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Primero el móvil, luego el papel higiénico. Todo lo que tocas en 24 horas
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62 personas de 12 ciudades distintas

Primero el móvil, luego el papel higiénico. Todo lo que tocas en 24 horas

La artista argentina Paula Zuccotti ha recorrido el mundo fotografiando los objetos que tocamos cada día. Son 140 de media y hay sorpresas... La más austera, una monja de clausura de Madrid

Foto: 'Every thing we touch', Paula Zuccotti, Penguin, 2015
'Every thing we touch', Paula Zuccotti, Penguin, 2015

Paula Zuccotti está convencida de que lo que tenemos entre las manos nos define, así que se ha pasado los últimos meses dando la vuelta al mundo para estudiarlo. El proyecto es sencillo: escogió a 62 personas de 12 ciudades distintas, diferentes clases sociales, edad y nivel cultural. Cada uno debía elegir un día y reunir todo lo que tocara durante esas 24 horas. Luego Paula colocó los objetos en el orden cronológico en que echaron mano de ellos y los fotografió sobre una superficie blanca de cuatro por tres metros. El resultado es el libro ‘Every thing we touch’ (Todas las cosas que tocamos), que sale a la venta en Reino Unido el 19 de noviembre.

En el prólogo, la autora asegura que observar las imágenes es como jugar a ser los arqueólogos del futuro: “Muchas de las cosas que sabemos de las civilizaciones antiguas vienen del conocimiento que nos proporcionan los objetos que usaban. Sus posesiones, herramientas, ropa, manuscritos y arte nos han enseñado qué tipo de trabajo hacían, lo que cazaban, recolectaban o comían y cómo se expresaban. ¿Dirán nuestros objetos lo mismo de nosotros?”.

Lo primero que tocamos: móvil y papel higiénico

Analizando al detalle las fotografías nos llevamos varias sorpresas. Uno pensaría, por ejemplo, que lo primero que tocamos antes de levantarnos es el despertador. Error. Muy pocos lo usan. La alarma del teléfono móvil se ha convertido en el primer contacto diario con el mundo de casi todos los participantes. Tras él, la mayoría suele echar mano del papel higiénico y, en contra de lo que se recomienda, muchos se lavan los dientes antes de desayunar.

Durante el resto del día llama la atención cómo han desaparecido de nuestras vidas el aparato de radio y los CD's. Solo una persona sigue usándolos, concretamente la madre de la artista, el único adulto no familiarizado con los 'podcasts' y las descargas de internet. Y aquí viene el dato más sorprendente: solo una de cada tres personas tocó el mando a distancia de la televisión en todo el día.

Para hacer el experimento, Zuccotti puso unas normas prácticas: quedan excluidos los objetos permanentes (como interruptores, grifos o los pomos de las puertas), hay que sustituir las cosas demasiado grandes por otras más pequeñas que las representen (unas llaves en lugar del coche entero o la pastilla de detergente sustituyendo a la lavadora) y solo se ponen los objetos una vez, aunque los toquemos varias veces al día.

Solo un rosario y la Biblia

La fotografía más impactante la hizo en España, donde una monja de clausura batió todos los records de austeridad. En 24 horas solo cogió sus hábitos, un par de sandalias, un rosario y la Biblia. Debía de ser día de ayuno, porque no comió ni bebió absolutamente nada. En el lado contrario, la más tocona fue una niña pequeña. Prácticamente solo agarró juguetes y ropa pero, frente a los cerca de 140 objetos de media que toca un adulto, ella tocó 232.

La artista cuenta que una de las cosas que más le impactaron fue la reacción de la gente al ver juntos todos sus objetos: “Algunas personas sentían que habían tocado demasiadas cosas, mientras que otras dijeron que no habían sido suficientes. Los de veintitantos solían decir que ojalá sus objetos fueran ‘mejores’ y los de 30 para arriba aspiraban a tener menos cantidad. La gente incluso hacía planes de futuro como: ‘no quiero ver tabaco dentro de cinco años’, ‘tengo que deshacerme de mis peluches’ o ‘en dos años me gustaría ver productos de bebé’”.

Falsas apariencias

Los objetos con los que entramos en contacto ayudan también a romper estereotipos. Antes de desvelarnos la identidad de las personas analizadas, Zuccotti deja que intentemos adivinar, viendo solo lo que tocan, cómo son cada una de ellas. ¿Qué aspecto tiene alguien que ha usado multitud de productos de cuidado facial, toma comida vegetariana, practica yoga y es fan de Snoopy? Pues se trata de una tatuadora profesional de Melbourne con más tinta y pendientes en el cuerpo que un cantante heavy.

Además, las fotografías revelan el efecto de la globalización en nuestras vidas. La ropa de una chica de Shanghái podría pertenecer perfectamente a la de una adolescente cualquiera de París o Nueva York, con sus zapatillas de deporte americanas o camisetas de marca. Lo mismo sucede con uno de los participantes argentinos, que a juzgar por su equipación de Kung Fu o las compras que hizo ese día en el barrio chino de Buenos Aires, bien podría vivir en Pekín.

Zuccotti recomienda a todo el mundo probar este experimento durante un día porque, según dice, nos sorprenderíamos del resultado: “Normalmente estamos demasiado ocupados para pensar en lo que usamos, lo que comemos… Al repasar todo lo que tocamos a lo largo de un día, creo que descubriremos un poco más de nosotros mismos”.

Paula Zuccotti está convencida de que lo que tenemos entre las manos nos define, así que se ha pasado los últimos meses dando la vuelta al mundo para estudiarlo. El proyecto es sencillo: escogió a 62 personas de 12 ciudades distintas, diferentes clases sociales, edad y nivel cultural. Cada uno debía elegir un día y reunir todo lo que tocara durante esas 24 horas. Luego Paula colocó los objetos en el orden cronológico en que echaron mano de ellos y los fotografió sobre una superficie blanca de cuatro por tres metros. El resultado es el libro ‘Every thing we touch’ (Todas las cosas que tocamos), que sale a la venta en Reino Unido el 19 de noviembre.

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