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Un libro, un verso, un riff de guitarra... David Villanueva anda suelto
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'Buensalvaje' cumple cinco números

Un libro, un verso, un riff de guitarra... David Villanueva anda suelto

Poeta, editor, músico... Quien no conozca a David Villanueva, pronto le conocerá

Foto: David Villanueva.
David Villanueva.

Decir que David Villanueva es polifacético es como señalar que el sol sale cada día. Contar que es poeta, editor, músico e hiperactivo animador cultural es cierto y a la vez se queda corto. Quien le conoce lo sabe. Quien no, descuide: pronto le conocerá.

Hace ya 13 años, Villanueva montó Demipage, un pequeño sello editorial con querencia francófona y obsesión por los nuevos escritores de las dos orillas de la lengua castellana. Hace tres lanzó 'Buensalvaje', una revista -¡en papel!- de reparto gratuito y exclusiva dedicación literaria. El año pasado disparó 'Esclavos del agua', su segundo disco, acompañado por amigos como Luis Eduardo Aute, Santiago Auserón y Juan Carlos Mestre. Tan inaudita catarata de proyectos se sostiene solo sobre sus hombros y los de sus compañeros de fatigas, sin el amparo de grandes grupos, monopolios, corruptelas o favores innobles.

Esta noche, David Villanueva presenta el número 5 de 'Buensalvaje' en Madrid, con concierto de regalo (El Perro, calle Puebla 15, a las 22 horas), y ha llegado el momento de que nos descubra su kit de supervivencia, su cinturón de Batman, su estrategia del caracol. Sí, la independencia cultural es posible. ¿Pero cómo?

Pregunta. 'Buensalvaje' cumple cinco números como cinco soles. ¿Sacar una revista literaria gratuita y en papel en este país es una osadía o directamente un suicidio?

Respuesta. Es cierto que la luz del sol se proyecta en este país de manera indirecta, injusta, y puede dejar bajo la nube aquello que chilla menos, que no quiere el escenario para la disputa, para el comercio, quizá sea culpa de nuestra localización geográfica, creo que es el legado que nos dejaron los fenicios.

'Buensalvaje' es un suicidio, pero un suicidio con red. Si no nos hemos matado, es por tres motivos: porque nuestros colaboradores son generosos y conscientes de que es un proyecto que trata de arrancar, porque la cabecera viene impulsada por el éxito que ya tenía en países como Perú, Costa Rica y ahora México y Colombia, y porque aquí nace arropada por Demipage, una editorial pequeña pero de larga trayectoria que quizás haga de hermana mayor.

La luz del sol se proyecta aquí de manera indirecta, y deja bajo la nube lo que chilla menos... Es el legado que nos dejaron los fenicios

P. ¿Y qué tal ha ido el experimento? ¿Qué ha logrado y qué le falta a 'Buensalvaje'?

R. Evidentemente, cada número es una victoria. El experimento va (habrá un número 6) partido a partido. Me recuerda Manuel Guedán Vidal, mi compañero de fatigas en la redacción y en la editorial, que 'Buensalvaje' ha conseguido que un lector nos llamara porque en un artículo de Íñigo F. Lomana aparecía la palabra 'arremangarse' y eso le parecía indigno de una revista como 'Buensalvaje'. Y hemos apostado también por algo que creemos que no se había hecho antes: reunir en una revista, sin elitismos ni escalafones, a la famosa cadena del libro: participan escritores, libreros, editores, autores, distribuidores, críticos, periodistas culturales.

Y le falta lo que a tantos proyectos culturales: capacidad de crear un empleo decente que reconozca la labor de articulistas, fotógrafos, ilustradores.

P. La crítica literaria enfrenta un intratable pelotón de fusilamiento desde hace tiempo. Unos afirman que ha perdido su carácter prescriptor y otros que hoy, en plena vorágine digital, es antigua, cuando no rancia… ¿Cómo se plantea 'Buensalvaje' el ejercicio de la crítica?

R. Creo que esta es la más sencilla de responder. ¡Ja!

En primer lugar, el 'suplemento literario' más tradicional, el que ofrecen los diarios masivos una vez a la semana, seguirá siendo prescriptor para unas generaciones que ya no son las nuestras, es bonito que sea así. Los que dicen que es rancia (que a veces es verdad), no es más que porque o no se habla de ellos o no saben tomarse la vida sin enfrentamiento. Seamos claros, en este mundillo que nos concierne es fácil encontrar egos de la talla de Michael Jordan en cuerpos diminutos, al principio era algo que me desconcertaba, ahora me entra por un ojo y me sale por el rabo, ¿o no era así? La Sainte Beuve tenía sobresueldo de sus acólitos, seguro, aunque fuera en forma de cesta de Navidad.

Lo segundo: para editores, escritores y músicos, las reseñas, entrevistas, críticas que se nos hace en ellos es una especie de premio a nuestro trabajo, una pequeña victoria de etapa en una carrera con infinitas etapas; al mismo tiempo, rara vez quedamos contentos con lo que dicen y en muy pocas ocasiones las preguntas o las respuestas tienen trascendencia alguna. Tomémonoslo como un juego divertido.

Por otro lado, estos suplementos tienen muy poco espacio, no cabemos todos, de ahí las puyas; afortunadamente, salen espacios digitales serios (porque para que el juego sea divertido, alguien tiene que crear el tablero y arbitrar) y luego hay espacios irreverentes, más sarcásticos, pero que solo utilizan al personaje creado o lo crean ellos mismos. Por mí, bien.

Para finalizar, la crítica literaria es un ejercicio de estilo, en mi humilde opinión, muy pocos lectores son tan avezados como para encima tener la capacidad de transmitirlo en palabras escritas. En 'Buensalvaje', revista literaria y magazín de actualidad cultural, “caben todos, caben todos, caben todos, menos…”.

Los que dicen que la crítica es rancia (que a veces es verdad), no es más que porque o no se habla de ellos o no saben tomarse la vida sin enfrentamiento

P. Antes de 'Buensalvaje' ya estaba Demipage, la editorial que fundó hace 13 años y que sigue apostando por autores jóvenes y pocos conocidos.

R. ¿Ya han pasado 13 años? Qué bien, es mi número de la suerte. Así vamos a seguir, estoy orgulloso de muchas cosas y, pecando de vanidad, que también me toca, he de decir que, independientemente de su resultado comercial, autores como Richard Parra, Alia Trabucco, Juan Gracia Armendáriz, Carlos Yushimito, Diego Trelles, Andrés Felipe Solano, son escritores excepcionales: es difícil que formen parte de un catálogo sin que tengan al lado un tratado de jardinería, la gastronomía del televisivo cocinero de turno o del iluminado pensador para las masas (y también televisivo). Eso es un mérito, ¿no cree?

P. Esteban Hernández escribía el otro día en El Confidencial que el libro se muere, que no hay sitio para pequeños y medianos, y que incluso los grandes 'bestsellers' son cada vez más fugaces. La literatura parece asediada por la poderosa seducción de nuestros 'smartphones'… ¿Lloramos? ¿Abandonamos? ¿O qué nos inventamos?

Que respondan otras generaciones, renovarse o morir, y esto siempre ha sido importante para mí.

[Interviene Manuel Guedán]

Es paradójico, porque la literatura pierde peso frente a la lectura. Eso es lo que hacemos la mayor parte del tiempo en nuestros 'smartphones', leer. De ahí que, ante la seducción de lo real, las noticias, los wasaps y el Facebook, una parte de las novelas basculen hacia la crónica, el suceso y la autoficción. Es una salida posible. Por otro, la literatura tiene que saber cuál es su valor distintivo, es eso que llaman el 'slow time'. Deberíamos fomentar un contexto que arrope esta práctica: espacios tranquilos, con inhibidores de señal, que inviten a la concentración y al recogimiento, con estampas de Fray Luis de León en la puerta si hace falta. No tenemos por qué dejarle todo el peso a nuestra fuerza de voluntad y luego sentirnos culpables por haber consultado el móvil a la tercera página leída.

Deberíamos fomentar para la literatura espacios tranquilos, con inhibidores, que inviten al recogimiento, con estampas de Fray Luis

P. ¿Tres éxitos de Demipage y tres frustraciones que merecerían una segunda oportunidad?

R. ‘No me gustaría palmarla’, un precioso poemario ilustrado de Boris Vian que me sorprendió, la verdad, y que ahora estamos reeditando. Un libro mítico, ‘¿Y si pongo una palabra?’, de Antonio Vega (es el único suyo de verdad) y, por supuesto, la obra completa de Félix Francisco Casanova, que se ha traducido a varias lenguas, tanto su novela como sus poemas (increíble, pero cierto).

¿Frustraciones?

Catherine François, eclipsada por su pareja Santiago Auserón, es nuestra Marguerite Duras, lamentablemente, casi nadie sabe que existe aún: segunda oportunidad.

Otra frustración es no haberme convertido en un grupo gigante como Penguin Random y ponerme a comprar todas las editoriales de España y del mundo entero. Y la última frustración de la que me voy a ocupar es que todo el mundo me pregunte por mis novedades cuando llevo cuatro años grabando, haciendo música, girando y componiendo, pero eso es otro cantar.

P. ¿Y qué será lo más sabroso de su menú editorial este nuevo año?

R. Justamente, hablando del giro de la literatura hacia el acontecimiento real, empezamos 2016 con ‘La tabla’, de Eduardo Laporte, en la que Laporte relata la crónica del naufragio de Xabier Pérez Larrea, quien, hace 25 años, sobrevivió a 30 horas en el mar agarrado a una tabla de windsurf. Publicaremos también ‘La fuente clara’, del escritor y editor francosuizo David Bosc, una novela exquisita que narra los últimos días del pintor Gustave Courbet. Mi gran sorpresa de los últimos años. Y la última novela de Hubert Haddad, uno de nuestros autores insignia. ‘Teoría de la niña fea’ se retrotrae a la Norteamérica de mediados del siglo XIX para contar los flirteos de las hermanas Fox con el más allá y sus intentos por comunicarse con los muertos. Aquellos juegos fueron el inicio de lo que hoy conocemos como espiritismo.

P. Se rumorea que los cónclaves de Demipage/'Buensalvaje' están plagados de podemitas, y, sin embargo, no creo que a su sello lo identifique con precisión la etiqueta de 'editorial política'... ¿Cuál es la receta ideal para aliñar literatura y política?

R. Eso lo dice porque trabajo con Manuel Guedán, que participa en el programa de cultura de Podemos, ¿no?

[Manuel Guedán]

Se puede distinguir el trabajo político sobre la edición y la cultura de la línea editorial. En lo primero hay mucho trabajo por hacer. Si publicáramos un libro con los 'kleenex' que gastamos los del mundo del libro llorando, tendría más páginas que la saga de 'Juego de Tronos'. Y no creo que haya que dejar de protestar, pero decía Rafael Reig en 'Visto para sentencia' que, mientras la queja es conservadora, porque redunda en el estado de las cosas y no las mueve, la denuncia es progresista porque implica mayor concreción, organizarse y actuar, que es algo que falta en este mundo, donde a veces pareciera que da vergüenza reunirse y renunciar a la singularidad de cada quien.

Por otro lado, nuestro catálogo, aunque no lo explicamos al público como abiertamente político, tiene cargas notables.

[David Villanueva]

Basta con pensar en ‘Donde dejé mi alma’, sobre la guerra de Argelia, ‘La resta’, sobre la generación de después de la dictadura en Chile, ‘Los niños muertos’, sobre la crueldad en una barriada de Lima, pero antes Hubert Haddad, Armand Gatti. Mire, la literatura me lo enseñó todo, la música me lo enseñó todo, ya son dos todos, la vida me va enseñando el resto (como a todos, habría que suponer, aunque hay alguno que se entera antes y otros se van a su caja de pino sin darse cuenta de nada, que los hay), y si bien le puedo responder que Demipage es una editorial de narrativa pura y dura con un toque estético, plagada del talento de sus autores, si consideramos que lo tienen (yo sí), y de la marca del editor, que ahora opina ¡bienvenida la mirada atónita de Rajoy ante lo que él considera un desfile de moda! ¡Qué pena que no pongan cámaras en los baños del Congreso de los Diputados!

¡Bienvenida la mirada atónita de Rajoy ante lo que cree un desfile de moda! ¡Qué pena que no pongan cámaras en los baños del Congreso!

P. La tercera pata de su hiperactiva actividad de hombre orquesta cultural es la música, y 'Esclavos del agua' es su último disco. Una vez más desde abajo, prescindiendo de las grandes plataformas… ¿La música fue el primer amor y los libros el de madurez? ¿Tocar hoy es para usted como echar una cana al aire?

R. ¡Esta pregunta DUELE! Pero gracias por hacérmela.

No, tocar no es echar una cana al aire. La música es un aprendizaje que dura toda la vida, afortunadamente tuve el valor de enfrentarme a ella de nuevo pasados los años, si no, estaría muerto. Toco y canto mucho mejor que en aquellos años y cada vez que comparto ensayo o escenario con Basilio, Anye, Girón… no solo aprendo sino que siento que estoy haciendo lo que tengo que hacer. Pasar a otro campo, mediados los años noventa, fue natural, por hartazgo (porque si el mundo del libro deja muchas cosas que desear, los personajes que pueblan la industria musical hacen de ella un circo como el de ‘Freaks’). Creo que es mejor saltarse todo este proceso de legitimidad que te dan las grandes plataformas, con sus promociones y metiéndote en las casas de la gente por la televisión, pero tampoco tengo otro remedio, no creo que les interese nada de mí hasta que tenga una canción con la que puedan hacer su cuento de la lechera. Sinceramente, creo que no son necesarios.

Hoy, cuando me voy a tocar a México, cuando Aute me invita a tocar en el Circo Price, cuando toco en un homenaje a Antonio Vega, cuando toco en cualquier garito de la ciudad, solo, con la banda, a dúo, cuando toco con mi hija, o en una librería, cuando utilizan una de mis canciones en un programa de la televisión francesa… siento que lo estoy trabajando, y la energía que me da todo eso repercute en todo lo demás, 'of course'. El concierto de hoy, esta vez con todo el grupo que grabamos ‘Esclavos del agua’ -es el segundo de mi trilogía del agua, el primero era ‘Planeta mojado’, y es un homenaje a mi padre, que dio de comer a toda la familia depurando el agua de muchas ciudades de España y del mundo entero, un capo- (Tú pones ‘Esclavos del éxito’, pero déjalo, por favor, es precioso) es el primero del año. Y es una fiesta Buensalvaje, ya no me importa mezclarlo todo, ¿cómo hacerlo de otro modo sin impostura? Yo no lo sé.

La próxima vez que me entreviste… quizá me pregunte por un verso de una de mis canciones, o por un riff de guitarra, ¿quién sabe?

Decir que David Villanueva es polifacético es como señalar que el sol sale cada día. Contar que es poeta, editor, músico e hiperactivo animador cultural es cierto y a la vez se queda corto. Quien le conoce lo sabe. Quien no, descuide: pronto le conocerá.

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