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¿Quién está detrás del derribo del convento? El pelotazo maldito de las monjas
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¿Quién está detrás del derribo del convento? El pelotazo maldito de las monjas

Religiosas, recalificadores urbanísticos oscuros y empresarios del ladrillo. Todos los intereses económicos de la paralizada y controvertida demolición de Paseo de la Habana 198

Foto: La parte demolida del convento (C.P.)
La parte demolida del convento (C.P.)

Uno nunca sabe dónde puede saltar la chispa que enciende la pradera. El Paseo de la Habana, que atraviesa una zona acomodada de Madrid, ha sido el epicentro de una revuelta vecinal que ha logrado un imposible -frenar el derribo en marcha de un edificio: el Convento de las Damas Apostólicas (1929)- en una ciudad donde las obras y los negocios inmobiliarios (casi) nunca se detienen.


Tras 24 horas de protesta y de remover cielo y tierra, con las piquetas a pleno rendimiento y un tercio del edificio de estilo neomudéjar demolido, la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid mandó a parar: la ley de Patrimonio de la CAM (2013) impide el derribo de conventos anteriores a 1936. La obra había arrancado gracias a una Declaración Responsable -que permite iniciar las obras sin permiso si el propietario del inmueble se hace responsable de cumplir la ley- autorizada por el Ayuntamiento por un error burocrático: el convento no estaba incluido en el desactualizado Catálogo de Bienes y Espacios protegidos.

Comunidad (Patrimonio) y Ayuntamiento (Urbanismo) coinciden ahora en señalar que el derribo es irregular y que no se dará permiso de obras para seguir demoliendo. El pleno del Ayuntamiento aprobó ayer por unanimidad restituir el convento.

Los vecinos de Paseo de la Habana 198, que te abren las puertas y ventanas de sus casas para poder fotografiar el estropicio, están como motos, con esa mezcla de indignación y excitación típica del que muta en activista tras ser testigo de un atropello delante de sus narices. Según denuncian, el derribo del convento empezó al amanecer y de tapadillo.

¿Había prisa por iniciar las obras? Por lo visto, sí: ningún vecino fue avisado de que se iba a demoler un edificio del tamaño de una manzana colindante a sus propiedades, lo cual no resulta ni muy heterodoxo, ni muy cortés, ni muy seguro. ¿Los propietarios querían derribar el convento cuanto antes -política de hechos consumados- por si pasaba algo/conscientes de que podían estar incurriendo en una irregularidad? Eso es lo que sospechan y denuncian los vecinos.

La trama económica

La Congregación Damas Apostólicas Sagrado Corazón de Jesús, propietaria histórica del convento, vendió el terreno a la sociedad Global Etamin S.L el pasado 16 de mayo, según documentación del registro de la propiedad consultada por este periódico. La venta precipitó los acontecimientos: poco más de un mes después, comenzó el derribo del convento.

Las monjas confirman la venta del convento a El Confidencial con un escueto: “Eso ya no es nuestro”. Preguntadas por los detalles de la venta, zanjan la llamada con monosílabos: “No, no, adiós”. Fin de la conversación.

Las monjas confirman la venta del convento a este periódico con un escueto: “Eso ya no es nuestro”

Global Etamin es parte de un largo entramado de sociedades, que convergen en las inmobiliarias Grupo Moraval/Oficina de la Moraleja y cuyas cabezas visibles son Álvaro Soto de Scals y Vicente Soto Ibáñez, consejero de Martinsa-Faesa cuando la inmobiliaria protagonizó la mayor suspensión de pagos de la historia de España (2008). Soto Ibáñez ha sido presidente, consejero delegado, administrador único y administrador solidario de varias empresas vinculadas al ladrillo, a la energía solar y a los laboratorios farmacéuticos. Este periódico se ha puesto en contacto con el Grupo Moraval: no quieren hablar todavía sobre los pasos a seguir, pero admiten que la situación es “incómoda”.

El pelotazo del Convento de las Damas Apostólicas arrancó en realidad en 2006, cuando las monjas encargaron un estudio de detalle del edificio al controvertido arquitecto y urbanista Leopoldo Arnaiz.

El currículum de Arnaiz es largo, y no siempre para bien: implicado en el tamayazo, diseñador de polémicos desarrollos urbanísticos en decenas de municipios de la Comunidad de Madrid (y acusado habitualmente de comprar terrenos en dichos municipios vía testaferros), conocido popularmente como el “urbanista del PP” (aunque presuma de haber trabajado también para administraciones del PSOE) y recalificador de los terrenos de la Ciudad Financiera del Banco Santander (Boadilla del Monte). El Tribunal Supremo le absolvió hace unos meses del delito de blanqueo.

El estudio de detalle hecho por Arnaiz, que aumentaba la edificabilidad del convento y proponía la construcción de edificios de hasta cinco alturas, abrió la puerta a que el Ayuntamiento de Madrid diera luz verde al derribo en 2006. Hablamos de una parcela de 16.700 metros cuadrados, con una superficie construida de 5.300 metros, en una de las zonas más caras de Madrid; es decir, de una millonada. Pero la crisis ralentizó la venta y demolición, y la Ley de Patrimonio de la CAM (2013) acabó por complicarlo todo, al convertir el convento en Bien de Interés Patrimonial; hasta hoy, cuando los vecinos del Paseo de la Habana han hecho historia al paralizar la obra.

Resumiendo: el edificio protegido ya no era de la congregación cuando comenzó el derribo, pero no se puede decir que las monjas no hayan hecho todo lo posible para sacar tajada de su venta y demolición, aunque tuvieran que recurrir a tiburones inmobiliarios (Arnaiz) de dudosa reputación. ¿Para lo que me queda en el convento, cago dentro?

La Congregación de las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón de Jesús se lava ahora las manos: "el convento ya no es nuestro". Coge el dinero y corre.

Uno nunca sabe dónde puede saltar la chispa que enciende la pradera. El Paseo de la Habana, que atraviesa una zona acomodada de Madrid, ha sido el epicentro de una revuelta vecinal que ha logrado un imposible -frenar el derribo en marcha de un edificio: el Convento de las Damas Apostólicas (1929)- en una ciudad donde las obras y los negocios inmobiliarios (casi) nunca se detienen.

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