Pedro Casablanc: "Bárcenas me ha dado muchísimas alegrías"
El actor vuelve al Teatro de la Abadía con 'Yo, Feuerbach', una obra que habla de los actores y del cinismo de un mundo que nos exige reinventarnos pero que no da segundas oportunidades
"He sido convocado para eso, para que usted me vea, para que pueda darse cuenta de si lo que sé hacer y lo que soy corresponde a lo que usted espera". Pedro Casablanc le presta su ser a Feuerbach y pronuncia estas palabras en una prueba ante un jovencísimo e inexperto ayundante de dirección, aunque bien podría decirlas el propio Casablanc al público. Eso es el teatro, y al actor los retos nunca le han frenado. Se convirtió en un multipremiado Bárcenas en 'Ruz-Bárcenas' y el filme 'B, la película', nos conquistó con 'Hacia la alegría', de Oliver Py, y ahora vuelve al Teatro de la Abadía, tras su paso por el Grec Festival, con 'Yo, Feuerbach' (hasta el 23 de octubre).
La obra del alemán Tankred Dorst, adaptada por Jordi Casanovas y dirigida por Antonio Simón, es "una especie de biblia del actor, como 'El pequeño organón' de Brecht. Es un manual de instrucciones de lo que tiene que hacer y de los miedos de un actor", asegura Casablanc. En 'Yo, Feuerbach' da vida a un actor semi patético y desesperado por conseguir un papel en el teatro tras siete años de sequía. Él, que ha alcanzado la cima y ha interpretado a los más grandes, se ve ahora haciendo una prueba ante un joven, interpretado por Samuel Viyuela González, al que el teatro le llegó de rebote y sin más. Choque de trenes en una obra que aborda con crudeza el cinismo de un mundo, derrumbado a golpe de crisis, que nos exige reinventarnos pero que no da segundas oportunidades.
"Vivimos una época en la que va todo tan deprisa y todo necesita permanentemente renovación, que nos estamos convirtiendo en rollos de papel higiénico. Somos seres de usar y tirar. Y es triste porque la experiencia no se valora. Se valora lo nuevo, que debe tener un impulso, pero es verdad que las segundas oportunidades no existen, sobre todo para gente que se dedica a profesiones normales o que está engrosando las listas del paro. Eso también se da mucho en cine y televisión, sobre todo con gente joven: usarlos para un producto determinado, darles un boom mediático y, de pronto, desaparecen. Y nos encontramos con generaciones de actores de 20 años que se preguntan cuándo llega su segunda oportunidad. Y no existe, te dicen que ya la tuviste. Eso es muy trágico. Creo que nuestra profesión está muy complicada para los jóvenes", analiza.
Pero no solo para ellos, porque la edad es otra de las tramas que sobrevuelan a este montaje. El teatro como templo del veterano Feuerbach y el del ocio pervertido para el joven. En 'Yo, Feuerbach' también están esos profesionales en la cuarentena o la cincuentena a quienes esta crisis (o este mundo) les está tapiando las puertas. Casablanc critica rotundo esta cerrazón. "La edad en los actores no es un hándicap para nada. Depende de la sociedad y el entorno cultural y teatral en el que te muevas y nosotros vivimos en una sociedad española y con un ámbito cultural-teatral donde la edad y los actores de edad no son necesarios o no los quieren los productores porque tienen ahora mismo la necesidad materialista de ganar dinero a toda costa, y eso se hace a través de gente joven, de la televisión. Quieren gente que sean pompas de jabón y a las que traen al teatro para llevar al público, lo cual es un error", afirma.
'Yo, Feuerbach' habla de la creación, del trabajo de actor y de los entresijos de un mundo que tiene más de Feuerbach que de los flashes del papel couché y mucho más aún del abismo ante la falta de trabajo que de estrellas de Hollywood. Esa es la realidad que describe, año tras año, el informe de Aisge. Sus últimos datos son demoledores: solo el 8,17% de los actores españoles viven de su profesión; un 57% no encuentra trabajo en su sector y más de 43% cobra menos de 3.000 euros anuales.
"Yo me pregunto si a la sociedad en general le importa. ¿Le importa a los ciudadanos? Yo creo que no. ¿La gente necesita realmente el teatro? ¿La ciudadanía necesita realmente el teatro? A la mayor parte de la ciudadanía le importa el fútbol y visita el Calderón porque lo van a tirar. ¡Qué lo tiren ya, hombre! No veo yo visitas guiadas por el María Guerrero o el Español", dice molesto. Y añade: "Y si en Madrid es así, ¿dónde están los actores del resto de España? ¿Cuánto teatros hay en Albacete? ¿Le importa a sus ciudadanos que no haya teatros o con que le lleven a Concha Velasco una vez al año tienen suficiente?".
De Bárcenas a Rita Barberá
Casablanc cuenta que se reconoce en Feuerbach, una obra que define casi autobiográfica, aunque también asegura que su interpretación en el teatro y el cine del extesorero del PP, que estos días se sienta en el banquillo en el juicio del caso Gurtel, ha sido uno de sus grandes papeles. "Bárcenas ha sido un hito en mi carrera. Quién me iba a decir que me iba a ver nominado a los Goyas, yo que quería hacer cine, tiré por el teatro y el cine me ha sido muy difícil de acceder. Bárcenas me ha dado muchísimas alegrías. No sé cuántos premios tengo ya por la película y la obra. No creo que haya un personaje a su altura", señala ante la pregunta de a quién interpretaría hoy del panorama político-judicial español.
Lo duda, pero responde en seguida con un redoble: "hemos hablado a veces de darle un giro a todo y hacer una Rita Barberá. ¿Por qué no? Hacer una astracanada con Rita Barberá no estaría mal. A Rita Barberá solo la puede interpretar o Plácido Domingo, porque tienen un cierto parecido... con esa voz, o yo". Hasta entonces, acaba de estrenar 'El hombre de las mil caras', de Alberto Rodríguez, encarnando al abogado de Paesa, y tiene pendiente de estreno 'Los últimos de Filipinas', 'El guardián invisible', el primer filme de la Trilogía del Baztán de Dolores Redondo, y el próximo verano volverá al Festival de Aviñón junto a Olivier Py. Mientras tanto batalla junto a Feuerbach.
"He sido convocado para eso, para que usted me vea, para que pueda darse cuenta de si lo que sé hacer y lo que soy corresponde a lo que usted espera". Pedro Casablanc le presta su ser a Feuerbach y pronuncia estas palabras en una prueba ante un jovencísimo e inexperto ayundante de dirección, aunque bien podría decirlas el propio Casablanc al público. Eso es el teatro, y al actor los retos nunca le han frenado. Se convirtió en un multipremiado Bárcenas en 'Ruz-Bárcenas' y el filme 'B, la película', nos conquistó con 'Hacia la alegría', de Oliver Py, y ahora vuelve al Teatro de la Abadía, tras su paso por el Grec Festival, con 'Yo, Feuerbach' (hasta el 23 de octubre).