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Doisneau, el beso que nos enamoró a todos
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Doisneau, el beso que nos enamoró a todos

"Nunca se repetía, nos sorprendía una y otra vez. Pero su profunda bondad, su amor por todos los seres y por una vida modesta, queda para

"Nunca se repetía, nos sorprendía una y otra vez. Pero su profunda bondad, su amor por todos los seres y por una vida modesta, queda para siempre en su obra”, dijo de él otro de los grandes maestros de la fotografía, Henri Cartier-Breson, a su muerte. Hablaba de Robert Doisneau, no solo uno de los pilares de la fotografía del siglo XX y el autor de la aclamada y polémica 'El beso' sino uno de los grandes icónos del octavo arte de todos los tiempos.

'Robert Doisneau. La belleza de lo cotidiano' trae la obra del pescador de imágenes y el retratista del teatro que es la calle a la Fundación Canal. Una muestra que, además de 'El beso', nos permite seguir enbobándonos con esas misteriosas imágenes en blanco y negro en las que siempre conseguía reflejar la esencia de lo cotidiano. Ese día a día de un mundo humilde, superviviente en un París de posguerra, cosido con instantes tan insospechadamente mágicos como los que captó su cámara Rolleiflex. "No siento un interés particular por lo sensacional. Prefiero dejar testimonio de la vida cotidiana", dejaba claro el propio fotógrafo.

 Aunque lo que ha hecho famoso a Doisneau ha sido su melancólica mirada en blanco y negro, en realidad fue un enamorado del color y lo usó de forma muy práctica. Por eso, entre las 110 fotografías de la muestra que han sido seleccionadas por sus propias hijas y comisarias, Annette Doisneau y Francine Deroudille, destacan sus menos conocidas imágenes tomadas en color como la serie 'Palm Springs' (1960).

En esta sucesión de fotos, apenas vistas y recuperadas para esta exposición, optó por el color para retratar el lujo de los campos de golf, las piscinas y el esparcimiento norteamericano de los sesenta. Una nueva mirada satírica y afilada a una sociedad artificial que supuso que usara por primera vez la película en color con fines meramente estéticos. Lo curioso es que estas fotografías, que fueron publicadas en 'Fortune' en 1961, han estado durmiendo en cajas durante años hasta que en 2007 el que fuera jefe de fotografía de la revista las encontrara y se las enviara a sus hijas.

Porque Doisneau fue mucho más que un beso, tan celebrado como controvertido (por si son de los pocos que no conocen la historia, muchos fueron los jóvenes que quisieron denunciarle para cobrar los derechos de imagen aunque en realidad eran dos actores a los que el fotógrafo había contratado). "El mundo que intentaba mostrar era un mundo en el que yo me sentiría bien, en el que la gente sería amable y en el que encontraría la ternura que deseo recibir. Mis fotos eran como una prueba de que ese mundo puede existir”, comentó el artista al fotógrafo Frank Horvat en 1990. 

"Nunca se repetía, nos sorprendía una y otra vez. Pero su profunda bondad, su amor por todos los seres y por una vida modesta, queda para siempre en su obra”, dijo de él otro de los grandes maestros de la fotografía, Henri Cartier-Breson, a su muerte. Hablaba de Robert Doisneau, no solo uno de los pilares de la fotografía del siglo XX y el autor de la aclamada y polémica 'El beso' sino uno de los grandes icónos del octavo arte de todos los tiempos.