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Pisos baratos para artistas sin blanca
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Nueva York construirá 1.500 estudios a bajo coste

Pisos baratos para artistas sin blanca

El alcalde de Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, quiere recuperar el destello de todos los artistas que han abandonado la urbe por los altos alquileres con un plan inmobiliario de 3 millones de dólares

Foto: El fotógrafo mejicano Carlos David y su pareja, en uno de los apartamentos  El Barrio's Artspace. (CD)
El fotógrafo mejicano Carlos David y su pareja, en uno de los apartamentos El Barrio's Artspace. (CD)

En su última comparecencia con motivo del discurso del estado de la ciudad, el alcalde de Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, desplegó ante los medios de comunicación parte de la agenda que centrará su mandato. La comunidad artística ha recibido la promesa de construir –desde este año y hasta 2024- 1.500 viviendas-estudio a precio reducido para aquellos que tengan dificultades para sobrellevar las elevadas rentas de la urbe más poblada de la costa este.

En total, serán financiadas 150 unidades al año con partida de 3 millones de dólares del Departamento de Asuntos Culturales (DCA), más otra inyección con la misma cantidad dispuesta a través de donaciones privadas, y gestionadas por el Departamento de Preservación y Desarrollo de Vivienda (HPD).

En la ciudad ya existen algunas iniciativas privadas a lo largo y ancho de Manhattan. La más reciente es El Barrio’s Artspace, un majestuoso edificio en la 99th –la línea divisoria entre el Upper East Side y el Spanish Harlem– que tras varios años abandonado ha sido remodelado por Artspace, una institución privada que transforma edificios en espacios “a bajo coste” para artistas y organizaciones de arte.

Uno de los primeros inquilinos en llegar sus instalaciones es Carlos David, fotógrafo de pasaporte norteamericano pero corazón mejicano, tras criarse en Saltillo, la capital del estado de Coahuila. Después de 9 años asentado en la ciudad de Nueva York, y tras haber sufrido la asfixia del alquiler, se muestra entusiasmado con la asignación de su apartamento: “Es como la lotería. Para 89 residencias en este edificio hubo 53.000 solicitudes. Así que imagínate el peso que desempeña el factor suerte”. Paga 800 dólares al mes. Mucho menos que por los micro-apartamentos de My Micro NY, una empresa que alquila 55 unidades de entre 24 y 33 metros cuadrados por 2.000 y 3.000 dólares.

El nuevo plan de Blasio pretende dar respuesta a ese tipo de desequilibrios. Podría verse, en su lado más amable, como parte de la estrategia municipal para ofrecer vivienda asequible a la población más desfavorecida. Con la brecha entre pobres y ricos ampliándose con la subida creciente de los alquileres, la prioridad municipal pasa por construir 160.000 apartamentos: "Si no hacemos algo, algo audaz, Nueva York se arriesga a tomar las característicasdeuna comunidad cerrada", comentódeBlasio. "Un lugar definido por la exclusividad, en vezdela oportunidad. No podemos permitir que eso suceda".

El 'lifting' de la ciudad

Un problema de fondo que se ha acentuado en los últimos años con una gentrificación que se abre paso en las zonas más humildes. Especialmente visible en Brooklyn, donde las inmobiliarias, los bancos y los inversores han puesto su interés, transformando así la dinámica de barrios como Flatbush, Bedford-Stuyvesant, Crown Heights o Bushwick.

Esta revalorización ha barrido la fisonomía de zonas ligadas históricamente a comunidades artísticas, focos de las escenas que han definido la actividad cultural de la ciudad a lo largo de las últimas décadas. Tras el Lower East Side, el caso más llamativo e hiriente es la aburguesada Williamsburg, que en apenas un lustro ha sufrido un profundo “lifting”, cambiando fábricas abandonadas y solares vacíos por rascacielos, hoteles y boutiques.

Ha sido testigo directo de esa transformación radicalBritta Deardorff, una pintora que lleva 7 años residiendo en la ciudad, y que ahora está preocupada ante los constantes incrementos de la renta de su amplio estudio en una de las áreas en transformación: “Bushwick es un barrio que se ha popularizado en los últimos años. Cuando llegué mi edificio estaba en remodelación y logré sacar un buen precio al mes. Aún lo sigue siendo, pero a medida que veo el barrio cambiar, es difícil no preocuparse por el día en que el alquiler sea demasiado. Yo trabajo como camarera dos noches a la semana. Es un trabajo flexible que he ido cogiendo y dejando a lo largo de 9 años. Lo bueno de esta ciudad es que la oferta de restaurantes y bares es inagotable”.

Huir o morir

La duplicación laboral se extiende como un patrón entre la población más joven del distrito más poblado de la ciudad, especialmente entre el perfil de artista. Otros, ante la presión inmobiliaria, se han visto obligados a irse de la ciudad para buscar zonas de acogida más acordes a sus bolsillos. Sitios donde poder dedicar tiempo a su trabajo sin la presión de los elevados gastos del alquiler. Ciudades como Baltimore, Austin, Detroit o Philadelphia ofrecen másfacilidades que Nueva York.

“A mi mujer y a mí nos encanta esta ciudad, pero cada año te planteas la idea de mudarte a otro sitio donde el alquiler no apriete tanto el bolsillo, así que puedes imaginarte el alivio que supone perder de vista esa presión tan fuerte que limita tu faceta más creativa”, reflexiona Carlos.

La ciudad ha perdido valor artístico en los últimos años. Esa es la excusa que ha puesto el alcalde para recuperar el brillo que antaño tenía la ciudad como meca artística. Así lo expresaba el propio De Blasio: “Nueva York es un sitio con leyenda, de lucha, con gente trabajadora que ha crecido aquí, que viene de todos los rincones del país, de todas las partes del mundo con el sueño de crear algo. A través de su esfuerzo, de su visión, crean cosas extraordinarias que sirven para definir esta ciudad. Nos han ayudado para hacer de esta urbe una capital mundial. Por eso, para artistas y músicos que hacen de Nueva York un sitio tan enorme y vibrante, queremos hacer algo único ahora”

Intenciones loables que se presumen insuficientes para cubrir las necesidades de espacio a bajo coste, que requiere la amplia comunidad artística, y no artística, asentada en la ciudad que nunca duerme. Carlos lo resume de este modo: “Nunca va a ser suficiente en una ciudad como ésta, pero es un inicio. Después de que Guiliani limpiara las malas calles, Bloomberg la convirtiera en Disneylandia, parece que ahora de Blasio está por recuperar su esplendor artístico. Ojalá sea así, sería genial”.

En su última comparecencia con motivo del discurso del estado de la ciudad, el alcalde de Nueva York, el demócrata Bill de Blasio, desplegó ante los medios de comunicación parte de la agenda que centrará su mandato. La comunidad artística ha recibido la promesa de construir –desde este año y hasta 2024- 1.500 viviendas-estudio a precio reducido para aquellos que tengan dificultades para sobrellevar las elevadas rentas de la urbe más poblada de la costa este.

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