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Del crimen de Bordadores a Puerto Hurraco: crónica negra en el cine español
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Del crimen de Bordadores a Puerto Hurraco: crónica negra en el cine español

El cine español se ha nutrido en contadas ocasiones de los eventos más oscuros de la crónica de sucesos española

Foto: Fotograma de 'El séptimo día' (2004), de Carlos Saura
Fotograma de 'El séptimo día' (2004), de Carlos Saura

"A la una de la mañana del día 2 de Julio último, se oyeron voces de ¡socorro! ¡fuego!, proferidas por una mujer, que tenía una luz en la mano, desde una ventana que daba al patio y correspondía al cuarto segundo de la casa núm. 109 de la calle de Fuencarral de esta villa y corte de Madrid [...]. Entrando por un pasillo en una sala, gabinete y dormitorio de columnas, se halló tendido en el suelo, sobre una alfombrita y boca arriba, el cadáver de una señora, vestida y descalza de pie y pierna, abrasándose, con las ropas levantadas y ardiendo, con olor y humo asfixiantes, y las ventanas y balcones del todo cerrados, los cuales mandó abrir el subinspector del distrito, D. Felipe Fontela, y apagar el fuego de las ropas y del cadáver de la víctima, que era la inquilina del cuarto, D.a Luciana Barcino, viuda de Vázquez Várela, de cincuenta años de edad [sic]".

Así comenzó, según la nota que publicó el diario 'El imparcial' ese mismo 2 de julio de 1888, lo que acabaría conviertiéndose en uno de los incidentes más tristemente célebres de la crónica negra de España. El crimen de la calle Fuencarral fue el primer asesinato 'trending topic' de nuestro país, llegando a provocar el enfrentamiento entre la clase humilde, que apostaba por que el asesino había sido el hijo de la viuda -un tipo de vida disoluta y amplias deudas-, y la clase burguesa, que apuntaba a la criada, que llevaba seis meses trabajando para Barcino, como culpable. Adivinen quién acabó sentada en el garrote vil. Criadas, señoras, hijos de vida disoluta, garrote vil y cotilleo de corrala. ¿Quién sino Edgar Neville podría haber llevado al cine este crimen tan castizo? Con motivo del 50 aniversario de la muerte del director matritense, la Filmoteca Española ha programado este mes una pequeña retrospectiva en la que proyectan, entre otras películas, 'El crimen de la calle Bordadores' (1946), basada en el infausto suceso.

Que en España somos muy del chascarrillo y del detalle escabroso lo demuestra la longevidad y el éxito de una cabecera como 'El Caso', mito de la historiografía periodística, especializado en casos policiales. En 1958, con un número especial sobre los asesinatos perpetrados por José María Jarabo, llegó a vender 400.000 ejemplares, una cifra por la que los periódicos de ahora también se coserían a cuchilladas. Eso sí, si disfrutamos leyendo sobre las escabechinas del pueblo de al lado que no se sepa: la mayoría de los lectores compraban 'El Caso' de tapadillo, escondido entre las páginas del más respetable 'ABC', por ejemplo, porque muy de buen cristiano no es regodearse en la desdicha ajena, y menos si hay delito de sangre.

Los títulos son pocos y no demasiado conocidos pero, como ese lado oscuro de la idiosincrasia española, existir, existen

Quizás por eso y porque el cine, a pesar de la oscuridad de la sala, es un acto colectivo, la filmografía de la industria española no ha encontrado en la crónica negra española un modelo de fracking con el que sacar petróleo fílmico. Los títulos son pocos y no demasiado conocidos pero, como ese lado oscuro de la idiosincrasia española, existir, existen.

Puerto Hurraco mortal: "vamos a cazar tórtolas"

En 'El séptimo día' (2004), Carlos Saura volvió a explorar las miserias de la España fratricida, esta vez basándose en un suceso que marcó profundamente a la sociedad española de principios de los 90 y que incluso ha encontrado su lugar en el imaginario colectivo como paradigma de un enfrentamiento que acaba en tragedia: ¿quién no ha oído la expresión "va a acabar como Puerto Hurraco"? El 27 de agosto de 1990, esta pequeña localidad pacense de -ahora- apenas 135 habitantes saltaba a las portadas de los periódicos: la noche antes, los hermanos Antonio y Emilio Izquierdo se habían liado a tiros en las calles del pueblo contra los miembros de la familia Cabanillas y contra cualquiera se se cruzase en su camino, niños incluidos. Esa misma tarde, Antonio y Emilio -conocidos como 'los Patas Pelás'-, enfundados en trajes de caza y escopetas automáticas del calibre 12 en mano, se habían despedido de sus hermanas con un: "nos vamos a cazar tórtolas". El tiroteo, quince minutos de pólvora y casquillos, acabó con nueve muertos y 12 heridos.

En su película, protagonizada por Victoria Abril, Ana Wagener y Juan Diego, Saura retrata una sociedad rural en la que las rencillas personales, las envidias, los celos y las disputas de lindes acaban con sangre derramada en la tierra. En la historia real, la mecha de aquella noche infausta se remonta más de 20 años, a 1967, cuando uno de los Cabanillas entró con el arado a las tierras de los Izquierdo. Más tarde se sumó una historia de desamor entre dos miembros de las distintas familias. En 1972, uno de los Izquierdo, Jerónimo, acababa con la vida de Amadeo Cabanillas, por lo que entró en prisión y cumplió una condena de 14 años. Más tarde, la matriarca de los Izquierdo moría en un incendio y la familia acusaba a los Cabanillas de haberlo provocado en respuesta al asesinato. Así que cuando Jerónimo salió de la cárcel en 1986 fue directamente a liarse a machetazos con uno de los Cabanillas, hiriéndolo de gravedad. Jerónimo acabó internado en un psiquiátrico y murió pocos días después. Cuatro años después, todos esos años de enfrentamientos explotaban en una sola noche. Una versión extremeña de los Capuleto y los Montesco que marcó a sangre y fuego la historia de este pequeño pueblo extremeño.

El homicidio del cortijo de 'Los Galindos'

En la tarde del 22 de julio de 1975, los jornaleros que volvían hacia la finca de 'Los Galindos' después de acabar la faena en el campo se encontraron con los cadáveres de cinco vecinos del pueblo de Paradas (Sevilla), de unos 8.000 habitantes. "'Yo no sé nada; nadie entiende aquí lo que ha pasado'. Estas únicas y huidizas palabras las hemos oído en decenas de portaIes junto a las barras de los bares, en las dependencias oficiales, incluso en el mismo cortijo 'Los Galindos', de labios de algunos de los trabajadores que faenaban allí un día de las muertes", contaba la edición de 'La Vanguardia' una semana después de los hechos.

Se barajaron los motivos pasionales, también el móvil económico, incluso la injerencia de personalidades influyentes de la zona, pero la Justicia no llegó a condenar a nigún culpable del quíntuple homicidio. En 1988 se cerró el caso definitivamente y en 1995 el delito prescribió, sin que nadie acabase entre rejas. Y en 1987, el director Víctor Alcázar se basaba en el caso para dirigir 'Los invitados', en la que mezcla a la mafia inglesa de la droga, plantaciones de marihuana, legionarios, incendios y a Lola Flores, La Faraona, como la maquiavélica capataza de la finca.

Un licántropo en Galicia

El primer gran caso de asesinatos en serie registrado en España tuvo todo lo necesario para convertirse en leyenda. Como escenario, la recóndita Galicia del siglo XIX. Como víctimas, alrededor de trece mujeres y niños, según los rumores de la época. Como autor, un criminal de sexo indeterminado o intersexual aquejado de licantropía clínica que dijo haber sido objeto de la maldición de una bruja y cuyo modius operandi era, en teoría, sacarle el sebo al cuerpo de sus víctimas para venderlo más tarde como ungüento. Su nombre: Manuel Blanco Romasanta.

El magnífico José Luis López Vázquez interpretó en 'El bosque del lobo' (1971) al sosias de Romasanta, de nombre Benito Freire, un vendedor ambulante que padece desde niño de epilepsia y al que toda la comarca señala como un posible licántropo poseído por el diablo. Freire, para atravesar los bosques necesita a guías autóctonois, a los que acaba asesinando cuando le sobrevienen los ataques epilépticos. Por ello, las gentes de la zona empiezan a perseguirlo como al hombre lobo que están convencidos que es. Como dato curioso, la película, dirigida por Pedro Olea, fue censurada en su momento por Carrero Blanco.

Cadáveres en el jardín

Precisamente el licántropo más famoso del cine español escribió, Paul Naschy, dirigió y protagonizó 'El huerto del francés' (1977), un 'thriller' en el que compartió pantalla con María José Cantudo y Silvia Tortosa, entre otras actrices del destape de la época. En la cinta, un inmigrante francés llega a un pueblo andaluz cerca de Sevilla donde construye un prostíbulo tras casarse con la hija del terrateniente más rico. Poco a poco, algunos clientes del burdel van desapareciendo. ¿Qué habrá pasado con ellos?

Después de que Miguel Rejano saliese de su casa el 3 de noviembre de 1904 nadie lo volvió a ver con vida. Lo encontró su familia más de un mes después, enterrado debajo de otro cuerpo en el huerto de Juan Aldije 'El francés', acompañado de otros cuatro cadáveres más muertos por una fuerte contusión en la cabeza. La Justicia al final apuntó a 'El francés' y a su cómplice José Muñoz Lopera, que al parecer habían matado a las víctimas por culpa de unas deudas de juego y que acabaron ajusticiados en el garrote vil.

Un asunto de faldas acaba en tragedia

En 1991, Vicente Aranda dirigió a Jorge Sanz, Victoria Abril y Maribel Verdú en 'Amantes', un 'thiller' amoroso ambientado en el Madrid de los años 50. En ella, un joven que acaba de terminar la mili emigra a la capital en busca de fortuna. Por ello, le alquila una habitación a una viuda, con la que al poco inicia una historia sexo y celos a pesar de que está prometido con su novia Trini. El desenlace pueden imaginárselo.

La película se basó en el crimen de La Canal, acontecido en Burgos en 1948. Mientras paseaba en las cercanías de una fábrica, un labrador se encontró con el cadáver degollado de una mujer de 30 años. A su lado, una navaja barbera. La policía, que al principio no consiguió atar cabos, al final acabó deteniendo en Valladolid a una pareja, acusada del crimen. A la víctima le había tocado un pellizco de la lotería, por lo que José García San Juan, un joven con quien mantenía una relación sentimental, decidió acabar con su vida y fugarse con su otra amante, quien había sido, en teoría, la urdidora del homicidio.

El crimen de Alcàsser

En diciembre de 2013, el único condenado por uno de los sucesos más escalofriantes de la crónica negra reciente de España, salió de la cárcel al anularse la 'doctrina Parot'. Miguel Ricart fue el único que acabó entre rejas por el asesinato de Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández, desaparecidas en noviembre de 1992 cuando tenían 14 y 15 años y hacían autoestop para ir a la vecina localidad de Picasent a celebrar las fiestas del instituto. Otro de los sospechosos, Antonio Anglés, huyó del país y desapareció sin rastro. Una de las teorías lo situó como polizón en el barco mercante City of Plymouth, del que se lanzo -o lo lanzaron- al mar, perdiéndole totalmente la pista.

Daniel Calparsoro ('Cien años de perdón', 2016) dirigió en 2010 una miniserie lejanamente inspirada en el infausto crimen de Alcàsser. En ella mezclan la historia de tres chicas que celebran una fiesta de cumpleaños con el secuestro por parte de una organización internacional dedicada a la prostitución. La producción, protagonizada por Michelle Jenner, Aída Folch, Aura Garrido y Álex González no tuvo demasiado buena acogida.

"A la una de la mañana del día 2 de Julio último, se oyeron voces de ¡socorro! ¡fuego!, proferidas por una mujer, que tenía una luz en la mano, desde una ventana que daba al patio y correspondía al cuarto segundo de la casa núm. 109 de la calle de Fuencarral de esta villa y corte de Madrid [...]. Entrando por un pasillo en una sala, gabinete y dormitorio de columnas, se halló tendido en el suelo, sobre una alfombrita y boca arriba, el cadáver de una señora, vestida y descalza de pie y pierna, abrasándose, con las ropas levantadas y ardiendo, con olor y humo asfixiantes, y las ventanas y balcones del todo cerrados, los cuales mandó abrir el subinspector del distrito, D. Felipe Fontela, y apagar el fuego de las ropas y del cadáver de la víctima, que era la inquilina del cuarto, D.a Luciana Barcino, viuda de Vázquez Várela, de cincuenta años de edad [sic]".

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