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La Transición y Adolfo Suárez: diez libros selectos para entender nueve años de infarto
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40 años de la muerte de franco

La Transición y Adolfo Suárez: diez libros selectos para entender nueve años de infarto

Ahora sí, Franco ha muerto. Cuarenta años después de la muerte del dictador dejamos a un lado su ya más que disputado legado y apuntamos al fascinante periodo que se abrió a su fallecimiento

Foto: Atentado contra Carrero Blanco en 1973
Atentado contra Carrero Blanco en 1973

Desde la muerte de Franco, de la que ya pasaron más de 40 años, hasta las elecciones de junio de 1977 pasaron 20 meses, el período estricto de la Transición. En ese escueto tiempo, el llamado gobierno de penenes, encabezado por Adolfo Suárez, legalizó partidos y sindicatos y formalizó los derechos de reunión, manifestación y opinión sin romper con la legalidad. Una obra maestra.

Desde los primeros síntomas de acabamiento del Régimen hasta la consolidación democrática pasaron, sin embargo, nueve años. Aunque es discutible que el atentado contra el almirante Carrero en 1973 facilitara el camino a la democracia, resulta obvio que precipitó los acontecimientos. "Miranda, se nos mueve la tierra bajo los pies", fue la gráfica confesión de Franco a su presidente en funciones.

En la Transición hay, a nuestro juicio, un factor de adaptación social y política inseparable del proceso técnico, culminado con las elecciones de 1982. No porque ganara la izquierda, sino porque se deslizó el foco a otro proceso distinto: el de la modernización y homologación de España con las democracias europeas. Ingresar en la Unión era, como señaló hace poco un brillante editorial de Letras Libres, "retomar el paso de la historia".

placeholder Cartel del PSOE en 1982
Cartel del PSOE en 1982

No fue un lapso feliz ni pacífico. Hubo represión, miedo y asesinatos de todo signo. Pero fue ETA, entonces y después, la más obstinada en su intento de sabotear el proyecto democrático. Entre el asesinato de Carrero y las elecciones de 1982, la banda terrorista quitó la vida a 379 personas. Casi la mitad de las que acabaría matando en sus 40 años de terror.

Los siguientes diez libros son ineludibles para comprender ese periodo. Explicaremos en qué medida.

'Golpe mortal', I. Fuente, J. Prieto y J. García, 1983

"'No te preocupes, el ministro de la Gobernación me ha dicho que no pasará nada'. El presidente del Gobierno español estaba muy tranquilo aquella noche del 19 de diciembre de 1973. Pero no así su mujer, a quien preocupaba que la vista oral del Proceso 1001, prevista para la mañana siguiente, degenerase en disturbios por todo el país. El matrimonio compuesto por Luis Carrero Blanco y Carmen Pichot cenaba aquel miércoles en su domicilio de Hermanos Bécquer 6. Treinta años después de su publicación, no existe ningún reportaje sobre el magnicidio más exhaustivo ni mejor escrito.

Treinta años después de su publicación, no existe reportaje sobre el magnicidio más exhaustivo ni mejor escrito

El equipo de El País se abstiene del cui prodest que empantana tantas investigaciones, tira 'Operación Ogro' de Eva Forest al cubo de la propaganda y aclara algunos de los enigmas que la literatura conspirativa sigue promocionando: ¿Necesitaban los etarras un supuesto chivatazo en el hotel Mindanao sobre los hábitos del presidente? No. Sabían, como cualquier vecino, que comulgaba cada mañana en la iglesia de los jesuitas de Serrano. En la historia siempre habrá, forzosamente, páginas en blanco. Las de este libro son de papel cebolla.

'Río arriba', Gonzalo Fernández de la Mora, 1995

Ministro de Obras Públicas en los 70, Fernández de la Mora escribió más de una veintena de libros y fue un intelectual franquista. Eso que parece un oxímoron solo si se atiende a las apariencias: que llamara II Restauración a la Transición (dentro ya de Alianza Popular su sufragio fue uno de los contrarios a la Constitución de 1978), o que considerara al caudillo uno de los más grandes gobernantes desde la Hispania romana.

Baste como ejemplo el capítulo dedicado a las ciudades que conoció o a su labor como ministro del llamado Estado de obras: "Todo el agua embalsada de España, desde los romanos hasta 1940, sumaba cuatro mil hectómetros cúbicos. Cuando cesé en 1974 esa cifra se había decuplicado". ¿Algún valiente capaz de escribir decuplicado hoy en día? En este libro soberbio el lector averigua, desde el epígrafe, que a la hora de escribir autobiografía no hay mayor alternativa: matar o morir. De ahí que la mayoría se ponga de perfil.

'El Rey', José Luis de Vilallonga, 1993

Dos hombres caminan por un campo de golf delante de un escolta. Es verano de 1975 y el contraste es espectacular. Junto al anciano con gafas de sol, tirantes, pantalones a la altura del estómago, gorra blanca y palo de golf, va un hombre atlético y con el talle impecable que le sucederá a título de Rey. La mayoría de fotos incluidas en esta biografía escrita por el Marqués de Castellvell están tocadas por el inmenso drama descrito: padre, hijo, generalísimo.

La educación de un Príncipe de España: Nací exiliado. Siempre me he sentido bastante solo. Conozco bien a los militares. Nada más subir al trono y en un discurso probablemente más que supervisado por Torcuato Fernández-Miranda, el Rey rompió con el franquismo. La sorpresa fue absoluta. Su vida había transcurrido envuelta de régimen y silencio. Pero quizá no debió de ser tanta. Como él mismo dice a cuento del 23-F páginas más tarde: "No hay término medio entre la lealtad y la rebelión".

placeholder El Rey y Franco
El Rey y Franco

'Así se hizo la Transición', Victoria Prego, 1996.

La serie documental que Elías Andrés y Victoria Prego realizaron para TVE, 'La Transición', es una obra magistral que debería proyectarse por ley en todos los institutos españoles. Del proceso de investigación surgió también este libro, una crónica general del periodo a la que Prego cose los testimonios claves que recogió entre 1987 y 1991. Desde la primera grieta de la Transición –aún visible en el 104 de Claudio Coello– hasta la fusión de las dos Españas solemnizada en el Congreso de los Diputados, el lector va siguiendo sobrecogido la cronología de los hechos, pulso a pulso, preguntándose si lo lograremos.

El lector va siguiendo sobrecogido la cronología de los hechos, pulso a pulso, preguntándose si lo lograremos

En noviembre de 1975, España es un país con un régimen condenado internacionalmente y bajo la amenaza de guerra con Marruecos. Franco agoniza. Los médicos tienen que operar in extremis en un viejo trastero, situado a un kilómetro de El Pardo. La camilla no puede girar las estrechas escaleras del palacio y deciden bajarlo envuelto en una alfombra, desnudo y desangrándose. Mientras los médicos están operando, se produce un cortocircuito. Y se va la luz.

'Lo que el Rey me ha pedido'. Pilar y Alfonso Fernández-Miranda, 1995

Torcuato Fernández-Miranda, de cuyo nacimiento se cumple ahora el centenario, es uno de los españoles más grandes del siglo XX. No solo es que su talla política y su talento estén a años luz del mainstream político actual. Sobre todo, fue el autor intelectual y técnico de nuestra Transición. ¿Por qué le debemos gratitud?

1. Por su legado: Fernández-Miranda explicaba en 1947 que el problema de fondo de España era que sus cambios de régimen se habían producido mediante imposiciones y rupturas legales: sin consenso y sin legitimidad. Los pasos que dio en los treinta años siguientes ("hay que estar en el Consejo de Ministros, ¡aunque sea de la Marina!"), iban encaminados a resolver ese histórico problema. 2. Por su sentido de la responsabilidad al renunciar a la presidencia del Gobierno en favor de Adolfo Suárez. No hay que olvidar que él era ante todo un intelectual cuya verdadera ambición era darle la vuelta al Régimen, pero ¿cuántos tienen, en tesituras como esa, la humildad de reconocerse contraproducentes para la causa que persiguen? 3. Porque jamás actuó por impulsos cortoplacistas. Un ejemplo que hoy provoca melancolía: "Me niego a ser cómplice de un disparate". Se refería al artículo 2 de la Constitución y el término nacionalidades.

Este libro basado en sus manuscritos explica con meticulosidad –y cierto tono de desagravio– el proceso que hizo posible el famoso harakiri de las Cortes franquistas. Otra biografía más reciente, 'El guionista de la Transición', escrita con solvencia por su sobrino-nieto, el periodista Juan Fernández-Miranda, cubre un largo vacío: los años de la guerra y la universidad.

placeholder Torcuato Fernández-Miranda y Adolfo Suárez
Torcuato Fernández-Miranda y Adolfo Suárez

'Adolfo Suárez', Juan Francisco Fuentes, 2011

El régimen franquista fue destruido desde dentro por el Rey, Fernández-Miranda y Suárez. No es de extrañar que en diferentes momentos la ultraderecha los llamara traidores. Suárez fue un político carismático, audaz e intuitivo: es sabido que la Transición no disponía de precedentes históricos. Pero, sobre todo, fue un hombre. Es decir, consciente de que la política debía desligarse de los sentimientos. No lo consiguió siempre, pero al menos su victoria fue rotunda sobre la desconfianza.

Fuentes es un admirador del político de Cebreros. Eso no impide que escriba la biografía más importante sobre él

Así, legalizó el PCE contra la opinión de las Fuerzas Armadas, superó la semana trágica de 1977 (el momento más delicado de la reforma), propició los Pactos de la Moncloa y organizó el regreso de Tarradellas. El profesor Fuentes es un gran admirador del político de Cebreros. Eso no impide que escriba la biografía más importante sobre él, donde está la huella de ese editor del pasado llamado Rafael Borràs y donde se condensa el formidable archivo de Eduardo Navarro, colaborador presidencial.

'Crónica secreta de la Constitución', Bonifacio de la Cuadra y Soledad Gallego-Díaz, 1989

Según una encuesta que figura al final de este libro, la Constitución que enterró las Leyes Fundamentales del franquismo en 1978 fue elaborada por un parlamento con predominio socialdemócrata, de clase media y alta, practicante, y con estudios e ingresos superiores al resto de la población: personas alejadas del común. Aunque no solo en ese sentido: "La Constitución fue obra de una generación harta de que nos hablaran de la guerra civil. De jóvenes políticos faltos de experiencia, pero llenos de voluntad de entendimiento", apuntó el exministro de UCD Juan Antonio Ortega y Díaz Ambrona más de una década después.

Esta crónica ejemplar responde a una cuestión actualísima: ¿De qué hablan cuando dicen “Régimen del 78“?

La Constitución del 78 evidenció, por otro lado, que el llamado problema vasco no era un problema, sino un chantaje. Además de dar cuenta pormenorizada de las negociaciones del consenso (aquel teatro de Abril Martorell y Guerra en el restaurante José Luis), esta crónica ejemplar responde a una cuestión actualísima: ¿De qué hablan cuando hablan del Régimen del 78? De su abisal ignorancia, nada más.

'La década del terror', Equipo D, 1984

Preguntado por los mejores libros sobre terrorismo durante la Transición, el director de 1980, Iñaki Arteta, dijo dos: 'Vidas Rotas', de Alonso, Domínguez y García Rey, y éste, más ceñido al período. Dos kilos setecientos gramos de datos: bombas, artefactos que explotan y que no, librerías destrozadas, pisos francos, detenciones, torturas, policías cosidos a puñaladas, secuestros, calles, apellidos, números y el balance, mes a mes. Lunes, 24 de enero de 1977: cinco abogados de CCOO son ametrallados por ultraderechistas; muere una estudiante de sociología en una manifestación en protesta del asesinato de otro estudiante; un militante del MAN es brutalmente agredido en Bilbao; se confirma que el GRAPO mantiene secuestrado al teniente general Villaescusa.

¿Qué hizo el periodismo con esa montaña de cadáveres? Retirarla a un rincón del periódico

Antes de acabar enero, morirán asesinados dos policías y un guardia civil, y otro policía se salvará matando a su atacante. Habrá nuevos disturbios y escaparates reventados; estallará una bomba en Vizcaya, sin víctimas pero con destrozos. Lo siguiente será una salvaje escalada de atentados de ETA iniciada en 1978 y que alcanzará en 1980 su cota más sangrienta. ¿Qué hizo el periodismo con esa montaña de cadáveres? En 'Diarios' (2001), Arcadi Espada dedica el capítulo de agosto a repasar los periódicos de 1979. Cuando los verdugos eran jóvenes o agresores, pero nunca terroristas o asesinos, y las víctimas recibían el tiro de gracia –confidentes, amigos de guardias civiles– en un rincón del periódico.

'Técnica de un golpe de Estado', J. L. M. Prieto, 1982

Sobre ningún asunto de la Transición se ha empleado tanta mecanografía como sobre el 23-F, donde ocupan un lugar destacado las teorías conspirativas. Esto es, las mentiras. Frente a ellas se alzan estas crónicas sobre la vista oral escritas por Martín Prieto para El País:

Frente a las teorías conspirativas se alzan estas inalcanzables crónicas de Martín Prieto

"Un elemental repaso al calendario horario del 23 de febrero nos coloca en la pista de que el Rey, a los veinte minutos del golpe, había generado las suficientes órdenes como para que los jefes del Ejército supieran sin lugar a dudas que áquel se daba contra su nombre". Contra su nombre y el de la Constitución, que está por encima. El 23-F implicó una doble traición. Leído hoy, no obstante, este libro produce una grave nostalgia. No porque el pasado sea mejor, en absoluto. Sino porque su escritura es inalcanzable para nadie que no se llame Martín Prieto.

placeholder Suárez el 23-F de 1981
Suárez el 23-F de 1981

'Memoria viva de la Transición', Leopoldo Calvo-Sotelo, 1990

"Llevarás aquí una vida inhumana", le dijo Suárez en La Moncloa tres días después de que Tejero entrara en el Congreso. Calvo-Sotelo heredó un país sacudido por el intento golpista, un juicio militar a sus protagonistas, una España con un 20% de paro y una UCD aniquilada por los tránsfugas. Fue un hombre culto, serio y con escasa capacidad de comunicación, además de un presidente sin partido e injustamente olvidado. Su gobierno duró dos años escasos.

Estas memorias están entre los mejores libros que un político español haya escrito nunca

Entre sus inestimables méritos, sin embargo, se encuentran: el cierre del mapa autonómico, la incorporación de España a la alianza atlántica, el recurso a la sentencia del 23-F y una ejemplar transmisión de poderes al Partido Socialista. Sus memorias están entre los mejores libros que un político español haya escrito nunca.

Desde la muerte de Franco, de la que ya pasaron más de 40 años, hasta las elecciones de junio de 1977 pasaron 20 meses, el período estricto de la Transición. En ese escueto tiempo, el llamado gobierno de penenes, encabezado por Adolfo Suárez, legalizó partidos y sindicatos y formalizó los derechos de reunión, manifestación y opinión sin romper con la legalidad. Una obra maestra.

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