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¿Era Pablo Picasso más francés que español?
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¿Era Pablo Picasso más francés que español?

Expertos analizan la identidad del pintor en el Museo Picasso de Barcelona

Foto: Fotografía de Picasso de pie trabajando en el 'Guernica' en su taller de Grands-Agustins, en París en 1937, de Dora Maar (Museo Reina Sofía)
Fotografía de Picasso de pie trabajando en el 'Guernica' en su taller de Grands-Agustins, en París en 1937, de Dora Maar (Museo Reina Sofía)

Valiusaityte sostiene que Picasso respondió a la cuestión del afrancesamiento de dos maneras: "por un lado, definió su propia individualidad artística a través del compromiso con la tradición francesa, confiriendo a sus obras cubistas motivos naturalistas; y por otro, reafirmó sus lazos con la sociedad francesa con personas como el marchante francés Léonce Rosenberg -antes estuvo representado por Kahnweiler, de origen alemán- y Jean Cocteau".

La especialista analiza los retratos del artista como género crucial para abordar la cuestión de Picasso y Francia durante la Primera Guerra Mundial, y en concreto lo que llama "una galería de retratos militares" que Picasso creó en su nuevo estilo a la Ingrès al final de la I Guerra Mundial: Apollinaire (1916), el marchante Léonce Rosenberg (1915), el erudito Ricciotto Canudo (1918) y Cocteau (1916).​Valiusaityte sostiene que Picasso respondió a la cuestión del afrancesamiento de dos maneras: "por un lado, definió su propia individualidad artística a través del compromiso con la tradición francesa, confiriendo a sus obras cubistas motivos naturalistas; y por otro, reafirmó sus lazos con la sociedad francesa con personas como el marchante francés Léonce Rosenberg -antes estuvo representado por Kahnweiler, de origen alemán- y Jean Cocteau".



La especialista analiza los retratos del artista como género crucial para abordar la cuestión de Picasso y Francia durante la Primera Guerra Mundial, y en concreto lo que llama "una galería de retratos militares" que Picasso creó en su nuevo estilo a la Ingrès al final de la I Guerra Mundial: Apollinaire (1916), el marchante Léonce Rosenberg (1915), el erudito Ricciotto Canudo (1918) y Cocteau (1916).​

Los 200 especialistas que participan desde el jueves en el III Congreso Internacional sobre Picasso, organizado por el Museo Picasso de París en Barcelona, han debatido sobre el eterno dilema sobre la identidad española o francesa de Picasso. La directora adjunta del Museo de Arte Moderno-Centro Pompidou, Brigitte Leal, ha señalado que a través de toda su obra, que incluye sus autorretratos, pero también sus escritos y fotografías, Picasso dio voluntariamente "una imagen de artista único y demiurgo, alguien fuera de lo común".

Más allá de los innumerables avatares, como arlequines, minotauros y mosqueteros, en los que Picasso proyectó referencias de sí mismo, Leal recuerda la importancia de la influencia de los contextos familiar, geográfico, artístico e histórico en la construcción de su identidad.

Definió su propia individualidad artística a través del compromiso con la tradición francesa

​Una identidad, ha añadido, a la vez "múltiple y cambiante", pero también completamente entregada a la urgencia de crear "en el ardor absoluto del presente".

Meta Marija Valiusaityte, doctoranda de la Universidad Humboldt de Berlín y de la Universidad Paris Ouest, ha puesto en contexto el Picasso que llega a París en 1900, que durante y después de la Gran Guerra quiso reafirmar su identidad artística y social.

Dado que era español, no tuvo que servir en el ejército francés, aunque sí lo hicieron la mayoría de sus amigos como Braque, Derain o Apollinaire, y aislado en París, no pudo evitar las críticas por su inactividad política.​

En 1940 Picasso solicitó sin éxito la nacionalidad francesa, "seguramente por temor a una alianza de la España franquista con Alemania"


Valiusaityte sostiene que Picasso respondió a la cuestión del afrancesamiento de dos maneras: "por un lado, definió su propia individualidad artística a través del compromiso con la tradición francesa, confiriendo a sus obras cubistas motivos naturalistas; y por otro, reafirmó sus lazos con la sociedad francesa con personas como el marchante francés Léonce Rosenberg -antes estuvo representado por Kahnweiler, de origen alemán- y Jean Cocteau".

La especialista analiza los retratos del artista como género crucial para abordar la cuestión de Picasso y Francia durante la Primera Guerra Mundial, y en concreto lo que llama "una galería de retratos militares" que Picasso creó en su nuevo estilo a la Ingrès al final de la I Guerra Mundial: Apollinaire (1916), el marchante Léonce Rosenberg (1915), el erudito Ricciotto Canudo (1918) y Cocteau (1916). Estos peculiares retratos cuestionan, según Valiusaityte, las estrategias figurativas de Picasso, y aunque el pintor rechazó introducir la guerra directamente como tema en su arte, apunta la posibilidad de que sus retratos en uniforme sean una forma de declaración personal sobre el servicio a su país de adopción.

Entre dos tierras

Tras recordar que en 1940 Picasso solicitó sin éxito la nacionalidad francesa, "seguramente por temor a una alianza de la España franquista con Alemania", la coordinadora de proyectos de Villa Vassilieff (Malakoff, Francia), Camille Chenais, ha remarcado que "Picasso siguió siendo español hasta su muerte".

La propia Chenais descubrió la existencia de una exposición organizada por el Estado francés en Saigón titulada "Exposition de peinture française de David à Picasso", y ese fue el punto de partida de la reflexión sobre la manera en que Picasso había sido "anexionado" a la pintura francesa, una idea "hipócrita".

Chenais considera que "la obra de Picasso y, a veces, también su personalidad, fue interpretada y utilizada con un enfoque nacional o nacionalista, tanto en el contexto español como en el francés, a menudo con una finalidad muy política, para defender el cubismo como un arte francés frente al expresionismo esencialmente alemán".

Valiusaityte sostiene que Picasso respondió a la cuestión del afrancesamiento de dos maneras: "por un lado, definió su propia individualidad artística a través del compromiso con la tradición francesa, confiriendo a sus obras cubistas motivos naturalistas; y por otro, reafirmó sus lazos con la sociedad francesa con personas como el marchante francés Léonce Rosenberg -antes estuvo representado por Kahnweiler, de origen alemán- y Jean Cocteau".

La especialista analiza los retratos del artista como género crucial para abordar la cuestión de Picasso y Francia durante la Primera Guerra Mundial, y en concreto lo que llama "una galería de retratos militares" que Picasso creó en su nuevo estilo a la Ingrès al final de la I Guerra Mundial: Apollinaire (1916), el marchante Léonce Rosenberg (1915), el erudito Ricciotto Canudo (1918) y Cocteau (1916).​Valiusaityte sostiene que Picasso respondió a la cuestión del afrancesamiento de dos maneras: "por un lado, definió su propia individualidad artística a través del compromiso con la tradición francesa, confiriendo a sus obras cubistas motivos naturalistas; y por otro, reafirmó sus lazos con la sociedad francesa con personas como el marchante francés Léonce Rosenberg -antes estuvo representado por Kahnweiler, de origen alemán- y Jean Cocteau".

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