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El pirata que inventó la Revolución Francesa
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un libro recupera la historia de frederic misson

El pirata que inventó la Revolución Francesa

Jesús Greus cuenta en su libro 'Aquella noche en el mar de las indias' la utopía de Libertaria, una república universal fundada por piratas en el siglo XVIII

Foto: 'Captura del pirata', 1718  (CC)
'Captura del pirata', 1718 (CC)

¿Se imaginan un lugar en el que todos los ciudadanos sean iguales? Negros, blancos, altos, bajos. Ni pobres ni ricos. Todos con los mismos derechos y participando en las decisiones que se tomen. No estamos hablando de Ada Colau o Manuela Carmena, sino de un país entero regido por la idea de IGUALDAD, en mayúsculas. Su nombre: Libertaria. Una utopía creada por piratas en Madagascar a comienzos del siglo XVIII. Casi 80 años antes que la Revolución Francesa promulgara aquello de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

Una historia desconocida, pero real, protagonizada por el pirata Frederic Misson, provenzano que consiguió instaurar una república moderna que sentó las bases de lo que estaba por venir. 25 años duró esta utopía, hasta que fue devastada por nativos malgaches promovidos por marinos portugueses que habían sido presos en Libertaria.

Esta peculiar aventura ha estado silenciada hasta ahora, a pesar de que fue rescatada por Daniel Defoe en su Historia general de la piratería. Fue precisamente allí donde Jesús Greus descubrió las andanzas de Misson y quedó hipnotizado. ¿Cómo era posible que ninguna novela hubiera contado la historia de un pirata lleno de ideales que se adelantó a su tiempo? Tomó él la iniciativa. El resultado es Aquella noche en el mar de las indias (Stella Maris), un libro de piratas y aventuras, pero con un componente ideológico y hasta político que lo convierten en una rareza que, además, conecta con los tiempos actuales en los que la gente se ha cansado de una clase política corrupta e insolidaria y clama por una nueva revolución.

Greus confiesa a El Confidencial que cuando escribía su novela no era consciente del paralelismo entre estos piratas y la situación social en España, aunque explica que es verdad que aquí están surgiendo “ideas bastante utópicas”, lo que espera que haga la obra “más interesante para un lector que estáfalto de esperanza e ilusiones”.

Fueron precisamente los ideales de Misson lo que más le llamaron la atención. Una visión diferente de los piratas, que siempre son mostrados como gente despiadaday que en esta ocasión luchan por la libertad y son pioneros hasta en temas como las relaciones laborales: “Gracias a Misson descubrí que los piratas eran gente muy organizada, que hasta firmaban contratos especificando lo que les iba a corresponder del botín e incluso las indemnizaciones en caso de mutilaciones o muertes”, cuenta el autor.

“Estos son piratas atípicos, porque normalmente eran seres crueles que hacían una batalla psicológica hasta el abordaje y una vez lo conseguían desjarretaban (les rompían las piernas) a los marineros y les echaban por la borda. Aquí vemos a unos piratas que son quijotescos, libertadores de esclavos y que promulgan las ideas de una república universal” explica Jesús Greus que matiza que todo fue gracias, más que a Misson, a su ideólogo, Caraccioli, que en la novela ha cambiado su nombre por el de Malipiero para facilitar las cosas al lector. “Era un señor que había leido a Voltaire y a Rousseau, y que decide fundar una república en la que todos los hombres compartan los derechos sobre la riqueza y la justicia, eso es muy precursor”, añade.

'Estos son piratas atípicos, porque normalmente eran seres crueles, pero aquí vemos a unos piratas quijotescos, libertadores de esclavos y que promulgan las ideas de una república universal'

Las ideas de Libertaria y de Misson se propagaron rápidamente, y llegaron hasta EEUU, donde Thomas Tew, uno de los piratas que participaron en ella, fue recibido como un héroe y se codeó con la alta sociedad. Por ello muchos han visto en Misson el iniciador del movimiento revolucionario que acabó en la Sala del Juego de la Pelota en 1789. Para Jesús Greus es excesivo calificar así a Misson, y cree que simplemente todos bebieron del mismo caldo de cultivo. El de luchar por la libertad en un mundo cruel, auspiciado por los mismos pensadores en ambos casos.

Fantasear y documentarse

A Greus no le tembló el pulso a la hora de trasladar estos ideales, casi políticos a su novela. De hecho cree que ha sido “la parte más apasionante” de la escritura. Un proceso que ha tenido mucho de documentación, pero también de fantasear sobre estos piratas de la libertad. Todos los datos sobre la marina, la vida en los barcos o lanavegación son fruto de leer y leer, además del asesoramiento de un amigo suyo, historiador naval.

El autor siempre supo que la historia de Frederic Misson era materia para un “novelón”, y se extrañaba que ni Hollywood ni desde Francia hubieran publicado una novela o un documental históricoal respecto.

'No podemos saber si Daniel Defoe fantaseó o no, pero suyo es el primer texto que se aproxima a la aventura de Frederic Misson'

Más difícil lo tuvo con la historia de Misson, de la que básicamente existe una fuente: el libro de Daniel Defoe, que fue quien se cree que recibió por parte de uno de los escapados de Libertaria las memorias del pirata. “No podemos saber si fantaseó o no, pero es el primer texto que se aproxima a su aventura”.

Así que a partir de este relato tuvo que desarrollar una trama que respetara los datos históricos, pero que los acompañara de personajes ricos, escenas trepidantes y un sentido del ritmo que hicieran al lector seguir leyendo esta historia de piratas buenos, justicia e ideales que tan actual se mantiene casi tres siglos después.

¿Se imaginan un lugar en el que todos los ciudadanos sean iguales? Negros, blancos, altos, bajos. Ni pobres ni ricos. Todos con los mismos derechos y participando en las decisiones que se tomen. No estamos hablando de Ada Colau o Manuela Carmena, sino de un país entero regido por la idea de IGUALDAD, en mayúsculas. Su nombre: Libertaria. Una utopía creada por piratas en Madagascar a comienzos del siglo XVIII. Casi 80 años antes que la Revolución Francesa promulgara aquello de Libertad, Igualdad y Fraternidad.

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