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La libertad de la mujer se consigue a puñetazos
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estreno de 'boxing for freedom'

La libertad de la mujer se consigue a puñetazos

Juan Antonio Moreno y Silvia Venegas siguen la historia de Sadaf Rahimi durante cuatro años y sus pasos para conseguir ser libre en Afganistán gracias a su pasión por el deporte

Foto: Fotograma de 'Boxing for freedom'
Fotograma de 'Boxing for freedom'

Sadaf y Shabnam Rahimi dan vueltas a la pista de atletismo del estadio olímpico de Kabul. Es parte de su rutina en los entrenamientos de boxeo que realizan. Lo hacen en el mismo lugar en el que 16 años antes se asesinó a Zarmina, la primera mujer ejecutada públicamente en Afganistán: 4.000 fanáticos acudieron a ver cómo un talibán acababa con su vida. Su cuerpo, envuelto en un burka azul pálido, cayó tendido en las mismas pistas en las que estas dos hermanas luchan a puñetazos por su libertad. Todas ellas son ya símbolos de la lucha de la mujer por escapar de una sociedad que las margina y humilla.

Si hace 16 años era el régimen talibán el que mataba a Zarmina, ahora es el Gobierno electo afgano el que acusa a Sadaf y Shabnam de traidoras y de querer huir del país, para evitar así que su ejemplo corra como la pólvora entre las jóvenes. Su historia, pero también la de todo el país, es lo que cuenta 'Boxing for freedom', el documental español dirigido por Juan Antonio Moreno y Silvia Venegas que se puede ver actualmente en Cineteca.

Los directores conocieron la historia de estas luchadoras casi por casualidad, cuando produciendo otro documental en el país comenzaron a investigar sobre las nuevas generaciones de mujeres afganas. “Nos hablaron del equipo de boxeo y fuimos a ver a las chicas. Cuando conocimos a Sadaf, descubrimos que estábamos enamorados de ella y de que allí había una película”, cuentan los directores a El Confidencial.

Durante cuatro años siguieron su evolución como deportistas, desde el nacimiento de su afición hasta que llegan sus éxitos, incluso un frustrado viaje a los Juegos Olímpicos de Londres. Moreno y Venegas tenían claro que la historia principal era la de Sadaf, pero que a través de ella tenían que contar algo mucho más complejo, todo un contexto político que avanza en sentido contrario al de su protagonista. “Mientras que el arco de Sadaf va hacia adelante, el país va hacia atrás. En 2014, no hay un ganador claro en las elecciones y el país corre el peligro de enfrentarse a una guerra civil, por lo que se crea un Gobierno con los sectores más radicales y se dejan de apoyar los derechos de la mujer. El país sufre un retroceso y es como se encuentra ahora mismo”, explican.

El deporte es una vía para que las mujeres puedan expresarse, puedan ser libres y puedan hacer otras cosas que no sea lo que se les ha impuesto

El rodaje de 'Boxing for freedom' recoge también el momento en que la aventura de Sadaf Rahimi da el salto a la prensa internacional, que se vuelca con su historia, llenando minutos y minutos en los telediarios de todo el mundo. Una mujer afgana que no viste burka, que defiende la libertad de la mujer y su capacidad de decidir en un país en el que los matrimonios se pactan desde que son niñas y en el que su vida se limita a las paredes de su casa. Un caramelo para la prensa, y también para el Gobierno, que en un comienzo la usa como imagen de apertura, pero que poco a poco va viendo un peligro para sus represoras normas.

“Han conseguido tapar el símbolo en el que se convirtió, pero es una semilla que da igual que la tapes. Puedes intentar que la flor no nazca pero esa semilla está ahí, esas personas están ahí, y siguen viviendo en Afganistán en vez de haberse ido fuera, lo que tiene mucho mérito. Aunque no sea visible de manera inmediata, el germen ya está plantado, y eso es imposible de parar”, opina Juan Antonio Moreno, que sigue manteniendo contacto con las hermanas Rahimi, que han aprendido inglés y ya no necesitan un traductor para comunicarse con él.

placeholder Fotograma de 'Boxing for freedom'.
Fotograma de 'Boxing for freedom'.

'Boxing for freedom' es, como dice su título, un alegato por la libertad de la mujer. Lo hace a través de un deporte que, normalmente, es considerado masculino y hasta violento. “Para Sadaf es todo lo contrario, es algo que le ha dado calma, tranquilidad y que le ha enseñado a contar hasta cinco antes de contestar. El deporte es una vía para que las mujeres puedan expresarse, puedan ser libres y puedan hacer otras cosas que no sea lo que se les ha impuesto”, recuerda Silvia Venegas, que marca como un pilar fundamental el apoyo de sus padres, que nunca salen en el documental (la madre habla pero prefiere no mostrar su cara) por miedo a que las amenazas que reciben diariamente vayan a más. Amenazas que vienen de grupos fundamentalistas, pero también de sus propios vecinos, que no entienden la forma de vida de estas dos hermanas que “son conscientes de que lo que hacen tiene consecuencias, y por eso dan la cara”.

Sadaf y Shabnam son conscientes de que lo que hacen tiene consecuencias, y por eso dan la cara

Para levantar este proyecto, Juan Antonio Moreno y Silvia Venegas han recurrido a su propia productora, Making Doc, que demuestra el excelente estado de salud del género, así como la dificultad que tienen para ser realizados y, sobre todo, encontrar su hueco en un mercado de salas dominado por Hollywood. “Hay muy poco riesgo, se está apostando poco por el documental. Es uno de los géneros más vivos y donde el lenguaje está arriesgando más, pero eso no lo estamos viendo en los cines”, recuerda el director.

Quien sí se ha acordado de 'Boxing for freedom' es la Academia de Cine Europeo, que lo incluyó entre los primeros preseleccionados en la categoría de mejor documental, aunque finalmente no se ha podido colar entre los nominados. Próxima parada, los Goya, unos premios que ya conocen, puesto que fue su producción 'Walls' la que el año pasado se llevó el premio en una categoría que merece más reconocimiento.

Sadaf y Shabnam Rahimi dan vueltas a la pista de atletismo del estadio olímpico de Kabul. Es parte de su rutina en los entrenamientos de boxeo que realizan. Lo hacen en el mismo lugar en el que 16 años antes se asesinó a Zarmina, la primera mujer ejecutada públicamente en Afganistán: 4.000 fanáticos acudieron a ver cómo un talibán acababa con su vida. Su cuerpo, envuelto en un burka azul pálido, cayó tendido en las mismas pistas en las que estas dos hermanas luchan a puñetazos por su libertad. Todas ellas son ya símbolos de la lucha de la mujer por escapar de una sociedad que las margina y humilla.

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