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Camela, cómo no te voy a querer: un día con el grupo musical del pueblo
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Camela, cómo no te voy a querer: un día con el grupo musical del pueblo

Ni las Spice Girls lograron desbancar al grupo de la primera posición entre los más vendidos. Camela fue nuestra poción mágica contra el imperialismo pop anglosajón

Foto: Camela en el Santiago Bernabéu, en Madrid. (Carmen Castellón)
Camela en el Santiago Bernabéu, en Madrid. (Carmen Castellón)

A lo largo de su carrera, Camela han despachado más de siete millones de copias. Empezaron como un tiro: un millón de su debut, ‘Lágrimas de amor’ (1994), imparable rodillo comercial que sacudió al pop en castellano, apoyados en la venta en mercadillos y expositores de gasolineras. ¿Un dato revelador? En el año 2000, cuando las Spice Girls estaban en todo lo alto, solo hubo un territorio en toda Europa donde las chicas británicas tuvieron que conformarse con el número dos en las listas. Hablamos, por supuesto, de España, donde no lograron superar al grupo de María de los Ángeles Muñoz, Dionisio Martín y Miguel Ángel Cabrera (el tercer Camela, que abandonó el grupo en febrero de 2013).

Imaginen la cara de Victoria Beckham, alias “Spice pija”, mirando alucinada los reportes de ventas y exclamando “what the fuck is Camela?”. El trío de San Cristobal de Los Ángeles, barrio humilde de Madrid, fue nuestra poción mágica contra el imperialismo pop anglosajón. El cariño del público no ha dejado de crecer hasta ahora, cuando publican ‘Me metí en tu corazón’, su decimosexto álbum de estudio, donde posan disfrazados de Travolta y Olivia Newton-John en ‘Grease’.

El grupo del pueblo

Días antes de la entrevista, me cruzo en un concierto a Jorge Maldonado, uno de los responsables de la promoción del grupo. “Camela ha sido un éxito popular, desde abajo. Casi nadie les quería en las emisoras de radio. Es increíble que mucha gente los empiece a tomar en serio ahora, cuando a ellos no les hace ninguna falta”, comenta. En El Confidencial decidimos hacerles mucho caso, hasta el punto de pasar un día con ellos. Caminar junto a Camela es la mejor demostración de que son el grupo del pueblo. Un taxista amigo de Dioni se detiene y les explica el conflicto del sector, días antes de que explote. Una pareja canaria no se cree su suerte cuando les ven tomar té en la mesa de al lado. Cada veinte minutos llega alguien con la cara iluminada para pedir una foto. La gente les trata como si se hubieran cruzado con su prima preferida.

Siempre fueron un grupo cercano: emocional y físicamente, ya que han dado más de mil quinientos conciertos, una barbaridad. “Cuando llegó la crisis, ajustamos el caché a los recintos pequeños, cobrando lo que estaba a su alcance. Algunos compañeros nos decían que era un error, pero dos años más tarde empezaron a copiarnos”, recuerda Dioni. “Cuando se puede cobrar ocho se cobra ocho, cuando hay cuatro pues cuatro”, explica. Además son conocidos por sus largas sesiones de firmas tras los conciertos, que algunas veces llevan más tiempo que los recitales mismos. “Si no tenemos prisa por viajar a otro sitio, nos quedamos hasta que firmamos todo”, explica María de Los Ángeles.

Han dado más de mil quinientos conciertos, una barbaridad. "Cuando llegó la crisis, ajustamos el caché a los recintos pequeños", explica el grupo

¿Sus noches más triunfales? Unas fallas a mediados de los noventa, presentando ‘Sueños inalcanzables’ (1995), cuando reunieron 180.000 personas en un espectáculo gratuito. También llenaron el estadio de Santa Laura de Chile, donde son leyendas del pop (el recinto tiene más de veinte mil localidades). Una parte sustancial de su circuito eran parques de atracciones, tipo Isla Fantasía, donde alguna vez tuvieron que hacer tres pases en la misma jornada, debido a la demanda popular.

Cómo no te voy a querer

Comenzamos el encuentro tomando café en el Bernabéu, templo del club de sus amores. Luego vistamos Parquesur (Leganés), centro comercial de referencia –que incluye el gimnasio donde la cantante hace body combat– y terminamos compartiendo una comida de casi tres horas en Niña de Papá, restaurante de tapeo experimental. Nos sirven croquetas de plátano, nidos de chanquetes con huevo y canapé de mejillón con la concha comestible (está hecha de masa de pizza tintada de negro). Allí aparece su mánager, Ángel Luis Sánchez, que ha trabajado con todos los grandes. “No hay nadie más de verdad que Camela”, apunta, “ni que haya recorrido tantos pueblos”.

En la mesa recuerdan uno de esos pueblos donde sacan a un santo con un cuchillo, paseándolo durante horas, al ritmo chuzo de los devotos porteadores. Dioni, al principio, se frotaba los ojos, luego se lo pasó bomba. En otra localidad, se actúa en el centro de la plaza de toros, con el público rodeándote. Si no les gusta lo que haces, te lanzan todo tipo de hortalizas o te tiran al pilón. Hay varios artistas que han preferido no ir. Por ejemplo, la princesa pop Edurne. Allí a Camela les adoran hasta el punto de que un día Dioni llegó temprano y le obligaron a saludar desde el lugar donde se aplaude a los matadores que triunfan. Otro dato poco conocido: Dioni hizo la versión arrumbada de 'Cómo no te voy a querer', junto al torero-peñista Toñín, que es la más popular entre los aficionados del Real Madrid.

Su ingrediente secreto

Cuando llevamos un par de horas juntos, se descubre el secreto del éxito del grupo. “Llegamos a todos los públicos y edades porque no usamos metáforas. Todo el mundo nos puede entender”, apunta Dioni. Puede sonar como la confirmación de la simpleza de Camela, pero nada más complicado que enganchar a millones de oyentes sin usar artificios poéticos. Cuando solo utilizas frases sencillas y directas, tu único recurso es la emoción, que se note que sientes cada palabra que estás cantando. Recuerdo una frase de 2003 que me dijo Miguel Ángel Cabrera, el Camela que no está. “En toda nuestra carrera solo hemos hecho una metáfora, 'Cuando zarpa el amor', así que ahora nadie puede decirnos que no somos capaces”, comentaba satisfecho. Solo se me ocurre un ejemplo comparable a ellos: el divo mexicano Juan Gabriel, recientemente fallecido. También él supo conectar con “los de abajo” como nadie en el país azteca. Apenas usaba metáforas. Por supuesto, fue estigmatizado por el público presuntamente entendido. Dentro de medio siglo, las canciones de Camela y Juan Gabriel seguirán sonando en bodas, afters y karaokes.

Poco a poco, Camela se han ido integrando en nuestro 'star system'. Gracias a su amigo Tomás Roncero, periodista forofo del Real Madrid, Dioni acompañó a Cristiano Ronaldo en un paseo por San Cristobal de los Ángeles. El astro portugués acudía a visitar un centro para jóvenes discapacitados. David Villa, estrella de los New York Red Bulls, es uno de sus seguidores, hasta el punto de dar ‘likes’ en el Instagram de María de los Ángeles. “Me gusta la gente como él, que no cambia por el éxito”, dice la cantante. Villa creció en un ambiente minero, donde Camela sonaban de manera constante. La primera famosa en mostrarles respeto fue Alaska, que actúo con una camiseta del grupo en el programa de televisión 'Música sí' y hasta hizo con Fangoria una versión de 'Dame tu cariño'. Hoy les llaman para concursos de imitaciones musicales y les invitan a las carrozas del Día del Orgullo Gay. Solo les ignora el mundo de la publicidad, que nunca les ha ofrecido protagonizar una campaña, a pesar del enorme cariño popular que despierta el grupo. Los ejecutivos de marketing siguen teniendo alergia a Camela.

Amor contra la crisis

A pesar de sus orígenes humildes, Camela es un grupo ajeno a la política. Cuando les pregunto por esta época de recortes, despidos y desahucios, parece que les hable en otro idioma. “Nosotros hacemos canciones de amor. Es verdad que, alguna vez, podemos escribir una letra contra el racismo, el alzheimer o la violencia de género, pero nuestra inspiración es el amor”. Insisto con un dicho popular: “Cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana”. ¿La crisis no ha afectado la relación sentimental de muchas parejas? “Para la crisis, lo mejor es el amor, ya que sin amor no se supera nada”, responde María de los Ángeles. “Hablamos de amor y desamor”, precisa Dioni, ya que “las canciones de desamor son las que mejor funcionan, no me preguntes por qué”.

Mi impresión es que nunca se han planteado ciertos asuntos, así que mejor lo dejamos correr. El valor político de Camela es otro. Hace tiempo que ganaron la batalla contra el esnobismo pop. Sus conciertos son un campo de minas donde cada estribillo te puede traer de vuelta un amor jodido o un subidón sentimental inesperado. Tan simple como el amor. Y tan complicado.

A lo largo de su carrera, Camela han despachado más de siete millones de copias. Empezaron como un tiro: un millón de su debut, ‘Lágrimas de amor’ (1994), imparable rodillo comercial que sacudió al pop en castellano, apoyados en la venta en mercadillos y expositores de gasolineras. ¿Un dato revelador? En el año 2000, cuando las Spice Girls estaban en todo lo alto, solo hubo un territorio en toda Europa donde las chicas británicas tuvieron que conformarse con el número dos en las listas. Hablamos, por supuesto, de España, donde no lograron superar al grupo de María de los Ángeles Muñoz, Dionisio Martín y Miguel Ángel Cabrera (el tercer Camela, que abandonó el grupo en febrero de 2013).

Música Santiago Bernabéu Tomás Roncero
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