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"Los partidos nacionalistas están creciendo y se están nutriendo de la energía negativa"
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el director de 'sparrows (gorriones)'

"Los partidos nacionalistas están creciendo y se están nutriendo de la energía negativa"

Runar Rúnarsson estrena su segundo largometraje el viernes 9 de septiembre en la cartelera española, un año después de alzarse con la Concha de Oro en San Sebastián

Foto: Rúnar Runarsson, ganador en 2015 de la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián
Rúnar Runarsson, ganador en 2015 de la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián

Runar Rúnarsson habla despacio y mastica mucho las palabras, con una voz cálida, tímida, turbada. Rumia todas las preguntas envueltas en pausas largas, con dos glaciares como ojos perdidos en algún punto del infinito. Como sus películas, que él sitúa entre la emotividad del cine americano y la distancia fría del cine de autor europeo. Como su país natal, Islandia, que en medio de la nada se sostiene como un país artístico y acogedor de puertas para adentro y abrupto, frío y salvaje de puertas para afuera. Todo es contraste.

Hace 10 años, Rúnarsson acudía a los Oscar como nominado a Mejor cortometraje con 'Síðasti bærinn', un drama de 17 minutos ambientado en la Islandia rural. Hace un año, Rúnarsson se alzaba con la Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián con 'Sparrows (Gorriones)', una película que sigue los pasos de un adolescente sensible e introvertido por un mundo implacable, de acantilados cortantes, llagas en las manos y hachazos en el corazón. Un filme que llega a las carteleras españolas este viernes 9 de septiembre.

Tráiler de 'Sparrows (Gorriones)'

PREGUNTA. Hace un año 'Sparrows (Gorriones)' ganaba la Concha de Oro del Festival de San Sebastián. ¿Qué ha supuesto el premio para la película? ¿Ha cambiado su trayectoria en algo?

RESPUESTA. Para este tipo de películas es tan importante conseguir algún tipo de reconocimiento, como este premio. Es curioso como estos premios son decisivos para las películas. No sólo para gente como yo, que acabo de dirigir mi segundo largo, sino para otros como Mike Leigh o Ken Loach o los hermanos Dardenne. Si sus películas no van al festival adecuado y no consiguen un premio, incluso ellos, que tienen un nombre y una carrera larga, no consiguen la misma distribución. Cada día es más difícil conseguir una distribución. Hay menos gente que va al cine y entonces hay menos ingresos, las compañías de distribución tienen que competir con tantísimos canales de televisión...

P. Este año ha sido muy bueno para el cine islandés. ¿Cómo un país de 323.000 habitantes ha podido dar en el mismo año 'Sparrows', 'Rams. El valle de los corderos' y 'Corazón gigante', todas con premios en festivales internacionales grandes?

R. Ha sido un año excepcional, es difícil que vuelva a producirse un fenómeno como este. Han salido muy buenas películas, y eso que tenemos poca inversión estatal. Debería ser mayor. Así que nos toca coproducir.

P. En el caso de 'Sparrows' coproducen Islandia, Dinamarca y Croacia, ¿no?

R. Sí, 'Sparrows' está producida por Islandia y Dinamarca y coproducida por Croacia. Que haya dos productores principales en la película es bastante extraordinario. Yo estudié en Dinamarca y mantengo una relación muy estrecha con el país, lo que me ha permitido sacar adelante mis películas. Somos un país muy pequeño. Da igual si hacemos un 'blockbuster', nunca vamos a ganar dinero con nuestras películas. [Tienen 38 pantallas de cine]. A la gente no le interesan las películas islandesas. Les interesa más ver la tele que ir al cine. Y como tenemos un mercado pequeño, la calidad de la película da igual. Así que piensas, ¿por qué vamos a hacer lo que hace todo el mundo? Siempre va a haber alguien mejor que tú haciendo lo que hace todo el mundo; la única cosa que nadie puede hacer mejor que tú es ser tú mismo. Y esta forma de pensar afecta a las películas, a la música, a la literatura islandesa. Ningún artista islandés podría sobrevivir con un plan de negocios que fuese el de contentar a todo el mundo. Todos tienen que seguir su propia voz, si quieren ir bien. En sociedades más grandes hay más presión para vender entradas a nivel local, lo que te hace tomar en consideración al mercado. Y en Islandia, como no hay mercado, es más fácil tener una voz individual.

"Siempre va a haber alguien mejor que tú haciendo lo que hace todo el mundo; la única cosa que nadie puede hacer mejor que tú es ser tú mismo"

P. Para ser un país tan pequeño, exportan bastante cultura...

R. En Islandia tenemos un corazón muy artístico. Está en nuestra naturaleza. Hemos sido tan rematadamente pobres a lo largo de los siglos, extremadamente pobres. A lo que tienes que añadir que, aunque 'Sparrows' tiene lugar en la época en la que todo el tiempo es de día, hay otra parte del año en la que el sol no sale. Vivir en esas épocas de pobreza, siempre de noche durante el invierno... La gente tenía que hacer algo creativo para no volverse loca. Por ejemplo, contar cuentos es una parte muy importante de la tradición islandesa. Mucha gente, que no se considera artista, escribe, esculpe, pinta, teje, diseña en su tiempo libre. Mi madre teje todo el rato y no considera que esté haciendo algo creativo. Pero nunca sigue el mismo patrón, sino que experimenta con colores, formas... Es una diseñadora, aunque ella diga que no.

"En Islandia hay una parte del año en la que el sol no sale. La gente tiene que hacer algo creativo para no volverse loca"

P. ¿Por qué decidió centrar su película en los años de adolescencia del protagonista?

R. Creo que estos años son definitorios. Son los años en los que construimos nuestro carácter, es el momento en el que se empieza a moldear quien seremos en el futuro. Estos periodos de transición siempre me han interesado. Esos periodos de exploración, como en 'Gorriones', donde un chico joven se convierte en un adulto; pero también la última encrucijada de una persona mayor. Son situaciones en las que uno se ve reflejado.

P. ¿Y por qué eligió rodar en una zona tan deprimida en lo socioeconómico y tan escabrosa en lo orográfico?

R. Sobre todo quería rodar en esta región de Islandia, en el noroeste. Islandia ha pasado un periodo de bancarrota. Antes de eso, creían de verdad que eran ricos y llevaban una vida de alto nivel. Había dinero; dinero falso que no existía. Esa 'riqueza' nunca llegó a esta región, que siempre ha estado apurada. Y después del colapso, era más difícil todavía vivir allí. Son gente dura que ha tenido que sobreponerse a muchas dificultades a lo largo de su vida. El colapso de la economía no es la historia principal, pero puedes verlo en segundo plano, en las casas de la gente. En el entorno. Nadie es rico, nadie tiene prosperidad. Pero cuando creces en este ambiente y la mayor parte de los ingresos proviene de la industria pesquera, el elemento de la naturaleza está integrado en tu vida. Lo que te alimenta te puede destruir. Trabajas con y contra la naturaleza, al mismo tiempo. Por ejemplo, en esa zona, en los últimos 20 años ha habido dos avalanchas que han matado a mucha gente. Todo el mundo conoce a alguien que a muerto a causa de la naturaleza, pero al mismo tiempo es la naturaleza la que te nutre.

"Todo el mundo conoce a alguien que a muerto a causa de la naturaleza, pero al mismo tiempo es la naturaleza la que te nutre"

P. ¿Tienen alguna posibilidad de prosperar fuera de la industria pesquera o del sector primario?

R. Alguna gente se va y no vuelve. Si quieres tener un nivel de estudios más alto, tienes que marcharte. Hay algún porcentaje que vuelve, porque ahí están sus raíces. No lo pueden explicar. Es como si la sociedad y el entorno les arrastrara de vuelta.

P. La situación política en Islandia es bastante turbulenta. Los Papeles de Panamá, la dimisión del Primer ministro, elecciones presidenciales, cambio de Primer ministro... Ahora están esperando una nuevas elecciones parlamentarias...

R. Sí, aunque hasta ahora están siendo muy poco claros con la fecha exacta para votar... Yo vivo en Reikiavik. En cierta manera, Islandia ha vivido una guerra. Estamos en un tiempo de posguerra, en el que tenemos que reflexionar sobre lo que ha pasado y por qué ha pasado. Lo que ha pasado en el mercado financiero y en la sociedad durante estos años del 'boom' y luego el colapso tan rápido... creo que se puede comparar con una situación de posguerra. Hay gente que no quiere que esto se repita, borrarlo todo y empezar de nuevo, pero al mismo tiempo tienes que analizar lo que ha pasado para prevenir que vuelva a ocurrir. Y ahora estamos trabajando en ello.

"Los medios de comunicación están dejando demasiado espacio a los discursos del odio y a los nacionalistas"

P. ¿Cómo ha reaccionado el pueblo islandés ante este caos político?

R. Al menos hemos protestado. Para Islandia, quejarse, manifestarse, es algo nuevo. Porque hemos sido una colonia durante mucho tiempo [perteneciente a Noruega y Dinamarca]. Una colonia muy maltratada. No estaba en nuestra cultura la lucha por nuestros derechos. Las manifestaciones no han sido violentas, pero ha sido algo muy nuevo, lo de juntarse y exigir progreso y honestidad y expresar el tipo de sociedad en la que la gente quiere vivir. Son tiempos turbulentos; también ocurre que cierto partido está comenzando a crecer y va a conseguir buenos resultados en las próximas elecciones. Un partido que está lleno de odio. De racismo. En estos tiempos es tan fácil convertir a la gente al nacionalismo... Los partidos nacionalistas están creciendo y se están nutriendo de toda esta energía negativa.

También, los que tienen que reflexionar sobre su responsabilidad son los medios de comunicación. Los medios han estado vendiendo a estos banqueros y financieros como héroes, como estrellas del pop, con las noticias abriendo con el Dow Jones y con el mercado de valores. Por otro lado, los medios de comunicación están dejando demasiado espacio a los discursos del odio y a los nacionalistas. También tienen la culpa del crecimiento de estas ideologías. Y ya están por todas partes.

Runar Rúnarsson habla despacio y mastica mucho las palabras, con una voz cálida, tímida, turbada. Rumia todas las preguntas envueltas en pausas largas, con dos glaciares como ojos perdidos en algún punto del infinito. Como sus películas, que él sitúa entre la emotividad del cine americano y la distancia fría del cine de autor europeo. Como su país natal, Islandia, que en medio de la nada se sostiene como un país artístico y acogedor de puertas para adentro y abrupto, frío y salvaje de puertas para afuera. Todo es contraste.

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