockeros que cogió por los cuernos el toro del negocio. Decidió autogestionar sus giras para evitar que le timasen. “Todos los artistas de éxito tenemos mánager que merece estar en la cárcel”, comparte. Para no colgarse más medallas de la cuenta, recuerda que Manolo García fue pionero en controlar todo en sus giras. “El rock en España sigue en pañales. Todavía quedan mánagers de posguerra: hablan con el puro en la boca, te invitan a una raya mientras negocias y al final te ofrecen una puta. Son gente que lo mismo llevan a un grupo de rock que a un torero. Los jóvenes, por suerte, van escapando de ese estereotipo”, celebra.

Todavía quedan mánagers de posguerra: hablan con el puro en la boca, te invitan a una raya mientras negocias y al final te ofrecen una puta

Sin duda, Cabrales merece la etiqueta de superviviente. “He vivido el disparate de llenar un pabellón y que venga un mánager a decirme que solo habíamos cubierto gastos. Te empiezan a enseñar facturas de ambulancias, vallas de seguridad , personal, etcétera. Quince años después te enteras de que el tipo consiguió el pabellón gratis. También de que era el dueño del hotel donde dormiste, el sitio donde cenaste y hasta del puticlub donde tomaste la última. Llega el momento en el que te tienes que plantar”, recuerda.

El camello de speed

La solución llegó en forma de colega que traficaba con speed. "Lo contraté por su éxito como camello". Y sigue: "Mi mánager se llama Xabier Arretxe, alias 'Polako'. Era batería punk y paseaba por Bilbao con su cresta morada. Tocó en Zer Bizio y en The Flying Rebollos. Fue ‘road manager’ de Extremoduro y de Platero y Tú. Mis representantes anteriores me cerraban contratos, pero solo pensaban en el dinero. No sabían qué sala era la mejor para que tocáramos en cada ciudad. Por ejemplo, en Bilbao, nuestra sala es el Kafe Antzokia. Actuar en otra del mismo tamaño no sería lo mismo. Ellos deberían tener esta información de toda España, incluidos sitios como León. 'Polako' sabía eso. Entendía que el rock no es solo un negocio, sino una carrera y algo que amas”, explica.

No es raro encontrar a Cabrales dando un concierto benéfico, pero no se ve implicándose en asuntos políticos. “Me siento de izquierda por el lado social. Pero, siendo sincero, no entiendo por qué los problemas sociales se identifican solo con un bando. Sería natural y bueno para todos que nuestra derecha también se implicase. Lo que me interesa es ayudar a quien lo necesite. Cuando se juntan política y música, lo primero que se jode es la música”.

El rockero que más pabellones llena en España está en fase efervescente. La responsable de promoción le persigue por el pasillo porque él pretendía ir solo a abrir la puerta al periodista. Relajado y campechano, Adolfo Cabrales, 'Fito' (Bilbao, 1966) contagia calidez. Es uno de las pocos superventas que no mide sus palabras a la hora de responder. Se muestra incapaz de reprochar nada a otro músico, pero no se muerde la lengua cuando algo no le gusta. Se nota que está feliz con su nuevo recopilatorio, 'Fitografía', lanzamiento que sirve de excusa para la gira '20 años, 20 ciudades', donde repasará sus grandes éxitos en pabellones rebosantes.

Música Drogas
El redactor recomienda