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Diez conciertos verdaderamente inolvidables de 2015
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Los Chichos, Juan Luis Guerra, Za!...

Diez conciertos verdaderamente inolvidables de 2015

Por todas estas actuaciones valió la pena salir de casa, incluso en un país tan saturado de ofertas musicales reiterativas como España

Foto: Los Chichos en la Sala Apolo de Barcelona
Los Chichos en la Sala Apolo de Barcelona

Lo que hace un concierto inolvidable no siempre son las canciones que suenan ni lo que sucede en el escenario. El contexto y las condiciones que rodean esa actuación son, a menudo, tanto o más determinantes en el desarrollo de la velada y todo ello, no solo la música, es lo que convierte el concierto en una experiencia única e imborrable. Por otro lado, es un hecho fácilmente demostrable que estos conciertos de guión abierto, expuestos a lo inesperado, abundan más fuera del circuito oficial de salas y festivales.

Esta lista, por lo tanto, no es representativa de todo lo que ha pasado por los escenarios españoles durante 2015. Es, más bien, una invitación a no dejarse guiar únicamente por las agendas de actualidad (tan saturadas de propuestas reiterativas) y tomar un papel activo como espectador que pasa por buscar otras músicas en otros espacios, por explorar otras formas de organizar y disfrutar la música en vivo y cuestionar ese obsesivo y vacuo 'coleccionismo de conciertos' que nos junta a todos en los mismos lugares y ante los mismos artistas. El orden de la lista es estrictamente cronológico.

Los Chichos

Apolo, Barcelona, 11 de abril. 25 euros

Llenazo histórico para un grupo histórico en su presunta gira de despedida. Lo más llamativo fue la diversidad de público: hombres solitarios con pinta de haber consumido de todo en la vida, rumberos de pura cepa, treintañeras entusiasmadas, músicos de hardcore, jubilados, gitanos, payos, modernos... Todos reunidos ante un cancionero crucial de nuestra historia que no pierde expresividad ni relevancia. Esa noche no sonaron 'Quiero ser libre' ni 'Te vas, me dejas' porque Emilio y Julio se enzarzaron en una competición de dedicatorias y luego se quedaron sin tiempo. Ni eso empaña una velada tan apasionada y una gira tan necesaria. Historia viva. Solo faltó la prensa...

Maria Arnal & Marcel Bagés

El Solar de la Puri, Barcelona, 10 de mayo. Gratis

Las excavadoras derribaron varias casas del barrio de Poble Sec para ubicar unos pisos que la crisis desaconsejó edificar. En aquel solar se organizó un domingo al mediodía un concierto para dar vida a un espacio arrebatado al vecindario. Maria Arnal apenas hace dos años que canta, pero ya proyecta su voz con la naturalidad de quien ha interiorizado el oficio de conmover con su lamento. Actualiza cantes tradicionales de trabajo, de muerte y de resistencia con la guitarra eléctrica de Bagès. Más de uno acabó llorando a pleno sol. Hubo temblores, abrazos y, después, una gran paella popular.

Francisco Pacheco y su Pueblo

Centre Artesà Tradicionàrius, Barcelona, 16 de mayo. 10 euros

El ciclo 'Hamaques' de Casa Amèrica Catalunya ha dado color a la agenda barcelonesa como ningún otro mediante conciertos de Papa Orbe y los Turpiales Sabaneros, Pukaj Wayra y los Chalanes del Ritmo, entre otros. A destacar el de Francisco Pacheco, un fascinante viaje por la poco explorada música venezolana: comparsas carabobeñas, sangueos, joropos tuyeros, cantos hiwi... Una clase magistral de etnomusicología con nueve músicos en escena para transmitir tan vasto legado y contagiar las ganas de bailar.

'Al cante', con Juan Carlos Lérida y Niño de Elche

Mercat de les Flors, Barcelona, 23 de mayo. 12 euros

Este ha sido el año de eclosión definitiva del Niño de Elche, pero aún más radical que su actuación en el Sónar es este espectáculo junto al coreógrafo, bailaor e investigador del flamenco. Mano a mano, ole que ole, analizan la gestualidad del cante y la desproveen de toda magia hasta arrancar las carcajadas del más purista. Imposible volver a ver un concierto flamenco con los mismos ojos tras asistir a esta performance de vanguardia y guasa.

What Cheer? Brigade

Un claro del bosque en Montjuïc, Barcelona, 14 de junio. Gratis

Nos citaron al atardecer en unos jardines de Montjuïc, nos adentramos por un sendero que ladea la montaña y en un claro del bosque desde el que se veía la zona franca del puerto, nos aguardaba una banda de trombones, trompetas, tubas... Empezaron a tocar mientras de los matorrales salían los tambores y timbales. Esta marching band de guerrilla de Boston actuó sin amplificación, iluminación ni escenario. Sonaron versiones de Iron Maiden y Brian Eno, se prendió una hoguera y se nos contagió la (falsa) sensación de que en Barcelona la música aún puede campar a sus anchas y sin leyes.

Juan Luis Guerra

Palau Sant Jordi, Barcelona, 19 de julio. 45 euros

Lo peor fue ese pabellón tan pésimamente sonorizado que hasta generó quejas formales por parte del público. Sin embargo, en el otro lado de la balanza estaba uno de los repertorios más ricos de la música pop de todos los tiempos y continentes. El gigante dominicano cultiva como nadie el arte de componer canciones universales pero ingeniosas, románticas y bailables, tremendamente populares y exquisitamente elaboradas, cuya interpretación exige un ejército de 15 músicos o más. Además llegaba con "Todo tiene su hora", un disco que lo muestra en un esplendido momento de inspiración.

Agustí Fernández Celebration Ensemble

Mercat de les Flors, Barcelona, 20 de julio. 20 euros

El improvisador mallorquín celebró sus 60 años reuniendo a un dream team de improvisadores. "Da igual si sois neófitos o conocedores de la música en general y de la improvisada en particular. Esta noche todos disfrutaréis de la misma manera la experiencia", nos advertía en el programa del concierto. Y, sí, en manos de Ingar Zach, Mats Gustafsson, Pablo Ledesma y demás colegas, la música nació como un cosquilleo, creció caprichosa y se acomodó en el silencio de una platea absorta. No hubo espacio para el aburrimiento. Fue una hora jugando con el sonido, zigzagueando el oído y nutriendo la imaginación de los músicos y el receptor. Una hora en babia.

Chico Trujillo

Apolo, Barcelona, 23 de julio. 15 euros

Son cada vez más habituales en los escenarios españoles, pero siempre que vienen la lían igual. Esta trepidante orquesta chilena de cumbias hace de sus conciertos verdaderas celebraciones de la vida en las que un público de todas las edades corea todo su repertorio (el propio y las versiones de Inti-Illimani o Aniceto Molina) y baila cualquier género que les echen. Los boleros enternecen a la pareja veinteañera y los skas disparan el pulso a los ya jubilados. Es música latina sin brechas generacionales. Es fiesta mayor.

Emicida

Parc del Fòrum, Barcelona, 6 de septiembre. Gratis

El segundo disco oficial de este rapero de Sao Paulo ha causado una gran impacto por atacar de forma directa la impunidad del racismo en su país. Actuó en el festival Día de Brasil solo con un dj y un percusionista ante un público no especialmente predispuesto a la austeridad formal del rap en vivo, pero Emicida está orgullosamente arraigado a su cultura y sus rimas estuvieron siempre arropados por los frondosa musicalidad brasileña. En media hora tenía a todo el público en el bolsillo. Que vuelva cuanto antes.

Za!

Fábrica Fabra i Coats, Barcelona, 20 de noviembre. 10 euros

Más que presentar su nuevo disco, 'Loloismo', lo que hizo el dúo catalán fue demostrar que si esquivas las salas de conciertos habituales, alquilas un equipo de música, pides a unos colegas que te hagan bocadillos, a otros que fabriquen cerveza artesanal y a otros que actúen en distintos rincones del recinto, todo el mundo tendrá la sensación de que será una noche única y seguro que además te salen los números. ¿Resultado? Setecientas personas arroparon al dúo de música tribal-experimental-visceral-cerebral-bacanal.

Lo que hace un concierto inolvidable no siempre son las canciones que suenan ni lo que sucede en el escenario. El contexto y las condiciones que rodean esa actuación son, a menudo, tanto o más determinantes en el desarrollo de la velada y todo ello, no solo la música, es lo que convierte el concierto en una experiencia única e imborrable. Por otro lado, es un hecho fácilmente demostrable que estos conciertos de guión abierto, expuestos a lo inesperado, abundan más fuera del circuito oficial de salas y festivales.

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