El pianista que tocó en la Plaza Roja de Moscú, en el centro de la rueda de la SGAE

El pianista Manolo Carrasco, el primer músico español que tocó en la Plaza Roja de Moscú, está en el epicentro de la rueda de la SGAE y fue ayer detenido. Según fuentes próximas al caso, el compositor Fernando Bermúdez es otro de los arrestados. Ambos eran socios en la empresa Eurodelta Music, que se hizo de oro emitiendo de madrugada piezas clásicas con pequeñas variaciones.

Carrasco y Bermúdez fueron de los principales beneficiados de la rueda, el sistema que les permitía generar ingentes cantidades en forma de derechos de autor de acuerdo con las televisiones. El volumen era tan grande que usaban a sus mujeres, familiares y testaferros para disimular los ingresos. Por eso fueron arrestados también la madre de Manolo Carrasco, Gloria Tubio, y la mujer de Fernando Bermúdez, Ana Beltrán, así como otros jóvenes a los que usaron para que figuraran como autores de algunas piezas.

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Carrasco (Cádiz, 1971) ganó el primer premio en el concurso internacional de piano de Lyon en 1995 y ha trabajado con multitud de artistas, muchos de ellos flamencos. Su propia web lo define como "el tutor musical más prolífico de la actualidad en España". En 2015 se convirtió en el primer músico español que tocaba en la Plaza Roja de Moscú. Preparó un concierto junto a una exhibición de 12 caballos de la escuela andaluza. "A los rusos les gusta muchísimo el flamenco y la música española, y es un espectáculo único en el mundo que une la música en directo a los caballos. Estoy seguro de que les va a gustar muchísimo", declaró entonces. El compositor Fernando Bermúdez fue también presidente del club Estudiantes de baloncesto.

"Hacían pequeñas variaciones de piezas clásicas y las emitían de madrugada sin que apenas se oyera. Ganaban una fortuna", explica una fuente próxima al procedimiento que instruye el juzgado 2 de la Audiencia Nacional, el del juez Ismael Moreno, y que señala que también hay responsables de televisiones detenidos.

Desde la agencia de representación de Manolo Carrasco, la noche del martes no quisieron hacer comentarios. "Si es inocente, ¿luego a quién se recurre?", fue la respuesta a si está detenido. Después aseguraron que no podían dar información. Tanto Carrasco como Bermúdez son socios de Eurodelta Music, editorial implicada en la rueda, tal y como señaló en 2013 el que fuera presidente de la SGAE Antón Reixa. El músico aseguró ayer a EFE que la rueda podría haber recaudado anualmente 50 millones de euros.

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Además, Carrasco es propietario de Centauros Unión SL, una empresa también implicada en la red, y figura como administrador único de Glory Music SL, la extinta empresa de su mujer, Gloria Tubio, y de Misha Enterprise SL, con Elena Zubareva como socia. Por su parte, Bermúdez también aparece como administrador de Fabb Gestión de Autores SA, y Ana Beltrán, como apoderada. Todas ellas, relacionadas con Eurodelta Editorial. Según el documento que hizo público Reixa, el entramado formado por Carrasco recaudó de la rueda entre 2006 y 2015 más de 7,3 millones de euros por 1.225 obras registradas (a su nombre, el de su mujer y Zubareva) frente a los 450.000 euros y las 15 obras contabilizadas en 2005. De igual modo, Bermúdez ingresó 3,2 millones de euros por 644 obras.

La operación de la UDEF, aún en curso, desmantela una trama que generaba derechos de autor paralelos y presuntamente fraudulentos a través de la música que se emite en estos programas de madrugada —que, a pesar de tener apenas un 1% de audiencia, es la franja horaria de mayor recaudación por derechos de autor—. Su peso era tal que ha llegado a suponer hasta el 70% de los ingresos de la entidad. La operación policial, que de momento se ha saldado con 18 detenidos, surge de la denuncia de 14 autores y asociaciones ante la Fiscalía.

El conflicto de la rueda radica en la unión de autores y editoras de televisión. Al ver el suculento negocio de la franja nocturna, las televisiones crearon sus propias editoriales musicales para recuperar en concepto de derechos de autor parte del dinero que pagan a la SGAE por emitir su música. Trabajan con autores que les ceden el 50% de los derechos de sus obras y que son los que graban los enlatados de directos para los programas musicales nocturnos o aparecen tocando detrás de tarotistas o en concursos.

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Esta práctica puede hacerse con obras originales pero también, y es por lo que salta el caso, creando o modificando mínimamente un repertorio existente u obras de dominio público (libres de derechos), muchas veces inaudible, de baja calidad e incluso registrando una gran cantidad de obras a nombre de familiares, amigos y hasta autores ficticios. De hecho, a raíz de las primeras denuncias internas en la sociedad en 2013, se analizaron obras posiblemente fraudulentas y se encontraron temas registrados sin arreglos, duplicados, fotocopias de partituras originales sobreescritas o transcripciones literales. Tal llegaba a ser el caso que muchos recaudaban mucho más que estrellas del pop o compositores como Albéniz o el maestro Rodrigo.

El vacío legal, el hecho de que la tarifa de la franja nocturna sea la mejor pagada simplemente por el horario de emisión y no por la cuota de pantalla y que en la SGAE el poder de los socios (su número de votos) venga determinado por la recaudación han hecho de la rueda una de las mayores guerras internas de la entidad, a pesar de los múltiples intentos de atajarla. Ahora revive con esta operación policial y la asamblea de socios prevista para este jueves.