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La jota según Carlos Saura, un experimento erótico, intuitivo y sensorial
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La jota según Carlos Saura, un experimento erótico, intuitivo y sensorial

El director aragonés estrena hoy 'Jota de Saura', una revisión a esta danza regional en la que han colaborado Sara Baras, Carlos Núñez y Ara Malikian

Foto: Fotograma de 'Jota de Saura'
Fotograma de 'Jota de Saura'

A Carlos Saura todavía le queda una espinita clavada. Da igual que haya dirigido más de 40 películas; que tenga goyas, medallas, osos y espigas de oro para dar, regalar y traficar; que su carrera le avale como uno de los renovadores del cine español. No le dejan hacer una película sobre Felipe II. "A mí que me interesan tanto los personajes históricos españoles como pueden ser Goya o Lope de Aguirre o San Juan de la Cruz -que es una maravilla-, siempre he querido hacer una película sobre Felipe II. Pero no la he conseguido hacer, no hay manera". Quizás, piensa, porque piensa en un Felipe II alejado de esa imagen beatífica y complaciente de una versión edulcorada de la historia intachable de España. "En la conquista española habrá habido de todo, gente estupenda y malvados -criminales, directamente- y ha habido esclavos", defiende el cineasta aragonés. "Todavía en España se piensa que hemos sido maravillosos. ¿Cómo se puede eliminar eso? Es imposible".

Felipe II tendrá que esperar. Porque a Saura, aunque sea Saura, el director de 'La caza' (1966), 'Cría cuervos' (1976) y '¡Ay, Carmela!' (1990), también le ha tocado guardar varios guiones en la oscuridad de un cajón, cogiendo polvo. "Tengo proyectos de ficción, pero es muy complicado; hay varios guiones que no puedo hacer". Saura se lamenta. Se duele de una España que le ha querido, pero también le ha fustigado y que ahora le reivindica, consciente de que 84 años son muchos años. "Ahora ya me quieren, porque ya soy mayor. 'Va a vivir muy poco, hay que cuidarlo', piensan". Y es que "vivimos en un país muy interesante", bromea. "Si no fuera porque mis películas han salido fuera de España…". La crítica le ha tildado de "críptico", de demasiado "simbólico", etiquetas que él recibe como dardos envenenados. "Me encanta que digan que soy un director difícil", ironiza. "He hecho más de 40 películas, y aquí estoy. He conseguido algo que no es tan fácil. Pero no por España, por España poco. Más fuera: Berlín, Cannes. La verdad es que Francia ha sido siempre muy generosa conmigo", agradece.

Tráiler de 'Jota de Saura'

Y sin Felipe II a la vista, sin ficciones en proyecto, Carlos Saura ha vuelto la vista de nuevo al folclore -esta vez aragonés- con 'Jota de Saura', que llegará este viernes 7 de octubre a la cartelera española. Es la novena ocasión en la que el cineasta apunta su cámara hacia el baile, después de filmes como 'Sevillanas' (1992), 'Fados' (2007), 'Flamenco, flamenco' (2010) o 'Zonda' (2015). "Este tipo de películas que no tienen argumento son una maravilla porque te permiten una libertad total. El único compromiso es la selección de los que van a trabajar y luego tú deber de armonizar todo eso con la escenografía, con la luz, con la cámara". "En el sentido de las películas sin argumento, no había nadie que hubiese hecho eso cuando empecé yo. Son cosas nuevas. No son documentales, ahí me niego. Son otra cosa, que no sé que es", admite divertido. "Nadie sabe dónde colocarlos; esa es una de las razones por las que nos cuesta ir a los festivales internacionales. Hay una intención de hacer otra cosa. No es el folclore, no es la reproducción de otra cosa, es la intención de ir un poco más lejos".

"robert Wise me dijo: 'Carlos, tú has hecho un musical que no ha hecho nadie, sigue ese camino'. Y lo he seguido, el camino que me ha dado a mí la gana"

Porque para Saura -lo recalca una y otra vez-, lo más importante en su cine es el inconformismo, la aventura, el riesgo, el deseo de experimentar y de ser un pionero. "Cuando yo hice 'Carmen' (1983), que fue elegida para los Oscar de Hollywood, el director de la Academia era Robert Wise -que hizo 'West side Story'-. Y me dijo: 'Mira, Carlos, tú has hecho un musical que no ha hecho nadie, sigue ese camino'. Y lo he seguido, el camino que me ha dado a mí la gana. Que me lo dijera él me estimuló mucho".

"Mercedes Sosa tiene una canción que se llama 'Cambia, todo cambia' -que utilicé para la película 'Zonda', un musical que hice antes de éste en Argentina, y para mi espectáculo de teatro-, y yo he seguido fiel a esta canción: todo cambia, nada permanece fijo en la vida", defiende. "Estamos obligados a ir en todo un poco más lejos, y eso es lo que me mantiene a mí vivo. Porque si hiciera lo que ya está hecho pues sería un poco aburrido. Una cosa es que respete la ortodoxia en algunos momentos; la ortodoxia está muy bien, ¡pero cuidado!. Cuando hice 'Flamenco' había en Ronda una reunión de flamencólogos y algunos me pusieron tibio. Ahora todo el mundo dice: '¡Qué maravilla, 'Flamenco'. Y cuando hice 'La caza', para la primera proyección invité a varios críticos de cine de Madrid. Uno de ellos, cuando salió de la película, me preguntó: 'Oye, ¿tú eres Saura?'. Me dio la mano y dijo: 'Vaya una mierda de película que has hecho'. Ése fue el comienzo. Pensaba que esta película ya estaba muerta".

"Cuando estrené 'La caza', un crítico me preguntó: 'Oye, ¿tú eres Saura?'. Me dio la mano y dijo: 'Vaya una mierda de película que has hecho'"

'Jota de Saura' representa una fórmula de cine intuitiva y sensorial, una forma de trabajar sin una planificación estricta donde la película va creciendo dentro de sí misma. "Aunque tengas una idea previa luego nunca puedes seguirla, porque cosas que tú pensabas que iban a ser de una manera, en el momento en el que vas a rodar, son otra cosa. Yo voy a plató -todos los musicales son en plató-, veo el ensayo y entonces decido dónde pongo la cámara, y muchas veces hasta la escenografía: me gusta reinventar. Esta es una libertad que no tengo con el cine de ficción. La aventura de ver qué pasa, cómo sale, bonito o feo, no lo sé".

Para encontrar el germen de 'Jota de Saura' hay que retrotraerse ocho años atrás, durante la Expo de Zaragoza de 2008. Entonces "me pidieron un documental y tuve la oportunidad de recorrer todo Aragón para buscar material y para trabajar con Miguel Ángel Berna [uno de los protagonistas de su nueva película, reputado jotero]", recuerda Saura. "Tuvo un éxito tremendo, porque es verdad que el pabellón de Aragón era precioso. Eso me permitió descubrir un Aragón que yo no conocía: conocía Huesca, sí un poco, pero no Teruel, por ejemplo. Y eso que es una maravilla la cantidad de cosas que hay en Aragón. A partir de ahí me surgió la posibilidad de hacer algo sobre la jota con Miguel Ángel Berna, y ahora ha llegado el momento".

"Yo creía que la jota tenía muchas cosas que contar", reivindica el cineasta oscense, "porque no sólo es bailar con un cachirulo y un faldón grande, que es muy bonito, pero que también se puede bailar de otra manera, con un pantalón vaquero y una camisa, por ejemplo. No digo que haya que revolucionar, pero sí evolucionar". En la película, la idea era "que se bailara como se bailan la sevillanas". "Porque en Aragón no hemos llegado al contacto, porque los aragoneses son así. Hay una especie de puritanismo, donde no se toca. La jota podría ser algo más erótico, más de pareja".

En 'Jota de Saura', el director oscense ha contado con la colaboración de artistas como Sara Baras, Carlos Núñez y Ara Malikian

Y tras una exhaustiva investigación bajo la tutela de Berna, Saura hace un recorrido visual por las diferentes formas de jota, desde la de Zaragoza hasta la de Calanda, desde la morisca hasta la gallega, con la colaboración de artistas como Sara Baras, Carlos Núñez y Ara Malikian. Un montaje en el que también aprovecha para homenajear a figuras icónicas que popularizaron el folclore maño, como Imperio Argentina en 'Nobleza baturra', Paco Rabal -con quien trabajó en 'Goya en Burdeos' (1999)- o José Antonio Labordeta.

placeholder Ara Malikian en 'Jota de Saura'
Ara Malikian en 'Jota de Saura'

Y aunque para 'Jota de Saura' ha contado con la asesoría de Berna, sin el que "no hubiera podido hacer la película", la personalidad y el gusto estético del cineasta rezuma en cada uno de los planos, a caballo entre las artes escénicas, el cine y la pintura. "No hay nada en la película que no haya elegido yo; todos los números que están lo están porque me gustan a mí. Esta vez ya he firmado también la decoración, porque ya estaba harto de que todo el mundo firmara la escenografía cuando la hacía yo, y ya me he cansado. Y también los dibujitos son míos: yo me lo guiso, yo me lo como".

A Carlos Saura todavía le queda una espinita clavada. Da igual que haya dirigido más de 40 películas; que tenga goyas, medallas, osos y espigas de oro para dar, regalar y traficar; que su carrera le avale como uno de los renovadores del cine español. No le dejan hacer una película sobre Felipe II. "A mí que me interesan tanto los personajes históricos españoles como pueden ser Goya o Lope de Aguirre o San Juan de la Cruz -que es una maravilla-, siempre he querido hacer una película sobre Felipe II. Pero no la he conseguido hacer, no hay manera". Quizás, piensa, porque piensa en un Felipe II alejado de esa imagen beatífica y complaciente de una versión edulcorada de la historia intachable de España. "En la conquista española habrá habido de todo, gente estupenda y malvados -criminales, directamente- y ha habido esclavos", defiende el cineasta aragonés. "Todavía en España se piensa que hemos sido maravillosos. ¿Cómo se puede eliminar eso? Es imposible".

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