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La venganza de los cantautores: resurgen tras cuarenta años de rechazo cultural
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vuelve la canción protesta

La venganza de los cantautores: resurgen tras cuarenta años de rechazo cultural

Auge, caída y auge de los trovadores populares en España

Foto: La cantautora Rozalén. (EFE)
La cantautora Rozalén. (EFE)

Hace justo dos decádas, se publicó 'Papá, cuéntame otra vez', el himno de Ismael Serrano compuesto a medias con su hermano Daniel. Bajo su melodía clásica, corre una audaz auditoría a la generación sus padres, progresistas con tendencia a mitificar su pasado, la hoy vilipendiada quinta de El País y los pactos de la Transición. ¿Cuánto cambiaron el mundo realmente aquellos jóvenes rebeldes que sintonizaban con mayo de 1968? La letra los describe como una “dulce guerrilla urbana / con pantalones de campana”, armados con más entusiasmo que organización. “Al final de la partida, no pudisteis hacer nada / y bajo los adoquines no había arena de playa”, canta Serrano. Ya dijo el escritor Manuel Vázquez Montalbán que aquel mayo francés tuvo algo de opereta.

La letra fue masivamente malinterpretada, tanto por defensores como por detractores, pero se convirtió en bandera de la resurrección de la canción de autor, posiblemente el género más vapuleado desde el arrase de la chispeante y neoliberal Movida. Durante un par de temporadas, gracias también a Javier Álvarez y Pedro Guerra, parecía que el género podía resucitar, pero se encargaron de impedirlo la hegemonía del indie, la anglofilia 'hipster' y el hedonismo de la música electrónica. A pesar de los pesares, en 2017 los cantautores viven un momento de esplendor, gracias a los nuevos trabajos de Serrano, Marwan y Rozalén. La resurrección comercial del género a mediados de los noventa fue una semilla y un triunfo evidente contra la lógica cultural posmoderna. Que no es poco.

Menosprecio general

Las pruebas de marginación son evidentes. Basta escuchar, por ejemplo, el poema “¿Qué fue de los cantautores?”, del veterano Luis Pastor, donde trata con humor el desplome del género. En menos de cuatro minutos, explica el ninguneo de la prensa, el espíritu trepa de algunos compañeros y la patada en el culo que les pegó el PSOE cuando dejaron de dar réditos electorales. “Toreando en plaza ajena, todo cambió de repente / los políticos al frente, de comparsa y trovador / se cambiaron las verdades: ‘tanto vendes, tanto vales’ y llegó la Transición / la democracia es la pera, cantautor a tus trincheras / con coronas de laureles y distintivos de amor / pero no des más la lata, que tu verso no arrebata y tu tiempo ya pasó”. Insuperable crónica recitada.

También recibieron máxima hostilidad del batallón moderno. Por ejemplo, de parte de Los Planetas, autores de 'Vuelve la canción protesta', una cínica letra donde se burlan de los chicos de la guitarra de palo por no ser suficientemente revolucionarios; aunque las letras de Serrano, Álvarez y Guerra reflejan su compromiso contra el racismo, el militarismo y la desigualdad económica, conflictos ausentes entre los grupos 'cool', que han terminado vagando por festivales pijos empapelados de logotipos corporativos. Por contra, canciones de aquella época como 'La edad del porvenir' (Javier Álvarez), 'Atrapados en azul' (Serrano) y 'Debajo del puente' contienen demandas sociales insólitas en las listas de ventas. También nos hablan de una generación sin relato, entre la Transición y la antiglobalización, que rechazaba el dogma neoliberal. Desde posiciones nihilistas o reaccionarias se les colgó la etiqueta de “cansautores”. Siempre ha sido más sencillo insultar que refutar.

Al margen de los medios

A pesar del apagón mediático, aquella cosecha de compositores, ampliamente despreciada por su presunto 'buenismo', necesita ser reevaluada. No es sencillo cuajar himnos tan universales como los de Pedro Guerra, ni firmar trabajos inclasificables como ‘Tres’ de Álvarez, ni reunir un repertorio tan solvente como el de Serrano. La prueba de lo último se titula ’20 años. Hoy es siempre’, un doble directo grabado este verano en –ejem– el Auditorio Pilar Bardem de Rivas Vaciamadrid. Serrano confirma una trayectoria sólida y sensible, que se codea sin problemas con versiones de gigantes como Mercedes Sosa, Luis Eduardo Aute y Joaquín Sabina (de quien escoge 'Y sin embargo', una canción carente de la soberbia canallita habitual). El cantautor más exitoso surgido aquellos años ha crecido al margen de los medios, viendo caer moda tras moda, mientras su público no dejaba de aumentar. Esa tenacidad en mantener vivo el género ha facilitado la aparición de nombres pujantes como Marwan y Rozalén, que presentan estos días nuevas canciones.

Poesía superventas

Marwan Abu-Tahoun Recio, nacido en Madrid en 1978, se enganchó a la canción de autor precisamente por Serrano. Su primera opción fue el heavy metal, pero las letras del vallecano le volaron la cabeza. Con gran tenacidad, cambió de camino y fue trabajando intensamente a su público hasta crear vínculo emocional. Sus rimas son más sentimentales que políticas, sobre todo por “temor a caer en el panfleto”. Dicho esto, no duda en repartir titulares tipo “Mariano Rajoy gobierna solo para los ricos”. Prefiere el término “canción propuesta”, aunque alguna letra se acerque al territorio de La Polla Records . “Consiste en que vean los ministros / las preguntas que nos corren bajo la piel / habrá que insultar a los notarios / por ganar en un minuto lo que muchos en un mes. / Consiste en que la sangre se te incendie / cuando el Parlamento acceda / y limpie el culo al Capital”, recita en 'Propuestas para un mundo dormido'. El triunfo de Marwan es evidente: basta mirar su extensa gira española, con parada el 12 de enero en el Palacio de los Deportes de Madrid. También puede presumir de una notable hazaña cultural: su primer poemario despachó 28.000 copias de manera independiente, lo que despertó el interés del gigante Planeta. Al igual que Ismael Serrano, que celebra su aniversario a lo grande, ha logrado atraer un público atento en América Latina.

Más vivos que nunca

Otra historia de éxito es la de Rozalén, cantautora albaceteña de apenas treinta años.

En sus letras, de corte clásico, se mezclan el feminismo, los conflictos emocionales y la memoria de la militancia antifranquista. Su nuevo trabajo, ‘Cuando el río suena’, contiene una versión de 'Volver a los diecisiete', himno emblemático de Violeta Parra. Es otro recordatorio de la extrema vigencia de aquella oleada de talento folclórico que dio América Latina en los sesenta y los setenta, con Víctor Jara como estandarte. Cuatro décadas después de que el felipismo les tirase al basurero de la Historia, los cantautores comprometidos han demostrado su gancho con un amplio sector del público joven. La gira de Rozalén presenta dos fechas seguidas en el Circo Price de Madrid (8 y 9 de noviembre) y paradas en Argentina y Colombia.

Otro caso similar es del gallego Andrés Suárez (1983), que acaba de publicar hace unos meses su quinto trabajo, 'Desde una ventana'. En las entrevistas, reconoce que alguna vez le han recomendado desmarcarse del termino “cantautor”, a lo que él contesta: “¿Qué mal ha hecho al mundo Pablo Guerrero?”. Le distingue un punto bohemio, además de un par de litros extra de gasolina rockera. Su potente gira actual cuenta con dos teatros ya vendidos en la Gran Vía madrileña. ¿Conclusión? Vivimos un momento espléndido para el género. Ayer sábado se celebró en Las Vistillas (Madrid) un concierto de apoyo al derecho a la vivienda. Actuaron Javier Álvarez y Nacho Vegas, el cantautor “indie” que dio un giro social explícito con “Resituación” (2014). La canción de autor ha vuelto para quedarse.

Hace justo dos decádas, se publicó 'Papá, cuéntame otra vez', el himno de Ismael Serrano compuesto a medias con su hermano Daniel. Bajo su melodía clásica, corre una audaz auditoría a la generación sus padres, progresistas con tendencia a mitificar su pasado, la hoy vilipendiada quinta de El País y los pactos de la Transición. ¿Cuánto cambiaron el mundo realmente aquellos jóvenes rebeldes que sintonizaban con mayo de 1968? La letra los describe como una “dulce guerrilla urbana / con pantalones de campana”, armados con más entusiasmo que organización. “Al final de la partida, no pudisteis hacer nada / y bajo los adoquines no había arena de playa”, canta Serrano. Ya dijo el escritor Manuel Vázquez Montalbán que aquel mayo francés tuvo algo de opereta.

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