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El 'docu' español del año es una obra de arte que sabe a la mejor ciencia ficción
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'DEAD SLOW AHEAD', DEBUT DE MAURO HERCE

El 'docu' español del año es una obra de arte que sabe a la mejor ciencia ficción

El director de fotografía de 'Arraianos' o 'Mimosas' ha conseguido con "Dead Slow Ahead" entregar una de las experiencias estéticas más arrebatadoras del cine español reciente

Foto: Las tripas del caguero Fair Lady, protagonista silencioso de 'Dead Slow Ahead'.
Las tripas del caguero Fair Lady, protagonista silencioso de 'Dead Slow Ahead'.

Un agujero entre las nubes que tamiza la luz arrojando sobre el océano una mancha con forma de platillo volante. Una turbina que gira y cruje como un viejo proyector cinematográfico. Un marinero que se escurre entre las entrañas de un carguero como un virus por los intestinos de un enfermo. El primer largometraje de Mauro Herce es un relato de aventuras, el que llevó al barcelonés de una esquina a otra del mundo durante dos meses y medio en un inhóspito carguero acompañado por un técnico de sonido. Pero, ante todo, una de las experiencias estéticas más apasionantes del cine español reciente, el trabajo de un artista plástico que ha decidido tomar la realidad y observarla desde una perspectiva alucinada, más propia de un niño que de un antropólogo, como él mismo indica.

“La película habla de algo que está en el hombre desde el principio, pero que quizá se ha disparado en los últimos siglos: el mundo se ha salido de horma con la llegada de la electricidad y el mundo industrial”, explica Herce a El Confidencial. La película, que ha pasado por festivales tanto de ficción como especializados en documentales, de Locarno o el Sevilla Festival de Cine Europeo es una pesadilla plástica de la era industrial en estadio de duermevela y “grandes imágenes abstractas”, en palabras de su autor. Puede ser una propuesta minoritaria, pero también uno de esos documentales experimentales que pueden mirar a los ojos a cualquier producción internacional por su capacidad de trascender la frontera entre realidad y ficción (si es que aún existe). Abróchense los cinturones los que la vayan a ver este fin de semana: en los 70 minutos que dura, “Dead Slow Ahead” es…

Estos marineros y este barco son de verdad, pero la forma en que el espectador lo vive es de ciencia-ficción

...Una película de ciencia ficción

El Fair Lady, verdadero protagonista de “Dead Slow Ahead”, es un ruidoso cachivache, monstruoso y brutal, un primo hermano de la nave de “Solaris” de Andrei Tarkovski o a la Nostromo de “Alien” que convierte a estos marinos filipinos en unos astronautas perdidos en mitad del espacio. “La ciencia-ficción te permite ver lo que a priori es normal como algo que no lo es”, explica Herce. “Es la verdadera novedad de la película, que intuí incluso antes de empezar a filmar: la ciencia-ficción siempre se ha hecho en coordenadas más cercanas a la ficción. Lo que me parecía novedoso era esta ciencia-ficción desde la realidad, que es lo que descoloca. Estos marineros y este barco son de verdad, pero la forma en que lo vivimos es de ciencia-ficción”. Herce ha conseguido depurar sus 180 horas de material rodado hasta toparse con los signos visuales y las claves de género que delimitan el peculiar mundo de “Dead Slow Ahead”: el océano como universo inacabable, el barco como una nave espacial a la deriva o el hombre como un niño impotente perdido en la monumentalidad de las máquinas que ha creado.

...Una sensual obra plástica

“¿La has visto 'online' o en una sala grande?” pregunta el director al periodista nada más empezar. Pocas películas recientes proporcionan tanta importancia a ser vistas en una sala de cine, en parte por la voluptuosa cualidad táctil y cromática de sus imágenes (del rojo y verde que baña el estómago del carguero a la fría superficie pulida del barco), pero sobre todo, por su calculadísimo juego con las proporciones entre el hombre y la máquina. “Que la película se vea en cines es esencial, ha sido una película concebida para ello y pensada para la oscuridad de la sala y el tamaño de la pantalla”. Si el carguero es un monstruo, el cinematógrafo es el conjuro que lo pone en marcha. Los festivales o los museos, espacios naturales para este tipo de producciones, tampoco son alternativas adecuadas según Herce, que proviene de la dirección de fotografía, “porque no suelen tener salas bien acondicionadas o la temporalidad de una película no se entiende bien, no tienen DCP o buenos proyectores ni las butacas adecuadas”.

Quería que fuese como si el mundo se viese por primera vez, como un niño fascinado y arrebatado por el movimiento y las cosas

...Un documental con hombres (que no sobre el hombre)

A diferencia de otras tendencias del documental reciente, Herce apenas se detiene en los gestos banales de los tripulantes del Fair Lady. Es una de esas claves planteadas a priori que se cayeron durante el montaje: “El hombre es una pieza sin identidad, una cara, un rostro, un engranaje, un fantasma, una pieza de la máquina y poco a poco se revela de distintas maneras, a través del baile, de la borrachera o de la voz”. La gran irrupción del ser humano se realiza durante el último tercio de la película a través de las conversaciones con sus familiares, que los acerca más a soldados antes de la batalla final que al cine social. “Son casi un niño que dice 'mamá, mamá, ¿qué hacemos aquí?'”, explica Herce. “Si hubiera querido algo más antropológico, no me habría interesado eso, porque la palabra te lleva a un nivel más normalizado. Pero de repente esta se convierte en algo muy abstracto, lo que permitía generar un juego de interpretaciones”.

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Dead Slow Ahead

...Una película rodada por un alienígena

Sobre el papel, lo representado por Herce puede parecer cotidiano, incluso banal. Sin embargo, una de las bazas de la película es su capacidad de presentar todo ello desde un punto de vista distante, incapaz casi de comprender lo que tiene ante sus ojos. “Quería que fuese como si el mundo se viese por primera vez, como un niño fascinado y arrebatado por el movimiento y las cosas”, explica. Para ello, el barcelonés ha elaborado un peculiar método de trabajo: filmar mucho y sin parar hasta que alcanza un particular estado de trance en el que surgen ideas que de otra manera no habrían aflorado. “El juicio crítico disminuye y posibilitas tanto aprender algo sobre ti mismo como que el espectador se haga su propia idea: nada es bueno o malo, todo es fascinante y terrible a la vez”.

España no es un país de cine, ha tenido figuras libres, pero no tiene una historia consolidada como Francia, Alemania o Italia

...Una sinfonía terrorífica

Tan importante como el trabajo visual es la banda sonora, conformada a partir de sonidos captados en el barco y reordenados en el montaje, que funcionan como una sinfonía entre lo industrial y lo 'ambient'. “Nos han contactado dos sellos de música industrial, uno en Barcelona y otro en Londres, y nos han dicho que les alucina la banda sonora y que quieren sacar un disco de vinilo con ella”, desvela Herce. También varios DJ le han pedido permiso para proyectar la película mientras pinchan. ¿Qué hace tan especiales los sonidos de “Dead Slow Ahead”? Todos, como las imágenes del carguero, han sido producidos por el propio barco, salvo un pequeño porcentaje procesado por el músico vanguardista José Manuel Berenguer, director de Orquesta del Caos. “El sonido se trabajó a partir de la imagen, aquí siempre fue a la par”, añade Herce.

placeholder Mauro Herce.
Mauro Herce.


¿Otro cine español?

No hay fórmula más gastada para hablar del cine de nuestro país que la del “otro” cine español, que se aplica tanto para el 'thriller' de turno con Antonio de la Torre como para una comedia heterodoxa e, incluso, las superproducciones de José Antonio Bayona. ¿No es, por definición, el cine español siempre “otro”, como en el verso de Rimbaud? “No simpatizo con la expresión, porque España no es un país de cine, ha tenido figuras libres, pero no tiene una historia consolidada como Francia, Alemania o incluso Italia ni una identidad demasiado clara”, explica Herce. “Me molesta porque es también un poco demagógico: estas son las pelis raras para la gente rara, pero no lo serían en Francia o Portugal”. Unos datos para terminar: “Dead Slow Ahead” ha tenido una media de 4 sobre 5 entre la crítica francesa, y hasta ahora la han visto unas 100.000 personas por su paso por festivales de todo el mundo. En salas españolas, Herce señala que la previsión más optimista es de 3.000 entradas vendidas, aunque probablemente la cifra quede en 2.000.

Un agujero entre las nubes que tamiza la luz arrojando sobre el océano una mancha con forma de platillo volante. Una turbina que gira y cruje como un viejo proyector cinematográfico. Un marinero que se escurre entre las entrañas de un carguero como un virus por los intestinos de un enfermo. El primer largometraje de Mauro Herce es un relato de aventuras, el que llevó al barcelonés de una esquina a otra del mundo durante dos meses y medio en un inhóspito carguero acompañado por un técnico de sonido. Pero, ante todo, una de las experiencias estéticas más apasionantes del cine español reciente, el trabajo de un artista plástico que ha decidido tomar la realidad y observarla desde una perspectiva alucinada, más propia de un niño que de un antropólogo, como él mismo indica.

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