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Paco Azorín: "La zarzuela no tiene nada que envidiar a los musicales 'made in USA"
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Paco Azorín: "La zarzuela no tiene nada que envidiar a los musicales 'made in USA"

El director de escena y escenógrafo se ha presentado al concurso público para ser el nuevo director del Teatro de la Zarzuela con un objetivo claro: que los jóvenes se sienten en el patio de butacas

Foto: El director de escena y escenógrafo Paco Azorín (David Ruano)
El director de escena y escenógrafo Paco Azorín (David Ruano)

De pequeño, Paco Azorín quería ser director mientras se iba enamorando de la zarzuela que escuchaba en casa. Después empezó a hacer escenografías, más tarde llegó la ópera y, por último, el teatro. No es extraño que se mueva con la misma naturalidad en los tres géneros y que combine sus facetas de director de escena y escenógrafo con el mismo talento . "Me muevo entre la palabra dicha y la palabra cantada", resume.

Azorín encara esta temporada como una de las más importantes de su carrera. Proyectos no le faltan: hasta siete cuenta por delante, entre los que destaca el estreno en abril de la ópera María Moliner en el Teatro de la Zarzuela. Empeñado en desapolillar el género chico y acercarlo a los jóvenes, es uno de los candidatos que se ha presentado al concurso público convocado por el INAEM para ser el nuevo director de la Zarzuela tras la salida de Paolo Piamonti.

Soy un defensor acérrimo de la zarzuela y estoy comprometido en que la gente joven acuda

Hasta que en octubre se conozca el nombre del nuevo intendente del teatro y tras el celebrado Otello, de Verdi, que estrenó en el Festival de Peralada, tiene por delante la dirección de Don Giovanni, de Mozart, que llevará en noviembre al Teatro Comulae di Sassari (Italia) y confiesa es la ópera que siempre ha soñado hacer. También como escenógrafo en enero llegará Jerusalem, de Verdi, a la Ópera de Bonn, y La vida de Galileo, de Bertolt Brech y dirigida por Ernesto Caballero. Un proyecto que asegura va a ser "un hito en la carrera de Ernesto y de la temporada madrileña" en parte gracias a Ramón Fontseré, de Els Joglars, que dará vida a Galileo. Como director estrenará en mayo en el Liceu un Cosi Fan Tutte, de Mozart, hecho con alumnos del máster y conservatorio del teatro; María Egiziaca, de Otorino Respighi, protagonizada por María Bayo, y se volverá a ver en Granada el Salomé. El secreto de este hombre, que se confiesa hiperactivo, es "organizar el tiempo".

P: Esta temporada 2015/2016 con tantos e importantes proyectos encima de la mesa, ¿qué va a significar para Paco Azorín?

R: Seguramente una consolidación en los escenarios líricos y más con un proyecto muy especial que es esa ópera de nueva creación sobre María Moliner. No todos los días uno estrena una ópera nueva sobre un personaje casi contemporáneo del siglo XX. Para mí va a ser muy especial hacerlo y es un proyecto que acaricio desde hace cinco años.

placeholder El estreno mundial de 'María Moliner' será en abril en el Teatro de la Zarzuela

P: ¿Cómo nace este proyecto de María Moliner?

R: Un buen día doy con una biografía de Inmaculada de la Fuente sobre el personaje. Sabía muy poco de María Moliner. Sabía, como todo el mundo, que era la autora de un diccionario. Siempre la tenía en la estantería: María Moliner en dos tomos. Descubrí que hay un personaje fascinante detrás y muy representativo del siglo XX. Un siglo que ha tenido dos guerras mundiales, una Guerra Civil en España tan dura que sufrió en carne propia… Me dio la sensación de que ahí estaba la vida de una mujer completamente apasionante y desconocida. Supongo que por eso me entró la necesidad de reivindicar esos personajes tan maravillosos del siglo XX que han quedado eclipsados, sobre todo si hablamos de mujeres.

P: ¿Y qué vamos a descubrir de María Moliner en esta ópera?

R: El denominador común es la confeccion del diccionario y, a través de eso, se convierte también en una ópera sobre las palabras, en una ópera sobre cómo se usan las palabras y cómo la dictadura usaba las palabras de una manera. Ella intentó, casi más que la RAE, limpiar el lenguaje, perpetuarlo, quitarle carga política, desintoxicarlo. Vamos también a centrarnos en su primera época durante la República, cuando fue responsable de bibliotecas y quiso extender la cultura hasta el último rincón del país, para poder entender después cómo el régimen la depura y ella se encierra sola con millones de fichas a escribir el diccionario. Ella sola durante 15 años. Eso me parece que puede ser un ejemplo de superación ante la adversidad para mucha gente joven. Podía haberse encerrado deprimida en su casa y al contrario transformó con una capacidad mágica eso en una maravillosa obra que ahora está al servicio de todos los hispanohablantes.

Me gustaría intentar llevar a la gente joven a la zarzuela, pero no estoy seguro de que sea lo que el Ministerio quiera

P: ¿De dónde viene su pasión por la lírica?

R: Desde pequeño en mi casa siempre se ha escuchado mucha zarzuela. Yo con 6 o 7 años me conocía todas las zarzuelas. De ahí, mi hermano y yo dimos el salto a la ópera y empezamos a hacer estudios musicales, pero mi recorrido fue zarzuela, ópera y teatro.

P: Suena al revés de lo que pueda pasar hoy. La zarzuela es un género muy ajeno, e incluso percibido casi como apolillado, para la gente joven. ¿Qué diagnóstico haría de la situación de la zarzuela hoy?

R: La zarzuela siempre ha sido la hija pobre de la ópera en este país. Somos un país complicado en muchas cosas y parece que todo lo que viene de fuera es mejor. Me sorprende cómo se instalan en la Gran Vía los musicales que importamos cuando aquí hay un género musical autóctono que, desde el punto de vista musical, no tiene nada que envidiar a los musicales made in USA. Desde el punto de vista teatral hay libretos que son mejorables, pero como ocurre con la ópera. Tu coges Luccia di Lammermoor y es un panfeleto insoportable, increíble, inverosímil e inllevable al escenario. Cuando hay que dirigir esas ópera, hay que hacer versiones. Lo mismo necesita la zarzuela. Yo soy un defensor acérrimo de la zarzuela y estoy comprometido en que la gente joven acuda. Yo soy una persona llena de piercings y tatuajes y me encanta la zarzuela.

P: ¿Y cómo se consigue atraer a ese público joven a la zarzuela?

R: Con pedagogía. Hay que hacer pedagogía de la ópera y de la zarzuela y acercar el genero lírico al público joven. Eso no se hace llevándolos del cuello y sentándolos en la butaca. Se hace creando un entorno didáctico y pedagógico en el que encima del escenario haya propuestas interesantes para los jóvenes y artistas jóvenes. Eso es fundamental. No estoy seguro que un director musical de 80 años tenga los instrumentos para dirigirse a la gente que tiene 20 porque son generaciones muy distintas. Todo está en crear un entorno que atraiga a los jóvenes.

P. ¿Con obras actuales o cómo se consigue derribar la imagen del chulapo, el clavel y el mantón?

R. Con lecturas más actuales de las obras. Calixto Bietio hizo en 1994 o 1995 una Verbena de la Paloma que fue muy criticada, pero que no dejó indiferente a nadie. Era una Verbena totalmente desprovista de todo casticismo, con un Madrid crudo como era el de la época y fue un espectáculo muy interesante. Por otro lado, si pensamos en eso típico de la zarzuela de La Menegilda, "pobre chica, la que tiene que servir", hecho con una chulapa con mantón hasta a mí me tira para atrás, pero esta chica nos dice que es una mileurista de hoy y que tiene que apañárselas mañana, tarde y noche trabajando en 20 sitios distintos para llegar a fin de mes. Si eso se lleva al escenario tal cual, los jóvenes se van a sentir desgraciadamente muy identificados porque es un tema muy actual. Por eso hay que centrar los temas y explicarlos sin mantones, sin castañuelas, sin geranios y sin nada de eso que es absolutamente accesorio.

placeholder Paco Azorín estrena la ópera 'María Moliner' en abril (David Ruano)
Paco Azorín estrena la ópera 'María Moliner' en abril (David Ruano)

P: ¿Es con ese propóstico con el que decide presentar su candidatura para ser director del Teatro de la Zarzuela?

R: Me gustaría intentar llevar a la gente joven a la zarzuela, pero no estoy seguro de que sea lo que el Ministerio [de Cultura] quiera. Creo que lo que hay que ver es si hay sinergias y complicidad para que un proyecto así pueda llevarse a cabo. Cuando se abre un concurso público para elegir a un director parece que vamos todos corriendo en plan ‘queremos dirigir la Zarzuela’, pero no es así. Hay que ver qué modelo quieren ellos de teatro para los próximos años y quién es la persona que mejor puede desarrollar eso. Yo sueño un teatro de la Zarzuela de una manera pero no sé si es lo que quiere el INAEM.

P: Pero ellos habrán establecido en el concurso unas bases o directrices explicando qué buscan, ¿no?

R: El Ministerio ha abierto unas bases pero no se habla de modelo de teatro. Todos podemos presentar proyectos que vayan, como el mío, desde la apertura hacia la gente joven hasta proyectos completamente radicales que quieren llevar la zarzuela a los corsés de lo que debería tradicionalmente ser. En ese sentido, el INAEM ha permanecido mudo. No hay unas bases ideológicas de cómo tiene que ser el teatro lírico español en el siglo XXI.

P: Quizás de ahí viene parte del alejamiento del público.

R: El Teatro de la Zarzuela a día de hoy tiene un target de público muy particular y tengo la sensación de que se enfoca mucho a ese público. Va y funciona relativamente bien y alguien piensa que es suficiente. Yo creo que hay que mantener ese público, por supuesto, y sobre todo llevar al otro y que ambas generaciones de público dialoguen juntas.

De pequeño, Paco Azorín quería ser director mientras se iba enamorando de la zarzuela que escuchaba en casa. Después empezó a hacer escenografías, más tarde llegó la ópera y, por último, el teatro. No es extraño que se mueva con la misma naturalidad en los tres géneros y que combine sus facetas de director de escena y escenógrafo con el mismo talento . "Me muevo entre la palabra dicha y la palabra cantada", resume.

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