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Almudena Grandes: "Tengo muchos lectores de derechas"
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Almudena Grandes: "Tengo muchos lectores de derechas"

La escritora cruza el ecuador de sus 'Episodios de una Guerra Interminable' con la cuarta entrega de la serie: una novela de espías y nazis en el escenario de la II Guerra Mundial

Foto: Almudena Grandes. (EFE)
Almudena Grandes. (EFE)

A finales de septiembre de 1948 el periodista del Daily Express y espía inglés de origen alemán Sefton Delmer, todo un virtuoso de la llamada "propaganda negra" que durante la guerra confundió y hundió la moral de las tropas nazis desde Londres haciéndose pasar por uno de ellos, entra en el número 14 de la calle Galileo de Madrid. En aquel céntrico inmueble opera la más eficaz red clandestina de rescate de criminales nazis fugados de la Europa de entonces, una pequeña Odessa a las órdenes de una fascinante española llamada, sin embargo, Clara Stauffer. Stauffer, enferma, le recibe en camisón en su dormitorio y, tranquila pese a "sus fanáticos ojos azules", le confiesa que es cierto que ayuda a mucha gente, la mayoría alemanes, a huir a Argentina. La arrogante e indiscreta declaración asombra al periodista que la publica poco después en la portada de su periódico. Pero no pasa nada. Una historia real que la escritora Almudena Grandes (Madrid, 1960) incorpora a su última novela: 'Los pacientes del doctor García' (Tusquets).

Foto: La condesa Margit von Tyssen (von Batthyany tras su boda) recibe un trofeo de manos de un jerarca nazi en la Hípica de Viena en 1942.

Almudena Grandes ya no fuma... tabaco 'normal', sino unos pequeños cigarrillos electrónicos que no huelen a nada y pareciera que su legendaria voz nicotínica y rota se ha recompuesto un tanto. La recomposición de la historia oculta de nuestro pasado reciente es precisamente el motor que inspira sus 'Episodios de una Guerra Interminable' iniciados en 2010 a la usanza galdosiana con 'Inés y la Alegría' y que alcanzan ahora su cuarta entrega. Su protagonista, el citado Doctor García, es el clásico héroe inusitado, un superviviente republicano que vive en Madrid con una identidad falsa y que de pronto se ve infiltrado en la organización mediante la que Clara Stauffer evade a prófugos del Tercer Reich.

placeholder 'Los pacientes del Doctor García'
'Los pacientes del Doctor García'

Cuando le preguntamos a Grandes si nadie la advirtió hace ya siete años de los peligros de naufragio que acechaban a semejente titánico proyecto como el de estos 'Episodios', se ríe y responde que sí, y que de hecho lo hicimos los periodistas. "Pero yo no fui consciente de tal peligro. De hecho empecé esta serie porque encontré un filón, descubrí que los españoles vivíamos encima de una mina de oro. Un filón extraordinario de héroes, villanos, sacrificios, también de estupideces..., para un narrador no hay nada mejor que toparse con algo así. Pero ademas este proyecto me ha permitido satisfacer varios impulsos a la vez, el literario que ya he citado, otro moral que tiene que ver con presentar al lector español contemporáneo que no sabe nada de esto lo que una serie de señores hicieron porque nosotros ahora disfrutemos de libertades y derechos y, por último, un impulso moral de otra índole. Al adoptar en esta serie el punto de vista de los resistentes al franquismo que quedaron ausentes en el relato de la llegada de la democracia... aprovecho para darles las gracias".

P. Rafael Reig advertía que la lectura de los 'Episodios Nacionales' de Galdós necesitaba de una larga estancia hospitalaria o penitenciaria. ¿Cuál es el retrato robot del lector de los suyos?

R. Bueno, Galdós escribía mucho más deprisa que yo.

P. Pues usted no escribe despacio.

R. Jaaja, sí, pero él escribía más deprisa. Yo he vuelto estos años a leerme los Episodios de Galdós y sé que mi amigo Rafa Reig tiene un estupendo club de lectura en Cercedilla y lee uno cada quince días. ¿Cómo son mis lectores? Soy una escritora afortunada porque, sin buscarlo expresamente, he logrado unos lectores muy transversales. Cuando firmo en la Feria dedico libros que me traen hombres a sus mujeres y libros que me traen mujeres a sus hombres. Es verdad que, al principio, tenía muchas más lectoras que lectores. Y, sin embargo, escribir sobre la memoria ha acercado mis novelas a los hombres. Es verdad que a las mujeres les gusta más la ficción pero la memoria histórica interesa más a los hombres. Le cuento una anécdota. Estaba firmando en la Feria cuando se me acercó un hombre y me dijo: "Almudena, ya me he leído el libro, se lo compró mi mujer por la historia de amor y le encantó, yo lo empecé a leer por la memoria y, al final, me ha gustado más la historia de amor".

Escribir sobre la memoria acerca mis novelas a los hombres. A las mujeres les gusta la ficción pero la memoria histórica interesa más a los hombres

P. Pero sus novelas son también transversales en otro sentido. Parece haber dado con la tecla que le permite ser leída tanto por el lector más político como por el que, incluso refractario a las ideas de izquierdas, se pierde en sus historias.

R. Es verdad, pero es que yo también soy una figura transversal dentro de una izquierda española que nunca se ha caracterizado precisamente por su unidad. No sólo tengo muchos lectores de derechas sino que tengo lectores contrarios a la memoria histórica. Ya sabe que en España existe una figura particular que no existe en ninguna otra parte, que es "el enemigo de la memoria". Pero defiendo que todos los lectores son soberanos y tienen completa autoridad sobre lo que leen.

P. Lo de ser enemigo de la memoria lo han defendido con solvencia autores que como David Rieff afirman que en ocasiones el olvido en la mejor manera de recomponer sociedades rotas.

R. Las sociedades pueden olvidar cuando se resuelven ciertas cosas como ha ocurrido en todos los países de Europa menos en España, en la Alemania posterior al nazismos pero también en la Europa del Este postestalinista. Porque si no las resolvemos, olvidaremos en falso. En España este olvido en falso ha enquistado los secretos en lo más profundo del corazón de las personas y eso ha provocado dolor y rencor. En este país hay mucho más rencor del que existiría si esos asuntos se hubieran ventilado adecuadamente. Nuestra relación con el pasado es anormal y patológica, la derecha española es la única derecha de Europa que conserva vínculos con el fascismo.

La derecha española es la única derecha de Europa que conserva vínculos con el fascismo

P. Su editorial caracteriza ‘Los pacientes del doctor García como “novela de espías’ y asegura que es su libro “más trepidante e internacional”. Podría detectarse una voluntad más o menos consciente de separarla de las novelas sobre la Guerra Civil y el Franquismo, tan numerosas que Isaac Rosa llegó a retitular una suya como ‘Otra maldita novela sobre la guerra civil’.

R. Hombre, de hecho mis novelas no son sobre la Guerra Civil aunque es verdad que en España cualquier libro que cuente el Franquismo o tenga alguna conexión con él ya es una novela de la Guerra Civil. Yo me tomé el trabajo de poner después de cada episodio entre paréntesis el hecho histórico y la cronología y comprobé que daba igual que yo incluyera la fecha '1944' o '1947' porque se entendían siempre como novelas de la guerra. No creo que el sello lo haga para vender sino para dar a entender que es una novela que no se parece a las anteriores. Pero quiero aclarar una cosa. Me han dicho que esta es mi novela más ambiciosa pero, para mí, contar la vida de las mujeres de la cola de Porlier es igual de ambicioso que contar esta novela de espías y de esos nazis que tanto atraen.

placeholder Almudena Grandes. (EFE)
Almudena Grandes. (EFE)

P. La historia del amparo franquista a los criminales nazis no es muy conocida. Creo que se puso manos a la obra fascinada por la figura de Clara Stauffer.

R. Cuando encontré a Clara ella se convirtió en el motor de todo y en la imagen fundamental de este libro. Piense en la dirección en la que operaba para sacar nazis huídos de España: Galileo, 14. Si es madrileño, habrá pasado por allí infinidad de veces. Una red por cierto clandestina que la dictadura de Franco nunca reconoció pero que por supuesto amparó. Piense que casi todos los nazis llegaron a Argentina con un pasaporte español. Pero cuando descubrí a la Clara deportista y nadadora de la República me fascinó y, a medida que iba sabiendo más de ella, más me fascinaba.

P. ¿La fascinación del Mal?

R. Bueno, Clara Stauffer fue una mujer compleja, una mujer republicana como Pilar Primo de Rivera. Ambas florecieron gracias a la libertad y el empuje de aquella época. Era una mujer moderna, liberada y fascista. Podía representar el Mal pero también fue una mujer abnegada y muy trabajadora que se entregó en cuerpo y alma a una causa.... que era el Mal. En una novela para que los malos funcionen tienen que tener luces al igual que los buenos deben tener sombras. Y en ese sentido Clara es una mala fascinante.

Clara Stauffer fue una mujer abnegada y muy trabajadora que se entregó en cuerpo y alma a una causa.... que era el Mal

P. Esta semana comparaba en una polémica columna a Carme Forcadell con Tejero...

R. No, yo no comparaba a Forcadell con Tejero, lo que escribí es que Forcadell era la primera persona que había suprimido la legalidad para asumir poderes desde Tejero.

P. Gran parte de la izquierda entiende, o directamente apoya, el llamado 'procés' independentista catalán . ¿Supone esto de alguna forma una traición a los ideales cosmopolitas e internacionalistas de la izquierda clásica?

R. Yo apoyo un referéndum legal porque creo que solucionaría el conflicto para siempre. La izquierda fue internacionalista pero ha cambiado tanto que apelar hoy, cuando ya no es marxista, a una izquierda internacionalista, es apelar a una izquierda de otros tiempos.

P. Sigue escribiendo tu columna semanal en el país desde hace ya casi 20 años. Como mujer de izquierdas, ¿qué opinas de las acusaciones de derechización que se achacan al periódico de un tiempo a esta parte?

R. Yo no he tenido jamás ningún problema en El País y he escrito lo que he querido. Es evidente que el periódico ha evolucionado con el tiempo pero vive una realidad más compleja producto de la crisis de los medios de comunicación en el mundo entero y con quiénes son sus dueños... y de la que además tampoco voy a hablar.

A finales de septiembre de 1948 el periodista del Daily Express y espía inglés de origen alemán Sefton Delmer, todo un virtuoso de la llamada "propaganda negra" que durante la guerra confundió y hundió la moral de las tropas nazis desde Londres haciéndose pasar por uno de ellos, entra en el número 14 de la calle Galileo de Madrid. En aquel céntrico inmueble opera la más eficaz red clandestina de rescate de criminales nazis fugados de la Europa de entonces, una pequeña Odessa a las órdenes de una fascinante española llamada, sin embargo, Clara Stauffer. Stauffer, enferma, le recibe en camisón en su dormitorio y, tranquila pese a "sus fanáticos ojos azules", le confiesa que es cierto que ayuda a mucha gente, la mayoría alemanes, a huir a Argentina. La arrogante e indiscreta declaración asombra al periodista que la publica poco después en la portada de su periódico. Pero no pasa nada. Una historia real que la escritora Almudena Grandes (Madrid, 1960) incorpora a su última novela: 'Los pacientes del doctor García' (Tusquets).

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