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Que no pare el espectáculo
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'el show de los 7 días'

Que no pare el espectáculo

Un grupo de cómicos pone en marcha un show de 150 horas para batir el récord mundial. Los Ángeles, capital del boom de la improvisación, celebra su décimo tercer festival en un teatro de Hollywood

Foto: 'El show de los 7 días' en Los Ángeles (iOWest)
'El show de los 7 días' en Los Ángeles (iOWest)

Keith Saltojanes y Rob O'Connor tienen preparado el smartphone, enganchado a un portátil, que apunta a un mínimo escenario con dos sillas. Entre risas que denotan ciertos nervios de última hora (o, corrige Keith, "emoción"), dan los últimos repasos al plan. El plan es que no hay plan. Condición sine qua non para cualquier espectáculo de comedia improvisada de los cientos que hay cada noche en Los Ángeles, excepto que en el caso de Keith y Rob. El plan sin plan tiene un objetivo muy concreto y ambicioso: mantenerse en el escenario durante siete días, con sus siete noches, sin parar de "improvisar".

El show de los 7 díasnació hace apenas un mes en los pasillos de iO West, el hermano menor del templo de la comedia con sede en Chicago, el iO (lugar donde empezaron muchos cómicos que están hoy en la cresta de la ola como Tina Fey, Amy Phoeler, Seth Meyers o Eric Stonestreet -el Cameron de Modern Family), cuando dos habituales del teatro, Keith Saltojanes y Rob O'Connor, propusieron al director artístico, James Grace, esta vuelta de tuerca para el festival anual de improvisación.

"Yo ya había intentando alcanzar el récord en 2006, en Chicago. Hicimos 60 horas seguidas de improvisación, tuve que aguantar 10 horas en el escenario, pero cuando terminamos nos llamó un grupo de cómicos del Medio Oeste y nos dijeron que ellos habían hecho 70. Así que esta vez no pienso arriesgarme. Vamos a por 150 horas y así no habrá duda de que hemos batido el récord", explica Saltojanes.

No se trata de reírte todo el rato sin parar sino de compartir algo y hacer ese viaje juntos, las risas vienen al final del viaje... Es más como una obra de teatro que se va escribiendo delante de tus ojos

A pesar de lo improvisado de, valga la redundancia, un espectáculo como este, lo cierto es que para ponerlo en marcha ha habido que tener en cuenta no poca logística y preparativos. En primer lugar, el teatro Loft (el tercero y más pequeño de los escenarios que tiene iO West en pleno Hollywood) debe estar abierto al público desde las 10 hasta la 1:30 de la madrugada (en el horario nocturno los cómicos estarán interpretando sin público, lo cual, observa Saltonajes, es "parte de la diversión, porque es como ensayar");los espectadores pueden entrar y salir a su gusto y sin pagar, excepto en el horario del festival, cuando es necesario pagar entrada (de 7:30 a 1:30 de la madrugada), ylos equipos de cómicos también tienen que entrar y salir (en una especie de carrera de relevos que ha dividido las 150 horas en intervalos de entre una hora y una hora y media).

Y,por último, y casi lo más importante, todo lo que suceda en el escenario estará siendo emitido en directo a través de plataformas de Twitter como Meerkat y Periscope y procelosamente grabado para, llegado el momento, demostrar a los responsables del Libro Guinness que efectivamente no hubo interrupción. Pase lo que pase, con o sin público, con una persona o 20 en el escenario, lo que no puede ocurrir es que dejen de pasar cosas imaginarias en ese espacio hasta que lleguen a la meta de las 150 horas, que se cumplieronel sábado a la 1 de la madrugada.

Video embebido

"Calculo que al menos 500 actores van a pasar por el escenario", considera James Grace, director del iO West. "La comunidad de cómicos de improvisación es tan inmensa en Los Ángeles que la verdad es que no hemos tenido problema a la hora de rellenar todos los turnos. Para el festival viene gente de todo el país, incluso de Australia. Hay tanta gente que hace improvisación ahora, ha crecido tanto, que no ha habido dificultades".

"Algunos grupos van a ser hasta diez personas en el escenario. Otros harán monólogos. En total son unas 150 compañías", especifica Saltojanes. "También hay una sesión abierta todos los días a las 3 de la tarde donde quien quiera puede intervenir". Saltojanes destaca que, al contrario que en otros intentos de establecer un récord, este show de sietedías partirá de una sola sugerencia original y cada grupo nuevo que suba al escenario tendrá que recuperar la idea sobre la marcha, sin interrupciones. No hay aplausos, intermedios o encendido de luces hasta que no pase la semana entera.

El tema: el continuo espacio-temporal

A las 7 de la tarde del domingo 2 de agosto Saltojanes y O'Connor dieron el pistoletazo de salida. Después de haber puesto en marcha un concurso en Twitter (con el hashtag #7DayShow) para elegir la sugerencia a partir de la cual empezar a improvisar, la idea llegó a través de una llamada telefónica a una compañera que, desde el coche, les dijo: "El continuo espacio-temporal". Tras escribirlo en una pizarra ad hoc, Saltojanes y O'Connor se sentaron en las dos sillas en medio del escenario. Saltojanes cerró los ojos. Hizo un gesto de contrariedad, y dijo "No sé, tío. No sé qué pasa. No consigo hacerlo funcionar". "No me jodas. ¿Estamos atrapados en 1983?", respondió O'Connor.

Así empezó el show: dos hombres en una máquina del tiempo hecha con un Ford Focus que no pueden regresar al futuro y viajan cada vez más atrás en el tiempo. A la hora de espectáculo, los dos personajes habían viajado sucesivamente a los años treintay a los diez y se habían enredado más y más en paradojas metafísicas encontrándose con ellos mismos en diferentes edades y momentos en una huida demencial hacia el pasado. A las 10 de la noche, sin embargo, cuando el grupo Bad movie nighthabía tomado el relevo, un seguimiento por Meerkat permitía ver que el tema ya había degenerado hacia una agria discusión de pareja. Y a la mañana siguiente los actores en el escenario estaban haciendo una visita turística en Beverly Hills. "Es lo bueno de la improvisación. Siempre acabas muy lejos de donde empezaste. Imagínate en un show de 150 horas. Quién sabe dónde estaremos cuando llegue el sábado a la una", elucubraba Saltojanes antes del comienzo.

De momento, Saltojanes se ha traído su almohada y varios botes de vitaminas. "Mi récord sin dormir son 48 horas. Veremos qué pasa esta semana, aunque estoy seguro de que me podréis ver echando una siesta en esos sofás bastante a menudo", sonríe, señalando a los sillones del fondo de la sala.

El boom de la improvisación

Los espectáculos de improvisación crecen en Los Ángeles a un ritmo vertiginoso y James Grace, que ha estado al frente del iO West durante 17 de sus 18 años abierto, ha sido testigo de esta evolución. "Hay mucho más que cuando empezamos el festival, hace trece años. No para de crecer". Como público, las expectativas deben ser algo diferentes. "No es chiste-chiste-chiste, como un monólogo o una comedia con sketches, es una experiencia diferente. Estamos descubriendo algo juntos, los actores y la audiencia, y es emocionante cuando haces ese viaje con los actores: "Oh, ya veo lo que está pasando. Están en una isla". No se trata de reírte todo el rato sin parar sino de compartir algo y hacer ese viaje juntos, las risas vienen al final del viaje... Es más como una obra de teatro que se va escribiendo delante de tus ojos".

"Hay bastante gente que empezó haciendo improvisación y ha llegado a tener grandes carreras y se han hecho famosos. Es un estilo muy distinto de comedia. Es un poco como la comedia perfecta para esos estudiantes un poco perezosos, que siempre aprueban por los pelos y estudian solamente la noche anterior. Porque no hay que preparar nada. No te tienes que aprender de memoria ningún diálogo o monólogo. Pero, además, te ayuda a encontrar tu voz, es una manera de alcanzar un nivel más alto. Y para los actores se ha convertido en algo habitual, las agencias les envían a hacer improvisación. Los elementos de la improvisación, el escuchar, y responder, son importantes para un buen actor. Y es una manera estupenda de practicar esa parte del trabajo. Lo cual no quiere decir que lo dejes de hacer incluso cuando eres un cómico ya conocido y establecido", explica Grace, que también participará en el show el viernes a las 3 de la tarde en una de las sesiones abiertas.

"Es una locura, pero estoy seguro que lo vamos a lograr", asegura Grace. "Lo conseguiremos porque la improvisación funciona así, es un trabajo de comunidad, si alguien no está para darte el relevo otra persona puede incorporarse sobre la marcha. Es la única manera en la que puedes lograr hacer que un espectáculo dure 150 horas".

Keith Saltojanes y Rob O'Connor tienen preparado el smartphone, enganchado a un portátil, que apunta a un mínimo escenario con dos sillas. Entre risas que denotan ciertos nervios de última hora (o, corrige Keith, "emoción"), dan los últimos repasos al plan. El plan es que no hay plan. Condición sine qua non para cualquier espectáculo de comedia improvisada de los cientos que hay cada noche en Los Ángeles, excepto que en el caso de Keith y Rob. El plan sin plan tiene un objetivo muy concreto y ambicioso: mantenerse en el escenario durante siete días, con sus siete noches, sin parar de "improvisar".

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