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Entre piojos y chinches, la Filmoteca Nacional en caída libre
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el declive de la institución

Entre piojos y chinches, la Filmoteca Nacional en caída libre

La institución está siendo desnaturalizada, con una directora 'en funciones' sin experiencia cinematográfica o archivística y una organización lastrada por la burocracia

Foto: Sala 1 del Cine Doré
Sala 1 del Cine Doré

La Filmoteca Española es, antes de nada, una institución que recupera, conserva y difunde el patrimonio cinematográfico español, cuyo cometido exige muchos y variados conocimientos previos. De ella depende no sólo nuestra memoria cinematográfica, sino también la puesta en valor del cine español, mediante el tiraje de nuevas copias o la realización de ciclos en el Cine Doré. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha convertido la Filmoteca en una extensión de las políticas del ICAA. Todo ello acompañado de una campaña de desprestigio a la gestión del equipo de Chema Prado, que, más allá de las críticas obvias, también ha sido el responsable de la reputación internacional alcanzada por la institución. En otras palabras, la Filmoteca está siendo desnaturalizada y alejada de su cometido principal. La tradicional indiferencia y desprecio del Ministerio de Cultura y entre otras cosas, de su ICAA y en general de todos los gobiernos, permitió que se perpetuara en el cargo su director anterior y también que se hiciera tan poco en tantos años de gestión.

Desde el pasado marzo, la Filmoteca está sin director, lo que no significa que nadie la dirija. Este vacío fáctico ha sido ocupado por una directora 'en funciones', funcionaria del cuerpo de profesores de Enseñanza Secundaria, sin experiencia cinematográfica o archivística. En este contexto, se han tomado decisiones que van a marcar -y ya lo están haciendo- el funcionamiento de la Filmoteca, pues algunas ya son irreversibles. Por ejemplo: en estos últimos meses se han negado copias de proyección a algunos festivales (incluidos algunos prestigiosos y de carácter internacional) "por falta de personal", se han alargado inconfesablemente los tiempos de espera para cualquier gestión; se ha desatendido a los investigadores, restringiendo discrecionalmente los horarios de consulta y negándoles las reproducciones, que ampara la ley, para su estudio y difusión.

Actualmente la Filmoteca tiene una directora "en funciones", funcionaria del cuerpo de profesores de Enseñanza Secundaria, sin experiencia cinematográfica o archivística

Eso sin mencionar la inadmisible dilación o negativa en la firma de convenios de colaboración con varias instituciones, entre ellas las universidades; la implacable burocracia que dificulta a propietarios de derechos y a distribuidores acceder a sus propias películas depositadas en Filmoteca; la práctica ruptura con reputados investigadores, como Luciano Berriatúa, responsable de las más dignas restauraciones de la casa; la renuncia a participar en proyectos con instituciones homólogas, como la reconocida Anthology Film Archives, o la ruptura de acuerdos con embajadas e institutos culturales para la realización de ciclos en el Cine Doré.

Es sorprendente que la Directora General del ICAA afirmase desear que la Filmoteca consiguiese la tan anhelada autonomía jurídica, pues durante toda su administración se ha dedicado precisamente a hacer lo contrario, a colonizar más y más las decisiones de Filmoteca. Por mucho que se diga, la Filmoteca ya no es el prestigioso centro internacional de formación que fue, se ha convertido en un balneario para funcionarios.

La institución ha perdido toda la reputación internacional que tenía y va camino de perder el lugar central que ha ocupado en la cultura cinematográfica española

En Filmoteca ya no hay lugar para proyectos donde el cine español sea lo más importante, y además de haber perdido toda la reputación internacional que tenía, va camino de perder el lugar central que ha ocupado en la cultura cinematográfica española. Justo en un momento en el que el cine español parece recuperar el respeto perdido y vuelve a calar en la sociedad como un patrimonio cultural de primer orden, la Filmoteca se desintegra en un amasijo de burocracia.

Recientemente ha habido una renovación en la Cinémathèque française, y se ha nombrado como nuevo director a Frédéric Bonnaud, un reputado crítico de cine en prensa, radio y televisión, director de la revista de referencia 'Les Inrockuptibles'. En España tenemos ejemplos similares, y al frente del Museo del Prado o del Museo Reina Sofía se encuentran grandes expertos, con una enorme experiencia museográfica previa. Siguiendo este razonamiento, nadie se imaginaría que la Biblioteca Nacional estuviese dirigida por alguien advenedizo al mundo del libro y la lectura. No se debe permitir que la Filmoteca Española se desnaturalice, ocupando el puesto vacante de director una persona insolvente. Trasparencia y un concurso público parecen lo más razonable. Tome nota señor ministro; tome nota nuevo secretario de Estado de Cultura y cuidado con los goles que le pueda meter su directora general del ICAA.

La Filmoteca Española es, antes de nada, una institución que recupera, conserva y difunde el patrimonio cinematográfico español, cuyo cometido exige muchos y variados conocimientos previos. De ella depende no sólo nuestra memoria cinematográfica, sino también la puesta en valor del cine español, mediante el tiraje de nuevas copias o la realización de ciclos en el Cine Doré. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha convertido la Filmoteca en una extensión de las políticas del ICAA. Todo ello acompañado de una campaña de desprestigio a la gestión del equipo de Chema Prado, que, más allá de las críticas obvias, también ha sido el responsable de la reputación internacional alcanzada por la institución. En otras palabras, la Filmoteca está siendo desnaturalizada y alejada de su cometido principal. La tradicional indiferencia y desprecio del Ministerio de Cultura y entre otras cosas, de su ICAA y en general de todos los gobiernos, permitió que se perpetuara en el cargo su director anterior y también que se hiciera tan poco en tantos años de gestión.

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