Presidente Rajoy: lo que usted se pierde

Los académicos británicos entregarán sus 'Bafta' el próximo 12 de febrero (por cierto, con 'Julieta' de Almodóvar nominada a mejor película extranjera); los franceses sus 'Cesar' el 24 de febrero; la ceremonia de los Oscar de Hollywood será el 26 de febrero (suerte para 'Timecode', corto español entre los nominados); los italianos sus 'David di Donatello' el 6 de marzo. Este próximo sábado 4 de febrero, la Academia más madrugadora, la española, entregará los Goya. Tiempo de premios como todos los años, tiempo de reconocimientos.

No es habitual que un periodista español pregunte al presidente del Gobierno su parecer sobre los nominados a los Goya. Carlos Alsina consideró la procedencia de la pregunta y así lo hizo. Sorpresa -o para muchos no tanto- el presidente no había tenido ocasión de ver una sola de las películas que optan a los Goya. Este año, por cierto, son 48 las producciones que pueden ganar al menos un premio. El residente añadió que sí ha leído novelas, y su inasistencia al cine había sido "por desgracia". Presidente, pruebe, que se tarda menos en ver una película que en leer una novela y muchos menos que una final de Grand Slam, que estamos casi seguros que ha visto. No le pedimos siquiera que sea un habitual de las salas de cine, pues causaría similar sorpresa a verle entrar en un teatro, en la ópera o incluso verle traspasar las puertas de un museo o de una sala de exposiciones. Estamos casi convencidos que su preferencia de leer novelas sobre la de ir al cine ni siquiera tiene que ver con que la venta de estas están gravadas con un IVA de tan solo un 4% mientras que las entradas de cine sufren -por iniciativa de su gobierno- un IVA del 21%, el más alto de la Unión Europea. Otra invitación a la reflexión.

Presidente, pruebe, que se tarda menos en ver una película que en leer una novela y muchos menos que una final de Grand Slam

Muchas de las mencionadas películas que optan a premio -casi todas- pueden verse ya desde casa. O en DVD, o por televisión o a través de las diferentes plataformas VOD. Y aún con esta facilidad de ver cine desde casa, mucha gente sigue prefiriendo el rito de salir a la calle y elegir una sala de cine para ver la película. En 2016 la asistencia a las salas ha subido un 6% en España, se han vendido más de cien millones de entradas que han dejado 602 millones de euros en taquilla. Más de 18 millones de espectadores han elegido comprar una entrada para ver una película española. Tiene razón, señor presidente, al decir que para usted ha sido una desgracia no haber podido ver una sola película este año. Y estará con nosotros en que desgracias así son fácilmente solucionables.

Nuestro cine inmenso

Otro año de gran variedad de cine español. Directores consagrados junto a noveles, alguno primerizo. Películas históricas, de antes, de final de un siglo que trajo la pérdida de territorios lejanos, de un tremendo bombardeo, y la historia más reciente de algún espía que volvió loco a algún gobierno no tan pasado. Comedias brillantes, thriller sobrecogedores, desahucios, monstruos, enfermedades casi intratables, películas de animación, documentales; de intriga; mucho género, y mucha historia de lo que pasa o puede pasar. Difícil resumir en frases la inmensidad de nuestro cine.

No es bueno que un jefe de gobierno se jacte, o se disculpe, de no estar al tanto de lo que cuenta nuestro cine. La cultura, y no tenga duda que el cine forma parte de ella, debe figurar entre las prioridades de un gobernante. Debe implicarse en crear condiciones para que seamos contadores de historias y no sólo consumidores de lo que nos traen de fuera. Incluso cuando no se identifique con esas historias. El cine tiene mucho que ver con la literatura, o con la música, y lo que se produce queda para siempre. También para los que vengan detrás de nosotros.

Medite señor presidente, el cine no precisa gobiernos de derechas o de izquierdas. Precisa gobiernos inteligentes

Si un gobierno entiende esto, y no es difícil entender que la creación trae riqueza y libertad, gestionará con mayor inteligencia la parte pública que siempre rodeará al cine. Y con ello, los medios que permitan convertir nuestra cultura en interés general, con la palanca de una televisión pública al servicio de la misma. Al servicio de los ciudadanos. Después de muchos años las televisiones privadas han encontrado su lugar en la producción y promoción de nuevas películas. Participan en un nuevo cine que está contribuyendo a la recuperación de espectadores. Pero la televisión de todos, la pública, está entrando en una deriva de abandono del papel protagonista que siempre tuvo y debe seguir teniendo. Para que no se hagan solo las películas de unos pocos, para que sigamos buscando la excelencia que siempre nos reconocieron en los principales festivales. Para que Latinoamérica siga teniendo un apoyo donde siempre lo tuvo y que dio luz a grandes obras cinematográficas.

Medite señor presidente, el cine no precisa gobiernos de derechas o de izquierdas. Precisa gobiernos inteligentes que entiendan que su apuesta conlleva réditos de presente y de futuro. Para no perder el tren. Para mantener nuestra obligación de que nuestra cultura permanezca generación tras generación.

Continuará...