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“Doctor, quiero ser negro”. La historia del hombre blanco que cambió su color de piel
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john howard griffin fue objetivo del racismo

“Doctor, quiero ser negro”. La historia del hombre blanco que cambió su color de piel

John Howard Griffin, un blanco nacido en Dallas, experimentó en primera persona los sentimientos del colectivo negro después de someterse a un tratamiento para oscurecer el tono de su epidermis

Foto: John Howard Griffin cambió su color de piel para ser negro (Don Rutledge)
John Howard Griffin cambió su color de piel para ser negro (Don Rutledge)

El mes pasado, el presidente Obama proyectó un pase privado en la Casa Blanca de la película ‘Selma’, un largometraje que recoge la lucha de Martin Luther King en defensa de los derechos civiles. La elección del filme de Ava DuVernay coincidió con una oleada de indignación en el país por la muerte de dos jóvenes negros, Antonio Martin y Michael Brown, a manos de la Policía. Una parte de la sociedad estadounidense apuntó a causas raciales como motivo de los disparos, consideración que pone en relieve el hecho de que los negros podrían no sentirse del todo integrados.

Precisamente el deseo de conocer cómo se sentían sus vecinos negros, sus ansias, sus anhelos y sus miedos, fue lo que llevó a John Howard Griffin a cambiar su color de piel. En 1959, este escritor texano se sometió a un tratamiento vía oral y a un bombardeo de rayos uva para oscurecer su epidermis. Además, el escritor se cortó el pelo para obviar la ausencia de rizos y se afeitó los dorsos de las manos para eliminar cualquier rastro de vello en las extremidades. “Fui encarcelado en las carnes de un completo desconocido con el que no sentí ningún tipo de parentesco”, afirmó el escritor después de verse frente al espejo por primera vez.

Portada de una de las ediciones de 'Black like me'A pesar de sus esfuerzos, el propio escritor reconoció que tenía dificultades para hacerse pasar por negro. “¿Eres uno de los nuestros o estás quemado?”, le preguntaban. Estas anécdotas, junto con el resto de sus experiencias, quedaron recogidas en el libro ‘Black like me’ (‘Negro como yo’), que todavía a día de hoy se considera un clásico en la literatura americana. Hostilidad, miedo y rechazo son algunas de las sensaciones más repetidas durante el experimento de Howard Griffin.

Ayudó a escapar de los nazis a niños judíos

Para este escritor, convivir con el racismo no era una novedad. Aunque nació en Dallas (Estados Unidos), pasó su juventud en Francia. Allí estudió y se unió a la resistencia después de que Hitler comenzara su despliegue por Europa. Él mismo ayudó a niños judíos a escapar a Inglaterra antes de que también él tuviera que volver a su país de origen.

Una vez en territorio americano, Griffin llevó una vida completamente normal – se casó, tuvo hijos y se convirtió al catolicismo– hasta que decidió cambiar su color de piel. Después, su aspecto físico (más oscuro) motivó el rechazo de parte de sus vecinos. “Este lugar apesta. Mirad a este montón de sucios”, espetó un hombre blanco al subirse al autobús y ver en la parte de atrás del vehículo a varios pasajeros negros. “No sabéis cómo vestir. No os merecéis nada mejor. Os odio”, añadió.

En las conclusiones de este ensayo ‘a lo Günter Wallraff’ (conocido periodista de investigación que se infiltraba en los temas que trataba), Griffin destacó que las víctimas de abusos llegaron a considerarse merecedoras de ello. La segregación de los negros en Estados Unidos consiguió que estas personas se sintieran inferiores y, por tanto, se comportaban como tal acatando como normales situaciones insultantes y discriminatorias.

Curiosidad sobre la sexualidad de los negros

“Todos los blancos mostraban una curiosidad morbosa sobre la vida sexual como los negros”, afirma Griffin en ‘Black like me’. Según el texano, “todos tenían la misma imagen estereotipada de los negros como ‘sex-machines’ inagotables, con los genitales de gran tamaño y una lista de experiencias inmensamente variada”.

John Howard Griffin, antes de su transformación (Wikipedia)Cuando trabajaba como limpiabotas y algún cliente blanco era “amable” con él, era más que probable que la continuación prosiguiera consultando a Griffin sobre si sabía si había prostitutas en la zona. Según el propio autor del libro, todo hombre negro estaba considerado como una fuente potencial de transgresión sexual.

El mes pasado, el presidente Obama proyectó un pase privado en la Casa Blanca de la película ‘Selma’, un largometraje que recoge la lucha de Martin Luther King en defensa de los derechos civiles. La elección del filme de Ava DuVernay coincidió con una oleada de indignación en el país por la muerte de dos jóvenes negros, Antonio Martin y Michael Brown, a manos de la Policía. Una parte de la sociedad estadounidense apuntó a causas raciales como motivo de los disparos, consideración que pone en relieve el hecho de que los negros podrían no sentirse del todo integrados.

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