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'Apóstoles y asesinos': viaje político a la Barcelona más violenta del siglo XX
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NOVELA DE ANTONIO SOLER

'Apóstoles y asesinos': viaje político a la Barcelona más violenta del siglo XX

Antonio Soler narra en un magistral biopic literario la vida del anarcosindicalista Salvador Seguí (‘El Noi de Sucre’), impulsor de la CNT, y amigo de Lluís Companys, fundador de ERC

Foto: Antonio Soler. (Agustín Rivera)
Antonio Soler. (Agustín Rivera)

Un dandi rodeado de gángsteres. Un tipo contradictorio de origen humilde, impulsor de la CNT, anarcosindicalista que deriva a territorios de consenso. Antonio Soler (Málaga, añada del 56) sabía que en Salvador Seguí, ‘El Noi de Sucre’, uno de los personajes más fascinantes de la convulsa, violenta y atractiva Barcelona de principios del siglo XX, había carne literaria, ese nervio que sólo atesoran las grandes historias. El resultado es ‘Apóstoles y asesinos’ (Galaxia Gutenberg).

Soler ha trazado en su novela número 12 (la que más tiempo ha tardado en escribir: dos años) una suerte de magistral biopic de Seguí. Tiroteos que parecen fotogramas de ‘El Padrino’ (hay referencias a Scorsese o Coppola), traiciones, espías, refugiados… Barcelona se convierte en una ciudad cosmopolita, oscura, la ciudad más atractiva de Europa, y ahí está ‘El Noi’ como testigo directo junto a Lluís Companys, fundador de ERC, y Layret, sospechosos habituales en una ciudad dominada por el terror y las revueltas. Y con políticos que aparece no con meros cameos: Largo Caballero, Julián Basteiro, Indalecio Prieto. También Camba, Unamuno, Eugenio D’Ors, Baroja… Esta es la historia del fracaso de un personaje vitalista, irónico, brillante orador y escritor en periódicos. El narrador (Premio Herralde, de la Crítica, Primavera y Nadal), disecciona a El Confidencial las claves de su novela.

Pregunta. ¿De dónde surge el interés por la figura de Salvador Seguí, el ‘Noi de Sucre’?

Respuesta. El origen estaba en una novela que había en mi casa de Ángel María de Lera, (‘Las últimas banderas’), que había sido Premio Planeta. La leí con 17 años y me gustó mucho. Ahí aparecía Seguí. Más tarde me encontré una biografía de Ángel Pestaña, amigo de Noi. Me interesó mucho Pestaña, pero sobre todo Seguí: me pareció más poliédrico. Él va desde la radicalidad más absoluta y violenta hasta posturas de una resistencia no violenta. Leyendo una entrevista con Jean Echenoz donde hablaba de novelas breves sobre personajes históricos pensé que sería muy interesante abordar un personaje histórico desde un punto de vista absolutamente literario.

Eso sí, una parte de su vida, no un proyecto muy ambicioso, de un personaje que no fuera extremadamente conocido. Se me vino a la cabeza el Noi el Sucre, empecé a documentarme y las vías se abrieron muchísimo. Me di cuenta del mundo tan rico desde un punto de vista literario y plástico y por otro lado el enorme mundo de personajes que en sí mismo tendría su propia novela. El proyecto lo varié radicalmente y tomé la vida del Noi como eje modular, el tronco del árbol a partir del cual se abrirían ramales para luego volver al eje principal.

P. ¿Qué es lo que le llamó más la atención de Seguí?

R. Antes de empezar a escribir, a medida que leía cosas sobre él, cruzaba los dedos para que el personaje real se correspondiera con la idea preconcebida que me había formado de él. Por suerte cada paso confirmaba esa percepción, de tal modo que la evolución y el desarrollo ideológico y de actuación directa del Noi del Sucre era de una riqueza enorme y gran brillantez y también de muchísima clarividencia. Se anticipa a mucho de lo que va a ocurrir. Aterriza en la realidad, pierde ingenuidad y asumiendo que la transformación del mundo y la realidad no vendrá por un golpe de mano, sino con un proceso lento en el cual la formación, la lectura y la educación de los obreros va a ser determinante. Es alguien que ve los peligros de la Revolución Rusa, del comunismo, mucho antes que otros.

P. En la novela coinciden el autor y narrador.

R. Sí, son exactamente la misma persona. Una vez que establecí el campo de juego y el contenido del libro lo que me tocaba era el trabajo esencial de un escritor creativo, cómo lo voy a abordar, desde qué punto de vista, en qué tono y desde qué persona narrativa. Y decidí que lo más efectivo, lo que me iba a permitir más cercanía y más verosimilitud era asumir exactamente lo que estaba ocurriendo, que yo Antonio Soler, escritor, estaba escribiendo sobre Noi del Sucre. No haciendo una invasión continua de mi persona en el libro, pero sí haciéndolo constar cada vez que me parecía oportuno o necesario, con muy pequeñas pinceladas que yo creo le dan al libro una verosimilitud y una realidad muy concretar, muy real y evidente.

P. Utiliza referencias actuales como al actor Johnny Depp [de físico similar a Joan Rull, un personaje de la novela], a Baltasar Garzón o a Internet.

R. Son referencias que anclaban mi trabajo a la realidad y le quitaban artificialidad. Tenía muy claro que no quería aparecer ni siquiera como personaje terciario por allí hablando de mis penurias de escritor en ese momento.

P. ¿Había riesgo de convertir la vida de ‘El Noi de Sucre’ es una historia demasiado lineal o en una crónica periodística?

R. Pensaba que ese peligro estaba ahí, pero lo que he intentado para evitar ese runrún y esa monotonía es abordar capítulos utilizando diferentes técnicas narrativas e incluso mezclando géneros. Hay partes cercanas al ensayo histórico, hay una entrevista manipulada, se recurre con cierta frecuencia al periodismo y reproducción de artículos, comentarios de fotografías, fichas policiales… Hay un capítulo con dos personajes que no sabemos quiénes son están hablando en el Casino y a través del diálogo se reconstruye una parte de la acción que se está contando. También hay contrapuntos donde el lector a la vez está situado en Baleares y en muchos puntos de Barcelona.

Existe una manipulación de las técnicas narrativas bastante considerable para quebrar precisamente la monotonía del lector. Sobre todo a mí me ha servido para potenciar mi actitud creativa frente a una historia que previamente me venía dada. Yo podría haber sido un mero amanuense que sólo tenía que haber elegido, y no es poco, qué información doy y cuál no doy, pero precisamente lo que a mí me ha seducido de escribir este libro es el uso de todos esos resortes que he podido manejar. El lector puede estar seguro al 90% que todo lo que se dice es real.

"Barcelona reúne una serie de características muy difícil de encontrar en otra ciudad española de la época"

P. Seguí está en un lugar clave en la Historia.

R. Barcelona reúne una serie de características muy difícil de encontrar en otra ciudad española de la época. En el mundo entero asistimos al nacimiento de las ideologías, a la transformación del mundo, al gran sueño de que la justicia universal llegará para los humillados. Donde se concentra eso es básicamente en los núcleos de población obrera en España. En España lo principal está en Barcelona y no es gratuito que sea allí donde la CNT se hace fuerte y por otro lado todo se acentúa mucho más cuando estalla la I Guerra Mundial y Barcelona se convierte en ese mundo tan extraño donde van a parar todos los refugiados de Europa, también por su cercanía geográfica a Francia. Y el Puerto con buques medio fantasmas que no se saben a dónde viene y donde van, el contrabando de armas, la presencia de espías del bando aliado y alemán…

P- Define a Seguí, Companys y Layret como “una trinidad truncada por la violencia”. Es su segunda novela consecutiva donde la violencia tiene un elemento destacado. La anterior se llamaba ‘Una historia violenta’. ¿Habrá una trilogía violenta?

R. Lo he pensado. Viendo las novelas de una y de otro, son violencias dispares… No creo que haya una trilogía, pero es verdad que la violencia siempre ha estado muy presente en todo lo que yo he escrito. Siempre ha existido en mis novelas una lucha por el poder.

P. El periodismo, casi como Barcelona, es otro personaje clave de la novela.

R. El periodismo era básico para el Noi. Casi constantemente está vinculado con un proyecto o con otro. El periodismo era una herramienta, y también la literatura, de transformación de la realidad y de información para la gente que estaba a su alrededor. Es una época de gran proliferación de periódicos y de utilización ideológica por parte de la patronal y la Lliga Regionalista. Cada uno tenía su medio de comunicación.

P. ¿Qué papel habría adoptado Seguí? ¿Habría fichado por ERC o la II República?

R. Yo ahí ofrezco, como en otras partes del libro que son inconcretas, un abanico de posibilidades. No se sabe si habría seguido en la CNT rehuyendo participar en la política convencional o habría salido de ese ámbito y habría participado en la política formando parte del grupo de Companys, con el que tenía muchos vínculos. O bien formando un partido como el catalanista que tuviera como munición principal salvar los intereses de los trabajadores, pero participando en las elecciones y en el Parlamento.

P. Seguí era partidario de una tercera vía que tendiera puentes.

R. Rápidamente comprende que el mantenerse al margen y actuar con la violencia poniendo bombas y la revolución en sí misma como un acto de una época circunscrita a un cambio de poder, de unos por otros, no conducía a una verdadera transformación de la realidad. Se da cuenta que todo tiene que ir más lento y finalmente se convierte en alguien mucho más práctico. Alguien que sabe que está dentro de un mundo muy complejo con intereses muy cruzados. Luego fue acusado por el sector más radical de CNT de ser tibio, traidor y cercano a la política y los políticos.

P. También luchó contra la corrupción sindical y por mejorar la vida de los trabajadores.

R. Noi, como otra gente de izquierda de la época, le interesaba menos cómo se iba a transformar la sociedad catalana o española que cómo se iba a transformar la clase obrera, es la época del internacionalismo. Tras desengañarse de su época juvenil que esa conquista del poder iba a venir de la noche a la mañana tiene muy claro y se convence que no va a ser posible la eliminación de la burguesía, sino que deben de convivir en relación de mayor justicia a los que hasta ese momento han estado humillados por los poderosos, es un acto de justicia, como otros que se veían en un momento de gran ebullición de las ideologías. Tiene muy claro que una revolución sin cultura es una especie de estallido violento sin más.

P. Sus intentos de pacto estaban condenados al fracaso. El Sindicato Libre, financiado por la patronal catalana, le ajusta cuentas.

R. Sí, porque existían muchos intereses. La época es absolutamente convulsa y no tiene nada que ver con lo que estamos viviendo. Hay problemas que estaban entonces y continúan. La convulsión que se vivía entonces no tiene nada que ver con la que vivimos ahora. Ahora estamos asistiendo en una crisis económica donde han aflorado grandes desigualdades y hay precariedad en muchos sectores, pero si miramos aquello el abismo es inmenso, con muertos.

P. El germen del conflicto catalán ya estaba planteado con la Lliga Regionalista y el nacimiento del nacionalismo de izquierdas. ¿Cuáles son los elementos que relaciona con la política actual?

R. No he querido escribir un libro para decir que esto está en estrecha conexión con Cataluña y si se quieren saber donde vienen estos lodos, mira aquellos polvos o al revés, pero sí es cierto que la génesis de muchos de estos asuntos está ahí, como la propia aparición de ERC. Ahí está trabajando Cambó con la Lliga Regionalista y está Macía. Entonces no se resolvió, llegó la II República, cortada por la Dictadura, entró en un túnel y luego ha renacido. Ahí sí veo una conexión muy clara de aquella época.

Soler no tema que su novela pueda ser utilizada por Esquerra Republicana: "Yo me he atenido a unos hechos"

P. ¿Qué diferencia entonces aquel periodo de este?

R. Hoy en día, aunque maltrecha, existe la Unión Europea. Entender el nacionalismo catalán en 1918 con la efervescencia de determinados nacionalismos en Europa se puede llegar a comprender, pero en el siglo XXI con la posibilidad de crear una UE verdaderamente fuerte, donde tendría que haber habido cesión de soberanía por parte de los Estados, lógicamente para robustecer un organismo superior, intentar el juego contrario me parece bastante desconcertante. Quizá lo tendrían que repensar algunos de los elementos que están trabajando en esa dirección, porque no deja de ser contradictorio. Europa ha vivido un siglo XX cainita con una Guerra Civil (la I y II Guerra Mundial) que casi acaba con el continente. Podemos hablar de la ‘troika’, que nos puede parecer muy injusta, pero nace de aparatos democráticos, laicos, libres...

P. ¿ERC o el actual president de la Generalitat pueden utilizar políticamente esta novela?

R. La podrán utilizar quien quiera o estirar como un chicle, pero yo me he atenido a unos hechos absolutamente históricos y donde la bandera principal es la evolución de un personaje desde lo imposible a la posible. Es un viaje transformador, pero tiene también un componente político de primera magnitud. Impera el libro en todas sus partes.

P. Su madre se llamaba Libertad. ¿Hasta qué punto ha sido importante el concepto de libertad en esta novela?

R. Mi madre se llamaba Libertad porque venía de una familia socialista. La libertad es un elemento indispensable de la vida. En la novela se lucha por la libertad, pero no por la libertad espuria y grandilocuente, sino por la libertad de unos millones de personas que están injustamente oprimidos en beneficio de una minoría. Ese es el tipo de libertad por el que ellos están luchando. Es la libertad que a ellos le importaba y la libertad de pensar con criterio, la creación de los ateneos obreros, de las escuelas nocturnas y periódicos, todo eso forma parte de algo que desemboca en la II República: el intento de que la cultura sea un motor de transformación.

P. Ya en el ensayo ‘Málaga, paraíso perdido’ (Fundación José Manuel Lara, 2010) relataba esta época de la Historia de España.

R. Provenimos de ahí. Todo lo que comienza tiempo atrás con la Revolución Francesa y norteamericana y luego la Revolución Rusa con el nacimiento de las ideologías marca el siglo XX. Nace el fascismo… y ahora estamos con la resaca de todo ese mundo que estalló y no sabemos muy bien donde va a parar.

P. Si en sus novelas las imágenes son importantes, aquí el uso de la imagen es desbordante, funciona como un perfecto guion cinematográfico. ¿Cree en el potencial de ‘Apóstoles y asesinos’ como película?

R. No había pensado en eso, pero evidentemente tiene componentes muy visuales. La Barcelona de esos años es más violenta que el Chicago de la época. Si Hollywood hubiera tenido acceso a esa Barcelona estaríamos absolutamente informados de quien eran el gobernador Martínez Anido, Salvador Seguí o Pestaña… como sabemos hasta los platos favoritos de Al Capone.

Un dandi rodeado de gángsteres. Un tipo contradictorio de origen humilde, impulsor de la CNT, anarcosindicalista que deriva a territorios de consenso. Antonio Soler (Málaga, añada del 56) sabía que en Salvador Seguí, ‘El Noi de Sucre’, uno de los personajes más fascinantes de la convulsa, violenta y atractiva Barcelona de principios del siglo XX, había carne literaria, ese nervio que sólo atesoran las grandes historias. El resultado es ‘Apóstoles y asesinos’ (Galaxia Gutenberg).

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