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'Perro meón' contra 'La niña sin miedo': penúltima batalla cultural en Wall Street
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'Perro meón' contra 'La niña sin miedo': penúltima batalla cultural en Wall Street

Y el drama escultórico-ideológico continúa. A principios de esta semana, la escultura de un perro orinando sobre la pierna de 'La niña sin miedo' ha reabierto la polémica

Foto: La nueva estatua, del artista Alex Gardega
La nueva estatua, del artista Alex Gardega

Y el drama escultórico-ideológico continúa en las calles de Wall Street. A principios de esta semana, la estatua de un perro orinando en la pierna de 'La niña sin miedo', que desde el pasado 7 de marzo se enfrenta al icónico 'Toro de Wall Street', ha reactivado la bronca callejera entre los detractores y partidarios de dos de las atracciones turísticas más populares -y polémicas- del barrio financiero de Nueva York. El artista neoyorquino Alex Gardega ha sido el último en sumarse a la trifulca y lo ha hecho del lado del toro instalando su 'Perro meón' junto a la chica de bronce como un acto de desafío. Pero, ¿desafío a qué o a quién?

Foto: La nueva estatua, del artista Alex Gardega

Mientras unos califican la iniciativa como machista, otros sostienen que la obra de Gardega es una defensa de la integridad del individuo frente al rodillo del Estado y las grandes corporaciones, mientras otros abogan por una reivindicación del arte frente a la simple publicidad. Entonces, ¿quién tiene la razón en este embrollo?

En la víspera del Día Internacional de la Mujer, 'El toro de Wall Street', un símbolo de la libertad artística y una muestra de apoyo al "pueblo americano" tras la crisis bursátil de 1987, amanecía frente a 'La niña sin miedo' como nueva acompañante en "representación del poder de las mujeres" dentro del sistema financiero estadounidense. 'El toro de Wall Street' pasó de la noche a la mañana -y sin que su creador, Arturo Di Modica pudiese hacer nada para evitarlo- a encarnar la animalidad testosterónica de un mundo empresarial heteropatriarcal frente a la reivindicación de los derechos de la mujer trabajadora atribuidos a la estatua de la niña. Desde el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, hasta los vecinos de la zona, pasando por un gran número de asociaciones feministas, apoyaron la iniciativa y tras una recogida de firmas masiva han conseguido el permiso de las administraciones para que la estatua de la niña permanezca al menos durante un año en el cruce entre las calles Broadway y Morris.

La estatua de la niña permanecerá al menos durante un año en el cruce entre las calles Broadway y Morris

Sin embargo, y tras las acusaciones de Di Modica a la ciudad de Nueva York por permitir que "una maniobra publicitaria" infrinja sus derechos de creación artística, algunos dedos señalaron hacia una lucha mucho más subrepticia. Quizás la batalla era otra. Quizás, 'La niña sin miedo', creada como parte de una campaña encargada por un fondo de inversión con unos activos de más de 2,2 billones de euros, era en realidad la máxima expresión del 'establishment' capitalista bullanguero, una matona que abusaba de la "única obra significativa de arte capitalista de guerrilla" que el individuo Di Modica había decidido colocar en medio de Wall Street un día por su cuenta. Una obra respaldada además por las asociaciones de vecinos del barrio, que defendieron el toro frente a las autoridades, contrarias a la permanencia de la obra de Di Modica.

Precisamente, esta última teoría es la que ha empujado a Gardega a esculpir su 'Perro meón' contra 'La niña sin miedo', a la que considera una "sandez corporativa". "No tiene nada que ver con el feminismo y es una falta de respeto para con el artista que ha creado el toro. El toro tenía integridad", ha explicado Gardega al New York Post. "Decidí construir el perro y hacerlo de una manera cutre para degradar la estatua de la chica, exactamente igual que ella supone una degradación para el toro". "Tengo mucha empatía por el creador del toro, Arturo", ha confesado Gardega en declaraciones a la cadena local de NBC. "Yo soy una persona bastante feliz, sin ira ni furia y, desde luego, no soy anti feminista. Hay más lugares para 'La niña sin miedo' sin necesidad de interferir con la visión o el trabajo de otro artista". "La lógica se explica en sí misma: el perro invadiendo su espacio es el reflejo de ella invadiendo el espacio que pertenece al toro".

Gardega comparte la teoría de que 'La niña sin miedo', obra de la escultora Kristen Visbal, es una farsa disfrazada de arte que en realidad sirve a los propósitos publicitarios de State Street Global Advisors, uno de las empresas de gestión financiera más importantes de Estados Unidos. "Lo mandó construir una firma multimillonaria para promocionar un fondo de inversión. Es publicidad o promoción disfrazada de arte. Es mi único punto de vista".

State Street Global Advisors lo niega y se reafirma en la importancia de la escultura en sí. "'La chica sin miedo' se construyó para erigirse como un recordatorio de que tener más mujeres en puestos de mando contribuye de manera positiva a una mejor actuación por nuestra parte y a fortalecer nuestra economía", ha explicado la firma a través de un comunicado.

"Tener más mujeres en puestos de mando contribuye a fortalecer nuestra economía", dice State Street Global Advising

Y las redes sociales parecen estar dándole la razón, donde han sido más las críticas que los elogios a la idea de Gardega. "La estatua de un perro haciendo pis en 'La niña sin miedo' consigue lo opuesto a lo que su artista pretende. #sexismodetodoslosdías", se queja una tuitera. "Imagina sentirte tan inseguro por un símbolo que pretende inspirar a las mujeres jóvenes que protestas en su contra con una estatua de un perro orinando", reflexiona otro tuitero. La cuenta oficial de La marcha de las mujeres, también ha criticado la instalación: "Un hombre inquieto por las mujeres poderosas protesta contra la estatua de #Lachicasinmiedo con un perro meando. Tenemos que hablar de la fragilidad masculina".

La propia Visbal, por su parte, aunque ha elogiado públicamente el valor artístico del toro, pero pone por encima del mismo el valor social de su escultura: "El toro es muy bonito, es una obra de arte maravillosa. Pero el mundo cambia".

Y ahí está el 'quid' de la cuestión. La repartición de los papeles del bueno y el malo depende de la disciplina a la que se dé prioridad a la hora de analizar el valor simbólico de las tres esculturas. ¿Qué es más valioso, el arte como una expresión intemporal, necesaria e indisociable del hombre o la reivindicación de los derechos civiles?¿Qué es más urgente, la visibilización de la lucha feminista por la igualdad y frente al discurso masculino imperante o la defensa de los derechos y libertades del individuo frente al poder establecido y a los poderes fácticos? El problema desaparecería con la combinación perfecta.

Y esta seguro que no es la de Gardega, que al final ha acabado retirando personalmente la estatua -"No quería dejarla ahí para que se la llevasen ya que no tengo los permisos para atornillarla al suelo. A la mayor parte de la gente la divirtió o la dejó perpleja", confiesa el autor de 'El perro orinando'-, y quien puede acabar saliendo escaldado de esta vuelta de tuerca. Que Gardega no haya querido desafiar a la autoridad -como sí hizo Di Modica en su momento, cuando en 1989 instaló su toro saltándose todos los permisos- y haya aprovechado el revuelo mediático que se formó el pasado marzo conduce a pensar que 'El perro orinando' no es más que una artimaña para llamar la atención, una treta 'autopublicitaria' que, precisamente, ha utilizado las mismas herramientas que aquellos a quienes pretende criticar.

Y el drama escultórico-ideológico continúa en las calles de Wall Street. A principios de esta semana, la estatua de un perro orinando en la pierna de 'La niña sin miedo', que desde el pasado 7 de marzo se enfrenta al icónico 'Toro de Wall Street', ha reactivado la bronca callejera entre los detractores y partidarios de dos de las atracciones turísticas más populares -y polémicas- del barrio financiero de Nueva York. El artista neoyorquino Alex Gardega ha sido el último en sumarse a la trifulca y lo ha hecho del lado del toro instalando su 'Perro meón' junto a la chica de bronce como un acto de desafío. Pero, ¿desafío a qué o a quién?

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