'Tratos': la inmigración, los CIE y Cervantes

Aurelio no es Aurelio. Es el 631. Y Silvia ya no es su pareja ni Silvia, es el 335. Saavedra, el 202. Y así sucesivamente. Una lista interminable. Los nombres se borran, las identidades se diluyen y las vidas se esconden para no dar pistas."Si te tratan como un delincuente, te convierten en un delicuente", le dice el 202 al 631, o más bien Saavedra a Aurelio en su celda en un CIE de Madrid.

Aurelio es un profesor de Camerúnespecialista en Cervantes. Silvia, su pareja, también está licenciada yllegó a España desde Guinea. Saavedra tiene una vida de calavera con varios cautiverios, pasos por prisión y una visión más afilada del mundo. Aurelio. Silvia y Saavedra. Los mismos personajes de la cervantina 'Tratos de Argel' que también sobreviven en el mundo de hoy. Losha traído a la actualidad Ernesto Caballero.Su versión de la obra del genio de las letras españolas en'Tratos', creada en colaboración entre el Centro Dramático Nacional y Donostia 2016, no discurre en una cárcel africana sino en un CIE español. Esaprisión que se mueve en un limbo indeterminado, el trato a la inmigración y la vilezade un sistema tan perverso como burocráticoforman este 'Tratos', que se estrena en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid (14 a 24 de septiembre) y en Tabakalera de San Sebastián (6 a 9 de octubre).

La obra surge de un encargo deDonostia 2016 para unir Cervantes con la actualidad. "Me acordé de esta pieza nada conocida, que es una pieza testimonial. Cervantes escribió 'Trato de Argel' nada más salir del cautiverio para buscarse la vida como dramaturgo y es una comedia de cautivos que respira por la herida todo y más", explica Caballero a este periódico. Lo más sorprendente son los paralelismos de la obra, por no hablar de la apabullante actualidad de Cervantes y su azarosa vida. "Es una obra testimonial que habla de una situación de reclusión. Los baños donde estaba Cervantes no eran un presidio al uso, eran unos lugares indeterminados, donde uno estaba recluido de forma más o menos transitoria. Y vi que eso son hoy los CIE, lugares donde uno es privado de libertad y un limbo jurídico. Es verdad que los reclusos cervantinos añoran el regreso a la patria yhoy es al revés. Me pareció una paradoja muy interesante de la autoironía cervantina", agrega.

Para escribir 'Tratos', Caballero se ha reunido con personas que han pasado por los CIE para conocer de primera mano cómo se vive en un CIE, las situaciones de abusos que se sufren yhasta detallescomo, por ejemplo, que evitansalir a la calle el día antes de los vuelos de Air Europa, que son los que el Gobierno utiliza para repatriarlos. "Es una realidad que, por muy conocida que sea por las noticias, cuando te lacuentancara a cara los que la han padecido no tiene nada que ver", afirma.

También es muy interesante que el director ha querido evitar los clichés para ahondar en la idea de la integración y la concienciación. Para empezar, Aurelio -al que define como un Segismundo calderoniano que está fuera de su sitio-y Silvia acaban en el CIE esperando renovar su visado,Saavedra directo desdela valla, pero no ha querido insistir en la idea del inmigrante refugiado o que llega en patera o saltando la valla sino mostrar todas las realidades que conviven dentro de la inmigración. "Quería rehuir del tópico y de cierto buenismo y de esevictimismo, que yo creo que es algo paralizador. Al final es la historia de una pareja", asegura. "Finalmente tanto los que están en el CIE como los que están al cargo tienen sus propios corsés,están recluidos y buscan una salida. El CIE es una metáfora o un lugar donde se condensan las barreras que nos autoimponemos individual y colectivamente", asegura.

Tras estas entrevistas, cuenta Caballeroque lo quemás le ha impactado es lo que lleva aparejado el regreso forzado a sus países natales. "El regreso, además de la frustración que lleva pareja, es una condena al ostracismo y un estigma enorme en sus sociedades que provoca incluso el rechazo de sus familiares. Es una gran lección de sociología: cuáles el alcance de la idea de fracaso. No es que vuelvas a la misera o a no tener oportunidades, que también, es que el regreso allí te pasa una factura muchísimomás alta que aquí".

"En los CIE están recluidos por problemas administrativos", opina. "Es un gran disparate. Es una política de inmigración... Es una chapuza de muy graves consecuencias", agrega. También es importante que Caballero ha elegido a actores de diversas nacionalidades, algo todavía difícil de ver encima de las tablas. 'Tratos' está protagonizada por Chema Adeva, Carmen Gutiérrez, Ione Irazabal, Astrid Jones, Primo José Meñan y Elton Prince.

"Es algo que me satisface especialmente, como director del CDN y como creador: reivindicar o llamar la atención sobre actores que trabajan en España que proceden de otros lugares,que tienen mucho que aportar y que, todavía,socialmente su incorporación a escena resulta un elemento exótico y es algo con lo que habría que acabar". Algo, añade, extrapolable a cualquier profesión. "Tenemos una responsabilidad clarísima y he querido coger el toro por los cuernos" para hablar de la plena integración.

Caballero, pendiente de la renovación

El contrato de Ernesto Caballero al frente del CDN acaba en diciembre, pero a falta de Gobierno, tampoco hay noticias. Según los plazos contractuales, ya debería saber si sigue otros tres años más al frente de los teatros María Guerrero y Valle-Inclán. ¿Cuándo sabrá algo? Imposible de predecir con el panorama político. 

 "A día de hoy supongo que, a la vista de los resultados y del balance de gestión, hay un clima muy favorable para la renovación para consolidar el proyecto, pero lo digo con toda la cautela por los vaivenes políticos que hay de una semana para otra", afirma. En teoría, haya terceras elecciones o no, a finales de este mes o el próximo ya se debería saber si Caballero sigue o no en el CDN. 

"A quien forme Gobierno sea del color que sea, mi humildísimo consejo sería que así como las líneas maestras de la sanidad las tienen que trazar los profesionales de la sanidad o los de la educación con la educación, que las líneas maestras de la cultura la tracen los profesionales de la cultura, que es algo que no se entiende muy bien", añade Caballero.

¿Y no le parece paradógico que los políticos no hablen de cultura pero sí quieran controlarla cuando menos? "Estos movimientos de no soltar la presa por parte de los políticos quiere decir que la cultura tiene una capacidad y un poder transformador en el sentido más amplio que, en general, da miedo a la clase política. Si le diera igual no tendrían esa necesidad, como la tienen y están manifestando, de dirigirla", aunque también pide autocrítica a su profesión. "Nos hemos dejado robar la tostada. Nos falta orgullo de sector", zanja.