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El diccionario sueco declara la guerra al sexismo y al racismo
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para favorecer la igualdad de género y la inclusión

El diccionario sueco declara la guerra al sexismo y al racismo

La Academia Sueca oficializa el uso del pronombre neutro hen, que se podrá utilizar en referencia a los transexuales y en situaciones que atañen a hombres y mujeres por igual

Foto: Miembros del colectivo gitano piden una RAE menos racista (EFE)
Miembros del colectivo gitano piden una RAE menos racista (EFE)

Si hay un país en el mundo especialmente atento al poder de las palabras, ese es Suecia. Prueba de ello es la última edición de su diccionario oficial, que saldrá publicada el próximo 15 de Abril y que incorpora por primera vez un pronombre neutro al vocabulario. Propuesto por los movimientos feministas hace varias décadas y acuñado más recientemente por la comunidad transexual, su objetivo es favorecer la igualdad de género y la inclusión en el uso del lenguaje.

La iniciativa llega pocas semanas después de que otro organismo oficial, en este caso la Sociedad Ornitológica de Suecia, cambiara algunos nombres de pájaros considerados racistas que venían utilizándose desde hace siglos.

Ambas decisiones, tomadas por dos instituciones oficiales distintas en muy poco tiempo, dicen mucho de la alta sensibilidad que se tiene en este país frente a todo lo que pueda sonar misógino, homófobo, racista o simplemente irrespetuoso con un determinado grupo o comunidad.

La muestra más reciente es la inclusión del pronombre sin género ‘hen’ en el SAOL, el diccionario de referencia de la lengua sueca, cuya preparación y mantenimiento corre a cargo de la renombrada Academia Sueca, instituida por el rey Gustavo III en 1785. Se trata del mismo organismo que cada año entrega el Premio Nobel de Literatura.

Igual que en castellano, antes del cambio, en sueco sólo existían los pronombres ‘han (él)’ y ‘hon (ella)’. A partir de ahora, también se podrá utilizar ‘hen’, que es neutro. Su aprobación resuelve aquellas situaciones en las que no se sabe o no es importante conocer si la persona a la que se hace referencia es un hombre o una mujer y que, en el mejor de los casos, hasta ahora se solucionaban con la incómoda fórmula “él o ella”.

Valga como ejemplo de su utilidad una oferta de trabajo dirigida tanto a hombres como a mujeres. O el discurso de un político, en el que se hace referencia a todos los ciudadanos, con independencia de su sexo.

Aunque el aspecto más revolucionario del nuevo pronombre es sin duda que también servirá para referirse a los transexuales y a todos aquellos que no quieran ser encasillados en ninguno de los dos sexos. Una vez más, por lo tanto, Suecia se adelanta a los tiempos y soluciona antes que los demás una cuestión de igualdad, en este caso lingüística, que también se está empezando a debatir en otros idiomas, como el inglés.

'La Academia Sueca no se ha inventado nada, sino que ha reconocido el uso extenso y generalizado de este pronombre entre los ciudadanos y lo incorpora al diccionario'

“En realidad, la Academia Sueca no se ha inventado nada, sino que simplemente ha reconocido el uso extenso y generalizado de este pronombre entre los ciudadanos y, por ello, lo incorpora oficialmente al diccionario”, puntualiza en declaraciones a El Confidencial Susanna Karlsson, del Consejo de la Lengua de Suecia, un organismo estatal.

El nacimiento de esta palabra se remonta a los años 60, cuando el movimiento feminista la planteó como solución a la omnipresencia del pronombre masculino en situaciones que hacían referencia tanto al hombre como a la mujer. Pero la propuesta no cuajó.

Tendrían que pasar varias décadas, para que finalmente empezara a tener éxito. Fue a mediados de los 2000, cuando la alianza entre la comunidad transexual y los grupos feministas volvió a poner de moda la palabra.

En 2010, por ejemplo, abría sus puertas Egalia, una guardería de Estocolmo, cuyo insólito método pedagógico consiste en dar prioridad al pronombre ‘hen’ y a otras palabras neutras antes que a los convencionales él y ella o niño y niña. Su objetivo es hacer que los pequeños se sientan más libres a la hora de elegir su identidad sexual, un enfoque que generó cierto debate.

Dos años más tarde, la controversia se intensificaba a raíz de la publicación de un libro infantil, Kivi och Monsterhund (Kivi y el Perro Monstruo), en el que los pronombres él y ella habían sido substituidos por hen. La intención era la misma: lograr que todos los niños pudieran identificarse con la historia, con independencia de si eran niños o niñas.

“El libro generó una encendida discusión, que desde entonces ha ido bajando de volumen, pero que todavía existe. A algunos les parece que el nuevo pronombre es un exceso de corrección política. También hay quien dice que su introducción es una forma velada de erradicar las diferencias entre hombre y mujer. Otros ridiculizan el término porque dicen que recuerda demasiado a la palabra inglesa que se escribe igual y que significa gallina. Pero en sueco, ‘hen’ no significa nada, así que, como lingüista, puedo decir que este argumento se cae por su propio pie, porque significaría que entonces tenemos que eliminar de nuestro vocabulario todas las palabras que signifiquen algo en otros idiomas”, destaca Karlsson.

'A algunos les parece que el nuevo pronombre es un exceso de corrección política. También hay quien dice que su introducción es una forma velada de erradicar las diferencias entre hombre y mujer'

A pesar de las críticas, lo cierto es que el término ha ido calando en la sociedad y hoy aparece con frecuencia en medios de comunicación, novelas, libros de texto, clases de universidad, discursos políticos, tribunales.

Y es precisamente su amplia divulgación lo que ha llevado a la Academia Sueca a aprobarlo. Este organismo llevaba años estudiando el fenómeno. “Queríamos asegurarnos de que no se trataba de una moda pasajera”, explicaba hace poco el redactor jefe del diccionario, Sven-Göran Malmgren, señalando que ‘hen’ “es una palabra que se está usando y que, sin lugar a dudas, cumple una función”.

Aunque éste no es el único cambio que incluye la nueva edición del diccionario. La palabra con connotaciones racistas ‘Negerball’, que significa “bola de negro”, con la que históricamente se había llamado un dulce típico hecho de chocolate y coco, ha sido eliminada de la lista.

Sin palabras racistas

En otro esfuerzo por promover el respeto y la igualdad, la nueva versión del diccionario también recomienda el uso de palabras alternativas a algunas expresiones que también se consideran racistas. Así, en lugar de la palabra ‘neger’, un modo despectivo para referirse a los individuos de raza negra y que en inglés se traduciría por ‘nigger’, se recomienda decir ‘svart’, que significa negro, pero que no se considera ofensivo.

Lo mismo pasa con ‘zinegare’, que significa gitano y que se recomienda cambiar por ‘rom’. Y con ‘lapp’, el término peyorativo con el que históricamente se ha denominado a los indígenas del norte de Suecia y que se propone cambiar por same, que es la palabra con la que los miembros de esta comunidad siempre se han denominado a sí mismos. Es significativo que en español, la única palabra que admite el diccionario de la RAE para referirse a los habitantes de esta región sea lapón, que precisamente deriva del término despectivo empleado durante siglos por los suecos. Como significativo es también que la misma institución se haya negado, a pesar de las quejas del colectivo, a eliminar la quinta acepción que recoge de la palabra ‘Gitano’, al que define como “trapacero, el que con astucias, falsedades y mentiras procura engañar”.

'Estos cambios reflejan algunos aspectos de la mentalidad moderna sueca, para la que el respeto y la igualdad son valores muy importantes'

Para Karlsson, todos estos cambios en el diccionario sueco “reflejan algunos aspectos de la mentalidad moderna sueca, para la que el respeto y la igualdad son valores muy importantes. Por esto, si la gente de una determinada raza o etnia prefiere que se la llame de una determinada manera, no se entendería que siguiéramos utilizando etiquetas antiguas que ellos consideran ofensivas”.

En esta misma línea se ha posicionado la Sociedad Ornitológica de Suecia, que hace apenas un mes decidió eliminar varios nombres de pájaros no oficiales que venían utilizándose hasta ahora y que también contenían alguna expresión racista. En concreto, se ha modificado el nombre de varias especies que contenían las palabras 'neger', 'kaffer' y 'hottentot't, cuyo origen se remonta a la época colonial y que los blancos utilizaban para despreciar a los negros.

Muchas muestras en poco tiempo de la importancia que este país nórdico da a la capacidad constructiva del lenguaje. Un potencial que en el pasado se utilizó para segregar y que hoy se quiere emplear para unir e integrar.

Si hay un país en el mundo especialmente atento al poder de las palabras, ese es Suecia. Prueba de ello es la última edición de su diccionario oficial, que saldrá publicada el próximo 15 de Abril y que incorpora por primera vez un pronombre neutro al vocabulario. Propuesto por los movimientos feministas hace varias décadas y acuñado más recientemente por la comunidad transexual, su objetivo es favorecer la igualdad de género y la inclusión en el uso del lenguaje.

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