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La pregunta que Loquillo se niega a contestar
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La pregunta que Loquillo se niega a contestar

El legendario rockero publica 'Viento del Este', anuncia concierto en Las Ventas en septiembre y recibe un reconocimiento por tres millones de copias vendidas a lo largo de su carrera

Foto: Loquillo presenta nuevo disco, 'Viento del Este', en la Plaza de Toros de Las Ventas en Madrid.
Loquillo presenta nuevo disco, 'Viento del Este', en la Plaza de Toros de Las Ventas en Madrid.

Primera respuesta de la rueda de prensa: “¿Vienes a tocar los huevos, no? Pues hoy no es el día. Ahora estamos a lo que estamos, que es celebrar esto [señala una foto gigante suya, coronada por los tres compactos que acreditan la venta de tres millones de discos]. No he venido aquí para hablar de política”. La pregunta, en realidad, trataba sobre música, o al menos en gran parte sobre música. El enunciado era este: “El rock and roll nació con unos valores que molestaban a la derecha del siglo XX. Ahora esto ha desaparecido: por ejemplo, a ti te llaman para protagonizar anuncios de 'La Vanguardia' o del Banco de Sabadell. ¿Cómo hizo el rock las paces con el sistema?”.

Ahora Loquillo no admite preguntas que no estén en su guion. ¿Desidia de divo? ¿Mala conciencia? ¿Ataque tardío de modestia y sensatez?

Loquillo pone su típica cara de malote, mientras Iñaki López, presentador de 'La Sexta Noche', que ejerce de maestro de ceremonias, opta por la cara de póquer. Al periodista, como era previsible, se le queda cara de tonto. Llevo 15 años entrevistando a Loquillo, que siempre ha presumido de capacidad de encaje y versatilidad. “Es cierto que en mis entrevistas se habla de todo menos de música. Si más artistas españoles fueran como yo, los periodistas se lo pasarían mejor”, me soltaba en 2002. Ahora no admite preguntas que no estén en el guion, en su guion. Loquillo decide dejar de hablar de política, justo cuando más caliente está el asunto. ¿Desidia de divo? ¿Mala conciencia? ¿Ataque tardío de modestia y sensatez?

Bob Dylan vendiendo bragas

Quizá, sencillamente, ya no tiene nada que decir. Loquillo ha defendido todas las posturas políticas posibles. Lo explicó muy bien, en esta misma sección, el periodista Alfred Crespo, director de la biblia rockera 'Ruta 66': “Loquillo ha tocado para el Partido Comunista, ha presentado mítines del Partido Socialista de Catalunya (PSC), ha promocionado el carné joven de Convergència y ahora está en Ciudadanos. Cuando Pujol sacó un carné joven, el número uno fue para Loquillo. Al final es un poco como Jorge Verstrynge”. Bueno, como Verstrynge, pero al revés, porque el rockero ha hecho el camino opuesto, desde la extrema izquierda hasta un partido neoliberal como Ciudadanos.

Loquillo ha tocado para el PCE, ha presentado mítines del PSC, ha promocionado el carné joven de Convergència y ahora está en Ciudadanos

¿La tesis de Crespo? Que estamos ante una simple cuestión de pasta: “Lo mismo que Bob Dylan anunciando bragas. Si pones pelas, entran al trapo, comen igual que todo el mundo. Ya no exigimos nada a los rockeros porque hemos aceptado que el componente revolucionario se ha evaporado del género. Al final, lo que pedimos son buenas canciones. Dicho esto, la actitud de Loquillo choca, lo mismo que su apoyo a Ciudadanos”, apuntaba el pasado noviembre.

El propio Loquillo admite que su implicación en campañas publicitarias es un recurso para mantener a su equipo y permitirse proyectos más arriesgados. Entonces, ¿por qué le molesta tanto una simple pregunta? Puede ser cuestión de imagen, pereza ante las polémicas o quizá busca evitar comparaciones con músicos como Nacho Vegas, que en vez participar en campañas del Sabadell, deciden 'trolear' al banco para visibilizar su hipócrita política de desahucios. ¿Cómo queda Loquillo en la comparación? Como era de esperar: ya sabemos que la inmensa mayoría de los iconos de la Transición andan bastante perdidos en el nuevo escenario social, político y cultural.

placeholder Loquillo posa durante la presentación de su nuevo disco, 'Viento del Este', en la Plaza de Toros de Las Ventas.
Loquillo posa durante la presentación de su nuevo disco, 'Viento del Este', en la Plaza de Toros de Las Ventas.

Gestionar talento ajeno

Mientras esperamos que Loquillo suba a la tarima, suena en los altavoces ‘Viento del Este’, su nuevo trabajo. El rockero apuesta por la fórmula de siempre: canciones sobrias, solemnes, con recursos clásicos. Solo descoloca su versión de 'Me olvidé de vivir', pieza estelar del repertorio de Julio Iglesias. Un compañero le pregunta si eso se puede considerar rock and roll. Responde con otra pregunta: “¿Es Johnny Hallyday rock and roll?”. Loquillo se refiere al astro musical francés, conocido por su extensa trayectoria y por el rechazo que causó su traslado al paraíso fiscal suizo para pagar menos impuestos. Al final, el rock and roll siempre ha sido eso: individualismo narcisista. Ahí caben Hallyday, Julio Iglesias y casi todo el mundo. Loquillo puede presumir de haber triunfado en el juego.

El rockero apuesta por la fórmula de siempre: canciones sobrias con recursos clásicos. Solo descoloca su versión de Julio Iglesias

El próximo 24 de septiembre dará un concierto en la plaza de toros de Las Ventas (Madrid). De las 14.000 entradas disponibles, ya se han despachado la mitad. ¿Cuál es el secreto para mantener el gancho durante cuatro décadas de carrera? “Cuando yo jugaba al baloncesto, aprendí de Manel Comas y Aíto García Reneses la importancia de la gestión del talento. La cosa va bien si te rodeas de los mejores, si el peor en el grupo siempre soy yo”, explica. Hay que darle la razón: a lo largo de su carrera, ha sabido encajar en su propuesta las aportaciones de compositores tan solventes y variados como Sabino Méndez, Gabriel Sopeña, Luis Alberto de Cuenca, Carlos Segarra e Igor Paskual. El resultado es digno y Loquillo lo defiende con solvencia cuando sube a un escenario. Más allá de su apuesta desclasada, merece ser un icono del rock nacional.

Condones y millones

Los lectores más veteranos recordarán aquella campaña de educación sexual de 1991, que entre otras sintonías usaba 'Yo para ser feliz uso un condón', jugando con el clásico 'Quiero un camión'. Loquillo destripó los entresijos en una entrevista con 'Rockdelux': “La campaña a favor de los condones me hizo ver clara la situación: alguien utiliza una canción tuya sin pedirte permiso y no puedes hacer nada. Bueno, 'Quiero un camión' no la compuse yo, pero hacer una versión publicitaria equivale a utilizar mi imagen. Obviamente, yo no podía oponerme a la campaña, ya que eso significaba ponerse al lado de los católicos y los fachas. Es curioso que todas las canciones fueran de la misma editorial; alguien se levantó millones con esa historia. Así que un día me desperté indignado y me dije: ‘No vuelvo a dar una canción a esa editorial, antes las firma mi padre’. Y así ha sido. Hemos fundado El Buitre, nuestra propia editorial, y hemos dicho a nuestros padres que firmen las canciones. Así que mi padre, a los 76 años, compone rock… jejeje”, explicaba orgulloso. Loquillo no ha llegado donde está dejándose comer terreno.

Puñetazos, huevos fritos y coronas fúnebres

Hoy solo acepta alojarse en hoteles de cinco estrellas, se niega a viajar en clase turista y reparte bilis en distintos formatos. Al periodista Ignacio Juliá le “tumbó de un puñetazo” por una crítica que no le había gustado. “Ese día descubrí el poder de la palabra escrita”, dijo Juliá. A otro compañero, Nando Cruz, le acusó desde un escenario de querer destruir su banda de rock and roll. “Hice crónicas negativas, pero dudo que fueran contra su banda, sino contra él”, explica Cruz. Tuvo épocas más refinadas, en las que enviaba coronas fúnebres a sus enemigos, “supuestos o reales”, según contaba en 1991 el crítico Diego Manrique, que comparó al cantante con un personaje de novela.

Hoy solo acepta alojarse en hoteles de cinco estrellas, se niega a viajar en clase turista y reparte bilis en distintos formatos

“Si Juan Marsé no sufriera esa obsesión generacional por la posguerra, debería tomar a Loquillo como modelo para un nuevo Pijoaparte, más altivo y belicoso que el protagonista de ‘Últimas tardes con Teresa”. Más bien una mezcla de Pijoaparte y Tony Soprano rockero. En 1996, el 'Loco' fue a Inglaterra para grabar ‘Tiempos asesinos’ en el estudio donde se registraron clásicos de The Stranglers y The Police. “Llega el productor y nos muestra su hospitalidad invitando a huevos fritos con beicon. Me levanto, cojo la banda y al tipo aquel me lo llevo a un restaurante italiano. 'Esto es comida', le suelto. Soy una estrella y no como cualquier cosa”. Seguramente un método sensato para hacerse respetar en la industria musical, un territorio silvestre.

Homenajes y navajazos

Acabamos con otra anécdota de 2002, explicada a un servidor: “El negocio está de pena. Te voy a contar algo: cuando Carlos Segarra [Los Rebeldes] se quedó sin discográfica y sin representante, hablé con Jaime Stinus y empezamos a montarle un homenaje. Ponemos nuestro estudio y sondeamos a la gente: Bunbury, Fito y los Fitipaldis, Jaime Urrutia, Revólver… Todos dicen que sí y se lo contamos a Segarra. Nos dice que si él no toca, no le interesa. Trato de convencerle: ‘Hombre, Carlos, los homenajes no son para que toque el artista’. El tío se desentiende y pasamos del asunto. Pues bien, hace un mes me llaman de la discográfica para decirme que han fichado a Segarra y a su mánager (que era el de Mojinos Eskozíos) para hacer el mismo homenaje con la misma lista de artistas. Me piden que cante y que convenza a unos cuantos. Investigo y veo que Segarra y su representante se han llevado una pasta del contrato… con una idea nuestra. Yo digo que no canto y Stinus dice que se metan el disco por el culo. Este negocio es así: o te lo tomas a coña o acabas a navajazos”. Lecciones de supervivencia de alguien que puede darlas.

Inda es 'trash', Marhuenda, 'glam'

La posdata inesperada llega con un comentario de Iñaki López. En la recta final, vuelven las preguntas sobre política, que Loquillo esquiva sin contemplaciones: “Eso mejor ve a discutirlo a La Sexta. Yo ya he dejado claras mis posturas en su día, participando en conciertos contra la OTAN y firmando columnas en los periódicos más importantes del país”. Iñaki López, para poner el broche, apuesta por el humor: “Una prueba de mi admiración por Loquillo es que estoy aquí, anunciando un concierto en sábado, que contraprograma a 'La Sexta Noche'. Pueden parecer cosas diferentes, pero Inda y Marhuenda son heavy metal”. "¿Heavy o 'trash'?", pregunta Loquillo. “Trash', 'trash', aunque yo creo que Marhuenda es 'glam'. Le veo con la estrella púrpura de Bowie pintada en el ojo”, afirma. Las risas, por primera vez, estallan en la sala. La frase sobre el director de 'La Razón' queda abierta a interpretaciones.

Primera respuesta de la rueda de prensa: “¿Vienes a tocar los huevos, no? Pues hoy no es el día. Ahora estamos a lo que estamos, que es celebrar esto [señala una foto gigante suya, coronada por los tres compactos que acreditan la venta de tres millones de discos]. No he venido aquí para hablar de política”. La pregunta, en realidad, trataba sobre música, o al menos en gran parte sobre música. El enunciado era este: “El rock and roll nació con unos valores que molestaban a la derecha del siglo XX. Ahora esto ha desaparecido: por ejemplo, a ti te llaman para protagonizar anuncios de 'La Vanguardia' o del Banco de Sabadell. ¿Cómo hizo el rock las paces con el sistema?”.

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