Las oscuras perversiones de Huppert y Verhoeven
El director de 'Desafío total' (1990) y la actriz de 'La pianista' (2001) se unen en 'Elle', una película oscura y violenta presente en la sección de Perlas de San Sebastián
Sin preámbulos ni preliminares. Como un hachazo. Secuencia uno e Isabelle Huppert ya se retuerce en el suelo entre cristales, intentando zafarse de un hombre oculto bajo un verdugo negro. Una violación en crudo, rápida y seca. El hombre huye y Michèle Leblanc (Huppert) intenta recomponerse. Se limpia, recoge los cristales rotos y sigue con lo que estaba haciendo, como alienada. Los 'atrezzistas' vuelven a colocar los cristales rotos, y ahora Huppert se tumba en su marca; Paul Verhoeven se sienta a su lado. No es de esos directores que se parapetan tras el combo, rodeados de gente, en la sombra y con intermediarios. Hablan. Y entonces, se produce un algo químico y retorcido, una especie de reacción endógena que absorbe las certezas y te deja suspendido en un estado de extrañeza. Así es 'Elle', una de las Perlas de la 64 edición del Festival de San Sebastián que se estrena este viernes 30 de septiembre en la cartelera española.
Huppert no necesita levantar la voz para imponer respeto. Pisa las alfombras del Hotel María Cristina con paso firme y algo militar. Sonrisa de comisura recta y labios apretados. Gafas de sol. Huppert, epicentro de los papeles de sensualidad correosa y sexualidad atormentada. Ante los piropos de algunos periodistas, ella agradece educada los halagos. "Las pelirrojas hemos estado demonizadas durante mucho tiempo, así que no está mal que ahora se nos reconozca", bromea -algo que se percibe por una sutil inflexión de la voz-. "En el pasado a las mujeres pelirrojas no les dejaban amamantar porque eran la representación del diablo". Y, efectivamente, algo de súcubo diabólico tiene la protagonista de 'Elle'. Un imán para los amantes que quieran o merezcan ser castigados.
Huppert está acostumbrada a estos "papeles que se salen de lo ordinario, más sombríos, que se meten en la psique humana y femenina y son fuera de lo corriente". Y, en este caso, Michèle "es una mujer que no quiere ser una víctima". "Le pasa una cosa terrible que al final intenta aprovechar en su favor. Aunque al principio no se da cuenta, decide elaborar un plan para vengarse, y al final lo consigue, eso está claro". "Pero más tarde descubres que también es una exploración de la sexualidad". Porque Michèle, una alta ejecutiva de una compañía de videojuegos, madre, hija y ex mujer, "es una mujer con unas relaciones peculiares con su entorno".
Huppert:m "Hago papeles que se salen de lo ordinario, más sombríos, que se meten en la psique humana y femenina fuera de lo corriente"
"Lo interesante del personaje es que no queda reducido a lo que es socialmente, es más misteriosa y sutil, no una caricatura. Creo que en cierta forma mucha gente puede reconocerse en ella. Sexualmente no es común". Para ella, "Michèle sale de un sentimiento salvaje, brutal o inmoral. Intenta encontrar un sentido a su vida pero tiene una idea radical de las relaciones humanas"."A diferencia de 'La pianista' (2001), donde el personaje no tiene escapatoria y se queda abandonada en la cuneta, el personaje de 'Elle' consigue mantener el control".
En 'Elle', las mujeres ejercen los papeles más fuertes, más dominantes. Intentan tomar la rienda de sus vidas, aunque sus decisiones puedan ser confusas o cuestionables. Y ante la pregunta a Huppert de si ella se considera feminista, la actriz no vacila un segundo. "Por supuesto yo estoy al lado de las mujeres. Cuando alguien se nombra a sí misma como feminista se tiende a caricaturizar. Si ser feminista es que nos choque que haya desigualdades para las mujeres frente a los hombres, lo soy. No tengo la impresión de que el machismo haya estado dormido, por lo que hay que estar vigilantes".
"Cuando alguien se nombra a sí misma como feminista se tiende a caricaturizar"
El filme serpentea en los escabrosos terrenos de la violación y la fantasía sobre la violación. Del sexo violento, de la infidelidad, a camino entre un 'thriller' que intenta encontrar al culpable, una película de escabroso erotismo, una exploración sobre la psicología de las pulsiones, e incluso, en algunos momentos una comedia con un sentido del humor muy, muy negro. Una apuesta que abunda en la representación de la degeneración de la clase pudiente que sólo podría estar dirigida por De Palma o Verhoeven. "Los diálogos son maravillosos, con mucha ironía y un gran sentido del humor con el que consiguen una especie de levedad en la película".
'Elle', obra maestra, dicen quienes elevan al director neerlandés a los altares de genio incomprendido, veneran 'Robocop' (1992) y 'Starship Troopers' (1997) y reivindican 'Showgirls' (1995) como una joya menospreciada. Un director que a principios de los noventa firmó 'Desafío total' (1990) e 'Instinto básico' (1992) y que ahora, excluido por Hollywood, se ha adaptado al papel de hijo pródigo de vuelta en Europa.
Para otros, Verhoeven y Huppert hacen equilibrios sobre una cuerda que bascula entre el amor y el odio. Una historia oscura y sinuosa que se mueve en el terreno de la ambigüedad y de las sensaciones. "Lo que más me ha gustado de trabajar con Verhoeven es la cantidad de posibilidades que deja abiertas; plantea preguntas, pero no las contesta y es el espectador el que puede escoger. La película no da explicaciones: plantea hipótesis". Algo que a la actriz francesa le recuerda mucho a la forma de trabajar con Claude Chabrol; "cuanta más información daba sobre un personaje, menos segura podías estar de encontrar una respuesta clara".
"Lo que más me interesa es lo que pasa entre el director y los actores mientras hacen la película, esos pequeños milagros que ocurren durante el rodaje"
"Para mí, en una película todo tiene que ver con la relación que tenga con el director, ya sea Mia Hansen-Love [con quien ha rodado 'El porvenir', también presente en San Sebastián] o Paul Verhoeven, porque los dos son grandes directores. Entre nosotros hay mucha química. Y ambos se tienen mucha admiración mutua. Ha sido una combinación perfecta todo el tiempo. No estoy diciendo que el guión y la historia no sean importantes, pero lo que más me interesa es lo que pasa entre el director y los actores mientras están haciendo la película, esos pequeños milagros que ocurren durante el rodaje".
Milagros que también ocurrieron en 'La puerta del cielo', en la que la intérprete se puso a las órdenes de Michael Cimino, quién murió el pasado mes de julio. "Michael es uno de los mejores directores americanos. Era un hombre muy inteligente y me alegro que poco antes de su muerte hubiera una revisión y se volviera a reconocer 'La puerta del cielo'. Era una obra maestra, una locura. Michael nunca se sobrepuso al rechazo de la película así que, cuando volvieron a reivindicar la película, se le veía un hombre más feliz".
Sin preámbulos ni preliminares. Como un hachazo. Secuencia uno e Isabelle Huppert ya se retuerce en el suelo entre cristales, intentando zafarse de un hombre oculto bajo un verdugo negro. Una violación en crudo, rápida y seca. El hombre huye y Michèle Leblanc (Huppert) intenta recomponerse. Se limpia, recoge los cristales rotos y sigue con lo que estaba haciendo, como alienada. Los 'atrezzistas' vuelven a colocar los cristales rotos, y ahora Huppert se tumba en su marca; Paul Verhoeven se sienta a su lado. No es de esos directores que se parapetan tras el combo, rodeados de gente, en la sombra y con intermediarios. Hablan. Y entonces, se produce un algo químico y retorcido, una especie de reacción endógena que absorbe las certezas y te deja suspendido en un estado de extrañeza. Así es 'Elle', una de las Perlas de la 64 edición del Festival de San Sebastián que se estrena este viernes 30 de septiembre en la cartelera española.
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