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Entender la España de hoy desde el futuro

Pere Portabella levanta acta de los dos grandes movimientos ciudadanos actuales: el soberanismo catalán y Podemos

Foto:  Manifestación en Sol rodada por Portabella
Manifestación en Sol rodada por Portabella

Con 'Informe general' (1976) Pere Portabella elaboró un documento imprescindible para entender las complejidades ideológicas de la Transición. El director catalán, practicante de un cine militante tanto en lo político como en lo artístico, recogió a través de una serie de discusiones los retos que se planteaban a unos movimientos políticos hasta entonces obligados a moverse en la clandestinidad ante la incipiente democracia.

40 años después, 'Informe general II. El nuevo rapto de Europa' vuelve a fijarse en la dialéctica que se presenta cuando la renovación política surge de movimientos ciudadanos articulados fuera de las instituciones de poder pero dispuestos a entrar en ellas. Portabella se ha centrado en dos grandes corrientes actuales. Por un lado, el nuevo impulso político surgido del 15-M y concretado en buena parte, aunque no solo, en torno a Podemos. Por el otro, en las movilizaciones soberanistas que han llenado las calles de Cataluña cada 11 de septiembre de forma multitudinaria desde la sentencia en contra del Estatut dictada por el Tribunal Constitucional el 28 de junio de 2010.

El film arranca con una serie de planos de calles vacías para acabar adentrándose en el interior del Reina Sofía. La cámara recorre los nombres de los miembros del Patronato del Museo: César Alierta, Isidro Fainé, Ana Patricia Botín... En otra sala, Ada Colau interviene en un mesa donde aboga por los derechos sociales. A partir de aquí, la película no deja de moverse en espiral en torno a esta dialéctica constante entre la calle y la institución.

El nuevo rapto de Europa parte de un encargo de Manuel Borja-Villel, director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, que Portabella no vio claro. El cineasta sin embargo aprovecha la oportunidad para darle una vuelta al asunto y cuestionar desde el arranque de la película la naturaleza de la institución arte que representa el MNCARS. ¿Cuál es el objetivo de un edificio histórico desprovisto de su función originaria y acompañado de una nueva estructura diseñada ad hoc? ¿Qué papel tiene que jugar una institución situada en el corazón de Madrid ante las continuas manifestaciones ciudadanas que tienen lugar en su entorno?

¿Qué papel juega una institución situada en el corazón de Madrid ante las continuas manifestaciones ciudadanas que tienen lugar en su entorno?

El debate en torno al rol de una institución cultural como el Reina Sofía en un escenario de crisis económica, movilización social y renovación política como el que ahora se vive en España le permite a Portabella ofrecer la clave en torno a la que gira todo el film, también en un sentido estético. El director escenifica toda una serie de debates protagonizados por algunos de los líderes más visibles de los movimientos ciudadanos, desde una charla de Iñigo Errejón junto a otros representantes de Podemos a una reunión de Carme Forcadell, entonces todavía presidenta de la Asamblea Nacional Catalana, con otros miembros de esta agrupación independentista. El cineasta sitúa y filma cada encuentro en un escenario concreto, de manera que todos los debates se desarrollan según una idiosincrasia propia.

Barniz oficialista

El hecho de que las conversaciones estén preparadas les otorga un barniz en exceso oficialista. Portabella no pretende en ningún momento pulsar el día a día de los movimientos en la calle como, por ejemplo, lleva a cabo Sílvia Munt en su seguimiento de la PAH de Sabadell en la muy recomendable 'La Granja del Pas'. Tanto el 15-M como las diferentes manifestaciones del 11-S en Cataluña se resumen a base de imágenes de archivo y algún comentario recapitulativo. Al director le interesa retomar ante las cámaras unos debates conocidos, y en algunos casos (los acontecimientos corren muy rápido en estos días) incluso superados, para dejar constancia de los nuevos relatos políticos surgidos en España este nuevo siglo.

Al director le interesa retomar ante las cámaras unos debates conocidos, y en algunos casos superados, para dejar constancia de los nuevos relatos políticos

Uno de los apuntes más interesantes lo aporta Itziar González en su conversación con la filósofa Marina Garcés. Esta arquitecta fue regidora del distrito de Ciutat Vella en el ayuntamiento de Barcelona durante el último mandato del PSC. El fichaje de González respondía a la voluntad de incorporar profesionales independientes de los partidos en la gestión de la ciudad. Los intentos de la regidora de poner freno a las mafias diversas que campan por el distrito se saldó con su dimisión tras amenazas varias y el nulo apoyo del consistorio. González es por tanto la única figura que aparece en el film de vuelta del recorrido que justo inician el resto. Ella ya ha vivido la experiencia de la ciudadana que se implica en el poder político sin formar parte de ningún aparato y, a pesar de lo frustrante de su caso, aporta una mirada alejada del pesimismo pero con una más que provechosa perspectiva. Por ello se echa en falta en la película una mayor incidencia en las contradicciones y peligros que entraña la llegada al poder de los movimientos de base.

Y si 'Informe general II' arranca desde una institución cultural, el director añade como colofón un debate inesperado. A través de Marcos Portabella nos introduce en una de las sedes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas para proponer como gran desafío transversal y global del siglo XXI el del cambio climático. La propuesta de introducir la cultura y la ciencia en el debate político así como la intencionalidad cinematográfica de todo el film son los puntos fuertes de 'Informe general II', que por otro lado deja cierto regusto de película concebida más de cara a un espectador del futuro o del extranjero que desconozcan por completo los nuevos debates políticos surgidos en nuestro país.

Con 'Informe general' (1976) Pere Portabella elaboró un documento imprescindible para entender las complejidades ideológicas de la Transición. El director catalán, practicante de un cine militante tanto en lo político como en lo artístico, recogió a través de una serie de discusiones los retos que se planteaban a unos movimientos políticos hasta entonces obligados a moverse en la clandestinidad ante la incipiente democracia.

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