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Ai Weiwei tira de la manta
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Ai Weiwei tira de la manta

La londinense Royal Academy of Arts expone la contundente obra política reciente del artista chino

Foto: Ai Weiwei posa para los fotógrafos junta a la Royal Academy of Arts (Reuters)
Ai Weiwei posa para los fotógrafos junta a la Royal Academy of Arts (Reuters)

“El arte está incrustado en la raíz de todo ser humano por lo tanto sin duda puede ser utilizado para cambiar la sociedad”. El arte conceptual y minimalista siempre ha resultado estar bastante alejado de esta idea, al menos cuando se mira el trabajo de los principales representantes de un género siempre acorazado en la frialdad y que peca de críptico. Pero ése no parece ser el caso del artista y activista chino Ai Weiwei, de sesenta años, quien pronunció esta frase recientemente durante una entrevista en el diario The Guardian con motivo de la inminente inauguración en la Royal Academy of Artsde Londres el próximo 19 de septiembre de una retrospectiva titulada simplemente Ai Weiwei.

La exposición, la más grande que se le ha dedicado en suelo británico, llega directa al corazón, aunque para ello a veces tengan que mediar los paneles explicativos de cada obra. Pero es difícil no emocionarse al saber que el mapa sísmico de barras de acero que descansa en el suelo de esta muestra bajo el nombre Straight 2008-1está construido directamente con los escombros del terremoto de Sichuan de 2008, utilizando deshechos (sacados ilegalmente) que originalmente estaban retorcidos por el terremoto y que el equipo del artista enderezó a mano, como si se tratase de un trabajo de artesanía. Procedían de escuelas de Sichuan. Ocupan toda una sala franqueada a ambos lados por los nombres de más de 5000 niños que perecieron precisamente en aquellas escuelas que se derrumbaron durante el seísmo.

No se trató solo de la fatalidad sino de la irresponsabilidad de los gobernantes corruptos que construyeron con materiales tan débiles que entre los chinos se las conocía como “basuras de tofu”. Weiwei lo denunció abiertamente a través de las redes sociales pero tras la realización de esta obra el acoso del Gobierno al artista se multiplicó y se le intentó castigar por diferentes vías.

Entre otras cosas su estudio de Shanghai, que el propio gobierno le había invitado a construir, fue demolido en 2012. Pero eso también se convirtió en material para una obra que ahora se muestra en Londres. En este caso se trata de una abierta denuncia de la censura que existe en el país, representada, con humor duchampiano, por 3000 cangrejos de porcelana. En chino la palabra cangrejo hie xie significa armonía pero también se utiliza comúnmente para decir ‘censura’. Le acompañan restos del propio estudio y un mapa realizado con madera reciclada en el que se puede ver el contorno geográfico de China.

Tras la realización de su obra de denuncia sobre el terremoto de Sichuan, el acoso del Gobierno se multiplicó y se le intentó castigar por diferentes vías

La muestra abarca obras creadas desde 1993, año en que Ai Weiwei regresó a China tras pasar una década en Nueva York. Allí entendió tantas cosas sobre el capitalismo como sobre el comunismo y comenzó a reflexionar alrededor de ellas a veces con humor, inspirándose en su artista fetiche, Duchamp, y otras de forma más dramática. No obstante, pronto comenzó a tener problemas con su gobierno.

Represión y cotización

A partir de 2007 y ayudado por las redes sociales, de las que es un adicto declarado, su nombre se dio a conocer internacionalmente por su lucha abierta por la defensa de los derechos humanos en su país. Y el mercado del arte tomó nota, convirtiéndole en el artista chino más célebre y mejor cotizado.

Pero su renuncia a estar callado le ha llevado a dar con sus huesos en la cárcel varias veces, pese a que jamás haya sido acusado formalmente de nada. De su última experiencia entre rejas en 2011 ha nacido la instalación SACRED, formada por seis cajas de acero con una ventana y una puerta y donde se reproducen mediante dioramas sus condiciones de vida dentro del lugar en el que estuvo detenido. Aunque las autoridades chinas le prohibieron hablar de su encierro, Weiwei memorizó todos los detalles y los transformó en este montaje inquietante donde se le puede ver siempre acompañado de dos militares que le vigilan mientras come, se ducha o defeca.

Es curioso descubrir que muchas de estas obras, fechadas en los últimos cuatro años, se han realizado en la distancia, entre ellas las tres creadas expresamente para la Royal Academy, que incluyen un bosque de árboles en el patio de la institución construido con restos de otros árboles y en cuyo centro reposa un sillón aparentemente roído pero cincelado en mármol.

Ai Weiwei no ha podido salir de China por prohibición gubernamental hasta el pasado julio así que ha trabajado con un equipo de artesanos y asistentes en Berlín que ejecutaban sus órdenes tras largas conversaciones por skype. Muchas de sus obras anteriores también se han creado gracias a la participación de docenas de asistentes y artesanos a los que Ai Weiwei dirige como en una coreografía operística.

Sin duda, sus años en Nueva York le enseñaron mucho sobre el negocio del arte puesto que allí es muy común que el artista piense y su equipo ejecute. Y los precios de sus obras se lopermiten. No obstante, mientras creadores como Jeff Koons dan órdenes y disfrutan de las mieles del éxito en el sentido más capitalista de la palabra, Weiwei, que podría vivir como un rey si decidiera abandonar China, prefiere proseguir su lucha sin renunciar a vivir en su país. Y esa es una de las cosas que le convierten en un artista extraordinario.

“El arte está incrustado en la raíz de todo ser humano por lo tanto sin duda puede ser utilizado para cambiar la sociedad”. El arte conceptual y minimalista siempre ha resultado estar bastante alejado de esta idea, al menos cuando se mira el trabajo de los principales representantes de un género siempre acorazado en la frialdad y que peca de críptico. Pero ése no parece ser el caso del artista y activista chino Ai Weiwei, de sesenta años, quien pronunció esta frase recientemente durante una entrevista en el diario The Guardian con motivo de la inminente inauguración en la Royal Academy of Artsde Londres el próximo 19 de septiembre de una retrospectiva titulada simplemente Ai Weiwei.

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