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Estopa arrasa sin despeinarse las canas
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el grupo llena en madrid

Estopa arrasa sin despeinarse las canas

La banda cuelga el cartel de "no hay billetes" en Madrid con su gira 'Rumba a lo desconocido'

Foto: Concierto de estopa en el palacio de los deportes
Concierto de estopa en el palacio de los deportes

Cero riesgos, cero sorpresas, ochenta por ciento de efectividad. Los hermanos Muñoz dejaron sin aliento a un estadio repleto arrancando con sus cuatro frases más famosas: "Salimos de la cárcel, metemos la primera/ en el loro Deep Purple, chirrían las cuatro ruedas". El concierto alcanza su punto máximo deebullición pocos segundos después, con un intenso karaoke colectivo: "La vida en un minuto, no pasa tan deprisa/ por si acaso yo disfruto, corre que me da la risa".

Sin tiempo para recuperar el resuello, enlazan con la mejor canción de su repertorio, titulada "Vino tinto", una pieza que -como promete el título- gana con cada año que pasa: "Fíjate un objetivo distinto, que soy como un vino tinto/que si me tomas en frío engaño y con los años me hago más listo/ tómame calentito a tu ritmo, que soy como un vino añejo/ hace ya tiempo me ando buscando y no me encuentro ni en el espejo".

Cuando termina este pedazo de himno, David Muñoz aprovecha para decir "Hola Madrid", con todo el estadio metido en su bolsillo. Por cierto, que no parece haber aprendido la lección, porque saluda con una frase parecida a la que costó a Ada Colau un chaparrón de críticas en Cataluña: "Madrid es la casa de todos y todos nos sentimos un poco madrileños". Rollo cinturón rojo de toda la vida.

Fórmula infalibe

A estas alturas de la película, dieciséis años después de sus arrollador debut, está clara la fórmula de los hermanos Muñoz: un poco de Extremoduro, otro poco de El Último de la Fila, gotas de Joaquín Sabina por aquí y por allá más un tremendo manejo de los recursos de clásicos de la rumba de Los Chichos y Los Chunguitos. No descubren la pólvora, pero la cosa explota cada vez que pisan un escenario. No necesitan mucha más historia: triunfan aunque les arropa la iluminación más cutre y previsible de la historia de los conciertos de estadio y unos visuales lamentables, bastantes parecidos a los que venían por defecto hace 20 versiones de Windows. ¿Lo peor del show? Seguramente 'El run run', que dedican a Rosario Flores y su familia, más digna de una regañina que de un agradecimiento.

También baja mucho el nivel 'Ya no me acuerdo', cantada por JoséMuñoz con todas las ganas, pero sin ninguna capacidad para levantar una pieza tan regulera. A ratos, el repertorio se hace un poco cansino y te das cuenta de cuáles son los tres niveles de Estopa: las rumbas propician los momentos de mayor intensidad, le siguen las baladas para cantar mechero en alto y por último están el grueso de las canciones más rockeras, donde confirman su devoción por el libro de estilo de Extremoduro (a veces bien, a veces mal, la mayoría regular).

The Clash en la cadena de montaje

'Estatua de sal'demuestra que su mestizaje de rock y flamenco mucho más fluido que el de Los Planetas. 'Pastillas para dormir'certifica que todavía saben escribir un estribillo devastador ("Se nos secó el aguacero/será que ya no nos echamos tanto de menos") y 'Pastillas de freno'se la dedican a quienes se levantan todos los días "a las cinco, seis y siete de la mañana para que funcione el país".

Los hermanos Muñoz, extrabajadores de Seat, son los únicos superventas de aquí que pueden cantar con máxima convicción y naturalidad versos como "Abro una puerta negra, retumban mis oídos/ la calle queda muerta, el sol aún no ha salido/ saco de mi cartera una tarjeta y ficho/ son dos minutos tarde, vaya día que me espera/ me pongo un uniforme, de esos que no se nota la mierda/ comienzo a fusionarme con un robot que pega unos chispazos de miedo/ y pienso que si se acaba el mundo ahí fuera/ me la pela, me la pela, me la pela...."

Si Camela son nuestros Ramones, Estopa son nuestros Clash. No se cortan un pelo con los comentarios: presentan 'Sin sombrero'como un homenaje "a un amigo que se marchó en busca de paraísos artificiales y los encontró, así que guay para él". Los puntos de máxima comunión con el público son 'Tu Calorro'(que sacude la modorra de tres baladas seguidas), 'La raja de tu falda'(himno populista que todavía prende) y 'Como Camarón'(con su ritmo apoteósico que garantiza desfilar hacia casa con una enorme sonrisa).

Siguen siendo tres ases en la manga que levantan el ánimo de cualquier estadio y garantizan que seguirán vendiendo entradas toda su vida, por muy tibias que sean sus nuevas composiciones. A eso se le llama ser un clásico. Quien dude de su poderío solo tiene que echar un vistazo a las diversas colas en el Palacio de los Deportes, con tal cantidad de veinteañeros que nadie podría dudar que han renovado a su público. Cierto que, en los últimos años, ha ido subiendo como la espuma la popularidad de un joven cocinero llamado David Muñoz, pero aún no está claro que sea el más famoso de España con ese nombre. Le faltan diez o quince años de "mili" y mucho renovar las recetas asiáticas.

Cero riesgos, cero sorpresas, ochenta por ciento de efectividad. Los hermanos Muñoz dejaron sin aliento a un estadio repleto arrancando con sus cuatro frases más famosas: "Salimos de la cárcel, metemos la primera/ en el loro Deep Purple, chirrían las cuatro ruedas". El concierto alcanza su punto máximo deebullición pocos segundos después, con un intenso karaoke colectivo: "La vida en un minuto, no pasa tan deprisa/ por si acaso yo disfruto, corre que me da la risa".

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