John Boy, un poeta grillado y un concierto arriesgado. El cometa LOL ilumina Madrid

John Boy se ha hecho mayor. Evoluciona y buscar experimentar en nuevos espacios y galaxias. Por eso, el cometa que ha lanzado Love of Lesbian con su último disco, 'El poeta Halley', suena arriesgado y menos frenético en su concierto de presentación en Madrid que en anteriores ocasiones. La noche de ayer fue una noche de reencuentros, más íntima y alejada de las orgías erótico-festivas a las que nos tienen acostumbrados los catalanes.

Fue la segunda noche de un 'sold out' de tres días en La Riviera madrileña, que acaba mañana y que agotó entradas antes de que su último trabajo saliera al mercado, persiguiendo que la estela de su nuevo comenta ilumine a sus fans. Y fue también una noche arriesgada porque así lo es su nuevo disco a pesar de que un público entregado al show que quiera darles la banda corea casi con idéntica intensidad un 'Allí donde solíamos gritar' como 'Bajo el volcán'.

Lo que es indudable es que Love of Lesbian son unos monstruos del indie rock español que se pueden permitir el lujo de experimentar. El concierto de anoche fue el reflejo de esa evolución y de ese necesario riesgo en los grupos de éxito de nuestro país. Tuvo dos partes bien diferenciadas: la más introspectiva y de goce melódico y la de sus temazos. El propio Santi Balmes, vocalista de la banda, avisó al personal. Su corpus ya suma más de 60 canciones y muchas iban a faltar esta noche. Estarán en próximas citas, añadió, pero no por ello se dejaron de echar de menos 'hitazos' clímax de su repertorio como 'Domingo astromántico', 'Wii, antenas y pijamas', 'Shiwa' o 'Me amo'.

El amante guisante, el cuñado de Fernando, el que siempre perseguirá monstruos por ti se ha convertido en poeta. Ese es el cambio que nos quiso demostrar, quizás con un plus excesivo de intensidad, Love of Lebian durante las dos horas y medias que duró el concierto de ayer. 'Cuando no me ves' inició el espectáculo con uno de los mejores temas de su último trabajo. Un Balmes parlanchín abría la veda tras ella alabando a un público "que fue el primero que compró las entradas antes que nadie". Es la fe lesbiana que nos ilumina. Y no falla aunque que los brazos en alto, las conversaciones y los bailes fueron dispares en la pista de la mítica sala madrileña.

Por eso, como parte del imaginario colectivo que son, a pesar de las ausencias, no faltó anoche el espíritu lesbiano. Estuvo en los acordes de 'Allí donde salíamos gritar', se excitó con su sempiterna y esperada 'Club de fans de John Boy', se alargó con 'Maniobras de escapismo' y rugió en 'IMT'... porque ellos "hacen subir el listón". Tanto que los momentos álgidos de la cita de anoche estuvieron en esas variaciones acústicas y desnudas, preciosas, de 'Segundo asalto' y 'Noches reversibles'; en el homanje que hicieron a '1999', sin duda el disco que suposo un punto de inflexión en su carrera que está de aniversario; o en 'Belice'.

Sobre el escenario, Balmes y los suyos dejaron fuera los complejos. Esos, ya lo decían en las entrevistas de presentacion del disco, que les alejan la concatenación de negras, de los estribillos reiterativos festivaleros o los setlist de hits porque-es-lo-que-toca. Los lesbianos se acordaron de los refugiados y de la plataforma #queremosentrar, quisieron que dejáramos fuera los problemas, arriesgaron saliendo a pecho descubierto (literal) aunque sin las alharacas de antaño y se lo jugaron todo con un repertorio nuevo con menos éxtasis y más tempo suave que, a pesar de los pesares y como reconoció su cantante, "es fantástico ver cómo los temas nuevos se están cantando. Hostias, creo que lo hemos hecho un poquito bien".

Los segundos bises llegaron tras casi dos horas y el subidón de 'Si tú me dices Ben, yo digo Affleck' y 'Algunas plantas' para dar paso a 'Oniria e Insomnia' y 'El ciclo lunar de Halley'. Un rato antes había sonado 'Seres únicos', dedicada a las dos grandes pérdidas de la música de los escasos cuatro nefastos meses que llevamos de 2016: David Bowie y Prince. El concierto acabó en morada melancolía con 'Purple rain' por los altavoces mientras la banda se despedía. Lo hacía también dejando claro que Love of Lesbian tienen "ganas de seguir el show". Y que el público, a pesar de los naufragios, sabe que la luz y los destellos nunca se perderán. Por eso, siempre buscan "el oriente en sus astrolabios".