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Godard, en mayo del 68: un 'mal genio' que quería destrozarlo todo
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entrevista a michel Hazanavicius

Godard, en mayo del 68: un 'mal genio' que quería destrozarlo todo

Después de llevarse cinco oscars con 'The Artist' y tras una incursión más bien discreta en el cine bélico, el director vuelve al cine sobre el cine desmontando el mito de Godard

Foto: Louis Garrel es Godard en 'Mal Genio'. (Vértigo films)
Louis Garrel es Godard en 'Mal Genio'. (Vértigo films)

Una de las primeras veces en las que se cruzaron, ella se tropezó con él en la escalera del edificio y le gritó "¡Cretino! ¡Imbécil! ¡Estúpido!". Ella tenía 19 años y estaba en el último curso de Bachillerato. Suspendió Filosofía. Él era 17 años mayor y uno de los directores más importantes del mundo. Ella era Anne Wiazemsky y comenzaba a labrarse una carrera como actriz. Él era Jean-Luc Godard, padre de la Nouvelle Vague, cineasta de profesión y revolucionario de vocación. Y entre medias, los primeros compases transformadores de lo que unos meses después se convertiría en una catarsis mundial: las protestas de mayo del 68. " Jean-Luc aprovechó para explicarme en términos muy claros, con un mínimo de palabras, que había amado apasionadamente a Anna Karina, que había sufrido muchísimo cuando ella lo abandonó pero que su relación había terminado hacía tiempo. Agregó que había estado enamorado de Marina Vlady hasta el día en que fue a verme a Montfrin. Y al prendarse de mí dejó de amarla", cuenta la propia Wiazemsky en 'Un año ajetreado', la primera de una serie de novelas que han servido como germen de 'Mal genio', la última película del oscarizado Michel Hazanavicius, que se estrena el próximo 12 de octubre, tras su paso por los festivales de Cannes y San Sebastián.

En 2011, Hazanavicius se dio a conocer fuera de las fronteras del cine francés con su risueña 'The Artist', una oda muda y en blanco y negro a la nostalgia del cine primigenio que le valió cinco premios Oscar, la ubicuidad de su nombre y la garantía de una continuidad en el difícil oficio de la dirección, que no es moco de pavo. Tras una menos afortunada incursión en el cine bélico con 'The Search' —que ni siquiera llegó a estrenarse en España—, el director francés vuelve al género del cine sobre el cine, el que más alegrías le ha dado, aunque él intente restarle importancia e intención. Porque en 'Mal genio' se desmonta el tótem de Godard (interpretado por Louis Garrell) a través de los ojos de Wiazemsky (Stacy Martin), sí, pero también a través de la mirada cáustica del propio Hazanavicius. Godard ya no es el genio intocable; es el hombre contradictorio y en crisis, en una suerte de mímesis empática con una Francia en plena efervescencia revolucionaria.

placeholder Garrel y Stacy Martin en el papel de Anne Wiazemsky. (Vértigo Films)
Garrel y Stacy Martin en el papel de Anne Wiazemsky. (Vértigo Films)

"La manifestación de los estudiantes continuaba por el boulevard Saint-Germain y la calle Saint-Jacques. Los grupos de jóvenes, chicos y chicas mezclados, luchaban con sus manos desnudas contra las porras de la policía mientras otros lanzaban objetos recogidos de las aceras. A veces, el humo no nos dejaba distinguir quién atacaba a quién. Más tarde supimos que aquel humo era gas lacrimógeno. El teléfono sonó. Era Jean-Luc, muy preocupado porque temía no poder volver a nuestro apartamento. [...] Era el 3 de mayo de 1968", escribe Wiazemsky en 'Un an après', el libro sobre el que realmente se centra 'Mal genio'.

En mayo del 68 Godard tenía autoridad intelectual y la gente le escuchaba

"La aureola que rodeaba a Godard en mayo del 68 era más grande que el público de sus películas", analiza Hazanavicius. "No tiene nada que ver con lo de ahora. Entonces Godard tenía una autoridad intelectual y la gente le escuchaba. Y eso no se puede pasar por alto. Él hizo su revolución comenzando por sí mismo, con la idean de comenzar una revolución social". Fue por eso que el director de 'Al final de la escapada' (1960), 'Banda aparte' (1964) y 'Pierrot, el loco' (1965), se empeñó en renegar de su obra "aburguesada" previa a 'La chinoise' (1967) —estudiantes maoístas franceses y complots para asesinar al embajador soviético—, por falta de compromiso político y social. "Mi lucha personal es una lucha contra el cine americano, contra el imperialismo económico y estético del cine americano", llegaría a decir. Por algo acuñó aquello de que "el travelling es una cuestión moral".

placeholder Michel Hazanavicius en la presentación de 'Mal genio' en Madrid. (Efe)
Michel Hazanavicius en la presentación de 'Mal genio' en Madrid. (Efe)

"Lo que más me interesaba del retrato de Godard era sobretodo su paradoja, su espíritu de contradicción y de oposición", apunta Hazanavicius, que todavía no ha recibido el veredicto de Godard sobre la película. "Tenemos un personaje que a la vez no es muy simpático, porque es violento [por eso lo de 'Mal genio'] pero que a la vez tiene un halo de grandeza por su visión artística y su estatus de mito. Una imagen que he intentado tratar a través de la comedia y de la provocación. Un intento de desacralización". Un equilibro difícil cuando el cinesta franco-suizo "es un personaje que ya es de por sí a veces una caricatura de sí mismo. Pero yo no he querido juzgarle. Me pareció interesante la sola evocación del personaje, aunque después no tuve problemas en colocarle en situaciones difíciles, novelescas, grotescas. Y aunque la película rinde también un homenaje al cine de Godard, me apetecía ser un poco más cáustico".

Godard es un personaje que ya es de por sí a veces una caricatura de sí mismo. Pero yo no he querido juzgarle

Para Hazanavicius, Godard, más que un provocador, es un masoquista que se coloca a sí mismo en situaciones dolorosas, carne de tragicomedia. "Sí es cierto que hay gente que se ve condenada a traspasar líneas rojas continuamente, pero yo no creo que él sea tanto un provocador como un revolucionario constante, en la búsqueda del destrozarlo todo para reinventarlo todo. Y cuando alguien se pasa la vida intentando destrozarlo todo, ésta se complicada", defiende el director. Sin embargo, en un momento de 'Mal genio', Hazanavicius muestra el lado menos benigno y más narcisista de un Godard que, en un intento de catalizar la radicalidad de los asistentes a una reunión estudiantil, plantea la cuestión de Palestina al grito de "los judíos son los nuevos nazis", ante el pasmo de los oyentes.

placeholder Otro fotograma de 'Mal genio'. (Vértigo Films)
Otro fotograma de 'Mal genio'. (Vértigo Films)

Pero Hazanavicius también aprovecha la historia de amor entre el director y Wiazemsky no sólo para desentrañar el lado más personal del cineasta, sino también para volver a un momento en el que la izquierda tomó las riendas del cambio en una Europa en la que hoy parece estar relegada a un papel testimonial. "En la revolución de mayo del 68 participó la izquierda burguesa, pero sobre todo fueron los estudiantes. La participación de la izquierda fue forzosa porque Francia había sido de derechas durante décadas y en la oposición sólo podía estar a la izquierda. Después los obreros se unieron a la lucha, hubo huelgas generales y la fuerza del 68 fue resultado de la solidaridad entre obreros y estudiantes. Eran gente comprometida. Y también eran sexies. En la Francia de De Gaulle, el mayo del 68 llegó como un balón de oxígeno".

Hoy en día Estados Unidos y Rusia no representan el enfrentamiento entre capitalismo y comunismo; ahora todo es mucho más caótico

"Hoy también hay muchos estudiantes, muchos burgueses, pero la revolución es complicada. Hoy en día Estados Unidos y Rusia no representan el enfrentamiento entre capitalismo y comunismo; ahora todo es mucho más caótico e incluso la alternancia en el Gobierno entre la izquierda y la derecha ha hecho que se diluya la fuerza de la oposición, que ahora recae en las formaciones antisistema. Hoy estamos contra todo. Cuando estábamos contra DeGaulle, nosotros sabíamos que estábamos contra la derecha y la izquierda sabía que dentro de las leyes de la República tenían que hacerlo mejor. Hoy estamos contra la derecha, pero también contra la izquierda. Y este tipo de partidos antisistema no me hacen ninguna gracia".

Una de las primeras veces en las que se cruzaron, ella se tropezó con él en la escalera del edificio y le gritó "¡Cretino! ¡Imbécil! ¡Estúpido!". Ella tenía 19 años y estaba en el último curso de Bachillerato. Suspendió Filosofía. Él era 17 años mayor y uno de los directores más importantes del mundo. Ella era Anne Wiazemsky y comenzaba a labrarse una carrera como actriz. Él era Jean-Luc Godard, padre de la Nouvelle Vague, cineasta de profesión y revolucionario de vocación. Y entre medias, los primeros compases transformadores de lo que unos meses después se convertiría en una catarsis mundial: las protestas de mayo del 68. " Jean-Luc aprovechó para explicarme en términos muy claros, con un mínimo de palabras, que había amado apasionadamente a Anna Karina, que había sufrido muchísimo cuando ella lo abandonó pero que su relación había terminado hacía tiempo. Agregó que había estado enamorado de Marina Vlady hasta el día en que fue a verme a Montfrin. Y al prendarse de mí dejó de amarla", cuenta la propia Wiazemsky en 'Un año ajetreado', la primera de una serie de novelas que han servido como germen de 'Mal genio', la última película del oscarizado Michel Hazanavicius, que se estrena el próximo 12 de octubre, tras su paso por los festivales de Cannes y San Sebastián.

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