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Amor, paro y revolución: Amaral no son lo que parecen
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Amor, paro y revolución: Amaral no son lo que parecen

La gira de 'Nocturnal' confirma el gancho pop y la sustancia política del dúo zaragozano

Foto: Concierto de Amaral en el Palacio de los Deportes de Madrid. Foto: Juanjo Martín/Efe
Concierto de Amaral en el Palacio de los Deportes de Madrid. Foto: Juanjo Martín/Efe

No, no llenaron el Palacio de los Deportes de Madrid. Hubo telones negros en los pisos superiores y algunos claros en las gradas. Pero el recinto sí que estaba suficientemente lleno como para tener claro que son unos superventas de largo recorrido que siempre van a tener un amplio colchón de público, hasta que ellos decidan. Durante muchos años, sus canciones han sido como el oxígeno: algo tan omnipresente que olvidas de que está a tu alrededor. Les escucha tu prima en el coche. Suenan en el Seven Eleven cuando haces cola para comprar una botella de agua. Se bailan en el único disco-pub de tu pueblo cuando vas de visita. Son apuesta segura en las radiofórmulas, que cada vez arriesgan menos y se aferran a éxitos confirmados. En España, sin duda, puedes haber escuchado ochocientas veces un himno de Amaral sin haber tomado nunca la decisión de ponerlo en tu equipo de sonido. Sencillamente, son un grupo querido, popular, cercano. Pocas cosas mejores se pueden decir de un músico.

¿Un grupo militante?

Es complicado explicar su tremendo gancho pop. Para empezar, son canciones que arropan y hacen compañía. Música cotidiana, para disfrutar todos los días que te apetezca. Saben hacer canciones sobre sentimientos universales. Por ejemplo, 'El universo sobre mí', primer gran subidón de la noche, que sencillamente habla de las ganas de vivir. ¿Cómo no va a identificarse alguien con eso? 'Sin ti no soy nada', una canción digna de la mejor Cecilia, también pone en pie al estadio, aunque hay quien encuentra la letra demasiado cercana a los cánones del amor posesivo. En realidad, más bien retrata el momento de vulnerabilidad que traen las rupturas o las incertidumbres amorosas. Amaral también tienen alguna canción explícita contra el maltrato, como 'Salir corriendo'.

Es complicado explicar su tremendo gancho pop. Son canciones que arropan y hacen compañía. Música cotidiana, para disfrutar todos los días

De hecho, pienso que se les podría defender como grupo político: no solo por 'Ratonera', que hoy no tocan, sino por su actitud de hacer canciones para todo el mundo, ajenos al esnobismo que reina en gran parte del planeta pop.

'Ratonera', de Amaral

Política cotidiana

Son de las pocas bandas españolas que tienen un canción titulada 'Revolución'. En su último álbum, la pieza que da título, 'Nocturnal', habla de estar hundido en la mayor de las miserias y sentir que solamente eres capaz de salir a través de un “octubre rojo”. Pero, vamos, que el dúo zaragozano no necesita citar a Lenin para demostrar sus preocupaciones sociales. Ni tocar gratis, como ya hicieron, para el centro social Patio Maravillas (Madrid) antes de la victoria de Manuela Carmena.

Sus canciones políticas son las más cotidianas. Por ejemplo, 'Son mis amigos', donde suenan estos versos tan sencillos como demoledores: “Carlos me contó que a su hermana Isabel/ la echaron del trabajo sin saber por qué/ No le dieron ni las gracias porque estaba sin contrato / Aquella misma tarde fuimos a celebrarlo/ Ya no tendrás que soportar al imbécil de tu jefe”. Una descripción sencilla y precisa del mercado laboral que hemos sufrido la mayoría de sus seguidores.

'Son mis amigos', de Amaral

Los efectos de la crisis

Su nuevo disco está demasiado reciente como para valorarlo en profundidad. Mi primera impresión es que es un trabajo irregular, pero notable. Destaca 'Lo que nos mantiene unidos', una canción oscura, misteriosa, con un punto anglosajón. La letra carece de la claridad típica del grupo, pero contagia un sentimiento de fraternidad y resistencia frente a los tiempos convulsos que vivimos. Si la hubiese grabado Nacho Vegas para ‘Resituación’ hubiera colado perfectamente. No es la canción típica de Amaral, pero sí puede convertirse en unos de sus clásicos. En una línea parecida, tenemos 'Chatarra', otra postal distópica sobre un mundo que se derrumba.

La decisión sorpresa es cantar 'Laberintos', pieza nueva que no tenían prevista, pero que incluyeron por la presión de sus seguidores

La decisión sorpresa de la noche es cantar 'Laberintos', pieza nueva que no tenían prevista para el repertorio, pero que finalmente incluyeron por la presión de sus seguidores a través de la redes sociales. La letra es inquietante, un puzzle de desesperación psicológica, que bien podría reflejar la crisis económica y el sentimiento de confusión que ha sembrado: “Si estamos dormidos o estamos sedados/ si somos muertos vivientes o tan solo esclavos / Y no hay respuesta para tus preguntas / solo un turbulento mar de dudas / ¿Dónde esta el amor real? ¿donde esta el amor?”. Sin duda, una de las grandes preguntas que se puede hacer cualquiera en 2016: “¿Dónde está el amor?” Para empezar, podemos encontrarlo en algunas canciones de Amaral, por eso el público lleva dos décadas escuchando lo que ofrecen.

'Lo que nos mantiene unidos', de Amaral

No, no llenaron el Palacio de los Deportes de Madrid. Hubo telones negros en los pisos superiores y algunos claros en las gradas. Pero el recinto sí que estaba suficientemente lleno como para tener claro que son unos superventas de largo recorrido que siempre van a tener un amplio colchón de público, hasta que ellos decidan. Durante muchos años, sus canciones han sido como el oxígeno: algo tan omnipresente que olvidas de que está a tu alrededor. Les escucha tu prima en el coche. Suenan en el Seven Eleven cuando haces cola para comprar una botella de agua. Se bailan en el único disco-pub de tu pueblo cuando vas de visita. Son apuesta segura en las radiofórmulas, que cada vez arriesgan menos y se aferran a éxitos confirmados. En España, sin duda, puedes haber escuchado ochocientas veces un himno de Amaral sin haber tomado nunca la decisión de ponerlo en tu equipo de sonido. Sencillamente, son un grupo querido, popular, cercano. Pocas cosas mejores se pueden decir de un músico.

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