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"O hay un replanteamiento o el genocidio hecho al teatro será irrecuperable"
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"O hay un replanteamiento o el genocidio hecho al teatro será irrecuperable"

El catalán vuelve a dirigir la Bienal de Teatro de Venecia, un cita de experimentación internacional donde no faltarán los españoles Lluis Pasqual, Sr. Serrano (León de Plata) y La Zaranda

Foto: El director teatral y de la Bienal de Venecia, Àlex Rigola (Giorigio Zucchiati)
El director teatral y de la Bienal de Venecia, Àlex Rigola (Giorigio Zucchiati)

Christph Marthaler, Thomas Ostemeire, Falk Richter, Oskaras Koršunovas, Yasmina Reza, Lluis Pasqual... Los nombres que se están reuniendo en Venecia hasta el 9 de agosto abruman. La Bienal de Teatro de Venecia celebra esta 43 edición consolidando la apuesta de su director, el catalán Àlex Rigola, de convertirse en un laboratorio escénico único en el mundo que concentra a jóvenes y grandes maestros del teatro.

Teatro y workshops es la fusión creada por Rigola, que firma su sexto año al frente de la bienal, para hacer de Venecia "un territorio de excelencia donde se permite hasta la última pirueta de dificultad". "Era un festival de teatro al uso y lo que hicimos fue convertirlo en una bienal donde el protagonista es el propio artista. El artista se convierte en contemplador de espectáculos, a los que evidentemente puede acceder todo tipo de público, pero está muy encarado a compartir formas de trabajo", explica a El Confidencial desde la ciudad de los canales. "Es un chute de formas de trabajar y ver las artes escénicas en todas sus variedades", recalca.

La base está en la Bienal College, esos los laboratorios, masterclass y encuentros diarios que se realizan entre gente de la profesión (hay 350 participantes de 35 países para 18 workshops) con los directores más reconocidos del mundo. "No es una escuela, pero sí intentamos que estos maestros cuenten cómo trabajan. La idea es convertir Venecia estas dos semanas en un college, como si fuera Oxford o Cambrige. Se busca la simetría en la relación y que todos se lleven algo en la maleta que no tenían cuando llegaron. Por eso, a los maestros también les pedimos que para ellos sea un laboratorio de futuros proyectos", añade.

La bienal arrancó el jueves con Marthaler, León de Oro de esta edición, y su espectáculo Das Weisse vom Ei y, un año más, la presencia española tiene mucho peso. Hoy sábado la mítica compañía andaluza La Zaranda (Premio Nacional de Teatro 2010) presenta El régimen del Pienso y Lluis Pasqual lleva su versión de El Caballero de Olmedo, de Lope de Vega, que montó junto a la Joven Compañía de Teatro Clásico y el Lliure. El día 8 de agosto, la compañía Sr. Serrano, que se ha alzado con el León de Plata por su innovación teatral, llevará A house in Asia a Venecia, un retrato pop en clave de persecución al estilo western del mundo post 11S que parte de la entrada los soldados estadounidenses a la casa de Bin Landen.

"El teatro necesita apoyo en unas cantidades mucho más elevadas a las que se le ha dado. Una compañía de teatro española lo tiene mucho más difícil para competir con las del centro y norte de Europa porque cada vez nos hacen ajustar más los procesos de trabajo, los presupuestos y eso no ayuda a la evolución de las artes escénicas. O hay un replanteamiento o el genocidio que se ha realizado sobre las artes escénicas será irrecuperable. Siempre hacen falta máquinas de oxígeno, pero es que en España no nos las están facilitando", argumenta.

La crisis, la falta de inversión pública y de medios privados está convirtiendo al teatro español, a pesar de su creciente creatividad, en un teatro de mesa camilla con uno o dos actores que "cercena la posibilidad de un teatro que compita con las artes escénicas europeas". La diferencia, cuenta, queda patente en estos certámenes internacionales. "Sólo hay que ver lo que pone en el escenario y traslada una compañía alemana y una española... Es como el libro El espacio vacío, de Peter Brook, pero parece que nos lo hemos tomado al pie de la letra todos los que habitamos en España y, desgraciadamente, no es por amor a Brook sino porque no tenemos otra posibilidad".

Además de la presencia española en la Bienal de Teatro de Venecia, por los escenarios de la ciudad va a pasar lo mejor y más innovador de la escena internacional. Destacan obras como Hate Radio, de Milo Rau, que reconstruye fielmente el estudio de la Radio-Télévision Libre des Mille Collines (RTLM) y cómo fue exactamente el debate de radio que fue el detonante del genocidio de Ruanda de 1994.

Koršunovas también lleva su versión de Hamlet, de Shakespeare, en una mezcla de danza, teatro y música muy personal que traslada el reino de Dinamarca al camerino donde los actores que se preparan para dar forma a la tragedia, mientras que el maestro revolucionario del teatro político europeo, Ostermeier, puso en escena ayer Die Ehe der Maria Braun, su homenaje a El matrimonio de María Braun, de Fassbinder, para reflexionar sobre la mujer. Y el Never Forever de Richter, con coreografía del israelí Nir de Volff y su compañía de danza Total Brutal, tira de adrenalina para recrear una sociedad posthumana, monitorizada y analizada al milímetro en el que la supervivencia exige esfuerzos extremos.

Christph Marthaler, Thomas Ostemeire, Falk Richter, Oskaras Koršunovas, Yasmina Reza, Lluis Pasqual... Los nombres que se están reuniendo en Venecia hasta el 9 de agosto abruman. La Bienal de Teatro de Venecia celebra esta 43 edición consolidando la apuesta de su director, el catalán Àlex Rigola, de convertirse en un laboratorio escénico único en el mundo que concentra a jóvenes y grandes maestros del teatro.

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