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El zombi de Schrödinger, ¿está vivo o está muerto?
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El zombi de Schrödinger, ¿está vivo o está muerto?

Gemma Arterton y Glenn Close protagonizan 'Melanie: The Girl With All The Gifts', una nueva vuelta de tuerca al cine de género zombi

Foto: Fotograma de 'Melanie: The Girl With All The Gifts'
Fotograma de 'Melanie: The Girl With All The Gifts'

La fiebre zombi ya ha pasado. El próximo enero se estrenará 'Resident Evil: Capítulo final', que ojalá haga honor a su título tras la demencia senil que padecieron las últimas entregas de una saga que resucitó, renovó e hizo 'mainstream' a los vástagos de papá George A. Romero. 'The Walking Dead', tras más de seis años en antena, se prepara para el estreno de su séptima temporada a finales de octubre, a la espera de no sucumbir a su propia decadencia y encomendándose a la virgen de la inercia para retener espectadores. Su prometedora sucesora, 'Fear The Walking Dead' se desangra también a cada capítulo: de los 10 millones de espectadores de audiencia de su primer capítulo hasta los 4,9 millones del último. Los zombis no hablan, pero los números sí.

Hoy las películas de zombis son algo así como los piercings en el ombligo, las Converse All Star de talle alto o los discos de All Saints. Muy de finales de los noventa y gran parte de los 2000. Pero luego resulta que va All Saints y en pleno 2016 sacan nuevo disco -'Red Flag'- y preparan una gira y todos los medios se vuelven locos con el 'regreso del año'. Los fans de All Saints siempre estuvieron ahí, silenciosos y aletargados, esperando volver a atacar. Como los zombis de 'Melanie: The Girl With All The Gifts', la última película de Colm McCarthy -director de algún capítulo de 'Sherlock'-, protagonizada por un puñado -grande- de zombis o no muertos o caníbales rabiosos, Gemma Arterton y Glenn Close. Tras su paso por Locarno, 'Melanie' compite esta semana en la Sección Oficial del Festival de Sitges, que además vivió la Sitges Zombie Walk 2016, que llenó las calles de los no-muertos más variopintos y de niños llorando en brazos de sus madres.

Tráiler de 'Melanie: The Girl With All The Gifts'

Cuenta el mito de Pandora que su caja, tras abrirse y escapar todos los males, se cerró dejando atrapada a la esperanza, le cuenta la profesora Justinau (Arterton) a Melanie (Sennia Nanua), su alumna predilecta, que la escucha atada de pies, cabeza y manos a una silla. Como una Matilda de Roald Dahl, pero mucho más gore, Melanie es una niña con unas habilidades y una sensibilidad especial. Curiosa, educada, entrañable y extremadamente inteligente, ¿por qué duerme encerrada en una celda atada a una silla de pies y manos? ¿Por qué la vigilan día y noche soldados armados hasta las muelas? ¿Por qué a ella y a otros niños como ella les tratan a punta de ametralladora y les llaman "jodidos abortos"? ¿Y por qué les dan de comer gusanos vivos?

Cuando parece que todo está visto y hecho en el universo zombi, de pronto el incrédulo vuelve a atisbar un destello de fe. Porque 'Melanie: The Girl With All The Gifts' es una propuesta interesante y, lo que más se agradece, sorprendente. Cuando Hollywood ha dado la vuelta cinco veces al mismo calzoncillo y parece que ya huele y va siendo hora de echarlo a lavar, aparece esta película, que le da otra vuelta de tuerca al género, además de una pátina de sofisticación. Con una materia prima basada en la novela homónima de Mike Carey -quien también firma en el guión de la película-, McCarthy construye no sólo una aventura de acción, sino una película que reflexiona sobre la supremacía del más fuerte, una medalla que el ser humano se ha impuesto y que cualquier día se le puede caer del cuello. ¿No se debería seguir aplicando la ley del más fuerte, o del más evolucionado?

McCarthy construye no sólo una aventura de acción, sino una película que reflexiona sobre la supremacía del más fuerte, una medalla que el ser humano se ha impuesto y que cualquier día se le caerá del cuello

Si el ser humano es el depredador y el resto de las especies son su presa, ¿por qué se estigmatiza y se sanciona a un zombi, que se alimenta -¡qué mala suerte!- de humanos, por pura necesidad? "Yo nunca he visto a una buena persona. Ni a una mala persona. Sólo haz lo que te salga desde dentro", aconseja el Sargento Parks (Paddy Considine). ¿Y qué pasa si dentro de ti hay un conflicto entre naturaleza y razón, entre lo que te pide el estómago y lo que te niega el seso? ¿Qué pasa si, como el gato de Schrödinger, estás a la vez vivo y muerto?

Y eso es lo que le pasa a Melanie, la niña que tiene todos los dones. Sería una hija ideal, si no le encantase el sabor de la sangre y la placenta... desde bebé. Le encantaría Schrödinger porque le encantan los gatos. "¿Que si quiero un gato?", pregunta la pizpireta Melanie. "No, gracias, ya me he comido uno".

Le encantaría Schrödinger porque le encantan los gatos. "¿Que si quiero un gato?", pregunta la pizpireta Melanie. "No, gracias, ya me he comido uno"

En un mundo asolado por un virus fúngico que ha condenado a la mayor parte de la población a la no-muerte, Melanie presenta una inmunidad parcial que la convierte en una posible vacuna. La Doctora Caldwell -una Glenn Close casi a la altura de Cruella de Vil- está cerca de sintetizar la cura cuando, en un ataque a su base, tiene que huir junto a un reducido grupo y garantizar ya no sólo su propia subsistencia, sino la de la humanidad. El grupo de supervivientes tendrán que atravesar un -asombrosamente diseñado- Londres, desolado y asediado por la vegetación y los hongos responsables del virus, que se preparan para convertirse en el rival más fuerte.

Y mientras Caldwell ya ha dejado de plantearse la moralidad de sus métodos y la legitimidad de sus fines, la señorita Justineau -la señorita Honey de esta Matilda caníbal- vive en un continuo conflicto interior. "No creas que es humana porque tenga forma de humana", advierte Caldwell, que así ve aligerada la culpa.Eso sí, el más grande es el mar de dudas en el que se mueve Melanie, que no entiende por qué la tratan como un animal si siente, se comunica y razona como una persona normal, si que el hombre forme parte de su dieta es incontrolable y está directamente relacionado con su subsistencia.

'Melanie: The Girl With All The Gifts' acaba siendo al final lo mismo que se su personaje principal, lo mismo que el gato de Schrödinger. Es una película de zombis, sí, pero es también una fábula, un alegato ecologista que cuestiona el antropocentrismo. ¿Con qué cara nos vamos a quejar nosotros, que hemos expoliado la tierra, acabado con especies, desdeñado a cualquier criatura sobre la faz de la tierra? Qué fácil es repartir los carnés de buenos y malos. Pero cuando cambian las tornas, quizá, ya no tanto.

La fiebre zombi ya ha pasado. El próximo enero se estrenará 'Resident Evil: Capítulo final', que ojalá haga honor a su título tras la demencia senil que padecieron las últimas entregas de una saga que resucitó, renovó e hizo 'mainstream' a los vástagos de papá George A. Romero. 'The Walking Dead', tras más de seis años en antena, se prepara para el estreno de su séptima temporada a finales de octubre, a la espera de no sucumbir a su propia decadencia y encomendándose a la virgen de la inercia para retener espectadores. Su prometedora sucesora, 'Fear The Walking Dead' se desangra también a cada capítulo: de los 10 millones de espectadores de audiencia de su primer capítulo hasta los 4,9 millones del último. Los zombis no hablan, pero los números sí.

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