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Las pasiones desbocadas de Vicente Aranda que remataron al franquismo
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el director de 'amantes' ha fallecido a los 88 años

Las pasiones desbocadas de Vicente Aranda que remataron al franquismo

En el final de la dictadura el realizador desafió a la censura tratando temas tabúes como el lesbianismo. Su cine, transgresor y radical abrió las puertas a nombres como Pedro Almodóvar

Foto: Vicente Aranda, responsable de películas como "Amantes" o "Juana, la loca", que ha fallecido hoy a los 88 años. EFE/Raúl Sanchidrián
Vicente Aranda, responsable de películas como "Amantes" o "Juana, la loca", que ha fallecido hoy a los 88 años. EFE/Raúl Sanchidrián

Rodaje de Carmen, año 2003. Es el momento de una de las escenas clave del filme, el desnudo frontal de Paz Vega, una de las estrellas del momento del cine español. Vicente Aranda pide a la actriz que se desnude. Ella se quita la ropa mostrando su pubis completamente depilado. El realizador entra en cólera. ¿Dónde se ha visto una gitana del siglo XIX sin pelo? El resultado es que hay que contratar una doble para el plano en el que se muestra el sexo del personaje. Esta anécdota, contada por amigos del director fallecido hoy a los 88 años, confirma que Aranda era un perfeccionista, y más si se trataba del sexo.

Las pasiones desbocadas y trágicas eran el caldo donde Vicente Aranda desarrollaba su cine. El sexo era importante en su obra porque era importante en su vida. Así lo cuenta Román Gubern, amigo del cineasta y junto al que rodó su ópera prima, Brillante porvenir. “Como él era ateo, pero de los de verdad, el sentido de su vida venía dado por el sexo. Tenía una gran importancia en su vida, para él su motor inspirador era la liberación sexual”, cuenta a El Confidencial el historiador de cine.

Como él era ateo, el sentido de su vida venía dado por el sexo. Su motor inspirador era la liberación sexual”

Ambos desafiaron a la censura del régimen franquista con su proyecto en común, una adaptación libre de El gran Gatsby que Gubern reconoce que sólo firmó porque el realizador no tenía el currículum necesario para que el sindicato del espectáculo le dejara rodar. “La dirigió íntegramente él, yo sólo estuve presente en el rodaje. La película fue maltratada por la censura y cambiaron el final y Vicente acabó muy cabreado”, explica Román Gubern.

Lejos de domesticarse Vicente Aranda volvió con más fuerza que nunca y sus siguientes películas, ya inscritas en la Escuela de Barcelona, fueron un pulso constante al régimen tratando temas como las relaciones lésbicas en Las crueles. “Era cine radical y de vanguardia en plena España de Franco”, puntualiza su amigo. El culmen llegó en el 77, cuando con las secuelas del franquismo todavía calientes Aranda estrenó Cambio de sexo, la primera película en hablar en España sobre la transexualidad que remató al franquismo con su irreverencia. El striptease de Bibiana Fernández mostrando su sexo operado queda en la retina de cualquier espectador que se enfrente a esta obra que rompió todos los tabúes existentes.

El sexo se convirtió en uno de los ejes de su filmografía, y desafiando el orden establecido se convirtió en el profesor improvisado de una sociedad a la que se la había prohibido probar e incluso preguntar. “España era un país castrado, un país sin sexo. Y su cine también estaba castrado. Aranda lo pone al nivel del cine europeo”, opina Gubern que señala Amantes como la obra maestra de su carrera y como el punto álgido de la sexualidad tratada como arte. La película, con la que ganó el Goya a la Mejor película y al Mejor director, viene ya con la democracia en plena ebullición (se estrenó en 1991), pero aun así no pudo escapar de la polémica por sus escenas de sexo y su triángulo fatal entre Maribel Verdú, Jorge Sanz y su musa, Victoria Abril.

La escena del pañuelo entre Abril y Sanz se ganó un puesto en el podio del erotismo del cine español. “Mucha gente aprende el truco del pañuelo de la película de Vicente Aranda. Fue un maestro de sexología para la generación nacida en los 60”, subraya Román Gubern. Alfonso Albacete, uno de los directores más influidos por el cine de Aranda en su tratamiento del sexo sin tapujos, cree que el director tenía algo único que le hacía tratar cualquier género “con la piel”. “Desnudaba a los personajes, pero les sacaba el alma. Era mucho más que un provocador, hacía cine puro”, opina el realizador.

Abordaba cualquier género con la piel. Desnudaba a los personajes, pero les sacaba el alma. Era mucho más que un provocador, hacía cine puro”

El propio Aranda siempre explicaba en las entrevistas que nunca se sintió “un exhibicionista del sexo”, sino “un especulador”. “Esa cosa llamada amor es una bomba de dos cuerpos, la emocionalidad y la carne, que funcionan mal por separado y que juntos ejercen una influencia decisiva en el individuo hasta el punto de que pueden destruirlo”, confesaba al diario El mundo hace años.

Ludovico Longhi, profesor en el área de Comunicación Audiovisual de la Universidad Autónoma de Barcelona y autor de la tesis El cine de Vicente Aranda, cree que el sexo en la filmografía del realizador está justificado, en cuento siempre va unido a la pasión e incluso al destino trágico de sus protagonistas. “La morbosidad está en el ojo del que la mira, no realiza un sexo erótico”, añade para admitir que el director se atrevió a poner en una pantalla temáticas que se habían mantenido ocultas hasta entonces como “el cambio de sexo o la homosexualidad”. Todo desde el prisma de un cine de autor, una de las características que destaca Longhi de Aranda. “Consiguió un cine de autor en filmes que tenían una imagen de género y puso de relevancia a personajes femeninos de carácter en un contexto muy machista. La mujer decidía sobre con quién se acostaba y eso era una novedad”, concluye.

El precursor de Almodóvar

Lo que hizo Vicente Aranda en los años 70 fue mucho más que desafiar al franquismo y jugarse su carrera como cineasta, consiguió que los cineastas posteriores se encontraran la puerta abierta para hablar de cualquier cosa y hacerlo desde la libertad. “Él fue el que acabó con los tabúes, el que levantó la verja de la aduana por la que entraron Pedro Almodóvar y Eloy de la Iglesia. Aunque ninguno llegó tan lejos como por hizo Vicente con Amantes”, recuerda Román Gubern.

Cuando Franco muere y empiezan a surgir estos nombres Aranda tiene ya casi 50 años. Y aún así sigue tratando temas complejos con un tono “crudo, naturalista”, como lo define Gubern. “Él tradujo el sexo en el cine. No fue Buñuel con Viridiana. El sexo de burdel lo introdujo Vicente Aranda”, dice convencido. Para ello contó con la complicidad de actrices como Victoria Abril, algo que Alfonso Albacete considera fundamental. “Para esas escenas necesitas complicidad. Una relación fuerte. Y el sacaba una parte carnal de Victoria que se transmitía. Eso es algo improvisado, porque esas escenas de sexo son coreografías, son un baile”, cuenta el director de Sólo química.

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Y sin embargo el pionero, el provocador, acabó superado por una sociedad que corrió para superar al maestro. Una sociedad tan pornográfica en la que el propio Aranda acabó marginado. “Es que tú ves Los amantes pasajeros, de Almodóvar y allí hay felaciones a manta, y tu ves Telecinco y está el famoso ‘edredoning’, ya no hay misterio. Vicente era más sofisticado que el edredoning”, recuerda Gubern con cariño.

Un mundo en el que el sexo no era el motor de la historia, sino el gancho comercial para atraer al espectador como explicaba él mismo: "Si no follan no hay audiencia. Yo nunca he hecho esto: exhibicionista no he sido. En cambio, las series son exhibicionistas", afirmaba de un mundo, y un cine, que ya no entendía, pero que gracias a él fue mucho más libre.

Rodaje de Carmen, año 2003. Es el momento de una de las escenas clave del filme, el desnudo frontal de Paz Vega, una de las estrellas del momento del cine español. Vicente Aranda pide a la actriz que se desnude. Ella se quita la ropa mostrando su pubis completamente depilado. El realizador entra en cólera. ¿Dónde se ha visto una gitana del siglo XIX sin pelo? El resultado es que hay que contratar una doble para el plano en el que se muestra el sexo del personaje. Esta anécdota, contada por amigos del director fallecido hoy a los 88 años, confirma que Aranda era un perfeccionista, y más si se trataba del sexo.

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