Es noticia
¿Qué es arte? De 'El grito' de Munch al emoji de Whatshap (y una lata de mierda)
  1. Cultura

¿Qué es arte? De 'El grito' de Munch al emoji de Whatshap (y una lata de mierda)

Un grafiti en la Ciudad de México dice "Arte por culo". El grafiti es célebre en la capital azteca y miles de personas lo han inmortalizado en imágenes. Luego, ¿es eso arte?

Foto: Manzoni - 'Mierda de artista'
Manzoni - 'Mierda de artista'

Abrió la veda Piero Manzoni cuando, en 1961, bautizó a su obra como 'Mierda de artista' con sus famosas latas repletas de excrementos. Esa obra escatológica rompió con la imagen hasta entonces idealizada del artista. Allanó el camino, también, para que proliferaran creaciones que plantean dudas sobre lo que es arte y lo que no. Un lienzo en abanico que va desde las pinturas rupestres hasta los emoticones de cacas sonrientes.

La escena es la siguiente. Un hombre vestido como lo hacían los de la gauche divine se sitúa frente a un cuadro “abstracto” con una mano bajo el mentón. El cuadro parece una lámina del famoso test de Rorschach. Es entonces cuando el “experto” empieza a ver “el meta mensaje subyacente a la obra repleta de por sí de muchas sutilezas y más subjetivismo”. Hace una pausa y se coloca las gafas. “Es un trabajo que denota una gran desesperación por parte del artista que busca un camino nuevo para comunicarse”, medita.

Esta escena, salvando las distancias (y el monólogo interior que es inventado), se vivió en Arco 2007 cuando una cadena de televisión hizo un experimento. Colgó el cuadro 'Rorschach' en cuestión y preguntó a los presentes (curadores, coleccionistas y demás visitantes) qué veían en esa obra valorada en 15 mil euros. Las visiones fueron muy junguianas: “Exaltación”, “Angustia”, “Sublimación” o “tristeza”. Alguno percibió hasta “una elevación erótica en sus trazos”. Lo tragicómico del caso es que ninguno de los cuestionados conocía un detalle: el cuadro lo habían pintado niños de tres y cuatro años de una guardería de Madrid.

Este ejemplo es una muestra del surgimiento por doquier de todo un arte conceptual sobrevalorado y petulante. Un arte que no es arte para muchos pero que llena los muros y las paredes de exposiciones, ferias, galerías y casas particulares. Claro que, ¿quién define si es arte o no? Porque el arte, como la belleza, es subjetivo. En los anales de la historia del arte que no se sabe por qué es arte quedará impresa para siempre la obra del tiburón en formol de Damien Hirst llamada 'La imposibilidad física de la muerte en la mente de algo vivo' que se vendió por aproximadamente 10 millones de euros en 2004.

El huevo estrellado sobre un lienzo

Un grafiti en la Ciudad de México dice así: "Arte por culo”. Un juego de palabras que intenta dilucidar qué es arte y qué no. El grafiti es célebre en la capital azteca y miles de personas lo han inmortalizado en imágenes. Luego, ¿es eso arte? ¿Es arte que alguien estrelle un huevo sobre un lienzo y escriba: “yace aquí una deconstrucción del lenguaje dadaísta en versión transfronteriza que simboliza el imperio de las grandes transnacionales en detrimento de los veganos”, y pretenda venderlo por 30 mil euros?

¿Es arte que alguien estrelle un huevo sobre un lienzo y pretenda venderlo por 30.000 euros?

Para algunos sí. Un irreverente y polémico Piero Manzoni se atrevió, siempre según la leyenda, a defecar en unas latas de conservas. Cuentan que el artista colocó sus excrementos en 90 latas de metal de 5 centímetros de alto y un diámetro de 6,5 centímetros, las etiquetó en varios idiomas con el siguiente epitafio: “Mierda de artista” y las puso a la venta. Un gramo de heces por valor de un gramo de oro. El italiano se adelantó un trienio al arte pop y a otras latas, las de Andy Warhol. Pero, ante todo, fue el pionero en cuestionar con suma ironía el comercio del arte escatológico (más allá de su obra).

Porque, ¿es arte una lata de conservas supuestamente llena de mierda? ¿algún osado comprador las ha abierto alguna vez? Dicen las lenguas incrédulas que solo contienen un poco de yeso. De ser así, ¿serían arte o serían un truño?

En opinión de Félix Ovejero, escritor y profesor universitario, “resulta muy revelador que, aunque nos preguntamos por el arte, la discusión siempre acabe en la plástica. Parecemos asumir que hay una suerte de “esencia”, de clase natural, que compartirían todas las artes, que nos permitiría hablar de unas propiedades compartidas comunes a distintas actividades: belleza, armonía, gracia, elegancia, etc. Nadie diría que en el deporte (ajedrez, halterofilia, equitación) o en el campo de las emociones (amor, miedo, vergüenza) podemos hablar de una esencia común que nos permita teorizar”.

Para Ovejero “hoy cualquier cosa vale. El concepto de belleza ha perdido todo su sentido hasta el punto de que el sintagma “arte feo” tiene sentido, un sentido que, por ejemplo, no le reconocemos al de “ciencia mentirosa”, si no es como descalificación”.

Puede que, en ocasiones, el arte esté sobrevalorado o que detrás de autores nada complacientes se escondan mentes atormentadas. Es el caso de Ad Reinhardt con sus pinturas con fondo negro. Un color que representa el luto, el vacío, la nada, el final y el pesimismo. Quizá quiso dejar plasmada su prematura muerte, acontecida en 1967, a los 53 años. El artista pronosticó con estos cuadros el fin del arte. Pero el arte no muere. Solo se transforma y sigue su curso adaptándose al ciclo de la vida y de las modas. Porque, como añade Félix Ovejero, “el mercado empieza a funcionar simplemente porque un “experto” dice que ciertas obras son valiosas. Es una típica situación de información asimétrica que tiende a expulsar al productor honesto. Y la reflexión ayuda poco cuando se limita a aceptar como arte lo que “el mundo del arte” reconoce como arte, imponiendo sus criterios de selección”. Se entiende entonces que “según quien lo diga, está justificado pagar una fortuna por cosas que podemos encontrar en cualquier ferretería, por lo general en mejor estado”, apunta el también articulista.

El grito en el cielo 2.0 y la escatología

En 'El grito' de Edvard Munch subyace una historia de desesperación existencial tras la Segunda Guerra Mundial. Hoy, ese cuadro que refleja la angustia en cada trazo se ha convertido en un emoticón en redes sociales cuyo simbolismo ha desaparecido. El fondo social ha dejado paso a lo banal. Otro emoji, el del excremento sonriente, nos recuerda que la caca siempre ha sido artística, o al menos, lo ha intentado. Allí tenemos el ejemplo de 'Complejo mierda', del transgresor Paul McCarthy. Esta gran hez urbanizada es una escultura inflable que representa la caca de un perro y que fue descrita en el prospecto de la exposición de la siguiente manera: «Un amplio espectro de ítems que forman un intercambio dinámico de zonas temporales y paralelas que se autoeclipsan».

McCarthy es un provocador nato. Por eso no sorprende que en la exposición que está vigente actualmente en la Fundació Gaspar de Barcelona se pueda ver una pieza con el título 'The shit in her mouth' (La mierda en su boca). Hay otras piezas fálicas. Él defiende que le interesa sobre todo reflexionar y entender, además de provocar. Su obra agrupa putrefacción, viscosidades y fluidos, sexo, violencia y muerte. Entre sus trabajos de choque no apto para menores hay de todo. Desde performances en las que ha pintado con su pene hasta espectáculos en los que ha fornicado con un trozo de carne de res. Él mismo se cuestiona “¿qué es la pintura? Puede ser kétchup, gasolina o mierda”.

Acabo de enviar por whatsapp a unos amigos una fotografía de 'Complejo mierda' (la caca canina gigantesca). Las respuestas son hilarantes. Todas vienen acompañadas del emoticón de Munch y de la caquita feliz. Y es que, ¿quién es mejor artista, el que diseñó el emoticón sorpresivo inspirado en el artista noruego o el creador de la plasta tierna y sonriente?

Que no se ofenda Piero Manzoni. Su 'Mierda de artista' siempre brillará por su honestidad, ya sea una mierda pinchada en un palo o un trozo de yeso adquirido en la ferretería del barrio.

Abrió la veda Piero Manzoni cuando, en 1961, bautizó a su obra como 'Mierda de artista' con sus famosas latas repletas de excrementos. Esa obra escatológica rompió con la imagen hasta entonces idealizada del artista. Allanó el camino, también, para que proliferaran creaciones que plantean dudas sobre lo que es arte y lo que no. Un lienzo en abanico que va desde las pinturas rupestres hasta los emoticones de cacas sonrientes.

El redactor recomienda